Hola a todos. Hoy vengo a presentarles nuestro concepto arquitectónico denominado Arquibiótica. El arte biótico en realidad es un nuevo modo de eco-concepción transdisciplinaria que se propone crear las nuevas edificaciones y ciudades inteligentes; es decir los edificios de carbono cero, que son autosuficientes en energía, o lo que es lo mismo, de energía positiva. Es decir, que producen más energía de la que consumen. Edificaciones que, igualmente, reciclan la totalidad de sus desechos respetando los ciclos de la naturaleza. La arquibiótica quiere entonces, de manera transdisciplinaria reinventar los modos de vida del mañana rechazando un poco ese lado completamente ansiogénico que nos hace vivir hoy en día en la encrucijada de unas crisis económica y ecológica mayores. Desde niño siempre me he inspirado en las formas de la naturaleza, en los ecosistemas, cuando me paseaba por los jardines de mis abuelos, por las plantaciones o por el bosque y analizaba luego las formas de vida. He integrado esta pasión a mi oficio para desarrollar nuevas arquitecturas orgánicas que se inspiran de manera notoria en el biomorfismo, la biónica y el biomimetismo. En efecto, gracias al biomorfismo, hoy podemos analizar de manera muy precisa, las formas de la vida, e integrarlas en nuestras arquitecturas, por ejemplo, analizar la forma espiral del nautilo nos ha permitido construir una arquitectura aerodinámica, ventilada naturalmente en un proyecto en Marruecos. Con la biónica, estudiamos las estructuras y los materiales de las formas de vida, ya no solo la forma, y las incorporamos en nuestras arquitecturas. Nos inspiramos, por ejemplo, en las alas de las libélulas o las hojas de los nenúfares, que tienen capacidades estructurales bien importantes que se han podido reproducir, gracias a nuestros ingenieros, en algunos de nuestros proyectos. Luego, estudiamos el biomimetismo que va más allá y estudia los ecosistemas a gran escala, los ecosistemas maduros, es decir, los organismos de la biósfera que han aprendido a crear interacciones entre ellos para transformar los desechos y las limitaciones en recursos naturales, los unos, y en oportunidades, las otras. La ciudad del mañana será densa, verde y conectada. Efectivamente, desde hace una década lucho por la construcción de ciudades verdes, ciudades fértiles, ciudades abastecedoras que puedan devolver no solo los ecosistemas y la biodiversidad, a la ciudad, sino también la agricultura con miras a integrar los modos de producción alimentaria a los lugares de consumo. Doy la pelea, igualmente, por una ciudad densa ya que, como saben, entre más densa, menos energívora es una ciudad. Luchamos entonces para limitar al máximo la expansión urbana horizontal que se constata actualmente en la mayoría de nuestra ciudades europeas. Milito igualmente a favor de las ciudades hiperconectadas que usan toda la eficiencia de las tecnologías de la información y la comunicación para racionalizar completamente nuestros modos de consumo vía la desmaterialización e, igualmente, la economía de territorio reduciendo el uso sistemático a los medios de transporte, sean públicos o privados. El primer arquibiótico que les voy a presentar es nuestro proyecto Lirio [Lilypad], que empezó en el 2008 después de la crisis climática que pusieron en evidencia numerosos observadores internacionales. Hemos querido crear una plataforma flotante nómade, es decir, una ciudad anfibia totalmente adecuada al medio marino. Es una ciudad que se desplaza por los océanos, del Ecuador a los polos, que quiere proponer una nueva forma de albergue para los refugiados climáticos que van a aparecer en el siglo 21. En efecto, según un escenario científico, hoy se sabe que el aumento de un grado de la temperatura del mundo causará un aumento de un metro en el nivel de los océanos. Este aumento del nivel de los océanos va a hacer desaparecer algunos territorios, como por ejemplo, un 1 % de Egipto, un 7% de lo Países Bajos, un 17 % de Bangladés y hasta un 80 % del archipiélago de las Maldivas. Hemos querido entonces, crear por anticipación prospectiva una alternativa para estos 50 millones de refugiados climáticos futuros anunciados para el 2030, cifra que crecerá hasta los 250 millones de aquí al 2100. Hemos querido