Bueno, estaba futureando que es un término que inventé... (Risas) hace tres segundos. Y estoy futureando desde hace 20 años, y cuando empecé por primera vez, me sentaba con gente y les decía: "Oye, hablemos de lo que pasará en 10, 20 años". Y la gente decía: "Genial". Y viví para ver aquel plazo achicarse más, y más, y más, tanto que hace dos meses, conocí a un director ejecutivo, y le dije... durante nuestra primera conversación. Me dice: "Me gusta lo que haces. Hablemos acerca de los siguiente 6 meses". (Risas) Tenemos un montón de problemas que enfrentar. Problemas a escala de civilización. El asunto es, no obstante, que no podemos resolverlos usando los modelos mentales actuales para intentar resolver estos problemas. Sí, es cierto que se adelantó mucho trabajo técnico, pero hay algo que necesitamos reparar ante todo, si realmente queremos resultados visibles para estos grandes problemas. "Visión a corto plazo". No se trata de marchas, no hay pulseras. Nada de reunir firmas para estar en contra de la visión a corto plazo. Yo lo intenté, pero nadie firmó. Fue raro. (Risas) Pero esta visión no nos permite hacer nada. La visión a corto plazo, por muchas razones, se ha infiltrado por todos los rincones y recovecos de nuestra realidad. Les pediré que por un momento piensen en un asunto que tengan pendiente, sobre el cual estén trabajando. Puede ser personal, laboral, o algo importante que cambiaría al mundo, y reflexionen sobre cuán lejos tienden a pensar acerca de la solución establecida para eso. Porque es esa visión a corto plazo lo que impide al gerente de una compañía que compre equipamiento de seguridad francamente caro; perjudicaría sus finanzas. Y así llegamos a tener un Deepwater Horizon. La misma visión impide a los profesores invertir tiempo de calidad uno a uno con sus estudiantes. Por eso, ahora mismo, en EE. UU., un estudiante de secundaria renuncia a sus estudios cada 26 segundos. La visión a corto plazo le impide al congreso, lo siento si hay algún congresista presente... (Risas) bueno, tampoco lo siento tanto... (Risas) invertir dinero en una ley con una infraestructura bien definida. Y así llegamos a tener un puente colapsado en la autopista I-35W sobre el río Mississippi hace unos años, donde murieron 13 personas. No siempre lo hicimos así. Recuerden el Canal de Panamá. También prácticamente erradicamos la polio. Hicimos la red de ferrocarril transcontinental, implementamos el Plan Marshall. Y no solo fueron los grandes problemas de infraestructura: el sufragio femenino, el derecho de voto. Pero en esta era inmediata, donde todo parece ocurrir ahora mismo, y solo podemos pensar más allá del siguiente tuit o entrada de Facebook, nos volvemos hiperreaccionarios. ¿Entonces qué hacemos? La tomamos con la gente que huye de su país destrozado por la guerra y la perseguimos. Tomamos a los pequeños traficantes de drogas y les sentenciamos de por vida. Y luego construimos McMansiones sin pensar cómo la gente podrá costearlas con sus salarios. Solo buscamos el beneficio inmediato. La realidad es que para muchos de estos problemas, existen algunas soluciones técnicas, muchas. Y llamo a estas soluciones técnicas las estrategias del saco de arena; ya saben, se acerca una tormenta, el dique se rompe, nadie se ocupa de arreglarlo, uno protege su casa con sacos de arena y ¿adivinen qué? Funciona. La tormenta pasa, el nivel del agua baja, tiras los sacos de arena, y sigues así tormenta tras tormenta. Y aquí está lo insidioso. La estrategia del saco de arena ayuda a que te reelijan. La estrategia del saco de arena puede ayudarte con los números trimestrales. Pero si bien queremos avanzar hacia otro futuro distinto al que nos enfrentamos ahora mismo, porque no creo que hayamos llegado aún... El 2016 no es la cumbre de la civilización. (Risas) Creo que tenemos aún mucho por hacer. Pero mi argumento es que, salvo que cambiemos de modelos y mapas mentales acerca de cómo pensamos a corto plazo, nada de esto tendrá lugar. Así que he desarrollado algo llamado el "plano