Creo que la gente me percibe como un coleccionista. Más bien siento que solo soy un imán y que las cosas vuelan hacía mí todo el tiempo y entonces tengo que encargarme de ellas. ADAM MILNER SE ENCARGA DE LOS DETALLES Mis obras de arte siempre se mezclan con cosas personales, así que acudí a las filosofías de orden o a los programas de televisión de decoración del hogar. Muchas de estas filosofías hablan sobre deshacerse de las cosas, pero yo estoy muy interesado en la idea de los materiales vibrantes o esta idea de que todo está activo. Y cómo, cuando acabamos con algo, aún sigue existiendo en el mundo. Inmediatamente pienso en la basura y amo la basura. Camino por el vecindario y miro la basura. Una bolsa tirada de Cheetos en la acera es una composición increíble que tengo que fotografiar. Luego llego a casa y uso en el trabajo algo que aprendí de esos Cheetos. Sus composiciones accidentales me parecen fascinantes. Me gusta el aplanamiento de las tiendas de segunda mano, donde hay cosas útiles al lado de obras de arte junto a cosas que parecen inútiles. Muchas de las ideas, materiales y objetos que obtengo provienen de las personas que hay en mi vida. Cuando mi amiga de la escuela, Jen, quiso que le cortara el cabello y que me lo quedara fue como un trofeo extraño. Ahora he vivido y protegido ese cabello por más tiempo del que estuvo en su cabeza. ¿Entonces ahora es mi cabello? Incluso cuando abordo algo de cabello o que es cercano a alguien, hay un tipo de dominio o control. Siempre va a ser el cabello de JEN, pero ahora también ha estado en el museo de Warhol. Me he dado cuenta de que acomodar cosas es mi disciplina principal. Hice esta escultura con cositas que había coleccionado y luego esculpi estas piedras