proponerle a la municipalidad de Kiribati que construya una ciudad autosuficiente en energía completamente sumergida, con tanto arriba del nivel del agua como debajo, y que propone un modelo anfibio que va a integrar todas las energías renovables. Esta ciudad está inspirada en el biomimetismo de la estructura de las hojas gigantes del nenúfar de la Amazonía [Victoria Regia], que tiene una plástica excepcional gracias a su nervadura radial y concéntrica, y que permite pensar en la plataforma flotante más estable posible sobre los océanos. Con nuestros ingenieros, hemos llevado esta estructura a nuestros planos arquitectónicos y de ingeniería y estudiamos la estructura que puede tener teniendo en cuenta la corrientes marinas y su estabilización con un lastre central de agua dulce que no es más que las aguas pluviales recuperadas y fitodepuradas en jardines colgantes. La ciudad se organiza alrededor de tres montañas multifuncionales que concentrarán actividades de comercio, de esparcimiento y de trabajo y que estarán cubiertas por jardines colgantes, y de toda una red de calles, callejuelas y "traboules" que enmarcan un estrato de viviendas completamente vegetalizadas, es decir, que cada balcón de cada apartamento se convertirá en un huerto o un vivero colgante que permita hacer de cada habitante un agricultor de su propia comida biológica. Esta ciudad es completamente anfibia: la hemos presentado en muchos jardines y escuelas primarias para sensibilizar a los niños y a las nuevas generaciones en lo que tiene que ver con la ecología urbana y para mandar mensajes positivos que aseguren que hoy en día es posible pensar en ciudades durables. El proyecto se le ha propuesto igualmente a la Comunidad Europea, para sensibilizarlos en el plano geopolítico y social sobre la forma en que se podrá alojar a los migrantes ambientales teniendo en cuenta derechos y obligaciones. El proyecto también se ha dado a conocer a ciudades occidentales como el Principado de Mónaco o la ciudad de Hong Kong como alternativa de extensión de sus territorios más allá de las costas. El segundo proyecto que les presento es el proyecto Libélula, pionero en la agricultura del futuro. Efectivamente, ya que en los próximos años seremos 9000 millones sobre la tierra y de esos 9000 millones de seres humanos más de 2/3 van a vivir en las ciudades, por eso es primordial inventar hoy una nueva manera de pensar nuestros modos de producción alimentaria. En tanto que la agricultura rural se dedicará a la producción de granos para los países subdesarrollados y en vía de desarrollo, esta tendrá también como propósito crear los biocombustibles de segunda generación, es decir, los biocombustibles que no se obtienen de la parte comestible de las plantas sino de sus desechos. Entonces la agricultura de proximidad se podría desarrollar directamente en el corazón de las ciudades, en los lugares de consumo, en granjas verticales que vendrían a sustituir los campos de cultivo. Este proyecto de las granjas verticales está inspirado en las alas de las libélulas que tienen una fina nervadura e imitan a la naturaleza, ya que la naturaleza, en efecto, usa siempre el mínimo de materiales para construir las estructuras más sólidas posibles. Hemos igualmente transpuesto esta estructura a nuestro proyecto, en nuestros planos y secciones, y estudiamos, con nuestros ingenieros, una arquitectura orgánica bioclimática. Efectivamente, podemos refrescar todas estas granjas naturalmente en verano y podemos acumular aire caliente para tener un colchón que nos permita en invierno mantener una temperatura constante en ciudades como Nueva York que presenta grandes diferencias de temperatura: de -25°C en invierno a +40°C en verano. Esta ciudad es completamente orgánica y reconvierte entonces tanto los campos de cultivo como las granjas verticales que van a recibir la producción de lácteos, carne y huevos para tener una ciudad que funcione en ciclo cerrado. La ciudad occidental de hoy está basada en un ciclo que siempre importa materias primas y riquezas, y exporta polución y desechos. Queremos romper este ciclo con edificios inteligentes que funcionen en un medio cerrado y que lleguen a ser autosuficientes en energía mediante la incorporación de energías