El 4 de enero de 1934,
un joven entregó un informe
al Congreso de Estados Unidos,
ya hace 80 años,
que todavía afecta la vida de
todos los presentes en esta sala,
todavía afecta la vida
de todos en el planeta.
Ese joven no era político,
no era comerciante,
ni activista de derechos civiles,
ni líder religioso.
Era el héroe menos pensado,
era economista.
Su nombre, Simon Kuznets
y el informe que entregó,
"Ingreso Nacional, 1929-1932".
Puede que piensen
que se trata de un informe
soso y deslucido.
Y tienen toda la razón.
Es muy aburrido.
Pero es la base
de lo que hoy consideramos
el éxito de los países:
mejor conocido como
Producto Interno Bruto,
PIB.
El PIB ha afectado nuestras vidas
durante los últimos 80 años.
Hoy quiero hablarles
de una manera diferente de medir
el éxito de los países,
una manera diferente de definir
y afectar nuestras vidas
para los próximos 80 años.
Pero primero, tenemos que entender
cómo llegó el PIB
a dominar nuestras vidas.
El informe de Kuznets llegó
en un momento de crisis.
La economía de EE.UU. se desplomaba
en la Gran Depresión
y los políticos daban
batalla para responder.
Batallaban porque no sabían
qué estaba pasando.
No tenían datos ni estadísticas.
Por eso el informe de Kuznets les dio
datos confiables sobre qué producía
la economía de EE.UU.
actualizados año a año.
Y con esta información
los responsables políticos, al final,
pudieron encontrar una salida.
Y como la invención de Kuznets
resultó muy útil,
se difundió por todo el mundo.
Y hoy todos los países
producen estadísticas de PIB.
Pero en ese primer informe
el propio Kuznets hizo una advertencia.
Es en el capítulo introductorio.
En la página 7 dice:
"El bienestar de una nación
puede, por lo tanto,
apenas inferirse
de una medida de ingreso nacional
como se definió anteriormente".
No es algo muy altisonante
y está camuflado en cauteloso
lenguaje de economista.
Pero su mensaje era claro:
el PIB es una herramienta
para ayudar a medir el
rendimiento económico.
No es una medida
de nuestro bienestar.
Y no debería guiar
todas las decisiones.
Pero hemos ignorado la
advertencia de Kuznets.
Vivimos en un mundo en el que
el PIB es el valor
de referencia del éxito
en la economía mundial.
Nuestros políticos se jactan
cuando sube el PIB.
Los mercados se mueven
y billones de dólares de capital
se mueven por el mundo
en función de los países que suben
y de los países que bajan,
todo medido con el PIB.
Nuestras sociedades se han vuelto
motores que crean más PIB.
Pero sabemos que
el PIB tiene defectos.
Ignora el medio ambiente.
Cuenta las bombas y las prisiones
como progreso.
No tiene en cuenta
la felicidad o la comunidad.
Y tampoco nada que decir sobre
la imparcialidad o la justicia.
¿Sorprende a alguien
que nuestro mundo,
que marca al ritmo del PIB,
se tambalee al borde
del desastre ambiental
lleno de ira y conflicto?
Necesitamos una mejor manera
para medir nuestras sociedades,
una métrica de las cosas reales que
le importan a las personas reales.
¿Tengo suficientes alimentos?
¿Sé leer y escribir?
¿Estoy seguro?
¿Tengo derechos?
¿Vivo en una sociedad en
la que no me discriminan?
¿Mi futuro y el futuro de mis hijos
previenen la destrucción del ambiente?
Estas son preguntas que el PIB
no responde ni puede responder.
Claro, e han hecho
esfuerzos en el pasado
para ir más allá del PIB.
Pero creo que vivimos
un momento en el que
estamos listos para una
revolución de la medición.
Estamos listos porque vimos
la crisis financiera de 2008,
y cómo nuestro fetiche
del crecimiento económico
nos llevó por mal camino.
Vimos, en la Primavera Árabe,
cómo países como Túnez,
supuestamente una
superestrella económica,
pero que como sociedad
eran un hervidero de descontento.
Estamos listos porque hoy
tenemos la tecnología
para recopilar y analizar datos
de formas que Kuznets
no habría imaginado.
