En mi trabajo como diseñadora e investigadora
intento entender cómo desarrollar cambios simples en apariencia
para abordar temas sociales complicados,
y quiero proponer un cambio así en nuestro sistema democrático.
Porque nuestra democracia, tal y como está organizada,
está causando graves problemas
y señalaré tres de ellos.
En primer lugar, hemos creado un sistema
en el que los incidentes son más importantes que la previsión.
Si nos fijamos, lo que hacen hoy en día los políticos
es reaccionar a sus problemas diarios y hablar de escándalos
o de jugosos cotilleos de algún colega suyo.
Cabría preguntarse si les votamos para esto
y yo diría que no.
Les votamos para que nos brinden un futuro mejor.
Sin embargo, algo tan arduo y complejo
como desarrollar planes a largo plazo para un país
no tiene cabida en este sistema porque lo queremos todo ya.
En segundo lugar, hemos creado un sistema
en el que el atractivo es más importante que la aptitud.
Si os enseño estas dos imágenes y os pregunto
quién queréis que lidere vuestro futuro, vuestro país,
todos sabemos quien ganará.
Adoramos la belleza
y parece ser que preferimos que un presidente vaya al gimnasio
a que lea sobre ciencias políticas.
No digo que un político actual
no deba tener una imagen ante los medios,
pero sostengo que hay otras cualidades igual de importantes
o incluso más para ser un buen líder.
¿Y la creatividad?
¿Y saber escuchar los argumentos del contrario?
¿Y la capacidad de colaborar?
Esas cualidades no importan si las cámaras no te favorecen.
En tercer lugar, nuestro escenario político
es una tribuna de competición destructiva.
Esto siempre es así, sobre todo al acercarse las elecciones.
En ese momento, los líderes de los partidos
se rodean de equipos que crean las mejores estrategias
para tumbar a sus oponentes
en el momento adecuado de la campaña
y de un modo tan impactante que se mostrará en los medios una y otra vez.
La política se ha vuelto un combate de gladiadores
y somos el público que los alienta.
Esto nos lleva a lo que resume este gráfico.
La política no nos interesa durante años
pero en cuanto empieza la campaña electoral
se despiertan nuestras ganas de espectáculo
y compramos encantados la entrada a este circo mediático.
Es entretenido, pero, ¿qué asimilamos en esos dos meses?
Seguramente, tratará de lo que nos preocupe en ese momento
y el análisis político no pasará de juzgar
las apariciones en los medios o las estrategias.
Pero esto no hace justicia a la complejidad de la política.
Por tanto, quisiera proponer algo diferente, que es...
¡VOTA EN TU CUMPLEAÑOS!
Votar en tu cumpleaños.
Funciona así:
Votas una vez al año
así que en cuatro años, caso de Holanda,
votarás cuatro veces.
Sin embargo, no sucede nada de inmediato,
sino que tras 4 años se recuentan todos los votos.
En, llamémoslo, el «Día del recuento».
Y ese día se forma un nuevo gobierno.
Os pondré en situación
para que entendáis lo que quiero decir.
De entre toda esta gente, eres tú el que cumple años.
De entre todos, tú decides, ahora.
Una semana antes el gobierno te manda esta tarjeta,
o la Reina, en nuestro caso.
Dice: «¡Felicidades!
Pronto terminarás tu cuadragésimo año como ciudadano de este país.
Nos encantaría contar contigo un año más.
Visita www.largavidaalademocracia.com y vota.
Afectuosamente, Bea.
Pones la tele para ver si algún partido va ganando
o si hay algún debate.
Pero no hay nada en ese momento.
No se puede estar en campaña cada día.
Los políticos tendrán que hacer otras cosas.
Al día siguiente hablas con tus compañeros
y les preguntas a quién votaron en sus cumpleaños.
Uno de ellos te explica por qué votó a un político:
«Hizo aquellas declaraciones tras aquel incidente».
Y mientras te explica por qué lo hizo
os dais cuenta de que aquel incidente era algo trivial,
y de lo insatisfactorio que es votar
por algo que, tres meses después, no importa.
Entonces, ¿cómo decidir a quién votar?
Visitas la página web de la que hablaba la Reina
y encontrarás los planes de futuro de todos los partidos.
Leerás lo que el partido laborista piensa hacer con la sanidad
y lo que los liberales piensan hacer con la economía.
Mientras lo lees, recordarás cuando un político
ha contribuido a este tipo de cosas.
Basándote en eso, decidirás a quién votar,
después de comerte la tarta de cumpleaños.
Esto pasará cuatro veces seguidas
y llegará el «Día del Recuento».
Ese día será un acontecimiento,
porque en el «Día del Recuento»
los medios recordarán los cuatro últimos años
en vez de los dos últimos meses.
Intentarán dilucidar el momento
en el que los políticos contribuyeron
al futuro que prometieron para ti.
Seguirán preocupados por parecer atractivos ante la cámara
o apuñalar a sus oponentes por la espalda.
Pero para esos políticos, el "Día del Recuento" será doloroso
y para sus votantes también.
Y al contrario que en el sistema actual
no tendremos cuatro años para olvidarlo.
Porque el día después del "Día del Recuento" seguirá votando gente.
Así pues, este sistema anima los políticos a mostrar
sus aptitudes para hacer que el país mejore
y nos anima a votarlos por sus aptitudes y no por su sonrisa.
Si apoyáis este sistema
y queréis que se aplique en nuestro país
Mandadnos un «tweet» el día de vuestro cumpleaños
y lo intentaremos hacer realidad.
Gracias.