renovables. Hoy en día tenemos la oportunidad de tener edificios autosuficientes donde se puede ver la granja vertical con un blindaje fotovoltaico que produce el 50 % de la energía eléctrica necesaria para el buen funcionamiento de esta granja urbana. La otra parte de esta energía eléctrica es aportada por aerogeneradores axiales, verticales, que se integran directamente a la estructura en el eje de los vientos dominantes. Por su composición arquitectónica y mixta, le hemos propuesto a los inversionistas construir una torre de oficinas y una torre de alojamientos que enmarcarán estos grandes viveros bioclimáticos y que, gracias a esta programación multifuncional, van a reducir directamente el 50 % de la producción de energía Ya que, efectivamente, el calor emitido en las oficinas durante el día, por ejemplo, se retransmite a los espacios de alojamiento por la tarde, reduciendo grandemente el consumo de energía. Lo que hemos querido hacer es un verdadero Central Park vertical, con capacidad para alimentar a los habitantes de la ciudad. Aquí hay algunas vistas de la marina central, en donde se ubicarán las estaciones de biotaxis o los mercados flotantes que despacharán el excedente alimentario producido por esta ciudad vertical en la ciudad de Manhattan. Algunas vistas de los invernaderos suspendidos y de los bioapartamentos donde, finalmente, se va a desarrollar la agricultura en campos de cultivo o huertas comunitarias dependiendo del piso o en balcones hidropónicos individuales. Luego de haber estudiado las ciudades flotantes y las granjas verticales, hemos querido estudiar conjuntamente con un grupo petrolero de EE.UU. un proyecto para producir una movilidad propia de una tercera generación que como la naturaleza, recicla sus desechos y los transforma en recursos naturales. Hemos querido trabajar con base en algas verdes producidas de manera intensiva, que producen mucho del nitrato que se encuentra, fundamentalmente, en nuestras capas freáticas y en la costa de las playas. Colocando estas algas verdes en cultivos in vitro hemos logrado bioquímicamente crear una fotosíntesis acelerada capaz de degradar los materiales plásticos que se encuentran en los océanos y todos los derivados del petróleo. Hemos querido así crear una granja marina que sea un gran depurador de los mares, recuperando estos materiales plásticos, descomponiéndolos, para producir biogás. Este biogás podría ser reinyectado en zepelines verticales que podrían comunicar zonas que hayan sufrido catástrofes naturales o sanitarias. Se podría usar estos zepelines verticales para enviar la producción alimentaria y agrícola de los países occidentales a los países en vía de desarrollo. Hemos querido, entonces, crear edificios que sean realmente ecosistemas vivos que interactúen con la naturaleza y reciclen los desechos transformándolos en oportunidades. El cuarto proyecto que les voy a presentar, el proyecto Arrecife de Coral, es una ecovilla vertical cuya licencia de construcción está en trámite en la ciudad de Haití, y que se centra en la estandarización de un modelo prefabricado que se usará para construir 1000 casas pasivas en 6 meses, es decir, 1000 casas que no necesiten ser calefaccionadas en invierno o refrigeradas en verano. Es una construcción en acero y madera que estará recubierta de jardines colgantes para hacer agradable la vida de sus habitantes y que es autosuficiente en energía. Muchos de estos proyectos podrán parecerles utópicos, pero en verdad están actualmente en estudio en mi compañía que hoy en día recibe invitaciones para proponer en ofertas internacionales tanto en China, como en Emiratos Árabes, Estados Unidos y América del Sur, para construir estos edificios inteligentes con cero emisiones de carbono, autosuficientes en energía y que reciclen sus propios desechos. Los invito a visitar nuestro sitio web www.vincent.callebaut.org donde presentamos un nuevo proyecto que se llama Ágora Jardín, que es un concurso de torres residenciales que ganamos en el 2010, que está actualmente en marcha y que tiene la particularidad de contar con un inmueble de alojamientos completamente cubierto de jardines colgantes, huertas y vergeles en pleno corazón de la ciudad de Taipéi, al pie de la Torre 101. Les agradezco. (Aplausos)