Desde que partieron los versos, el silencio inunda las paradas, ya no existen sin versos, café sabor sueño, y los viajeros condenados errantes, portadores de labios muertos, sin versos, no sabrán amar la oscuridad de las calles ni podrán oír recitar, enamorados, a los gatos negros. Yo, ya no podré recordar que me olvidaste. Ya partieron los versos. ¿Qué será de aquella piel que inauguró tus desastres? La pared, desnuda llora, como buen diario de artista, sin versos. Dime, dime qué será ahora de todos aquellos que sueñan, con el corazón abierto, ¿para qué sirven las palabras si no leemos la vida, si nos conformamos con suponer un mar en calma, por no ver horizontes desdibujados en avenidas? Dime, ¿para qué palabras, para qué, pues, salas? ¿Qué será de los ojos cuando se abran? Tal vez, vuelva poesía amante de las calles a recomponer las aceras desgastadas. Tal vez, vuelva poesía, como ya lo hizo antes, a lamernos las heridas. Otro día gris, otro número más para tachar en el calendario. Otra vez, te despiertas temiendo encontrarte frente al espejo esas ojeras oscuras y profundas, color desgana. Parece que hoy sea uno de esos días que arrastrarán tus pasos ¿verdad? Parece que te arrastren también a ti como si tu alma se hubiese convertido en algo tan pesado, como un muerto. Nada te sale como debería, llevas todo el día metiendo la pata, decides volver a casa, sin embargo, el bus hace minutos que partió sin ti. ¡Genial! Chaparrón y yo sin paraguas. Pero a estas alturas decides volver andando, ¡total! Bien, ahora pisas un charco. Parece que sea el punto que le faltaba a la i de horrible, irritante, todo lo que estaba resultando el día. Un momento ¿y ese papel? Tal vez a alguien se le haya caído una nota. Me declararé amante de la lluvia, navegaré a la deriva de tu reflejo en los charcos. Esbozas media sonrisa. Este, sin duda, ha sido el mejor momento del día. Lo sabes porque algo cambia dentro de ti y hasta sientes un deseo irrefrenable de tumbarte en el asfalto, cerrar los ojos y dejar que la lluvia caiga. Ha sido poesía. Vive en todas partes. Está rodeado de versos, de rincones impregnados de arte. Puedes encontrártelo, ¡quién sabe!, en las butacas del cine o en los bancos de un parque. Mira a tu alrededor, hoy también hay un mensaje para ti. Este es el verdadero sentido de mi ponencia. Me gustaría devolver la pasión por la poesía al mundo y poder demostrar que se encuentra en todas partes. Soy consciente de que este es solo un pequeño paso, sin embargo, conseguiremos hacer de esto algo grande, conseguiremos sentirnos todos partícipes de los versos, ¿y por qué no hacerlo con un movimiento poético a pie de calle? Me gustaría repartir versos por Navia, mi localidad, y que todos aquellos que los descubran sientan que forman parte de esto. Poco a poco conseguiremos disfrutar de la poesía como nunca lo habíamos hecho antes. Señoras y señores, para mí, esto es poesía. (Aplausos)