Hoy quiero presentarles
el Índice de Progreso Social.
Es una medida del bienestar
de la sociedad,
completamente separado del PIB.
Es una manera totalmente nueva
de mirar el mundo.
El Índice de Progreso Social
empieza definiendo
qué significa ser
una buena sociedad
en función de 3 dimensiones.
La primera es, ¿tienen todos cubiertas
las necesidades de supervivencia:
comida, agua, refugio, seguridad?
La segunda, ¿tienen todos
acceso a los bloques de construcción
de la mejora de sus vidas:
educación, información, salud
y ambiente sustentable?
Y la tercera,
¿tienen todos acceso a
la posibilidad de cumplir sus objetivos,
sueños y ambiciones
sin obstáculos?
¿Tienen derechos,
libertad de elección,
están libres de discriminación
y tienen acceso al conocimiento
más avanzado del mundo?
Juntos, estos 12 componentes
forman el marco de Progreso Social.
Y para cada uno de
estos 12 componentes,
tenemos indicadores para medir
el rendimiento de los países.
No son indicadores
de esfuerzo o intención,
sino de logro verdadero.
No medimos cuánto gasta
un país en sanidad,
medimos la longevidad y calidad
de vida de las personas.
No medimos si los gobiernos aprueban
leyes contra la discriminación,
medimos si las personas
son discriminadas.
Pero quieren saber
quién está arriba, ¿no?
(Risas)
Lo sabía, lo sabía, lo sabía.
Bueno, se los mostraré.
Se los mostraré en este gráfico.
Aquí tienen,
en el eje vertical puse
el progreso social.
Cuanto más alto, mejor.
Luego, solo para comparar,
por diversión,
en el eje horizontal
está el PIB per cápita.
En el extremo derecho, es mayor.
El país del mundo
con el mayor progreso social,
el país número uno en progreso social
es Nueva Zelanda.
(Aplausos)
¡Bien hecho! Nunca he estado;
debo ir.
(Risas)
El país con el menor progreso social,
lamento decirlo, es Chad.
Nunca he estado; quizá el año próximo.
(Risas)
O quizá el año siguiente.
Sé lo que están pensando.
Están pensando, "Ajá",
pero ¡Nueva Zelanda
tiene un PIB más alto
que Chad!"
Muy bien, bien hecho.
Pero les mostraré
otros 2 países.
Este es Estados Unidos,
considerablemente más rico
que Nueva Zelanda,
pero con un nivel menor
de progreso social.
Y luego este es Senegal,
tiene un nivel más alto
de progreso social que Chad,
pero el mismo nivel de PIB.
¿Qué está pasando? Bien, veamos.
Mostraré los otros países del mundo
los 132 de los que pudimos medir,
cada uno representado con un punto.
Allí tienen. Muchos puntos.
Obviamente, no puedo hablar de todos,
solo destacaré algunos aspectos:
El país del G7 mejor
clasificado es Canadá.
Mi país, el Reino Unido,
está en el medio, algo soso,
pero a quién le importa
¡al menos le ganamos
a los franceses!
(Risas)
Y pasando a las economías emergentes,
en la cima de los BRICS,
me complace decir, está Brasil.
(Aplausos)
Vamos, ¡aplaudan!
¡Vamos Brasil!
Supera a Sudáfrica,
luego a Rusia,
luego a China,
y luego a India.
Escondido a la derecha,
verán el punto de un país
con mucho PIB
pero no tanto progreso social,
es Kuwait.
Justo encima de Brasil,
hay una superpotencia
del progreso social,
es Costa Rica.
Tiene un progreso social similar al
de algunos países de Europa occidental
con mucho menos PIB.
La diapositiva se está
desordenando un poco
así que me gustaría tomar distancia.
Quitaré estos países
para ver la curva de regresión.
Esto muestra la relación media
entre el PIB y el progreso social.
La primera cosa a notar,
es que hay mucho ruido
alrededor de la curva de tendencia.
Esto demuestra
de manera empírica
que el PIB no es destino.
En cada nivel de PIB per cápita,
hay oportunidades para
más progreso social,
y riesgos de menos.
La segunda cosa a notar
es que para los países pobres
la curva es muy empinada.
