Hay muchas historias en la historia de nuestro mundo. Muchas se han perdido, dispersas en los vientos del tiempo, más allá de la memoria del hombre. Pero esta historia. nuestra historia no debe ser olvidada. ¡Papa! ¡Maia! ¡Corre! Maia corre. ¡Maia corre! Venimos del agua, viene a través de los días antiguos, a través de largos años hasta este momento transcurriendo a través de nuestras vidas como la línea de sangre de los Reyes Una corriente que fluye rápida de memoria y aflicción Una gota de sangre y luego otra pueden llegar a ser un murmullo, un río, un raudal creciente imparable que con el tiempo quebranta toda resistencia para fluir libre una vez más en el viaje hacia su destino El remanente de los fieles Los Dúnedain los hombres del Oeste estaban dispersos, eran pocos y acosados por muchos peligros El Señor Oscuro Sauron no ha olvidado el pasado y de todos los pueblos de la Tierra Media no ocupó ninguno con más odio y más terror que el de los Dúnedain Extendió su voluntad entre sus siervos y a través de largos años siempre intentó descubrir si los herederos de Isildur aún seguían vivos de modo que pudiera destruirlos y el último de sus mayores enemigos se perdería para siempre ¡Deprisa! ¡Deprisa! ¡Dírhael! ¡Ivorwen! ¡Gilraen! ¡Marchaos! ¡Por favor! No quiero perderlo todo el mismo día. ¡Arathorn! Le doy las gracias señor, y cualquiera que sea el servicio que mi familia y yo podamos ofrecerle a usted y a los suyos... Le debemos nuestras vidas. Como yo le debo la mía. Se lo agradezco, Señorita. Sea bienvenido, mi Señor. No podemos quedarnos aquí. ¿Hacia dónde se dirigen? No sé, mi Señor. Los Orcos quemaron el pueblo, y mataron a nuestra gente. Los que no murieron fueron dispersados, no sé dónde. Dorlad, mi hijo. Abatido mientras nos defendía. No dejaremos su cuerpo para ser usado por los orcos y sus oscuras diversiones. Su hijo tendrá un lugar seguro de reposo, señora. Vendrán con nosotros. Arathorn. ¿Arathorn? ¿Lo conoce, padre? Si O lo hice cuando él era niño. Si es el mismo hombre, él es el hijo de mi amigo y pariente. Nuestro jefe, el Señor Arador. Heredero de Isildur. ¿Qué ocurre? Parecen restos del pillaje. Pero esto no son más que baratijas. Es extraño. ¿Orcos en busca de oro y joyas en la foresta? ¿Con qué propósito? Cada día te pareces más a él. ¿Es eso lo que él hubiera querido? Me habría gruñido por permitirte ocupar su lugar. "¡El bosque no es lugar para mi hija!" Pero estoy contento de haberte entrenado. Yo también. Señor Arathorn Ellos no darán información a quien sea que los lidera. Buen trabajo Halbaron. Ahora tenemos que poner a salvo a estos tres. Iremos a Taurdal, nuestro pueblo. ¿Señor...? Dírhael. Mi esposa, Ivorwen. Y mi hija ... Gilraen. Y yo soy Arathorn. Hijo de Arador. Así es. No, no. No os inclinéis. Cuando vayan a ver a mi padre, pueden saludarle así. Pero por ahora, debemos darnos prisa. Un corazón celoso no tiene espacio para el verdadero afecto Aunque estaban de pie justo delante de él ¿De qué debería estar celosa? Vi cómo se miraban entre ellos... ...justo del mismo modo en que lo hacíais vosotros... Tus ojos te engañan Además, no tiene nada que ver conmigo. ¿No? ¡No! Ni contigo, Nirhaborn. Y así Arathorn y sus guardias llevaron a la familia en duelo al Norte, pasados los ríos caudalosos y a través de los vastos bosques de Rhudaur. Una tierra que aún disfrutaba de la atenta mirada de los Dúnedain y los llevaron ante su padre, el Señor Arador, en el oculto asentamiento de Taurdal. Ven, mi viejo amigo Déjanos ofrecer a tu hijo la paz y el honor que se ha ganado. Porque