Hace cuatro años, una taza de café moca cambió mi vida. Permitan que los lleve a cuando solo tenía 17 años. Acababa de ganar un trofeo en un importante concurso de bikini, uno de los mayores del país. Esta era yo. Me preparé para esta competición durante seis meses; entrenaba todos los días; hacía una dieta extrema; y pensé que montando mi vida alrededor de la preparación física, me ayudaría a arreglar mis dudas sobre mi cuerpo, pero solo empeoró las cosas. Mientras todos me decían lo guapa que estaba, cuán en forma estaba, cuán comprometida estaba, mi salud mental se hacía añicos, estaba obsesionada con lo que metía a mi boca que no fuera de mi dieta, aunque solo fuera un puñado de almendras. Lo que nadie sabía es que detrás del cuerpo perfecto de bikini había una chica destrozada que estaba completamente obsesionada con su peso. ¿Alguna vez han estado en este lugar? ¿Alguna vez han estado obsesionados con su peso o con su cuerpo en general? Desafortunadamente, muchos estamos peleados con nuestro aspecto. Algunas lo llevamos al extremo, como yo, y algunas queremos cambiar alguna cosita: más ajustado aquí, más suave allí, más delgada en todos lados, pero no demasiado porque las curvas, nos gustan, señoras y señores, pero solo aquí y aquí, y nada entre medias. (Risas) Trasladémonos a unos meses después del concurso de bikini, recibo un mensaje de mi madre: "¿Quieres tomar un café a las 12?", me pregunta. "Claro, llego en seguida", respondí. Y mientras conduzco para verla, recibo otro mensaje suyo que dice, "Sentada afuera. Te he pedido un café moca". ¿Un café moca? ¡Moca! ¿Cómo ha podido? ¡Calorías, azúcares, lácteos! ¡¿No sabe que estoy a dieta?! Estoy conduciendo tan enfadada, llego al café, mi madre, sentada afuera, me ve llorando, viene corriendo al coche, trata de abrir, pero no la dejé entrar. "No mamá, no me puedo creer que me pidieras un maldito moca", chillé mientras cerraba la puerta y me alejé, sintiéndome en seguida avergonzada de cómo acababa de atacarla. Mientras conducía, me vino un horrible momento de llanto, sabes, esos de los que habla Oprah: lloras tan fuerte que no puedes respirar, el moquillo te sale de la nariz. ¡Nada bonito como en las películas! Es realmente feo. Esa era yo en ese momento. Y mientras tocaba fondo, recibí otro mensaje de mi mamá. Decía esto, es el mensaje real, "Solo quiero que sepas que te quiero mucho... estoy aquí para lo que necesites". Mientras leí las palabras en la pantalla, paré. Por fin terminé de llorar. Respire hondo, tan aliviada de que ya me había perdonado. Y me permití sentir su amor, porque mi madre me quería cuando yo no podía quererme. En ese momento, me di cuenta que la inseguridad con mi cuerpo me alejaba de muchas cosas maravillosas de la vida. Es decir, lo que podría haber sido disfrutar un café con una de mis personas favoritas se convirtió en un auténtico desastre por mis miedos con la comida. Mi apariencia me ha quitado tanto, me he perdido tantas cosas en mi vida por estar demasiado ocupada odiándome a mí misma. ¿Alguna vez has sentido como que te has perdido algo en tu vida? Quizás no fuiste a una "fiesta de piscina" porque no te apetecía ponerte un bañador. O si fuiste, no te quitaste la ropa para meterte en el agua, porque no querías que la gente te viera. O pasaste la fiesta obsesionada por las calorías de la galleta en lugar de tratar de conectar con tus amigos y gente que quieres. Me ha pasado demasiadas veces. Me he perdido de las pequeñas cosas, como hacer galletas con mi hermana pequeña, está en el público ahora mismo. Y me perdí las cosas más grandes, como mi fiesta de graduación, estaba demasiado asustada de las calorías de las galletas y no fui. También la fiesta por los 70 años de mi abuelo en el que mi abuela preparó toda esta comida deliciosa, y me negué a tomar un solo bocado porque estaba a dieta. Y hablamos bastante de la "imagen corporal" pero, ¿qué quiere decir? Lo usamos para describir como nos sentimos con nosotros mismos, con nuestros cuerpos, y debido a la creciente inquietud y las peleas