Levanten la mano
si alguna vez les han preguntado,
"¿Qué quieres ser
cuando seas grande?".
(Risas)
Si tuvieran que adivinar,
¿cuántos años tenían cuando
por primera vez les preguntaron eso?
Pueden mostrar sus dedos.
Tres, cinco, tres, cinco, cinco; bien.
Ahora levanten la mano si la pregunta
"¿Qué quieres ser de grande?",
les causó ansiedad.
(Risas)
Cualquier tipo de ansiedad.
Soy de las que nunca he podido
contestar esa pregunta,
"¿Qué quieres ser de grande?".
Verán, el problema no es
que me faltaran intereses,
sino que tenía demasiados.
En la preparatoria me gustaba inglés,
matemáticas y artes, e hice páginas web
y tocaba la guitarra en una banda punk
llamada 'Frustrated Telephone Operator'.
(Risas)
Quizá llegaron a oírnos.
(Risas)
Esto continuó después de la preparatoria
y en un momento dado,
empecé a notar este patrón en mí,
me interesaba en un área
me metía a fondo y me consumía toda
y me hacía bastante
buena en lo que fuera.
Luego llegaba al punto en
que me empezaba a aburrir.
Generalmente intentaba persistir,
porque ya había dedicado
mucho tiempo y energía,
y en ocasiones dinero.
Pero con el tiempo, la sensación
de aburrimiento de, "¡Bueno, ya basta!
Ya no es un reto",
era tan grande que lo dejaba ir.
Luego me interesaba en algo más,
que no tenía nada que ver
y me metía a fondo
consumiéndome del todo
y sentía "¡Sí, ya lo encontré!".
Y volvía otra vez al punto
en el que me volvía a aburrir
para luego con el tiempo dejarlo.
Luego descubría algo nuevo
totalmente diferente
me metía a fondo...
Este patrón me ponía
muy ansiosa por dos razones:
primero, no estaba segura
de cómo iba a convertir
algo de esto en una carrera.
Pensé que con el tiempo elegiría alguna,
negaría todas mis otras pasiones
y me resignaría a estar aburrida.
La otra razón por la
que me causaba tanta ansiedad
era un poco más personal.
Me preocupaba que algo estuviera
mal con esto y conmigo,
el no poder mantenerme en algo.
Me preocupaba que tuviera miedo
al compromiso o que fuera tan dispersa
que me estaba autosaboteando,
temerosa de mi propio éxito.
Si se pueden identificar
con mi historia y mis sentimientos,
quisiera que se hicieran una pregunta
que hubiera deseado haberme hecho.
Pregúntense dónde aprendieron a asignar
el significado de erróneo o
anormal a hacer muchas cosas.
Les diré dónde lo aprendieron.
Lo aprendieron de la cultura.
Cuando les preguntaron la primera vez,
"¿Qué quieres hacer de grande?",
tenían apenas cinco años
y la verdad es que a nadie le importa
lo que dicen a esa edad.
(Risas)
Se considera una pregunta inocua
hecha a los pequeños para
sonsacar respuestas tiernas.
Como "Quiero ser astronauta",
o "Quiero ser bailarina",
o "Quiero ser pirata",
--añadan aquí un traje de Halloween--.
(Risas)
Pero nos hacen esta pregunta
una y otra vez en varias
formas según crecemos.
Por ejemplo,
a los estudiantes de educación media
les preguntan qué carrera elegirán.
En un momento dado,
qué quieren ser de grandes
pasa de ser el tierno
ejercicio que fue entonces
a lo que les quita el sueño en las noches.
¿Por qué?
Mientras que esta pregunta inspira a
los chicos a soñar en lo que podrían ser,
no los inspira a soñar en
todo lo que podrían ser.
De hecho, tiene justamente
el efecto opuesto.
Porque cuando les preguntan
qué quieren ser,
no pueden responder
con 20 cosas diferentes.
El adulto bien intencionado,
soltara una risita diciendo,
"Ay qué lindo, pero no puedes
hacer violines y ser psicólogo.
Tienes que escoger".
Este es el Doctor Bob Childs.
(Risas)
Él es lutier y psicoterapeuta.
Esta es Amie Ann, editora de una revista
hecha ilustradora, emprendedora,
maestra y directora creativa.
Pero la mayoría de los chicos
no oyen hablar de gente como ellos.
Todo lo que oyen es
que tienen que elegir.
Pero es más que eso.
La noción de una vida
estrechamente centrada
está muy romantizada en nuestra cultura.
Es esa idea del destino
o de la verdadera vocación.
La idea de que cada uno
tiene algo grande que hacer
por la que vinimos a la Tierra.
Y necesitan averiguar
qué es eso y dedicar su vida a ello.
Pero ¿y si no son alguien
cableado de esa forma?
¿Qué tal si hay diversos temas
que les llaman la atención?
¿Y muchas sean las cosas
que quieren hacer?
Bueno, no hay lugar para alguien
así en este paradigma.
Quizá se sientan solos y
que no tienen un propósito.
Quizá sientan que algo
está mal con ustedes.
Nada está mal con ustedes.
Pasa que son multipotenciales.
(Aplausos)
Un multipotencial es alguien con muchos
intereses y búsquedas creativas.
Valga decirlo.
Quizá les sirva separar la palabra
en tres: multi, potencia, les.
