En 1800, el explorador Alexander von Humboldt vio varias anguilas eléctricas saliendo del agua para defenderse de unos caballos. La mayoría de las personas creyeron que Humboldt inventó la historia. Pero los peces eléctricos son más usuales de lo que creemos; y sí, las anguilas eléctricas son un tipo de pez. Debajo del agua, donde la luz es escaza, las señales eléctricas son una forma de comunicación, navegación, y en algunos casos extraños aturdimiento de la presa. Cerca de 350 especies de peces tienen estructuras especializadas en generar o detectar señales eléctricas. Estos peces están divididos en dos grupos, dependiendo de cuánta electricidad producen. Los científicos llaman al primer grupo los peces de electricidad débil. Las estructuras cerca de la cola llamadas órganos eléctricos producen hasta dos tercios del potencial de una batería AA. ¿Cómo funcionan? El cerebro envía una señal a través del sistema nervioso al órgano eléctrico, que está lleno de grupos de cientos o miles de discos celulares llamados electrocitos. Normalmente, los electrocitos liberan iones de sodio y potasio para mantener una carga positiva externa y una carga negativa interna. Pero cuando la señal nerviosa llega al electrocito, permite el flujo de iones. Los iones positivos fluyen al interior. Ahora, un lado del electrocito tiene carga negativa externa y carga positiva interna. Pero el lado opuesto tiene la carga opuesta. Estas cargas alternas pueden conducir una corriente, convirtiendo al electrocito en una batería biológica. La clave del poder de los peces son las señales coordinadas del nervio para llegar a cada célula al mismo tiempo. Esto genera que los grupos de electrocitos actúen como miles de baterías en serie. Las pequeñas cargas de cada uno se acumulan en un campo eléctrico que puede viajar varios metros. Las células llamadas electroreceptores ubicadas al fondo de la piel permiten al pez sentir este campo y los cambios generados por el entorno u otro pez. Por ejemplo, el pez de nariz elefante, tiene un mentón alargo llamado el órgano de Schnauzen que está lleno de electroreceptores. Este le permite recibir señales de otro pez, medir distancias, detectar forma y tamaño de objetos cercanos, e incluso determinar si un insecto enterrado está vivo o muerto. Pero el pez nariz elefante y otros peces de electricidad débil no producen suficiente electricidad para atacar a su presa. Esa capacidad la tienen los peces de electricidad fuerte, de los cuales solo hay unas cuantas especies. El pez eléctrico más poderoso es el pez cuchillo eléctrico, comúnmente llamado anguila eléctrica. Tres órganos eléctricos cubren casi todo su cuerpo de 2 metros. Como el pez de electricidad débil, la anguila eléctrica usa sus señales para navegación y comunicación, pero guarda la descarga eléctrica más fuerte para cazar usando un ataque en dos fases para ubicar e incapacitar a su presa. Primero, emite dos o tres pulsos fuertes, de hasta 600 voltios. Los cuales estimulan los músculos de la presa para generarle espasmos y crear ondas que revelan dónde está oculta. Luego, una descarga rápida de alto voltaje causa contracciones musculares mucho más intensas. La anguila eléctrica también se puede enrollar para que los campos eléctricos generados al final de cada órgano eléctrico se sobrepongan. La tormenta eléctrica eventualmente cansa e inmoviliza a la presa, y la anguila eléctrica puede comer su alimento vivo. Los otros dos peces de electricidad fuerte son el pez gato eléctrico, el cual puede generar 350 voltios con un órgano eléctrico que ocupa la mayor parte del torso, y la raya eléctrica, con órganos eléctricos en ambos lados de la cabeza los cuales producen hasta 220 voltios. Aún existe un misterio a cerca de los peces eléctricos: ¿por qué no se electrocutan ellos mismos? Puede ser que el tamaño de los peces eléctricos fuertes les permita resistir su propia descarga, o que la corriente atraviese muy rápido su cuerpo. Algunos científicos creen que algunas proteínas especiales pueden estar cubriendo los órganos eléctricos. pero la verdad, es que aún existe un misterio científico sin resolver.