Ek Chuah ascendió desde el Inframundo
hasta la superficie del mar del este
y de ahí, a los cielos.
Su hermano Kinich Ahau lo siguió.
Aunque Ek Chuah había ascendido primero,
Kinich Ahau lo eclipsó,
y Ek Chuah, rencoroso, volvió
a descender al inframundo
para planear la venganza
contra su hermano.
Ek Chuah representa a Venus, y
Kinich Ahau, al Sol en la mitología maya.
Conocido como el lucero
del alba y de la noche,
Venus se mueve a través del cielo,
y a veces se aprecia antes del amanecer,
otras veces, al anochecer,
y otras, no se puede ver.
Los antiguos mayas identificaron
este ciclo de unos 584 días
hace más de mil años
y aún sirve para predecir con exactitud
dónde aparecerá Venus en el cielo
en cualquier parte del mundo.
Cinco de estos ciclos constituyen
casi ocho años exactos.
Los mayas también conocían
sobre este ciclo más largo.
Le asignaron a Ek Chuah
cinco formas diferentes,
una para cada uno de los ciclos de Venus
que se repetían cada ocho años.
En un ciclo de 584 días, Venus es visible
en el cielo nocturno 250 días.
Luego, desaparece por ocho días
y reaparece como el lucero del alba.
Los mayas daban un significado especial
a este momento del ciclo.
Es la primera aparición de Venus
al amanecer luego de ser invisible.
Es el día en el que Ek Chuah
volvió a ascender del inframundo
empuñando un propulsor y dardos.
Para traer la discordia al mundo,
decidió atacar a su hermano y sus aliados.
Su primer objetivo fue K'awiil ,
el dios del sustento y el rayo.
Hacia el final de la temporada de lluvias,
Ek Chuah tiró su lanza e hirió a K'awiil,
lo que causó daños a los alimentos
y un período de caos social
hasta que K'awiil renació.
A los 584 días del ataque,
Ek Chuah volcó la atención
en su hermano, el Sol.
Cada noche, el Sol
tomaba la forma de un jaguar,
para viajar por el inframundo.
Ek Chuah hirió al Sol jaguar cuando salía
al final de la temporada de sequías.
Con el Sol herido, el mundo
se sumergió en caos y guerras.
La tercera víctima de Ek Chuah
fue el dios del maíz.
Él proveía de alimentos a la humanidad.
Ek Chuah lo hirió
durante la época de cosechas.
Lo enterraron en el inframundo
y el maíz, esencial para la vida,
dejó de estar disponible
para los habitantes de la Tierra.
Pero el dios del maíz resurgió
luego de tres meses en una cueva
llamada "el lugar de las siete aguas"
y trajo de nuevo el alimento a la Tierra.
Cuando la tortuga Ak Na'ak ascendió al
cielo para marcar el solsticio de verano,
Ek Chuah se cobró su cuarta víctima.
Con la muerte de este buen presagio,
el Sol, el alimento y la gente
fueron enterrados
y reinaron las fuerzas del caos.
Pero del caos surgió
un nuevo orden a manos de Hun Ahau,
uno de los héroes gemelos
famosos por haber derrotado
a los señores del inframundo.
Apareció una nueva raza de humanos,
creados a partir del maíz.
Sin embargo, este equilibrio
no duraría para siempre.
La quinta y última víctima de Ek Chuah
fue un misterioso extranjero del este,
y su muerte, en el medio
de la temporada de sequías,
quebró el orden establecido por Hun Ahau.
Los dioses, los señores y el maíz
fueron enterrados en el inframundo.
Pero esta victoria de Ek Chuah
sería temporal.
Los dos hermanos, Venus y el Sol,
quedaron atrapados en un ciclo sin fin.
Y luchando por la supremacía,
recrearon las cinco contiendas,
mientras el mundo se alternaba
entre orden y caos
cada vez que salía el lucero del alba.