El Hombre X
Aurie:
Iba con mi hermano de la mano y de repente
mi mano estaba vacía.
Valetta:
Xavier tiene 8 años y lo llamamos X. Para
nosotros es un Hombre X. Sí. Cuando X era
pequeño, desde que se despertaba por la mañana
hasta que prácticamente lo obligábamos a
acostarse en la noche, corría de un lado
al otro todo el tiempo, tenía mucha energía.
Le gustaba el fútbol americano, adivinaba
las jugadas. Le encantaban los Greenbay Packers.
Yo ponía el juego en la televisión y dejaba
a X viéndolo, mientras yo hacia las tareas
de la casa. La mayoría de la gente pone a
los bebés a ver Sesame Street. Yo ponía
a X a ver el fútbol.
Hubiera sido un atleta excelente. Siempre
esperé el momento de estar en la tribuna
gritando "¡X, X, X, X!". Ese era el sueño
de mamá, gritar desde la tribuna.
Acaba de llegar de la escuela. Tiene que entrar
en la casa. Tengo que saber cómo le fue en
la escuela. Hoy es viernes, debo saber si
sacó 106 en su examen de ortografía, aunque
casi siempre lo hace.
X tiene parálisis desde el diafragma hacia
abajo. Parte de su médula espinal se disipó
en el accidente. Ya no le funcionan piernas.
Su silla es ahora sus piernas. Tiene uso parcial
de la mano derecha. Cuando entró en coma
era diestro y cuando despertó era zurdo.
No le lastimó su tronco encefálico por poco.
X necesita soporte vital. El respirador tiene
que respirar por
mi hijo.
La mayoría de las noches estoy aquí en el
sofá, atenta al sonido del respirador. Atenta
a que todas las respiraciones estén bien.
Que el pitido no cambie, que X no necesite
aspiraciones durante la noche. Escucho todo.
Escucho todo. Escucho cuando el respirador
cambia de ciclo. Escucho cuando la respiración
cambia, y bajo las escaleras corriendo y la
enfermera me dice: "Él está bien, mamá.
Está bien. ¡Vaya que tienes buen oído!".
Hay veces que el dolor no me deja respirar.
Quiero decir lo peor que podría decirle a
X, lo que solía decirle todo el tiempo: "ve
a jugar al patio". Ya no puedo decir eso.
Porque si salimos a jugar, hay que llevar
la máquina para aspirar y trasladarlo al
ventilador para la silla, antes de poder hacer
cualquier otra cosa. Es lo primero que hay
que hacer. Es una odisea.
No puedo decirle "sal a jugar".
Cualquier madre lo entiende.
No puedo decirle "sal a jugar".
Él cobra vida cuando ella entra en la habitación.
X no lo recuerda tanto como Aurie y yo. Pero
Aurie cruzaba la calle con Xavier ese día
de octubre.
Xzavier:
Bip...bip...bip...bip...bip.
Valetta:
Rezamos para que no les pase a otros hermanos.
Rezamos para que no vuelvan a separar a otro
niño de la mano de un miembro de su familia.
Aurie:
Ella vino desde esa dirección, y al principio
ni la vimos.
Valetta:
Los autos estaban al otro lado de la señal
de alto, se bajaron la acera, iban cruzando
la calle y Aurie dijo que él ya no estaba.
Lo sacó de sus manos.
Aurie:
Ella no solo iba rápido en una zona escolar,
sino que también se pasó la señal de alto,
porque iba enviando mensajes de texto.
Valetta:
Ella iba enviando un mensaje de texto. Un
mensaje de texto. Iba mirando su regazo. Ni
siquiera vio a X frente a ella. Directamente
pasó la señal de alto, no había marcas
de frenado, para nada. Nunca se detuvo en
la señal de alto en cuatro sentidos. ¡Nunca
se detuvo! Me dijeron que su mensaje decía:
"Voy en camino". ¿Llegó? ¿Llegó al lugar
a tiempo? Eso es lo que le preguntaría.
Una carta de Martin
Chandler Gerber:
Parecía ser tan solo un sueño.
Y así fue durante semanas. Sentía que iba
a despertar y pensar, "¿soñé ese accidente?".
Soy tan solo un hombre,¿sabes? Tan solo un
joven. Tengo una esposa y viene una hija en
camino. Soy tan solo un joven. Esto no puede
haberme sucedido, no puede ser real. Seguro
lo soñé.