con nuestra apariencia, mucha gente ha tratado de ayudar a chicas y mujeres en especial a sentirse mejor con su cuerpo. La idea de la positividad se ha hecho muy popular últimamente. "Sintámonos bien con nuestros cuerpos y con nuestra imagen", que es genial; sin duda es un paso adelante, pero, ¿y si este súperfoco en nuestra imagen corporal, sea positivo o negativo, es en realidad lo que causa las inseguridades, incomodidades y falta de confianza con nuestros cuerpos en primer lugar? Quiero decir, ya vivimos en una sociedad tan dominada por la imagen. Alguien hasta llamó a nuestra generación "la cultura del selfi". Así que, no solo vemos nuestra propia imagen reflejada en el espejo cuando nos despertamos por la mañana, pero también la vemos en un selfi -- si resulta que te gusta eso -- pero si no, también ves el selfi de todos los demás, y normalmente es su más perfecta, foto perfecta de selfi, en las redes sociales cada uno de los días. Quiero decir, no sorprende que el 96 % de las mujeres dicen sentirse infelices con sus cuerpos o que quieren cambiar algo. ¡96 %! El 96 % de nosotras se pelea con su imagen. Pero nuestros cuerpos, nuestros cuerpos no son una imagen. Son una experiencia, y son una experiencia preciosa. No podemos dejar que la "imagen" arruine nuestras experiencia de la vida. Esa tarde, después de recibir ese cariñoso mensaje de mi madre, me di cuenta de la verdadera causa de mi obsesión por mi imagen: estaba perdiendo mi vida. Y también tomé una decisión que cambió mi vida. Decidí no solo curarme de mis peleas con la imagen de mi cuerpo dejando de centrarme en mi imagen y en su lugar viviendo mi vida, también me hice la promesa de ayudar a mujeres que se odien a sí mismas a cambiar de enfoque y de vida. De hecho, tengo un ejercicio para ustedes, un proceso de tres simple pasos científicamente probado que hará justo eso: cambiar tu enfoque y expulsar esos pensamientos negativos en cualquier momento en el que no te sientas bien contigo mismo. Así que el primer paso. Primero, hagamos una pausa, como hice cuando recibí este mensaje, para y enfréntate a lo que sientes. O sea, es tan fácil desviarsse, alejarse y tratar de evitar la situación. ¿Cuántos buscan distracciones para evitar descubrir lo que sienten? Tan culpable. (Risas) Pero lo más difícil de todo es parar. Ahora, respira, y esta parte es muy importante, mientras respiras, centra tu energía y tu atención en el área alrededor de tu corazón. Esto te va ayudar a desviar la atención de tu mente, de los pensamientos negativos, a tu corazón, hacia un amor incondicional a ti mismo. Así que mientras respiras, imagina enviar toda esa energía hacia tu corazón. Y por último, dáte permiso para sentir ese amor. Dénse cuenta como he dicho "dáte permiso", porque muchos decimos: "¡Quiérete a ti mismo!". Pero no es tan fácil de hacer. Primero debes darte permiso a ti mismo para sentir tu propio amor. Muestra compasión contigo mismo. Piensa en al menos una cosa que puedas apreciar o te guste de tu cuerpo o de ti mismo en general. Háblate a ti mismo como si fueras tu madre o tu mejor amigo. Para, respira, dáte permiso para sentir el amor. De hecho, vamos hacerlo juntos. No es por incomodarles ni nada de eso, pero estén donde estén, pónganse un poco más rectos. (Inhala profundo) Y ahora una pausa aquí conmigo. Este momento es para ti. Ahora, respira profundo. (Inhala profundo) y mientras respiras, (Expira) imagina que envías todo ese amor hacia esta zona de tu corazón. Y ahora date permiso para sentir el amor, y piensa en esa cosa que aprecias de ti misma en este momento. ¿Cómo se sienten? Pues la próxima vez que no estés bien contigo misma, quizás no te gustas ese día, o tu pelo no quiere colaborar contigo, o estás teniendo una pelea con la autoestima en general, recuerda hacer una pausa, respirar y date permiso para sentir el amor. Porque haciéndolo, convertirás esos momentos difíciles en tu mayor fortaleza. De hecho, me estaba preparando para esta misma charla, en ese mismo café, sorbiendo felizmente mi café moca. (Aplausos)