cuento vuestra pérdida como mía, y vuestro dolor como mi dolor ¡No hay descanso en las salas antiguas de piedra para un hijo de la Casa de Aranath! Pero no veré sus huesos deshonrados, Dorlad, cuando los siervos del mal, intenten de nuevo conducir a los Dúnedain lejos al exilio! ¡Adiós! He venido a pedirte perdón. Largo tiempo he pensado que tus sentimientos por Arathorn no eran más que un capricho pasajero y que con el tiempo se alejarían de ti y mirarías a tu alrededor, por fin. No lo entendía. Hasta anoche. Años he pasado a su lado Y sin embargo, hay un abismo entre nosotros que sólo las llamas de la pira de un extraño han podido revelar. No puedo competir con tanta belleza y tanto dolor. El, cualquier hombre se sentiría honrado de llamarse tuyo. Yo no le causaría más que dolor. Encontramos esto tras el ataque de ayer Es curioso como cosas tan pequeñas pueden traer una oscuridad tan inmensa y transformar nuestras vidas. Lord Arador tenía ahora mucho en qué pensar Noticias de orcos atacando otras aldeas llegaron a sus oídos. Pacíficas granjas, lejos de su ayuda, también fueron amenazadas, Taurdal estaba ya llena de muchos de los Dúnedain huidos de sus hogares y eran numerosos los que buscaban seguridad. Y así Arador lideró a sus valientes soldados en una cruzada para liberar la tierra de la amenaza que había asolado a su pueblo Sin embargo, la mayoría de sus hombres de confianza, No estarían a su lado. ¿Cómo va la cosecha, mi señora? Abundante, mi señor Yo habría esperado un poco más para viajar ¿Te vas? Mi padre me ha encargado averiguar los propósitos del enemigo En las frías montañas del Este. ¿Solo? Sí. Es una misión peligrosa, mi señor. Así es. Hubo un tiempo en que tal peligro no me habría inmutado y cada parte de mi ser estaría encantada de viajar al fin del mundo en servicio de nuestro pueblo ¿Pero ahora? Ahora una parte de mí sigue aquí. Y esa es mi corazón. Mi Señor. Lo siento, mi Señora, no quise incomodarla Miraré hacia el Este... y esperaré su regreso. Mi señora. Con un corazón lleno de alegría Arathorn viajó mucho más allá de de las ciudades caídas de Arnor. Mientras Arathorn se abría camino en soledad a través de las frías montañas, Gilraen esperaría su regreso a casa mientras que el verano en el Oeste se desvanecía. Por momentos se adentraba en las profundidades del bosque con la esperanza de verlo regresar a salvo ¡Gilraen! ¡Gilraen! ¡No iré lejos! ¿Por qué hace eso? Tú sabes a quien espera Ella es demasiado joven pero no falta de conocimiento Mi corazón presagia que Arathorn llevará El anillo de Barahir antes de lo esperado. Aun así no creo que lidere por mucho tiempo a los Dúnedain, una vez lo lleve en su mano. ¡Es mejor que no nos interpongamos en su camino, Dírhael! Porque si ellos dos llegaran a casarse pronto, tal vez nazca la esperanza para nuestro pueblo. Pero si no, puede ser, en esta oscuridad, que la caída Dúnedain haya llegado al fin, para no levantarse más. ¡Deja que sean lo felices que puedan! ¡Llegas tarde! ¿Dónde están los otros? ¡Sacrificados! Fuimos emboscados, ¡Hay espectros por todas partes! ¡No son espectros! Meros Guardabosques, cobarde. ¡No eres mejor que estos dos! ¿Entiendes? Estos son inútiles. Aún no habéis encontrado el anillo que Sauron busca. ¡Regresad! ¡Encontradlo! ¿Cómo? No somos suficientes. Necesitamos tiempo para aumentar nuestro número. ¡Fue un error atacar a los espectros a plena luz del día, Shaknar! Yo no cometo errores. Voy a informar de vuestro fracaso a Sauron en Dol Guldur. Incrementad vuestro número si es necesario, pero enviad a vuestros