Los recuerdos de lo que vi ese día vuelven
en diferentes momentos. Estoy en algún lado
y al ver una persona o familia Amish recuerdo
el accidente.
Este fue el último mensaje de texto que envié
antes de causar el accidente que mató a tres
personas.
Oficial Hernández:
La familia Amish iba en camino. Eran las 8
de la mañana y el conductor de la camioneta
era un joven de Bluffton, Chandler Gerber.
Iba camino a un trabajo. Limpiaba alfombras
en ese entonces e iba casi al límite de velocidad.
Determinamos que no iba acelerando, sino que
simplemente circulaba. Alcanzó a la familia
justo allí, cerca de donde está mi auto.
Básicamente golpeó la carreta de los Amish
desde atrás. Y terminó a unos 400 pies,
430 pies de donde está mi auto, ahí quedó
su camioneta.
Chandler Gerber:
Iba hacia el este justo al amanecer, circulando.
Mientras manejaba intercambiaba mensajes de
texto con mi esposa. Iba enviando mensajes,
y creo que estaba leyendo un texto justo al
momento del accidente porque recuerdo manejar
cuando levanté la cabeza y vi cómo se rompió
el vidrio del parabrisas y escuché un chirrido.
Ocurrió como en un segundo. Pasaron miles
de cosas por mi cabeza. Y empecé a detenerme
y fue cuando vi caer un cuerpo desde la parte
de arriba de la camioneta y pensé: "O, Dios,
¿qué hice?¿qué hice?".
Y me di cuenta de que golpeé algo y de que
era una carreta Amish. Salté de la camioneta.
Todo era silencio fuera. En ese segundo, no
había nadie más en el camino. Caminé hacia
atrás y miré en la cuneta y había cuerpos
tirados allí. Todo estaba silencioso, estaba
tranquilo. Lo único que se escuchaba y lo
único que se movía era el caballo. Estaba
muy malherido. Se estaba moviendo un poco
en el piso. Recuerdo que la madre estaba tirada,
creo, boca abajo, apoyada sobre sus manos
y las rodillas, como si hubiera estado sentada
en una silla y una fuerza la hubiera golpeado,
y no tuvo tiempo de moverse. Estaba sentada
en la misma posición en el piso. Y recuerdo
que me quedé viendo. No había nadie más
alrededor, solo yo y la familia en la cuneta
y el caballo, todo era silencio.
Oficial Hernández:
Un montón de caos aquí. Esta es la camioneta
de Chandler Gerber. Como ven, el frente del
vehículo está totalmente destruido. Él
estaba desolado y lloraba. Estaba casi en
estado de pánico.
Chandler Gerber:
Sabía que había estado mandando mensajes
mientras conducía. Sabía que había estado
leyendo en mi teléfono o enviando un mensaje
justo en ese momento. Estaba histérico. Creo
que probablemente estaba en shock. Me senté
en el asiento del pasajero en la camioneta
mirando hacia delante. Las luces, las sirenas
y las personas. Y vi pasar un coche fúnebre
y tuve la horrorosa sensación de que había
muerto al menos una persona. Se llevaron a
dos niños pequeños, uno de 3 años y otro
de 5 años. Se llevaron al hijo de 17 años.
Policía Hernández:
Vi al más pequeño de los niños, el de tres
años, tirado boca abajo en la cuneta justo
a nuestro lado, un poco atrás, de hecho,
justo frente a mí. Parecía que estuviera
dormido, hasta que lo dimos vuelta y vimos
todas las heridas en su rostro. Heridas en
sus piernas, parecía que ambas estaban quebradas.
Fue muy desolador.
Chandler Gerber:
Poco después del accidente fue muy duro.
Hubo muchas lágrimas, mucho preguntarme "¿por
qué ocurrió esto?".
Esta carta es de Martin Schwartz, el padre
de los niños que murieron por causa de mi
accidente. Dice: "Estimados: Confío en la
voluntad de Dios. ¿Cómo se encuentran? Espero
que con salud y buen ánimo. Por aquí vamos
marchando y tratando de hacer lo mejor que
podemos. Siempre me pregunto si pasamos suficiente
tiempo con nuestros hijos. Les deseo lo mejor
para su hija y el futuro incierto. A menudo
pienso en ustedes. Sigan buscando. Dios siempre
está allí. Atentamente, Martin y Mary Schwartz."
