(Portugués) Quiero contarles por qué estoy interesado en escuchar. Cuando tenía 17 años, empecé a sufrir de un dolor en la garganta. Los psiquiatras lo llamaron "globus hystericus", completamente psicosomático. Finalmente, desarrollé depresión, incluso consideré el suicidio y no podía relajarme. A los 25 años, cuando probé el yoga, sentí como si alguien estuviese clavando una aguja en mi garganta, aquí, que salía por el otro lado. Así que aprendí a lidiar con el dolor trabajando muchas horas e ignorando qué me estaba pasando dentro. No podía sentir nada desde aquí hacia abajo. Y de este modo, pude formar una familia tener éxito en mi carrera, y las cosas aparentaban estar bien, hasta los 46 años. Fui golpeado por una crisis desencadenada por una consultora que formuló preguntas a partir de una indagación apreciativa. Me preguntó: "¿Cuándo fueron ideales las relaciones entre hombres y mujeres?" ¿Podrías contarnos un momento en el trabajo en el que te hayas sentido lleno de vida? Me quedé de piedra. Primero, me percaté de cuán poca alegría tenía en mi vida. Segundo, comprendí que responder eso significaba cambiarme a mí mismo, gracias a que alguien me estaba escuchando. Entonces me permití probar una variedad de cosas como terapia de masajes, psicodrama, clases de narración, clases de fonética, talleres de budismo zen, y recientemente, terapia de comportamiento dialéctico y las cosas empezaron a cambiar para mí. Primero pude volver a sentir el dolor, pero no me escapé de él. Al final incluso empecé a sentir ansiedad, la cual desconocía hasta esa edad. Pero, más tarde conseguí algunos momentos de tranquilidad, y momentos de felicidad. Y empecé a preguntarme: ¿Qué lo hizo posible? Y mi respuesta fue que yo era muy afortunado de tener una comunidad de gente que me escuchaba. Entones decidí investigar la escucha. Hoy me gustaría compartir con Uds. los resultados de esta investigación. Primero, miré en la literatura profesional en mi campo de la gestión y el comportamiento organizacional, y en un importante periódico, entre 3000 diarios, encontré cero hablando de escuchar. En otro importante periódico, entre 4000 ejemplares, dos hablaban de escuchar. Y, si bien, esto refleja algo acerca del desinterés de los investigadores en la escucha, creo que refleja el desinterés de los humanos por escuchar. Observen conmigo este gráfico. Esto muestra lo que la gente está buscando en Google desde 2004 hasta 2015. El rojo es la cantidad de búsquedas de la palabra "hablar", y el azul es de "escuchar". Esto es lo que le interesa a la gente. Y Uds. que hablan portugués no tienen que preocuparse por "falar" en rojo versus "escutar" en azul. Entonces, empecé a mirar qué teorías existen por ahí acerca de escuchar y compartiré con Uds., tres, empezando con la idea de que, realmente, el oyente condiciona la calidad del discurso del relator. Si él te va a escuchar, naturalmente, hablarás más, pero hablarás más coherentemente y contarás historias más interesantes. Y si esto no es suficiente, si cuentas más y más historias interesantes aprendes, lo que sea que hayas dicho, de memoria, entonces conoces más acerca de ti mismo, como si un niño llega a casa y le cuenta a sus padres, "Hicimos esto y lo otro en la escuela" y los padres dicen, "Ahora no. Date una ducha y vamos a cenar", el niño recordará que lo que él o ella haya hecho en la escuela, no era tan interesante. Eso será aprendido de memoria. Así, la colección de nuestros oyentes lentamente, imperceptiblemente, cambia nuestro autoconocimiento. Si esto no es suficiente, escuchar de un modo especial podría incluso cambiar nuestra personalidad una escucha que no juzgue y sea enfática. Les explicaré cómo podría ser eso de que escuchar cambie la personalidad. Para ello, tengo que parafrasear a Pirandello en su libro: "Uno, nessuno e centomila" o "Uno, ninguno y cien mil". Ahora voy a actuar, así que no se asusten. Veo que se están riendo de mí. Esta bien, sigan riéndose de mí, pero háganme un favor. Recuerden el caso cuando en su hogar había un buen amigo sentado con Uds. y, repentinamente, un nuevo amigo golpeó a la puerta, ¿y Uds. qué hicieron? Con una fea excusa, pidieron al viejo amigo que se marchase a su casa, porque Uds. tenían miedo de que el viejo y el nuevo amigo no se llevasen bien. Veo que recuerdan este caso, entonces háganme otro pequeño favor. ¿Qué creen que hubiese pasado si, en vez de echar de su casa al buen viejo amigo, y déjenme añadir, al noble viejo amigo, se hubiesen ido de vuestra casa, por media hora y, durante esa media hora, le hubiesen pedido a ellos sentarse en su salón? ¿Qué creen que hubiese pasado cuando regresaran a casa? ¿No creen que es posbile que uno de ellos dijese "¡Guau, que persona más interesante!"