espías. ¡Cuando vuelva quiero saber dónde está el anillo! ¿Qué es? Huelo carne humana. Eso es imposible. ¿No hueles? ¡Arathorn! ¡Has vuelto! ¡No deberías adentrarte tanto en el bosque sola! Lo se. Yo ... Arathorn. Soldados. ¿No vas a ir con ellos? Nos encontrarán pronto. Así que, debo darme prisa, o perderé mi oportunidad. ¿Para qué? Espero que se tomen su tiempo. Arathorn. La entrené demasiado bien. ¿Mi señor? Oh. Anduve muy lejos de la aldea. Pero, vuestro capitán me encontró. Estoy a su servicio, mi Señor. Yo siempre estaré al suyo. Halbaron, escoltad a Lady Gilraen de vuelta a la aldea. A sus órdenes, mi Señor. Elgarain. Un momento... Lo siento, mi Señor. Pudimos no encontraros... Yo no sabía... No es necesario que te disculpes, amiga mía. ¿Alguna vez has estado enamorada? No. Cambia tu mundo. Lo consume con una llama ardiente que no mengua. Una luz tan brillante y penetrante como la estrella de Eärendil. Has estado enamorada... He oído hablar de ello. ¿Así que está enamorado? ¡Estoy prometido! O espero que así sea. Y pronto, si la suerte me acompaña. Le deseo toda la felicidad, mi Señor. Tu corazón debería estar lleno de alegría, Arathorn. ¡Oh, así es ... pero me temo que el Señor Dírhael no dará voluntariamente su bendición ... Gilraen es, como tú, no tiene aún la edad. Puede que no haya conocido el amor, pero se que cuando es el corazón el que dirige a la lengua ningún hombre debe interponerse en su camino ... si se demora, puede encontrarse con que aquello que debió haber pronunciado se ha quedado encerrado para siempre en su corazón, y su única compañía es su propio lamento. Tus palabras son sabias todavía Las estaciones están cambiando. Tal vez traigan también un cambio en tu corazón. Si cambia con las estaciones, sólo puede hacerse más frío. Sólo mantente firme y habla con el corazón. Gracias. Eres una buena amiga para mí. Daría mi vida por ti. Y yo por ti. ¡Bienvenido! Me alegro de que estés a salvo, hijo mío. Y yo de que tú también, Padre. Halbaron me contó que tu campaña contra la los orcos ha sido un éxito. Su número es realmente reducido ahora. No deberían preocuparnos por algún tiempo. Sin embargo, tu cabeza no está en calma. Ahora sé lo que buscan, y que no actúan solos. Son siervos de Sauron, y buscan el Anillo de Barahir. Padre, ellos están en tu busca. Es como me temía entonces. Te ruego que escondas el anillo. ¡No lo uses! No. ¡Eso les conducirá directamente hacia ti! Dejemos que Sauron envíe todos los ejércitos de este mundo contra nosotros. No ocultaré quién soy, mientras tenga un soplo de aliento en mi cuerpo, y tenga una espada en mi mano. Perdóname. No tengo nada que perdonarte, hijo. Has servido honorablemente a mi, y a los Dúnedain. ¡Tú eres realmente un heredero de los reyes! Ve en paz, no te inquietes. Tu madre solía recordarme que la gente nos mira para que los guiemos, que teníamos que levantarnos rápidamente, sin importar qué nos derribara. Quizás un día tú puedas encontrar a alguien con tanta sabiduría y belleza, que te consuele. Tenéis mi bendición, hijos míos. Ojalá que vuestros días sean largos y fructíferos, y llenos de esperanza. Parto ahora hacia Rivendell, donde Elrond el Medio Elfo me espera. Cuando regrese con su buen consejo, entonces quizás podamos celebrar el casamiento. Buena suerte con Dírhael. Señor Dírhael... Buenos días. A través de los duros meses invernales el calor en el corazón de Arathorn estaba sólo mantenido por su miedo a fracasar en tan importantísima tarea. Simplemente mantente firme y háblale de corazón. Señor Dírhael. He venido a pedir la mano