Para algunos es un deporte serio.
Para otros solo una forma de soltarse.
Pero a pesar de su asociación informal
con la diversión y el sol,
el surf tiene una historia más rica
y profunda de lo que muchos creen.
Lo que hoy llamamos surf se originó
en las islas polinesias
del océano Pacífico.
Sabemos por varias fuentes
que se montaban olas
en todo el Pacífico polinesio,
así como también en
el oeste de África y Perú.
Pero fue en el archipiélago
de Hawái en particular
que el surf avanzó más,
fue mejor documentado,
y, a diferencia de otras partes
de la Polinesia, persistió.
Y para la gente de Hawái,
cabalgar las olas no era solo
una actividad recreativa,
sino que tenía un significado
espiritual y social.
Como gran parte de la sociedad hawaiana,
casi todos los aspectos del surf
se rigen por un código de reglas y tabúes
conocido como kapu.
Los hawaianos hacían ofrendas
al elegir un árbol para tallar,
rezaban para que hubiera olas con la ayuda
de un kahuna o un sacerdote experto,
y daban gracias después de sobrevivir
a una feroz caída de la tabla.
Ciertos descansos de surf estaban
estrictamente reservados para la élite.
Pero no era solo un asunto solemne.
Los surfistas competían y apostaban
sobre quién podría llegar más lejos,
más rápido,
o atrapar la ola más grande
con más destreza,
lo cual otorgaba respeto,
estatus social,
y éxito en el amor.
Aunque más tarde se llamó
el deporte de los reyes,
participaban hombres y mujeres hawaianos
de todas las edades y clases sociales,
montando tablas de surf en forma de koa,
panapen,
o árboles wiliwili.
Muchos hawaianos
andaban en tablas de alaia,
que eran delgadas, medianas, similares
a los "shortboards" de hoy en día.
Algunos andaban en tablas paipo,
tablas cortas, de nariz redonda
en las que los jinetes
suelen acostarse boca abajo.
Pero solo los jefes podían montar
las enormes tablas olo,
el doble de largo que
las "longboards" de hoy.
A diferencia de la mayoría
de las tablas de surf modernas,
todas las tablas eran sin aletas,
requiriendo que los surfistas
arrastraran sus manos o pies para girar.
No sabemos exactamente cuándo
se inventó lo de cabalgar olas,
pero sabemos que ya se había practicado
en la Polinesia durante siglos
para el momento en que fue descrito
en 1777 por William Anderson,
cirujano de la nave "Resolución"
del Capitán Cook.
Aunque Anderson estaba asombrado,
la mayoría de los misioneros cristianos
estadounidenses que llegaron a Hawái
varias décadas después
consideraron al surf como pecaminoso,
y lo desaconsejaban, junto con otros
aspectos de la cultura nativa.
Sin embargo, la mayor amenaza
del surf fue para los nativos.
En 1890 nuevas enfermedades introducidas
por europeos y estadounidenses
había diezmado el número de personas
de Hawái, dejando menos de 40 000
de una población previa al contacto
que puede haber excedido a los 800 000.
Al mismo tiempo,
creció la influencia extranjera
con colonos blancos que derrocaron
la monarquía nativa en 1893,
y con la anexión de EE. UU. de las islas
cinco años después.
El final de la independencia de Hawái
coincidió con el renacimiento
del surf nativo,
un renacimiento pronto explotado por
los colonizadores estadounidenses.
Pero primero, algunos hawaianos
llevaron el surf al extranjero.
En 1907 George Freeth,
el llamado milagro hawaiano,
viajó a la costa oeste de EE.UU.
y dio demostraciones de surf
en el sur de California.
Luego, en 1914 el nadador olímpico
Duke Kahanamoku
se abrió camino en Australia
y Nueva Zelanda,
cabalgando las olas del Pacífico sur
y atrayendo audiencias embelesadas
por doquier.
Poco antes de que Freeth
fuera a California,
un carolino del sur llamado
Alexander Hume Ford se mudó a Hawái.
Tras aprender a surfear, se convirtió
en campeón de este deporte.
Pero puede que Ford tuviera
razones impropias
en sus entusiastas esfuerzos
por impulsar el deporte.
Al igual que muchos colonos, quería
que Hawái fuese un estado de EE.UU.
pero le preocupaba su mayoría no blanca
de nativos y trabajadores asiáticos.
Ford promovió así el surf para atraer
a los estadounidenses blancos a Hawái,
primero como turistas,
luego como residentes.
Fue ayudado por numerosos
escritores y cineastas.
El plan demográfico de Ford
fracasaría miserablemente.
Hawái se convirtió en estado en 1959
y sigue siendo el estado
con mayor diversidad racial en EE.UU.
Pero la promoción del surf
fue un éxito mucho mayor.
Hoy en día, el surf es una
industria global multimillonaria,
con decenas de millones de entusiastas
en todo el mundo.
Aunque pocos surfistas son conscientes
de los cánticos de las olas
que alguna vez fueron cruciales
o de los rituales de tallado de tablas,
los hawaianos siguen preservando
estas tradiciones
casi arrastrados
por las olas de la historia.