de largo alcance", que es más bien una práctica. Este método no es el tipo de ejercicio que se resuelve una vez y basta. Estoy seguro de que todos aquí han hecho un planeamiento con muchos recordatorios autoadhesivos y pizarras blancas, sin ofender a todos los asesores aquí en sala que lo hacen... Idearon este plan a largo plazo, para que dos semanas más tarde, todos se olviden de ello. ¿Verdad? O una semana más tarde; o tres meses si tienes suerte. Es una práctica porque no es necesariamente algo que haces. Es un proceso donde hay que volver a considerar diversas maneras de pensar en cada decisión importante en la que estás trabajando. Así que les hablaré de estos tres tipos de pensamiento. El primero: el pensamiento transgeneracional. Me encantan los filósofos: Platón, Sócrates, Habermas, Heidegger. Crecí con ellos. Pero todos hicieron algo que realmente no parece gran cosa hasta que miré con atención. Todos tomaron como unidad de medida, para lo que significa en la realidad ser virtuoso y bueno, solo un ciclo de vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Pero aquí reside el problema con estos asuntos: nos presionan porque la única manera que conocemos de hacer algo bueno en el mundo es entre el nacimiento y la muerte. Estamos programados a hacerlo así. La sección de autoayuda de cualquier librería se trata solo de ti. Lo que es genial, salvo que estés lidiando con estos otros asuntos. Así que, el pensamiento transgeneracional o más bien, con la ética transgeneracional, eres capaz de aumentar el modo de pensar acerca de estos problemas, tu rol en cómo ayudar a solucionarlos. No es algo que solo requiera de ayuda por parte del Consejo de Seguridad, es algo en que puedes participar de una manera muy personal. De vez en cuando, si tengo suerte, invito a mi esposa a cenar juntos, ya que tenemos tres niños menores de siete años. Pueden imaginarse que es una cena pacífica y silenciosa. (Risas) Así que nos sentamos, y literalmente, todo lo que deseo es comer y relajarme mientras que mis hijos tienen una idea totalmente distinta de lo que haremos. Y bien, mi primera idea es la estrategia del saco de arena, ¿cierto? De sacar el iPhone del bolsillo y dejarles que jueguen a "Frozen" o cualquier otro juego exitoso. Pero luego me detengo y de alguna manera me pongo este gorro transgeneracional. No lo hago en el restaurante porque sería extraño, pero tengo que... (Risas) Lo hice una vez y así descubrí que resultaba extraño. (Risas) Y tienes que pensar: "Vale, puedo hacerlo". ¿Pero qué es lo que esto les enseña? ¿Qué significa si, de hecho, traigo papel para dibujar o converso con ellos? Es difícil, no es fácil, y personalmente es más traumático que algunos de los más grandes problemas de este mundo: entretener a mis hijos durante la cena. Pero lo que logro es conectarles conmigo en aquel momento, en aquel presente y a la vez —esta es la médula de la ética del pensamiento transgeneracional—, les preparo para interactuar con sus hijos, y a sus hijos con sus hijos. Segundo: pensar sobre futuros. Al pensar acerca del futuro, de ahora en 10, 15 años, denme una visión de lo que es el futuro. No tienen que decírmela pero piénsenla en sus cabezas. Y lo que probablemente verán, es el lente cultural dominante que domina en el presente nuestra manera de pensar sobre el futuro: la tecnología. Cuando pensamos en los problemas, siempre usamos una lente tecnológica, tecnocéntrica y tecno-utópica, y no hay nada malo en eso, pero es algo que debemos evaluar a fondo si queremos avanzar en estas grandes cuestiones. Porque no siempre fue así, ¿cierto? Los ancestros tenían su manera de pensar acerca del futuro La Iglesia claramente tenía sus ideas sobre cómo sería el futuro. Y de hecho, podías pagarte el acceso a ese futuro, ¿no? Y por suerte para la humanidad, tuvimos la revolución científica. De allí obtuvimos la tecnología, pero lo que ha sucedido... Y, por cierto, no critico, me encanta la tecnología, tengo una casa inteligente, donde todo me habla desde los hijos hasta los