de su hija, y tomarla en matrimonio. Te debo mi vida, hijo de Arador. Pero no te debo a mi hija. Pero yo la amo, mi señor. Profundamente temo la sombra que has lanzado sobre mi casa, heredero de Isildur. La atención que muestras por mi hija no es bienvenida ... Por usted. No por ella. Sí. Sin embargo no puede ser ignorada. Espero por el bien de Gilraen que tu padre tenga sangre en sus venas. Si le fallas a tu gente, no tendrás solamente que responderle a los Dúnedain. Si le fallas a ella, será a mí ante quien respondas. ¿Fue eso un sí? Y cuando el invierno había retirado ya sus fríos dedos de la tierra dando paso a una brillante y temprana primavera. Arathorn, hijo de Arador y Lady Gilraen se casaron, en felicidad y esperanza. Pero tras solo de un año de alegría, una oscura sombra se deslizó de nuevo en sus vidas. Arador, hijo de Argonui, Señor de los Dúnedain, se encontró a sí mismo en una hondonada sombría acompañado de escalofríos, cegado por los vapores de los fríos páramos altos. ¡Corred! ¡Corred! ¿Dónde está mi padre? Está a cierta distancia al sur. ¡Corre! ¡Padre! Padre. ¡Arathorn! ¡Arathorn! ¡Despierta! ¡Es sólo una pesadilla! ¡Despierta! ¡No! ¡Lo he visto! ¡Sentí como su aliento lo dejaba! Shhh! Es solamente un sueño. ¡Un sueño! ¡Oh, Gilraen! ¡Ojalá lo fuera! ¿Qué esperanza hay para nuestro pueblo? La línea de los Reyes pende de un hilo, y temo que encuentre su amargo final en mí. Arathorn, ¿Dónde está tu alegría? ¿Dónde está tu esperanza? ¡No perderé la esperanza! Tampoco has de hacerlo tú tampoco. Arathorn, ¡Mírame! No le temas al mañana, porque no está en nuestra mano ni en nuestro conocimiento. Y no sientas temor porque la Casa Real llegue a su fin. Sigue viva. En ti. Y en mí. Esa es mi esperanza. Así, después de la muerte de su padre en el primer día del tercer mes Arathorn y los Dúnedain dieron la bienvenida a una nueva esperanza Tienes un hijo, mi Señor. Lo llamaremos, Aragorn. el Rey Valeroso, que deberíamos tener, veo en su pecho una piedra verde, y de ella vendrá su verdadero nombre y su fama de jefe pues será un sanador y renovador. Contemplad a Aragorn, hijo de Arathorn, ¡Señor de los Dúnedain! ¡Descendiente de Elendil de Númenor! ¡El heredero de Isildur! ¡Dios te salve, Aragorn! ¡Dios te salve, Aragorn! Por el valor del Señor y sus Soldados, los Dúnedain tendrían algo de paz. Y Aragorn, el niño, crecería rápido y feliz. Halbaron Parece que fue ayer cuando tu hijo Halbarad tenía la edad de Aragorn. Pues sí, mi Señor. Me imagino que pensarás igual, Evonyn, cuando nuestro hijo sea un hombre. Que así sea, mi Señora. ¡Con qué rapidez crecen! ¡Y lo mucho que comen para llegar a hacerlo! ¡Si todavía les queda algo por crecer! ¡Yo reclamo estos campos en el nombre del rey! Siete estrellas y una corona en un campo de color azul En el viento de la guerra la bandera ondeó Alrededor de ella, el Rey llamó a los hombres a la batalla Para luchar por la libertad en el Norte Fornost ha caído, gritó el heraldo Como Dúnedain lucharon y murieron Un hombre noble y valiente cayó de su montura Pisoteado por los animales que no le hicieron caso El Rey fue llevado a la refriega Cuando el ejército de Angmar se hizo camino Nuestra bandera atrapada en un mar de muerte Cuando el heraldo del Rey exhaló su último aliento La bandera fue derribada y calló a tierra El enemigo terrible gritó de alegría Mientras los hombres corrían atemorizados y lloraban Los Lords Elladan y Elrohir de Rivendel llegaron inesperadamente, y desean hablar con nosotros. ¡Bienvenidos, amigos! ¿Qué os trae a nosotros esta noche? ¿Y qué tal