Deseo tanto poder regresar a ese día y cambiar
mi foco de atención. Quisiera poder regresar
y decir: "Puedo enviar estos mensajes cuando
llegue a mi destino, cuando llegue allí.
No tengo que hacer esto ahora que estoy manejando.
No hay nada tan importante, ¿sabes?". Pero
en ese momento pensaba que podía manejar
y enviar mensajes sin problemas. Y es un gran
problema. Por favor, no lo hagan. Por favor
nunca envíen mensajes de texto al conducir.
En la vida hay una oportunidad y se vive con
las decisiones que se toman.
Nuestra hermana Debbie
Karl:
Realmente no tiene vida. No tiene equilibrio,
sus brazos no funcionan bien.
Elizabeth:
Le gusta mirar los botes pasar de un lado
a otro en el río.
Karl:
Tiene visión doble. No puede ver bien.
Elizabeth:
Es muy duro para ella. No puede salir del
patio.
Karl:
Pusimos una cerca en su patio para que no
rodara por la orilla hacia el río.
Elizabeth:
Le gusta alimentar a su pájaro, cuidar de
los animales que la rodean.
Karl:
Tenía su vida planificada, siempre planeaba
todo. Ahora no puede hacerlo, porque no puede
recordar nada.
Elizabeth:
Debbie era muy activa, muy social. Trabajaba
más de 60 horas a la semana. Tenía un muy
buen trabajo, viajaba por todo el mundo. Iba
a Estambul en Turquía, viajaba a Francia,
le encantaba su trabajo, y los del trabajo
querían mucho a Debbie. Ahora depende de
todos: de mí, de mi hermano, de amigos. No
puede ir al frente del jardín sola debido
a su visión.
Debbie:
No recuerdo nada del accidente. Por lo que
me dijeron, estaba paseando a mi perro con
su correa, por última vez en la noche antes
de irme a la cama.
Karl:
Fue un domingo por la noche, el siete de agosto,
aproximadamente a las 9:15, mi hermana había
salido de la casa por la correspondencia,
cerca de ese pino grande. Fue atropellada
por una adolescente que iba enviando mensajes
mientras conducía. Mi hermana fue atropellada
donde está el buzón blanco y el auto la
arrastró, sobre el cofre, hasta aquí, y
aquí la encontraron los vecinos. Cuando estaba
el hospital estaba hinchada de pies a cabeza.
Tenía una derivación en su cabeza para aliviar
la presión en su cerebro, porque estaba muy
inflamado. Su ojo derecho estaba cerrado por
la hinchazón. Su rostro estaba hinchado.
Su cuello estaba quebrado. Sus brazos estaban
quebrados. Sus costillas estaban quebradas.
Su pelvis estaba deshecha. Tenía un tobillo
y una pierna quebrados. Su pulgar había sido
arrancado...casi arrancado, lo cosieron en
su sitio.
Fue terrible, te rompía el corazón. Ella
estaba en coma y fui con ella y le empecé
a hablar. Tomé su mano y ella la apretó,
sabía que yo estaba allí. Le dije: "Debbie,
sé que estás ahí. Sé que no puedes hablar
ni nada, pero yo sé que estás ahí". Apretó
nuevamente mi mano, sabía que le estaba hablando
a ella. Ella podía sentirlo.
Su sentencia fue de 30 días de prisión.
Un arresto domiciliario de 5 meses, 500 horas
de servicio comunitario y eso es todo. Mi
hermana no quiere tener nada que ver con ella.
Ahora está muy enojada y no creo que se le
pase pronto.
Elizabeth:
Charlie es el labrador marrón que está aquí.
Tenía 11 años cuando lo mataron. Pesaba
alrededor de 115 libras.
Debbie:
No, pesaba alrededor de 105 libras.
Elizabeth:
105 libras.
Charlie era mi mejor amigo. Era muy cariñoso
y adorable.
Karl:
Estábamos atendiendo a mi hermana cuando
alguien dijo: "¿Dónde está su perro?".
Ahí fue cuando lo buscaron y lo encontraron
allí, donde están los árboles. Había derribado
el buzón azul. Creemos que salió disparado
por el aire y que derribó el buzón. Recibió
todo el impacto del auto.
Elizabeth:
Los vecinos dijeron que yacía junto a la
calle y que movía la cola cuando subían
a Debbie a la ambulancia.
No está bien que la vida de mi hermana haya
cambiado para siempre.
