La próxima vez que te mires al espejo, piensa en esto: En muchos sentidos, somos más microbios que humanos. Hay diez veces más células de microorganismos (bacterias, virus, hongos) que células humanas en y sobre nuestros cuerpos. En número de genes, la proporción es de cien microbianos por cada uno humano. Los científicos tienen un nombre para todos estos genes microbianos: la microbiota humana. Esto hará que mucha gente salga disparada a lavarse las manos, pero resulta que la mayoría de estos microorganismos no son nocivos (gérmenes que provocan enfermedades). La mayoría son beneficiosos. Y, sin estos microbios buenos, parece que nuestros cuerpos no funcionan tan bien. Sin ellos, al parecer no estamos tan sanos, y enfermamos con más frecuencia. La pregunta es: ¿de dónde provienen nuestras microbiotas? Pues, como muchas otras cosas, todo empieza con nuestras madres. Cuando el bebé recorre el canal del parto, queda marcado con los microbios de su madre. Al parecer, estos microbios plantan en el bebé la semilla adecuada que, combinada con las bacterias de la leche materna y otros microbios que recibimos en esos momentos iniciales, va tomando forma en nuestros primeros años de nuestras vidas. Esa combinación de nuestros microbios es muy personal, algo así coom una huella dactical, o quizá un tipo sanguíneo. Nuestros microbios suelen parecerse a los de nuestros padres y hermanos. Y pueden acompañarnos durante buena parte de nuestras vidas. Pueden hacer todo tipo de cosas, como educar a las células del sistema inmunológico, como esta, y enseñarles la diferencia entre las cosas a las que deben combatir –bichos malos que causan enfermedades– y las que no constituyen una amenaza, como nuestros microbios buenos. En la vida adulta, los microbios son nuestra primera línea de defensa, y combaten a los gérmenes que intentan invadir nuestro nuestros cuerpos, protegiendo su territorio al tiempo que protegen nuestra salud. Los científicos han descubierto que incluso son capaces de secretar sus propios antibióticos. Los tipos de microbios en nuestro cuerpo varían dependiendo de dónde viven exactamente, como los distintos ecosistemas en la naturaleza. Hay lugares húmedos, como la boca, la nariz o las axilas. Lugares grasos, como el cuero cabelludo o la espalda. Y lugares secos, como el antebrazo. Distintas especies de microbios se han adaptado a cada uno de estos hábitats. El mayor y más importante de los cuales se encuentra en el intestino. Es el más complejo y diverso, y todo lo que los microbios hacen en otros lugares del cuerpo: combatir infecciones, acelerar o frenar la respuesta del sistema inmunológico, señalar células... Todo eso sucede a gran escala en el intestino. Incluso parece que contribuyen a regular nuestro metabolismo. Cuánta energía quemamos, cuánta grasa acumulamos. Así que, si por algún motivo no funciona bien (por lo que comemos, o los antibióticos que tomamos), eso puede dar lugar a todo tipo de enfermedades. Enfermedades como cáncer de colon, colitis, e incluso diabetes y obesidad. Algunos científicos creen que una de las razones por las que muchas enfermedades están aumentando es porque hemos perdido algunos microbios clave en el intestino. Nuestras microbiotas son mucho menos diversos que los de quienes viven en países menos desarrollados, o los de las generaciones anteriores. ¿Recuerdas de dónde procede nuestra microbiota? (De nuestras madres al nacer, y de la leche materna.) Algunos científicos creen que hay demasiados bebés que no lo están recibiendo, porque se realizan demasiadas cesáreas, y cada vez se amamanta menos a los bebés, a lo que se suman todos los antibióticos que damos a los niños y nuestra obsesión con la limpieza. Todo esto podría explicar por qué son tan comunes problemas como el asma y las alergias. Quizá sea porque la microbiota no le enseña al sistema inmunológico cómo debe funcionar. Puede que ingerir microbios buenos (probióticos) ayude a prevenir algunas enfermedades. Y lo mismo podría suceder con los prebióticos (básicamente, el alimento favorito de los microbios buenos). Terminamos nuestra historia con un recordatorio. Estos estudios son muy recientes, aún nos queda mucho que aprender sobre la función de muchos de nuestros microbios. Pero los científicos dicen que cada vez está más claro que los minúsculos organismos que hay por todo el cuerpo son cruciales para nuestra salud y felicidad [Subtítulos de Marcos Pérez Sánchez para poramoralaciencia.com]