está vuestro padre Lord Elrond? ¿Y Lady Arwen? Nuestro padre y hermana se encuentran bien, mi Señor. Elrond nos envió aquí a toda prisa. Los Orcos están aumentando al Norte y Este de Taurdal. Son mayores en número de lo que se haya visto en muchos años. Ahora mismo están avanzando implacablemente hacia las aldeas al norte de los Dúnedain. No pasará mucho tiempo hasta que llegue el peligro y quedéis oprimidos, una vez más, entre vuestras propias fronteras. A Rivendell, donde el niño no muera Y donde todavía ondea en alto la bandera. Por esta razón, nuestro padre te llama a convocar Consejo. ¿Consejo? Él te insta a que envíes a tu mujer y tu hijo a Imladris para su custodia, y a ti, Arathorn, a que lideres a los Dúnedain por caminos secretos a otras tierras, y así huir de este peligro invasor. Es tarde, caballeros, debéis descansar. Celebraremos consejo por la mañana. Elrond el Medio Elfo es sabio, y ve más de lo que hay oculto o de lo que está por venir Consideraré sus palabras, y pensaré en mi pueblo. No dejes que tu decisión se demore. Con cada hora que pasa, el peligro se acerca. Entiendo. Descansad bien, mis Señores. Descansad vosotros también. ¡No lo digas! No me separaré de ti. Aún así, es un sabio consejo. Si el peligro se cierne sobre nosotros otra vez, tú y Aragorn debéis ser protegidos. Todos los Capitanes de los Dúnedain han sido acogidos durante un tiempo en las salas de Elrond. Yo mismo pasé años allí cuando niño. No te dejaré. ¡No lo haré! ¡Sabemos dónde está! Bien. Ven conmigo. ¡Elgarain! Halbaron te vio salir. Es algo que debí haber hecho hace mucho tiempo. ¿Sin despedirte? Desde la muerte de tu padre, Ha sido mi deber cuidar de ti. Se lo debía por sus años de servicio, y por su amistad. Cuando quisiste ocupar su lugar, sólo yo te apoyé. Por diez años has estado a mi lado, y sin embargo, ahora, cuando más te necesito, ¿Me dejas? Necesitas ojos y oídos en tierras lejanas, y el puesto de Soldado en Hithlin está vacante. ¿Hithlin? ¡Pero está tan lejos!.. Te libero de tu deber. Ya no seré una carga para ti nunca más. Tú nunca has sido una carga. Elgarain, tu siempre has sido una amiga... eres como una hermana para mí. Tú ya tienes una familia. Una mujer y un hijo que te necesitan. Protégelos. ¡No trates de convencerme de que me quede! Por favor. No te retendré aquí si realmente deseas partir. pero no lo entiendo. Y por esa razón, no puedo explicártelo Perdóname. ¡Lord Arathorn! Su consejo le requiere. Arathorn. ¡El enemigo está en marcha! ¡Buen viaje, amiga mía! Mi Señor. Los orcos están en marcha. Lord Elrohir me pidió que le hiciera llegar este mensaje: "La decisión ha sido tomada por ti." Llama a mis Capitanes. Que se reúnan conmigo. ¡La guerra está en ciernes! Muy bien amigo. Es la hora. Mientras el Señor de los Dúnedain y los Hijos de Elrond establecían sus planes, los orcos, con sigilo y astucia, habían llegado más cerca de la aldea de lo que incluso Elrond había previsto. ¿No olvidas algo? ¿Qué he olvidado? Decirme que te ibas. El Señor Arathorn necesita nuestra ayuda. Tanto si cabalga hasta Rivendell como si guía a los Dúnedain a cualquier lugar seguro, tu no estarás. No puedo. Ahora veo que no. Voy a liberar mi corazón de él. ¿No te alegran tales noticias? Por supuesto que si. Siempre te he llevado en mis pensamientos. ¿Nunca lo sospechaste o adivinaste? Siempre has sido amable conmigo. ¿Amable? No, Elgarain. Te quiero. ¿Aún sabiendo que yo amaba a otro? ¿Por qué? Porque sabía que con el tiempo serías suficientemente sabia como para dejarlo ir. Y ahora lo he hecho. Sólo para huir de