Karl:
Pasó de ser activa a ser inactiva. En un
abrir y cerrar de ojos. Se acabó. La vida
que conocía se acabó.
Elizabeth:
Adoraba trabajar. Me ayudaba con mis hijos,
siempre estuvo ahí para apoyarme. Me rompe
el corazón todos los días ver a mi hermana
de esta forma y saber cómo era ella antes.
Debbie:
Ya está, ya está. Está bien. Te quiero
(susurro).
Tocando las estrellas
Megan:
Me gustan mucho los telescopios. Me recuerdan
a mi padre durante los buenos momentos que
compartimos. El telescopio es otra forma en
que lo veo como científico y el hombre brillante
que era. Durante la noche salíamos a mirar
las estrellas y me contaba sobre las diferentes
constelaciones para que las aprendiera. Cuando
había lluvia de meteoritos, venía y me despertaba
a las 3 de la mañana, me llevaba afuera y
mirábamos la lluvia de meteoritos durante
horas. Mi padre y yo afuera envueltos en mantas.
Era una sensación extraordinaria, un momento
entre padre e hija. Es el mejor padre que
podría haber soñado.
Reggie:
Cuando era niño era bastante normal. Al crecer
jugué muchos deportes: básquetbol, fútbol
americano, corría carreras. No hablo mucho
cuando hablo por teléfono. Me siento extraño
al hablar por teléfono. Siempre preferí
enviar mensajes o hablar en persona.
John:
Soy un vaquero, supongo que soy hijo de las
montañas. Hace poco fue a la pradera, era
bonito, pero soy hijo de las montañas y necesito
montañas a mi alrededor. Todas las mañanas
me levanto y veo salir el sol al este por
esa montaña al este. Es una montaña hermosa.
Y veo el atardecer por el oeste, sobre otra
linda montaña. No me gusta mucho la tecnología,
como herrero todos los problemas los solucionas
con un martillo más grande. Más calor y
un martillo más grande. No soy un hombre
de tecnología, nunca me gustó enviar mensajes
de texto, y desde aquel día, menos.
Reggie:
Envío mensajes de texto a menudo. Diario,
para mantenerme comunicado con mi familia
y amigos.
Oficial Vernon:
El auto del conductor que enviaba los mensajes
iba en esa dirección. Los dos ingenieros
iban en esta dirección y cuando pasaron se
tocaron entre sí, lo que hizo girar al auto
azul de los ingenieros, giró sobre sí mismo
por aquí hacia una camioneta que venía.
John:
Hay entre 15 o 16 millas de la autopista 30
camino a Logan. Desde que llegamos a esa parte
de la autopista camino a Logan, el conductor
que iba delante estaba distraído, pasó a
la línea central varias veces.
Reggie:
Era temprano por la mañana, afuera estaba
bastante oscuro. Llovía mucho y yo iba camino
al trabajo, mandando y recibiendo mensajes
de texto, y pasé la línea del centro y golpeé
a otro auto. No recuerdo el mensaje de texto.
No recuerdo lo que decía. Así de importante
era.
John:
Lo veo cruzar la línea central y en ese momento
todo pasó en cámara lenta y pensé "esto
va a estar feo".
Reggie:
Recuerdo el sonido de los autos cuando chocaron:
el vidrio al romperse, frenos y chirrido de
ruedas.
John:
Lo golpeó de lado y lo hizo patinar, recuerdo
muy bien que pensé en ese momento que yo
iba a chocar contra ese auto. Tan solo pensé:
"esto va a estar feo". Lo supe en ese mismo
momento. Me pregunté a mí mismo: "¿qué
tan feo va a estar?". Mi camioneta chocó
el lado del acompañante y básicamente levantó
al auto y lo llevó hacia la cuneta con nosotros.
Había apretado los frenos e intentaba detenerme;
obviamente, no pude. Mi camioneta atravesó
la mitad del auto.
Reggie:
Me bajé del auto y corrí hacia el accidente.
Había un hombre al teléfono y lo escuché
decir que había dos hombres en el auto que
no respiraban.
Oficial Vernon:
Las dos personas que murieron estaban dentro
del auto azul. En esta se ve cómo quedó
el auto después del accidente.
Reggie:
Veo la foto y todo lo que puedo hacer es pensar
en las familias de esos dos hombres. Mientras
conducía decidí que enviar mensajes era
más importante para mí de lo que esos dos
hombres eran para sus familias.
