En enero de 1953, una marejada
sacudió el Mar del Norte.
Las olas titánicas inundaron
la costa holandesa,
matando a casi 2000 personas.
54 años después, una tormenta similar
amenazó la región.
Pero esta vez, Holanda estaba preparada.
A medida que el agua crecía,
sensores informáticos de última generación
activaron los protocolos de emergencia.
En los siguientes 30 minutos,
dos brazos de acero de 240 m se cerraron
protegiendo el canal.
Usando rótulas de 680 toneladas,
la barrera se movió al ritmo
con el viento cambiante y las olas.
Por la mañana, la tormenta
había pasado con inundaciones mínimas.
La primera activación de campo.
de la barrera de Maeslant
fue un éxito rotundo.
Siendo una de las estructuras móviles
más grandes del planeta,
esta barrera contra tormentas
es una maravilla de la ingeniería humana.
Pero el estructuras es solo
una parte de un masivo sistema
de enclavamiento de controles
de agua conocido como Delta Works,
el proyecto de prevención de inundaciones
más sofisticado del mundo.
Holanda tiene una larga historia
de gestión del agua.
El país se sitúa en el delta.
de tres grandes ríos europeos,
y casi una cuarta parte de su territorio
está por debajo del nivel del mar.
Esta geografía hace que la región sea
muy propensa a las inundaciones.
Tanto es así, que algunos de
los primeros órganos rectores holandeses
eran "juntas de agua" que informalmente
coordinaban la protección
contra inundaciones
Pero tras las tormentas de 1953
el gobierno holandés
tomó más medidas oficiales.
Establecieron la Comisión Delta,
y se le encargó proteger
toda la región suroeste.
Centrándose en ciudades
densamente pobladas, su objetivo
era reducir la probabilidad anual
de inundaciones por debajo de 1 de 10 000,
aproximadamente 100 veces más seguro
que la ciudad costera promedio.
Lograr este alto objetivo requería
varios proyectos de infraestructura
a lo largo de la costa suroeste.
Lo primero era represar los estuarios
propensos a inundaciones de la región.
Esas grandes entradas alimentaban muchos
de los ríos del país en el Mar del Norte,
y durante las tormentas permitieron que
las inundaciones surgieran tierra adentro.
Usando una serie de presas, la Comisión
Delta transformó estos estuarios
en lagos expansivos que sirven de
reservas naturales y parques comunitarios.
Sin embargo, esta solución no funcionaría
para el Nieuwe Waterweg.
Como el alma de la industria
de transporte marítimo local
este pasaje tuvo que mantenerse abierto
en condiciones seguras,
y con barricadas
durante mareas de tormenta.
En 1998, el Maeslantkering se finalizó
proporcionado la flexible
protección necesaria.
Junto a barreras adicionales,
como diques de hierba y de hormigón,
fortificaciones que constituían
la mayor parte del proyecto Delta Works,
que se centró principalmente en
frenar las tormentas oceánicas.
En las siguientes décadas, los holandeses
persiguieron planes adicionales
para terminar el Delta Works y protegerse
contra inundaciones tierra adentro.
Bajo el plan "Habitación para el río",
granjas y diques fueron reubicados
lejos de la orilla.
Esto dejó más espacio para el agua para
recoger en llanuras de inundación bajas,
creando embalses y hábitats
para la fauna local.
Este retiro estratégico no solo
disminuyó el riesgo de inundación,
sino que además permitió
la reconstrucción de asentamientos
para construirlos
de forma más densa y sostenible.
Ninguna ciudad de los Países Bajos encarna
el enfoque múltiple de gestión del agua
tanto como Rotterdam, una ciudad próspera
casi por completo bajo del nivel del mar.
Cuando una tormenta amenaza,
distritos antiguos densamente poblados
están protegidos por diques tradicionales.
Mientras tanto, distritos más nuevos
han sido artificialmente elevados,
techos verdes a menudo deportivos
que almacenan agua de lluvia.
Numerosas estructuras
alrededor de la ciudad se transformaron
en instalaciones de almacenamiento de agua
además de estacionamientos y plazas
que normalmente sirven
como teatros y arenas deportivas.
Mientras en el puerto, los pabellones
flotantes se elevan con el nivel del agua.
Estos son los primeros de varios planeados
como estructuras anfibias,
algunos de los sistemas purifican el agua
de la casa y sirven de colectores solares.
Estas estrategias son solo algunas
de las tecnologías y políticas
que han puesto a Holanda
a la vanguardia de la gestión del agua.
El país continúa encontrando
nuevas formas para hacer que las ciudades
sean más resistentes
a los desastres naturales.
Y como el aumento del nivel del mar
causado por el cambio climático
amenaza a ciudades bajas
alrededor del mundo,
Holanda ofrece un excepcional
ejemplo de cómo ir con la corriente.