mí. El, no huyas. Ven conmigo. Lo haré. ¡Elgarain! ¡Huye! ¡No puedes contenerlos tú solo! ¡Rápido!, ¡Avisa a la aldea! ¡No! Debes advertirles, por los Dúnedain ¡Vete! ¡Nos volveremos a ver! ¡Vete! ¡Señores! ¡Señores! No vamos a esperar a que los orcos tomen ventaja. Evacuaremos las aldeas, pero les plantaremos batalla en la espesura, dondequiera que estén. ¡Que los sirvientes del mal tengan cuidado! ¡A las armas! ¡A las armas! ¡A las armas! ¡A las armas! ¡Halbaron! ¡Nuestro enemigo ha caído sobre nosotros! ¡El bosque! ... ¡Dírhaborn! ... ¡Lucha para retrasarlos! ... ¡Orcos por todas partes! ¡Soldados a mí! ¿Estás herida? No. Gilraen, ¿Dónde está tu hijo? ¿Dónde está Aragorn? ¿¡Aragorn!? ¡Id a la sala! ¡Arathorn! ¡Replegaos!, ¡Replegaos! ¡Allí! ¡Es él! Contempla tu destino. ¡Es el fin de tu casa! ¡Papa! ... ¡Papa¡, ¡Papa! ¡Dos perros han de morir hoy! ¡Gilraen! Mi señora, vaya adentro. ¡No voy a dejarte! ¡Papa, papa! Los Dúnedain han prevalecido. Pero un alto precio fue pagado por su victoria. Perdóname. ¿Por qué? Por envidiarte... ... porque él te eligió a ti... ¡Elgarain! Arathorn, yo... Shhh. Reserva tus fuerzas mi amiga. Te fallé. No, no, no lo has hecho. Mi familia está a salvo gracias a ti. Tu padre estaría muy orgulloso. Encontré mi corazón hoy. Y ahora se ha perdido ... ¿Él iba a irse contigo? No voy a perderlo todo. Tú debes vivir. Y Aragorn debe vivir. ¡No podemos perder nuestra esperanza! ¡Elgarain! ¿Cuántos más han de caer? ¡¿Cuántos?! Por mucho tiempo los siervos del mal han asolado a nuestra gente y el una vez orgulloso Reino de Arnor. ¡Hombres del Oeste! La Sombra crece larga, y su brazo cruel llega hasta nosotros como nunca antes. Pero no podemos perder la esperanza. Un tiempo vendrá en que los Dúnedain recuperarán su fuerza, y desterrarán el mal de esta tierra para siempre. Hasta entonces, tenemos el deber de salvaguardar nuestro pueblo a toda costa. Por eso, ¡Alzaos, Dúnedain! ¡Recordad quienes sois! ¡Que nuestros enemigos huyan de nosotros una vez más! ¡Y que ningún Orco abandone el bosque con vida! ¡Reunid a los soldados!, ¡Vosotros, conmigo! Volveré contigo. Te lo promero. Así fue como Arathorn, hijo de Arador, Señor de los Dúnedain, condujo a su pueblo en un grandioso y valiente ataque, y los siervos del Enemigo se se acobardaron. ¡Arathorn, espera! ¡Aquí termina la línea de Reyes! La línea no está rota. ¡Aún hay esperanza! Volverán, Gilraen. Volverán. ¡Señora Gilraen! ¡Señora Gilraen! ¡El Señor Arathorn fue herido! ¿Ha dicho algo? Sólo su nombre, mi señora. ¿Gilraen? Estoy aquí. ¡Estoy aquí! Aquí está mi alegría. Y ahí nuestra esperanza. ¡Aragorn, señor de los Dúnedain! Y la Señora de los Dúnedain se despidió de sus familiares, y de todo su pueblo, para proteger a los últimos hijos de Númenor aceptó la oferta de Halbaron, disolvió el asentamiento de Taurdal y los Dúnedain buscaron seguridad en pequeños y secretos asentamientos en las profundidades de los bosques de Rhudaur. El heredero de Isildur fue llevado a Rivendell. para su acogida y custodia. Y esa es la razón por la que tú viniste aquí, a la casa del Maestro Elrond, mi pequeño. Por muchos largos años no te llamaré Aragorn. Pues tu nombre ha de ser olvidado. El enemigo no debe saber que estás vivo y todo por lo que luchamos está perdido. Por última vez, entonces... Tú eres Aragorn, Hijo de Arathorn, Señor de los Dúnedain y el heredero de Isildur. Pero por ahora, Estel, tú eres simplemente nuestra esperanza. Subtítulos por jEsuSdA 8) (www.jesusda.com) Antonio Caballero (Doc) Pablo Benjamín Arroyo Revisión y Ajustes: jEsuSdA 8)