? y el otro, "¡Increíble, gracias por esta presentación!" Así que, como ven, eso es exactamente lo que habría sucedido. Ahora, permítanme hacer una pregunta más. ¿A quién demonios creen que han echado de su casa? No es al viejo buen amigo, porque él o ella "no se llevaría bien con el nuevo amigo". Acabamos de demostrar que se hubiesen llevado bien. Les contaré. Echaron de casa al personaje que le muestran al viejo amigo porque este no tiene absolutamente nada que ver con el personaje que ahora quieren mostrar al nuevo amigo. Y ahora que descubrimos que tienen dos criaturas en sus mentes, ¿quién sabe cuál es la verdad? ¿Cuántas criaturas tienen dentro? Montones, cientos o tal vez, más precisamente, miles? Así que, agradezco a Pirandello dos cosas. Primero: (Francés) ¡Felicitaciones! Setenta años antes que los psicólogos, usted describió al "yo" como una multitud y no como una unidad. Decimos mi autoestima como si hubiese un único yo. Pero la segunda cosa, Sr. Pirandello, ¿Qué mal le ha hecho a Ud. la gente viniendo a TEDx? Y ahora iremos a casa y pensaremos, tengo este personaje y este otro personaje y me volveré loco, como el héroe de su libro". Y aquí viene la escucha. Yo entiendo que cuando Uds. realmente escuchan, una persona empezará a escuchar personajes ocultos dentro de él o ella. Pero no solo reconocer distintas partes del yo, también permite construir puentes entre ellos. Por lo que los elementos del ser podrían vivir juntos. Por lo tanto vamos a ver cuál es la evidencia. Ahora para recoger la evidencia, algunas personas coleccionan sellos. Yo colecciono trabajos científicos sobre la escucha. Y cada papel que tenga datos numéricos, lo tomo y lo pongo en una pila para ver el panorama general de lo que sabemos. Y este proceso se denomina meta-análisis. He hecho muchos de esos sobre muchos temas, Primero, resumiré los resultados. Este es el resultado. Una persona que escucha, crea dos personas con beneficios: el oyente y el hablante. Vamos a los detalles. Por ejemplo, los experimentos muestran que un oyente pobre, de hecho, crea oradores pobres. Mi propio equipo muestra que un buen oyente de hecho hace que los oradores tengan actitudes más complejas y menos extremas. La investigación sobre formación sugiere que la escucha se puede enseñar. Veamos más datos. También hay evidencia de que los buenos oyentes también son buenos ejecutores, por ejemplo: los médicos que escuchan bien, suelen tener menos pérdidas por negligencia; los detectives que escuchan bien, suelen escuchar nueva información desconocida para la policía, del sospechoso; el personal de ventas que escucha bien vende más; directores que escuchan a sus profesores, sus estudiantes tienen mejores calificaciones en la escuela; y finalmente, supervisores que escuchan, sus empleados tienen menos accidentes. Les mostraré incluso más. Explicaré este gráfico de meta-análisis. En la primera línea se ve que encontré, en esta colección, 13 estudios que acumulan información de casi 8000 personas y sugiere que si uno escucha a otra gente, especialmente si uno es jefe, pensarán que uno es líder, que sabe cómo liderar los aspectos humanos en el liderazgo. Uno se siente más seguro psicológicamente, dice lo piensa, confia en el oyente. Si es tu jefe, tendrás mayor satisfacción en el trabajo; Si uno es médico, los pacientes estarán más satisfechos, si es jefe, los empleados estarán más comprometidos, si UNO trabaja en un hospital y escucha a sus pacientes, habrá menos violencia hacia el personal; si tu gerente te escucha, estarás menos agobiado, tu rendimiento será mayor y quizá incluso habrá menos depresión. Y les diré que lo que está a la derecha de la linea aquí se considera una fuerte asociación en mi área. Explicaré a qué me refiero por fuerte asociación. Tomemos