También pueden usar otros términos
con la misma connotación:
como erudito, renacentista.
De hecho, durante el Renacimiento
se consideraba ideal estar bien
versado en múltiples disciplinas.
Barbara Sher se refiere a
nosotros como escáneres.
Usen cualquier término
que gusten o inventen el suyo.
Debo decir que encuentro
adecuado que como comunidad
podamos disentir de una sola identidad.
(Risas)
Es fácil ver la multipotencialidad
como una limitación o aflicción
que uno debe superar.
Pero lo que he aprendido
de hablar con la gente
y de escribir acerca de este idea
en mi sitio web, Puttylike,
es que ser así es tener
tremendas fortalezas.
He aquí tres multipotenciales
superpoderes.
Primero: síntesis de ideas,
es la combinación de uno o más campos
y crear algo nuevo en la intersección.
Sha Hwang y Rachel Binx pusieron
su interés compartido en cartografía
visualización de datos,
viajes, matemáticas
y diseño cuando fundaron Meshu.
Meshu es una compañía que crea joyería
personalizada inspirada en geografía.
Sha and Rachel llegaron a esta idea única
no a pesar de, sino por su ecléctica
mezcla de habilidades y experiencias.
La innovación pasa en las intersecciones,
de ahí vienen las nuevas ideas.
Y los multipotenciales
con todo su bagaje
pueden acceder a muchos
puntos de intersección.
El segundo superpoder de
los multipotenciales es aprender rápido.
Cuando a los multipotenciales
nos interesa algo, nos metemos a fondo.
Absorbemos todo lo que pueda
caer en nuestras manos.
También estamos habituados
a ser principiantes,
porque lo hemos sido
muchas veces en el pasado.
Es decir, que tenemos menos
miedo de intentar cosas nuevas
y de pisar fuera de
nuestras zonas de confort.
Es más, muchas habilidades
son transferibles entre disciplinas.
Y llevamos todo lo aprendido a
cada nueva área que perseguimos
así que raramente empezamos de cero.
Nora Dunn es viajera de tiempo
completo y escritora independiente.
Como concertista infantil de piano
refinó una habilidad increíble
para desarrollar memoria muscular.
Hoy es la mecanógrafa
más rápida que conoce.
Antes de ser escritora,
Nora fue planeadora fiscal.
Tuvo que aprender
la fina mecánica de las ventas
cuando empezaba su práctica
y esta habilidad ahora le sirve
para escribir retratos irresistibles.
Raramente es una pérdida de tiempo
perseguir algo que los llama
aunque terminen dejándolo.
Quizá apliquen ese conocimiento
en un campo totalmente diferente
en una forma que nunca
hubieran podido anticipar.
El tercer superpoder del
multipotencial es la adaptabilidad.
Esa es la habilidad de transformarse
en lo que necesiten ser
en una situación dada.
Abe Cajudo a veces es director
de video, otras diseñador web,
a veces consultor de Kickstarter,
otras maestro, y en ocasiones,
aparentemente, James Bond.
(Risas)
Es valioso porque hace un buen trabajo,
incluso es más valioso
porque puede asumir
varios roles dependiendo de
las necesidades de sus clientes.
Fast Company Magazine
identifica la adaptabilidad
como la habilidad
más importante a desarrollar
para ser exitoso en el siglo XXI.
El mundo económico cambia
tan rápido e impredeciblemente
que los individuos y las organizaciones
que pueden virar
para cumplir las necesidades
del mercado, prosperarán.
Síntesis de ideas,
aprendizaje rápido y adaptabilidad.
Tres habilidades a las que
los multipotenciales son adeptos
y tres que pueden perder
si los presionan en estrechar su enfoque.
Como sociedad,
tenemos un interés particular
en animar a los multipotenciales
a que sean ellos mismos.
Tenemos muchos problemas complejos
y multidimensionales en el mundo actual
y necesitamos pensadores creativos
sin esquemas fijos, que los enfrenten.
Ahora digamos que de corazón
son especialistas.
Salieron del vientre sabiendo
que querían ser neurocirujanos infantiles.
No se preocupen, tampoco
hay nada malo con ustedes.
(Risas)
En los hechos, algunos
de los mejores equipos
se forman con un especialista
y un multipotencial en pareja.
Un especialista puede meterse
a fondo e implementar ideas
mientras que el multipotencial trae
una gama de conocimientos al proyecto.
Es una bella asociación.
Pero deberíamos todos
diseñar vidas y carreras
alineadas a cómo estamos cableados
y tristemente,
a los multipotenciales se les alienta
simplemente a que sean más
como sus semejantes especialistas.
Dicho eso,
si hay algo que pueden
sacar de esta charla,
espero que sea esto:
acojan su cableado interior,
cualquiera que sea.
Si son especialistas de corazón,
por todos los medios, especialícense.
Ahí harán su mejor trabajo.
Pero a los multipotenciales en la sala
--incluidos aquellos
que se acaban de dar cuenta
en los últimos 12 minutos que lo son--
(Risas)
a ustedes les digo:
alberguen sus múltiples pasiones,
sigan su curiosidad,
caigan en agujeros de conejo,
exploren sus intersecciones.
Abrazar su cableado interior los llevará
a una vida más feliz y auténtica
y quizá más importante: multipotencial.
El mundo nos necesita.
Gracias.
(Aplausos)