Y qué egoísta de mi parte fue tomar esa
decisión de enviar mensajes mientras conducía.
Vivir todos los días sabiendo que mataste
a dos personas es una de las cosas más difíciles
con las que puedes vivir.
Megan:
Siempre tengo pesadillas sobre el accidente
de mi padre que son como oleadas. Sueño que
estoy parada al lado de la autopista donde
ocurrió todo. Ver el accidente y no poder
moverme, no puedo ir y tratar de evitar que
suced. No puedo ir a ver si mi padre está
bien. No puedo salvar a mi padre, tan solo
estoy al lado de la autopista, no puedo hacer
nada. Hasta he soñado que soy Reggie, el
que mandaba mensajes mientras conducía y
chocó el auto. Fui quien causó el accidente
y también el conductor de la camioneta que
impactó sobre mi papá. Estuve en el asiento
y maté a mi propio padre.
John:
Terminé con hernias de disco en mi espalda
y mis rodillas se golpearon bastante fuerte
contra el tablero. ¿Cuánto daño fue a causa
del accidente? No lo sé. El trabajo de herrero
es una ocupación muy física. Es duro para
la espalda y terminar de repente con unos
discos herniados...la vida como herrero se
termina.
Reggie:
En septiembre van a ser casi 7 años y aún
sigue siendo muy difícil para mí. Ese accidente
se podía evitar. No hay otra forma de verlo.
Si dejaba de lado mi teléfono, la vida de
ellos se salvaba. Es así de sencillo. Así
de sencillo es para mí ahora, cuando miro
atrás. Y cuando hablo con otros comparto
el mismo mensaje. Les digo: "así de sencillo
es para ustedes salvar la vida de alguien.
Dejen el teléfono de lado cuando conduzcan,
y ustedes y todos a su alrededor en el camino
estarán más seguros".
Quiero que la gente me vea, vea lo que hice
y lo que causé y diga: "No quiero ser ese
tipo".
Megan:
La primera vez que vi a Reggie en un tribunal,
todo lo que sentía era odio. Me horrorizó
el hecho de que alguien de mi edad hubiera
matado a mi padre, me lo hubiera quitado.
Reggie:
El día de la sentencia, las familias tuvieron
la oportunidad de levantarse y dirigirme la
palabra.
Megan:
Todo lo que pude hacer fue mirarlo con odio
y desear que hubiera sido él en lugar de
mi padre quien muriera en el accidente.
Reggie:
Megan se levantó y habló sobre su boda,
recién se había casado. Habló sobre cómo
no pudo caminar hacia el altar con su padre...me
miró y me dijo que yo se lo había quitado...lo
que dijo era absolutamente cierto.
Megan:
Me gustaría pensar que mi padre está en
algún lugar del universo. Durante la noche
salgo y me siento a mirar el cielo en el balcón
cuando estoy triste y cuando estoy sumamente
triste siempre veo una estrella fugaz. Me
gusta pensar que es la forma que mi padre
tiene de comunicarse conmigo. Sentí que a
mi padre no le gustaría que esté enojada
con él por el resto de mi vida, supe que
mi padre ya lo perdonó. Supe eso y que querría
que siguiera adelante y que lo perdonara,
incluso que llegara a conocerlo.
Reggie:
El perdón es algo que veo gracias a Megan.
Veo ese perdón, lo siento. Y lo agradezco.
Megan:
Me acerqué a Reggie para decirle que mi padre
lo perdona y yo también. Quiero ayudarte
a pasar por esto, a intentar hacer la diferencia
en esto.
Reggie:
Una vez alguien me dijo que para ser un buen
miembro de la sociedad uno debería dar más
de lo que toma. Nunca podré devolver la vida
de esos dos hombres.
Voces desde el corazón
Chandler Gerber:
Solo quisiera decirle a todos los que tienen
un teléfono móvil que se concentren mientras
conducen, que presten atención, no saquen
los ojos del camino mientras conducen. Las
cosas pueden suceder rápidamente y cambiar
tu vida para siempre.
Valetta:
Lo diré una y otra, y otra vez, no envíen
mensajes de texto mientras conducen. Puede
esperar.
Elizabeth:
Le diría a todo el país que por favor no
envíe mensajes de texto mientras conduce,
¿cuántas personas más deben morir? ¿Cuántas
personas más quedarán como mi hermana Debbie?
John:
Es una locura, y no sé por qué las personas
ya no quieren hablar entre ellas.