Vos te fuiste de putas
alguna vez, ¿o no?
Y por ahí veo otras caras,
pero están acompañados
y me da vergüenza
mandarlos al frente.
Deben haber pasado alguna vez
por una zona roja.
En el auto, paseando en bicicleta,
se deben haber cruzado alguna vez
con un par de travas paradas
en una esquina laburando,
¿o es un tema que les resulta
totalmente ajeno?
¿Ajeno totalmente?
(Risa sofocada)
Mi papá decía que una persona
era feliz si era una persona de bien.
Para ser una persona de bien,
mi papá decía que esa persona
debía tener una familia
y tenía que trabajar.
Cuando yo comencé
a travestirme en la adolescencia,
mi papá puso una maldición sobre mí
y me dijo que un día
iban a llegar a mi casa,
iban a tocar la puerta
y le iban a dar la noticia
de que me habían encontrado muerta,
tirada en una zanja,
porque el único trabajo
al que yo podía aspirar
siendo travesti era a tener sexo
con hombres por dinero.
Digo esto porque no me dejan
decir malas palabras.
pero lo dijo de una manera
un poco más honesta.
Y que me iba a morir sola.
Bueno, antes de los premios, antes
de convertirme en una actriz de culto;
antes de viajar y conocer lugares
maravillosos por todo el mundo,
del prestigio,
del cariño del público,
terminé siendo prostituta
como mi viejo me había dicho
que iba a terminar.
(Suspiro)
No terminé tirada
en una zanja, igual.
La primera vez que me prostituí
salía de la facu
estaba estudiando Comunicación Social,
cuando me vine a Córdoba a estudiar
me vine con el espíritu acuariano
muy a flor de piel, muy rebelde,
yo le quería demostrar a mi
viejo que se había equivocado
en lo que me había dicho.
Pero fallé.
Porque cada intento que tuve de buscar
un laburo decente, entre comillas,
como ir a laburar al McDonald's
o laburar en un call center,
cuando miraban el documento
y me miraban a mí
tenían inmediatamente
una muerte cerebral instantánea.
Y no me daban el laburo.
Así que una noche, saliendo
de Ciudad Universitaria
un auto paró cerca de mí
y el tipo que manejaba
me preguntó cuánto cobraba.
Y fue la primera vez que tuve
que abrir una puerta de mi destino
y tomar una decisión
y me subí al auto de ese tipo.
Empecé a hacer rondas
por Barrio Alberdi,
a la madrugada, tipo
3 o 4 de la mañana,
sabiendo que a esa hora ya no había
vecinos que me pudieran ver.
Que pasaban autos, que había lugares cerca
de los que salían borrachos.
Pero estaba expuesta
a muchos peligros laburando sola.
Si no era la cana, eran
los locos que salían del baile,
si no eran los locos que salían del baile,
eran tres vaguitos que pasaban.
Y una trava que laburaba
en Dean Funes y Corro
me dijo que tenía
que ir a una zona roja
para que las otras travestis me adoptaran.
Ella decía que como yo era chica,
me iban a adoptar como si fuera una hija.
Así que empecé a rondar
por las zonas rojas
que conocía en ese momento
que eran la Cañada y Rioja,
el Mercado de Abastos
y el Parque Sarmiento.
Como siempre tuve afinidad
con los árboles que crecen solos.
sin la ayuda de nadie, yo me quedé
en el Parque Sarmiento.
Ahora la gente va a trotar,
va a pasear perros
va a andar en bici, se va a besuquear
tranquila al parque,
a comer choripanes.
Pero en esa época
era un parque oscuro
por donde se pasaban de un lugar
de la ciudad a otra
y por donde se buscaba
placer por dinero.
La primera vez que fui
me quedé sentadita en un banco
cerca de un grupo de travas y minas
que estaban laburando al frente
de la estatua del Dante.
Estaba escuchando a José Luis Perales
en los auriculares
y vi cómo me reconocieron
ellas inmediatamente
y mandaron a una para que averiguara
a ver qué estaba haciendo yo
ahí sentada en el parque.
La verdad es que tenía mucho miedo
porque lo único que conocía
de las zonas rojas
era lo que mostraba
la tele en ese momento.
A parte estaba todo el lío
de la zona roja en Palermo,
que las vecinas de Palermo
las querían sacar,
entonces las imágenes que ponía
la televisión eran siempre terribles.
Tenía una resonancia de horror
prácticamente, de mucho miedo.
Se me acercó
y cuando se fue acercando la primera mina
que se me acerca de ese grupo
me doy cuenta de que está embarazada.
Tiene una panza así.
Se llamaba Gabriela,
tenía el pelo negro, lacio,
hasta la cintura.
Estaba lleno de pasto el pelo.
Y su ropa. Porque atendía a los clientes
allí adentro en el parque.
¡Pará un poco!
(Suspiro)
Me pidió fuego, me preguntó qué hacía
y se fue y les contó a las otras
que era Camila, que tenía 18 años
y que estaba intentando
laburar ahí como ellas.
Esa noche me fui después con mucho miedo
porque pensé que me podían hacer algo,
que se podían enojar por si les sacaba
algún cliente yo, el más bagayo.
Al otro día volví y se me acercaron
todas juntas y se presentaron.
Estaba Gabriela, la embarazada;
Gabriela, que era otra de las travas
que estaba laburando ahí,
que era enorme, tenía 1,80 m
y hablaba como si fuera
Libertad Lamarque.