Esto nos dice que
si los países pobres obtienen
un poco más de PIB,
y si lo reinvierten
en médicos, enfermeras,
suministro de agua,
saneamiento, etc.,
hay una explosión de progreso social
a cambio de la inversión del PIB.
Eso es una buena noticia, y lo hemos
visto en los últimos 20, 30 años,
mucha gente que salió de la pobreza
por crecimiento económico
y buenas políticas
en los países más pobres.
Pero la curva sigue un poco más,
y luego la vemos aplanarse.
Cada dólar adicional de PIB
compra cada vez
menos progreso social.
Y que haya cada vez más
personas en el mundo
que vivan en esta parte de la curva,
significa que el PIB se vuelve
cada vez menos útil
como guía para nuestro desarrollo.
Les mostraré un ejemplo de Brasil.
Esto es Brasil:
progreso social de un 70 sobre 100,
PIB per cápita de unos USD 14 000 al año.
Y miren, Brasil está sobre la curva.
Brasil está haciendo un trabajo
razonablemente bueno
de transformar PIB en progreso social.
Pero ¿hacia dónde va Brasil?
Digamos que Brasil
adopta un plan económico audaz
para duplicar el PIB
en la próxima década.
Eso es solo la mitad del plan.
Es menos de la mitad del plan,
porque, ¿adónde quiere ir Brasil
en progreso social?
Brasil, es posible
que aumentes tu crecimiento,
que aumentes tu PIB,
y te estanques o retrocedas
en progreso social.
No queremos que Brasil
se vuelva como Rusia.
Uno quiere realmente que Brasil
sea cada vez más eficiente creando
progreso social con su PIB,
y se vuelva más como Nueva Zelanda.
Y eso significa que
Brasil tiene que priorizar
el progreso social
en su plan de desarrollo
y ver que no se trata solo de crecimiento,
sino de crecimiento con progreso social.
Y eso es el Índice de Progreso Social:
Replantear el debate del desarrollo,
y no confinarlo solo al PIB,
sino considerar el crecimiento
inclusivo, sustentable
que brinda mejoras reales
a la vida de la gente.
Y no es solo para países.
A principios de este año,
con los amigos de Imazon,
una ONG brasileña,
lanzamos el primer Índice de
Progreso Social subnacional.
Lo hicimos para la
región del Amazonas.
Una superficie como la de Europa,
con 24 millones de personas,
una de las partes
más necesitadas del país.
Y estos son los resultados,
y esto se descompone
en unas 800 municipalidades diferentes.
Con esta información detallada
sobre la calidad de vida real
en esta parte del país,
Imazon y otros socios
del gobierno, el comercio,
y la sociedad civil
pueden trabajar juntos
para construir
un plan de desarrollo
que ayude a mejorar realmente
la vida de la personas,
y al mismo tiempo proteger
el precioso activo mundial
que es la Selva Amazónica.
Y es solo el principio.
Uds. pueden crear un
Índice de Progreso Social
para cualquier Estado, región,
ciudad o municipalidad.
Todos conocemos y amamos a TEDx;
este es el Progreso Social x.
Es una herramienta
para que usen todos.
Contrariamente a lo
que se dice a veces,
Dios no nos dio el PIB en
tabletas de piedra. (Risas)
Es una herramienta de medición
inventada en el siglo XX
para abordar los desafíos
del siglo XX.
En el siglo XXI,
enfrentamos nuevos desafíos:
el envejecimiento, la obesidad,
el cambio climático, etc.
Para enfrentar esos desafíos,
necesitamos nuevas
herramientas de medición,
nuevas formas de valuar el progreso.
Imaginen si pudiésemos medir
cuánto contribuyen
las ONG, la caridad,
los voluntarios,
las organizaciones civiles,
en realidad a nuestra sociedad.
Imaginen si las empresas compitiesen
no solo por su contribución económica,
sino por su contribución
al progreso social.
Imaginen si pudiésemos hacer
responsables a los políticos
por mejorar de verdad
la vida de la gente.
Imaginen si pudiésemos trabajar juntos
gobiernos, empresas,
sociedad civil, Uds., yo
y hacer de este siglo el siglo
del progreso social.
Gracias.
(Aplausos)