por ejemplo el caso de la satisfacción laboral. Si quiero predecir, enfocarme en tu satisfacción laboral y sé cuando se te paga en relación con otra gente, puedo predecir ligeramente tu satisfacción laboral. Pero si sé si tu jefe te escucha o no, tengo un predictor que es 13,5 veces más fuerte y más preciso que tu paga. A continuación, en mi investigación, en los últimos años, estuve estudiando el destructivo efecto de la retroalimentación en el desempeño. Encontré que, de un total de 607 experimentos, en cerca del 40 % de ellos, después de la retroalimentación, positiva o negativa, el rendimiento disminuye. Por el contrario, en la escucha, en el 38 %. No encontré evidencia de que la escucha pueda causar daños, tal vez el 5 % de ellos mostró que no produce nada efectivo. Mi estimación más conservadora es que dar retroalimentación es 7,5 veces más peligroso que escuchar. Hablar podría causarte problemas. Por lo tanto, si escuchar es tan útil, ¿por qué es que la mayoría de nosotros tiene dificultades para escuchar la mayor parte del tiempo? Quiero presentarles a los enemigos de la escucha. Estos son aburrimiento, dominación, miedo a la intimidad, trauma y coste. Hablemos de cada uno de ellos por separado. Mi enfoque es: vamos a colaborar con los enemigos de la escucha en lugar de luchar contra ellos. El primer enemigo es el aburrimiento. Algunas personas pueden hablar mucho y decís, "Ya no puedo escuchar más esto". Quieren salir de la habitación o quieren que se vayan. ¿Que pueden hacer? Pueden pedirles que cuenten historias. En vez de preguntar "¿Cuál es tu nombre?" "¿Puedes decirme algo interesante acerca de tu nombre?" Pueden preguntar a esta gente, y en general después de que digan lo que sea que digan, "y qué más", y esperar. A veces, la persona aburrida empezará a decir la verdad o lo realmente importante. Y ya no va a ser aburrido. Todos queremos ganar estatus social. Es, tal vez, una fuerza evolutiva contra la que no podemos luchar. Pero podemos hacerlo de dos maneras diferentes: podemos dominar a otra gente intimidándolos e infundiendo miedo en ellos, o podemos tener una habilidad que las personas quieran imitar de nosotros y ganar prestigio. Y encontramos que si escuchan, van a perder estatus social con base en la dominación, pero ganarán estatus social con base en el prestigio. Por lo que les toca elegir a Uds. ¿cómo quieren construir su estatus? Y a continuación, algunas personas, cuando intentan escucharles, se ponen nerviosos. Les hacen preguntas que no son confortables. Traten de hablar con ellos, al principio, solo de cosas técnicas. Cuando se escucha a la gente, se pueden escuchar historias horribles, sobre el Holocausto, sobre violaciones, sobre cáncer, muerte, muerte prematura. Puede que sientan la carga de tener que ayudar a quien contó la historia, pero deben saber que a menudo lo que la otra persona quiere no es más que su escucha. Si escuchan y creen que es útil, no tendrán esa carga. Y por último, la escucha es un coste, es un esfuerzo. Así que eso es lo que sugiero: no empiecen ahora mismo a escuchar a todo el mundo, es imposible. Cada día elijan una o dos personas para escucharlos un poco más. Deben respetar sus limitaciones de cuánto pueden realmente escuchar. Y para tener la energía para hacerlo, también necesitarán a alguien que los escuche. En realidad, nada de lo que he dicho es nuevo. Les voy a enseñar lo que está escrito en el libro de Proverbios en la Biblia: "Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, y el hombre de entendimiento lo sacará". Es decir, cada uno de nosotros tiene un consejo, a nuestros propios problemas y retos y el valor de este consejo, es como agua, que es una fuente de vida. Significa, que el consejo que tenemos para nosotros es una fuente de vida. Pero, un hombre o un prisionero del entendimiento, lo desechará. Es el otro el que sacará a relucir nuestra propia sabiduría. Me gustaría terminar con dos sueños que tengo. Uno, deseo que dentro de 20 o 30 años, cada niño en cada escuela aprenda a leer, escribir, y a escuchar. Y mi otro pequeño deseo es que, durante la pausa, las pausas aquí hoy y mañana, pregunten a alguien a su alrededor, "¿Podrías contarme una historia acerca de una buena escucha?" Que lo disfruten. (Aplausos)