Es fácil olvidar cuán vasto y profundo es el océano. Un 60 % del mismo es en realidad una región fría y oscura conocida como océano profundo. Y llega a los 11 000 metros. Pero esta zona remota es también uno de los más grandes hábitats terrestres, que alberga una enorme diversidad de vida, desde calamares gigantes y tiburones duende hasta animales minúsculos más pequeños que un milímetro. ¿Cómo prosperan tantas especies en este mundo subacuático? Durante décadas, científicos intrépidos se han aventurado allí para averiguarlo. Al viajar por la columna de agua, aumenta la presión y la luz empieza a decaer. A los 200 metros, se detiene la fotosíntesis y la temperatura disminuye respecto de la superficie en hasta 20 grados centígrados. A los 1000 metros, la luz solar normal ha desaparecido por completo. Sin luz, la vida como la conocemos parece imposible. Por eso en 1844 el naturalista Edward Forbes escribió su teoría azoica. Azoica significa sin animales. Forbes estaba seguro de que nada podría sobrevivir debajo de los 600 metros debido a la falta de luz. Claro, el descubrimiento de especies de aguas profundas demostró lo contrario. Lo que Forbes no tuvo en cuenta es algo que se llama nieve marina, que suena mucho mejor de lo que es. La nieve marina es básicamente materia orgánica, partículas de algas muertas, plantas y animales, que van a la deriva en las profundidades y son alimento para los animales de aguas profundas. En gran parte gracias a eso, hay abundantes formas de vida en la oscuridad adaptadas a una dura realidad donde solo lo extraño y maravilloso sobrevive. Peces con bocas cavernosas y dientes puntiagudos que sobresalen de sus mandíbulas, estructuras con forma de lámpara que sobresalen de su cabeza, como el rape, que atrae presas con su brillo engañoso. Varias criaturas marinas han perfeccionado esta técnica lumínica conocida como bioluminiscencia, y la usan para atraer presas, distraer a los depredadores, o atraer parejas. Algunas criaturas las usan como camuflaje. En algunas partes de la columna de agua donde solo se filtra una tenue luz azul, la bioluminiscencia animal se confunde con el resplandor. Los depredadores o presas que miran hacia arriba son engañados por este camuflaje, y no ven la silueta de las criaturas. Estas adaptaciones de otro mundo también surgen de la necesidad de localizar y arrebatar la comida antes de que se aleje. Algunos animales marinos, como las medusas, medusas peine y salpas pueden migrar entre las profundidades en parte porque su consistencia de un 90 % de agua les permite resistir una inmensa presión. Pero son la excepción. La mayoría de estas criaturas están en un rango estrecho en la columna de agua donde los nutrientes son escasos ya que la comida que va a la deriva hacia abajo de la superficie se hunde rápidamente en el fondo del mar. Si vamos hasta el fondo, encontramos las criaturas más exóticas. Algunas adoptan el enanismo, un rasgo que las transforma en versiones en miniatura de los animales que vemos más cerca de la superficie. Se cree que la escasez de alimentos provoca la contracción. Solo una pequeña parte del alimento de la superficie llega al fondo del mar, por lo que ser pequeño hace que se requiera un bajo consumo de energía y es una ventaja adaptativa. Y, sin embargo, el mar es también un reino de gigantes. Aquí, los calamares colosales pueden alcanzar 18 metros de largo. Los isópodos corretean por el fondo del mar como enormes piojos de la madera. Hay cangrejos araña japoneses con largas extremidades, y peces remo, cuyos cuerpos se estiran a 15 metros. Esta característica se conoce como gigantismo, y es un misterio. Altos niveles de oxígeno, se cree, causan crecimiento extremo en algunas especies, mientras que temperaturas más frías promueven vidas más largas, dando a los animales la posibilidad de crecer enormemente. Muchas de estas bestias marinas exóticas nunca verán la luz solar. Algunas se aventuran a través de la columna de agua para alimentarse, y unas pocas en realidad romperán las olas, para recordarnos en la superficie la increíble capacidad de supervivencia de los habitantes profundos del océano. Los humanos todavía tenemos un asombroso 95 % del océano por explorar. Por eso las profundidades siguen siendo un gran misterio. ¿Qué otras maravillas indecibles hay en lo profundo, y cuáles descubriremos?