altavoces y demás. (Risas) Rechazamos el futuro de las manos de los sumos sacerdotes de Roma así como de otros en el Valle del Silicio. Entonces, cuando pensamos sobre cómo lidiar con el clima, la pobreza o la falta de la vivienda, nuestra primera reacción es pensarlo a través de la lente tecnológica. No estoy diciendo que tenemos que recurrir a este tipo. Me encanta Joel, no me malentiendan, pero no digo que recurramos a él. Lo que digo es que tenemos que repensar nuestra suposición básica de mirar hacia el futuro de una sola manera a través de las lentes dominantes. Porque nuestros problemas son enormes y tan amplios que antes tenemos que abrir nuestra mente. Por esto hago todo lo posible para no hablar del futuro. Sino de los futuros. Obliga a retomar la conversación. Por lo tanto, cuando piensen en cómo avanzar en esta gran cuestión: pueden hacerlo en su casa, en el trabajo, a escala mundial; no dejen de considerar algo más allá de la tecnología como una solución, porque ahora parece ser que nos preocupa más la evolución tecnológica que la moral. Y a menos que arreglemos eso primero, no seremos capaces de pasar de esta visión a corto plazo y llegar allí donde queremos llegar. Por último: pensamiento "telos", una palabra que viene del griego y significa objetivo y propósito final. Consiste en hacer una única pregunta: ¿con qué fin? ¿Cuándo fue la última vez que se preguntaron: "¿Con qué fin?"? Y la última vez que se preguntaron esto, ¿hasta dónde pudieron llegar? Porque lejos ya no está tan lejos. Tres, cuatro, cinco años ya no sirven. Se trata de 30, 40, 50, 100 años. En el poema épico de Homero, "La Odisea", Odiseo tenía su respuesta para el "¿Con qué fin?". El de volver a Ítaca. Era su visión audaz de lo que quería: regresar a Penélope. Les puedo decir, debido a la naturaleza de mi trabajo que Uds. también saben que hemos perdido a Ítaca. Hemos perdido nuestra meta, y nos quedamos en este círculo vicioso. Sí, estamos tratando de resolver estos problemas, pero ¿qué hay una vez que lo hacemos? Y a menos que lo definamos, la gente no moverá un dedo. Las empresas, y no solo ellas, las empresas que sí lo tienen claro y han roto con la visión a corto plazo no son casualmente empresas familiares. Son transgeneracionales, telos, y también piensan en varios futuros. Este es un anuncio de Patek Philippe; esta empresa tiene 175 años, y lo increíble es que representa ese tipo de noción a largo plazo en su marca. Debido, por cierto, a que nunca tendrás un Patek Philippe yo por lo menos seguro no... (Risas) a no ser que les sobren 25 000 dólares. Simplemente lo cuidarán para pasarlo a la generación siguiente. Así que es fundamental que recordemos que al futuro lo hemos tratado como sustantivo, no lo es; es un verbo. Requiere acción. Requiere que nos esforcemos. No es algo que nos domina, sino que controlamos totalmente. Pero en una sociedad inmediatista, nos sentimos impotentes, acorralados. Podemos superarlo. Ahora estoy más cómodo con el hecho de que, en un momento dado, en un futuro inevitable, moriré. Pero debido a estas nuevas maneras de pensar y de hacer, tanto en el mundo, como en casa con mi familia, cuando dejo a mis hijos, me siento más cómodo con ese hecho. Y es algo que incomoda a muchos, pero les digo, piénsenlo detenidamente. Apliquen ese tipo de pensamiento y podrán superar algo que es inevitablemente muy incómodo. Y todo empieza con Uds. haciéndose esta pregunta: ¿Cuál es su plan a largo plazo? Pero les pido que al preguntarse esto ahora, esta noche, al estar conduciendo, en la sala de reuniones o el cuarto de emergencia vayan más allá del plano a largo plazo. ¿Cuál es su plan a largo plazo para los próximos tres, cinco años? Intenten ir más allá de sus propias vidas, si pueden porque les ayudará a hacer cosas más grandes de lo que creían posible. Sí, tenemos unos problemas gravísimos. Con esta manera de pensar y estos procesos creo que podremos marcar la diferencia. Creo que Uds. pueden hacer una diferencia, y resulta que yo creo en Uds. Gracias. (Aplausos)