(Liz Larner) La arcilla es un material increíble, pues tiene varios estados. Es un material flojo y maleable, pero también puede ser inmanejable, más si trabajas con grandes cantidades. [risas] — Es un poco delgada. — Hum. (Liz Larner) Después se seca, el agua se evapora, se convierte en polvo. [sonido de taladro] Tienes que meterla al horno, la quemas, la vitrificas, se endurece y estabiliza. Es interesante que el polvo se convierta en este material, que es, probablemente, de los más difíciles de degradar. — Un poco más. — Okay. — Empújala más. — Bien. — Necesitaré esto...Uh, oh. —La agarré muy fuerte. (Liz Larner) La idea detrás de muchos de estos trabajos es que están rotos. Es una ruptura y todas son distintas. Los términos son poéticos como geológicos; entonces, la subducción es cuando dos placas se solapan, estas... formas se llaman subducciones, y en la de la pared de allí, esa es una cesura, es un término poético que señala un espacio en un poema. Para mí, la escultura es la forma más física del arte, pero conserva totalmente ese aspecto poético. La realidad física de la inestabilidad, algo con lo que todos lidiamos, es parte de estas obras. En California, la tierra es muy importante. Es lo que trajo a las personas aquí. Es el final de la frontera. Es como si el mito de América terminó en California. — ¿Listo para escarbar? Crecí a más de 90 kilómetros al noreste de Sacramento. Mi papá, por lo general, era arrocero pero también cultivaba trigo y cebada en el invierno, también tomates y frijol. — ¡Uh! ¡Buena atrapada! Cuando tenía 12 y mi hermana 11, nos sentó y nos dijo:\ «Chicas, ¿alguna quiere hacerse cargo del rancho?». Dijimos que no. [risas] Ahora pienso en eso como, «Wow. Dije eso de pequeña, y, básicamente, cambió toda mi vida». Estudiaba la licenciatura en filosofía. Decidí aplicar para la escuela de arte. Entré a CalArts, como fotógrafa el penúltimo año. Al final, cuando terminé, me di cuenta que no quería fotografiar objetos. Quería hacerlos. Decidí quedarme en Los ­Ángeles. Todo iba más lento. Era más fácil vivir aquí y trabajar como un artista joven. Claro que pensé en mudarme a Nueva York, pero me di cuenta que quería experimentar y explorar, sin tener tanta atención sobre mí. Supongo que la idea de que un artista es alguien que puede cambiar su pensar, es algo que necesitas hacer, es seguir tus ideas, no hacer lo mismo una y otra vez; eso es parte de lo que encuentro emocionante de ser artista. Esta es «Planchette», Es un puntero móvil, es la pequeña pieza en un tablero de güija, con forma de corazón, normalmente. No pienso que puedas comunicarte con... los muertos si la tocas, pero me gusta la idea de que las manos de todos toquen este objeto, y se supone que puede evocar una comunicación espiritual. Me encanta esa idea. No le digo a las personas lo que deben pensar sobre las cosas. Me gusta darles cosas en las que pensar que no están deletreadas, que, espero, vengan de lo físico en sí. Esa es la razón para hacer esculturas. Estas piezas se llaman «Guests», la idea es que no tienen un lugar particular donde estar, como en una base... o en una pared. Pero tienen definición, por que son muy matemáticas. Uno de los retos fue evitar que se enlazaran, ya sabes; poder moverlas en cualquier dirección y que se mantuviera fluida. Tengo ganchitos también, realmente puedes usarla. (Mujer) ¿En serio? (Liz Larner) Sí. (Muejr) ¿La usaste? (Liz Larner) Sí, lo hice. Hicimos un desfile de moda con ellas. (Mujer) ¿Sí? (Liz Larner) Fue divertidísimo. — Okay, no creo usar este. — Es cobre. — ¿Qué tal rosa? — Uhm, deja el rosa. (Liz Larner) Hago una pequeña muestra de cada pigmento que recibo. — Mucho verde y azul. (Liz Larner) Entonces tengo esta paleta gigante... — No, muy duro. (Liz Larner) Se trata de ver la forma, y pensar de ella como un personaje. Tiene una presencia en ella que quiero sacar mediante el color. — Bien. (Liz Larner) Me interesa la técnica, pero no quiero estabilizar una técnica, o que la técnica se convierta en el arte. Quiero que el arte sea sobre las ideas de lo que sucede físicamente. Los llamamos cubos, porque no hay otras palabras, pero cuando hice esas piezas, cada barra era del mismo largo. Pero son curveadas, ¿entonces son cubos? No sé si, técnicamente pueda ser considerado un cubo. La manera en la que aplicas el color no refuerza la forma, entonces puedes ver otras formas dentro de la forma. La obra es sólida, pero parece que se cae, o que levantándose, o que se moverá. Trato de no usar los mismos métodos, pero sí trabajar con las mismas ideas. Es por eso que «2001» es una idea similar en cuanto a los colores, pero de un método distinto. La idea para «2001» era hacer una animación como escultura, entonces hice una animación. Era una esfera convirtiéndose en un cubo, y del cubo a una esfera otra vez. Después, en la computadora, los junté en un solo espació. No hay repeticiones por ningún lado. Sientes que está girando, aún cuando, en realidad, está quieta. Pienso que vivimos en un tiempo donde la realidad e ilusión siempre están juntas, y que la realidad de esta obra es su ilusión; constantemente tienes que entender la forma una y otra vez, y entender el color porque también cambia. Si uso las mismas técnicas, entonces será más permanente, y no quiero que lo sea. Quiero que sea impermanente, entonces tengo que cambiar la forma en que lo hago, se queda grabado en... en el tejido de la percepción, y se vuelve muy estable. Una de las cosas que descubrí sobre la geología es... que... la primera regla de la geología es «las rocas caen», pensé que era genial, ¿sabes?, es el ciclo desde la cima de la montaña al fondo del océano, y de regreso a la cima, es como Geología básica, de primer día. [pájaros cantando] «Public Jewel» fue un encargo de la GSA para la Federal Plaza, en Denver. — Así se apellida. — Oh, gracias. — Gracias. (Liz Larner) No tomé en cuenta que tendría que usar varias piedras. Pensé que encontraría una, y claro, eso fue imposible, me di cuenta que tendía que hacer algo que llamo la piedra aglomerada. Esa fue la gran realización, porque pude conseguir piedras de todo Colorado. Me causó gracias entender que, ya sabes, las piedras parecen permanents, pero hay piedras que no soportarían estar cinco años en la plaza. — Okay, ¿puedes cambiarlas? — Así es mejor. (Liz Larner) Cada piedra tiene su historia, ¿sabes? Cada una tiene una cápsula del tiempo, si las miras de cierta forma.