Tenía una voz así de mujer,
pero como Libertad Lamarque.
También estaba Angie Desiré
que era una de las travas
más lindas que he conocido
¡y mira que en Córdoba
hay travas lindas!
(Ríe)
Pilar, que era su prima,
en realidad su primo,
porque se vestía de mujer
solo para ir a trabajar
ahí al Parque Sarmiento
y Cleopatra, que era
como la faraona de ese lugar;
de ese infierno dantesco,
al frente de la estatua del Dante.
Que era una trava que tenía
2 metros, unas manos así
¡y hacía unos asados
en su casa de Alta Gracia!
Miren, mi papá es un tipo
que hace buenos asados
porque le dedica su vida entera
a hacer un asado
pero esta mina hacía los asados
más ricos que he comido
y que creo comeré en mi vida.
Estando con ella yo aprendí
cuánto valía mi cuerpo
y cuál era el precio
que debía ponerle.
Aprendí a defenderme.
A mirar 2 veces a una persona
antes de emitir un juicio.
Aprendí a fabricarme un arma
por si las cosas se ponían feas
alguna vez, que un cliente se zarpara.
Que consistía en un jabón de telo
así con una Gillete,
envuelta en una gomita
que vos sacabas así
y se convertía en una navaja
pero la podías tener en la cartera,
en la manga de la ropa,
en cualquier lado.
Nunca usé la navaja.
Pero tuve muchas
oportunidades de usarla.
El único momento en el que
nos separábamos con estas travas,
cuando estábamos ahí era cuando
nos íbamos con un tipo a laburar
o cuando venía la cana, que sigue siendo
la misma inoperante de siempre,
imagínense en el año
2000 o 2001 lo que era esto.
Si caías en cana, seguramente,
porque como no éramos ningunas santas,
tampoco nos íbamos a quedar calladas
la boca si los tipos nos provocaban,
volvíamos con el tabique quebrado,
con el ojo morado, con una teta corrida,
entonces cuando veíamos que llegaba
el flaco de la cuarta, empezábamos:
"¡El flaco de la cuarta!
¡El flaco de la cuarta!"
Y desaparecíamos --era como prender la luz
y ver las cucarachas que hacían así
en el parque, todas de tacos,
corriendo, del cagazo que le teníamos
a la policía.
Yo nunca supe
en qué momento nos hicimos
verdaderas amigas con esas minas.
No sé en qué momento ellas
supieron qué día cumplía años.
Ni si tenía el corazón roto
o lo tenía entero.
Si me faltaba plata para el alquiler,
si me faltaba plata para comer.
Si estaba cansada,
si estaba en la facu.
Todos mis otros amigos,
los de la facu, los compañeros
de la secundaria, mis viejos,
nadie sabía que yo
cuando terminaba una clase,
me iba al Parque Sarmiento a laburar.
Ellas sí.
En ese parque
nosotras atendimos a viejos, jóvenes,
flacos, gordos, pobres, ricos,
felices, amargados, casados, solteros,
activos, pasivos.
Sin fijarnos nunca ni de qué color
ni de qué procedencia.
Eran estos personajes que iban
a buscar nuestro cariño.
Y hoy estoy acá en el TEDx
intentando de alguna manera
dar un mensaje alentador o inspirador
a pesar de que no creo
en la autosuperación ni mucho menos.
Y les digo que acepté dar esta charla
porque tenía la necesidad
primero de pedir disculpas
porque nunca las busqué.
(Solloza)
No las vi nunca más.
Y porque quería contarles
que Gabriela,
la que estaba embarazada,
iba al parque todas
las noches en bicicleta.
Ataba su bicicleta a un árbol
y atendía a los clientes
al lado de la bici.
Y yo pensaba en este sistema de mierda
donde 2 criaturas que están
en el vientre de una mina
tienen que asistir
a semejante espectáculo.
Les pregunto a Uds.
si pensaron alguna vez
que la poesía podía tener
una forma tan concreta.
Como esa mina laburando
en el Parque Sarmiento
llegando en bicicleta,
yéndose en bicicleta a su casa.
Y tal vez yo no estaría acá
en el TEDx hoy
ni me hubiera convertido en la actriz
en la que me convertí con "Guaguaguá".
Porque hubiera terminado
tirada en una zanja
muerta, como me dijo mi viejo,
si Cleopatra una noche no hubiera visto
como 2 pibes que me contrataron
que salieron de bailar de Nueva Córdoba,
me subieron a un auto
y cuando se dieron cuenta
de que era travesti
me empezaron a cagar a trompadas.
Y yo desde adentro del auto
en medio de los golpes
vi a Cleopatra que venía
con un jean de tiro alto,
muy ajustado, una camperita
de jean que la cortaba acá
para que se le viera toda
la parte de abajo de la teta,
una colita alta, el pelo negro
y esas manazas gigantes,
abría la puerta del auto,
sacaba a los 2 pibes
y los cagaba a trompadas
y me defendía por primera vez
en la vida.
Alguien, ni siquiera mis viejos
ni mis amigos, ni mis hermanos.
Ella me rescató de
la muerte esa noche.
Y tal vez no estaría acá
si yo no hubiera seguido mi intuición
y hubiera llegado a ese parque
por azar o por lo que sea
guiada solamente por mi afinidad
con los árboles que crecen
sin la ayuda de nadie.
Gracias.
(Aplausos)