Quisiera contarles acerca de un caso jurídico en el que trabajé
que involucró a un hombre llamado Steve Titus.
Titus dirigía un restaurante.
Tenía 31 años, vivía en Seattle, Washington,
estaba comprometido con Gretchen
a punto de casarse. Ella era el amor de su vida.
Una noche, la pareja salió
para cenar románticamente a un restaurante.
Iban de regreso a casa,
y los detuvo un oficial de policía.
El carro de Titus se tenía algún parecido
con un carro que antes esa misma tarde manejaba
un hombre que había violado a una mujer que le pidió un aventón.
Titus se parecía algo a ese violador.
Así que la policía tomó una fotografía de Titus,
la pusieron junto con otras
y se las mostraron a la víctima.
Ella señaló la foto de Titus
y dijo, "ese es el más parecido".
La policía y la fiscalía iniciaron un juicio
contra Steve Titus quien fue inculpado por violación.
Cuando la víctima de la violación subió al estrado,
dijo, "estoy completamente segura
de que ese es el hombre".
Y Titus fue condenado.
Él declaró su inocencia,
su familia le gritó al jurado,
su novia se colapsó al piso sollozando
y Titus fue llevado a la cárcel.
Entonces, ¿qué harían ustedes en este punto?
¿Qué harían?
Bien, Titus perdió completamente su
fe en el sistema legal
pero tuvo una idea.
Llamó al diario local,
consiguió interesar a un periodista investigativo
y éste logró encontrar al verdadero violador.
Un hombre que al final confesó la violación.
Un hombre que creía haber cometido 50 violaciones
en esa área.
Cuando esta información fue presentada al juez,
él liberó a Titus.
Y realmente, ahí es donde el caso
debería haber terminado.
Debía haberse acabado.
Titus debió pensar que ese fue un año horrible,
un año de acusación y juicio, pero que ya pasó.
Pero no terminó así.
Titus estaba muy amargado.
Perdió su empleo. No pudo recuperarlo.
Perdió a su novia.
Ella no podía soportar la permenente ira de Titus.
Además perdió todos su ahorros
y decidió presentar una demanda
contra la policía y contra todos los que pensaba que
eran responsables de su sufrimiento.
En ese momento empecé a trabajar en este caso,
tratando de entender
cómo esa víctima pasó de
"ese es el más parecido"
a "estoy completamente segura
de que ese es el hombre".
Bien, Titus estaba consumido con el proceso civil.
Invertía cada momento del día pensando en ello,
y justo unos días antes de su cita en la corte,
se despertó en la mañana,
doblegado por el dolor,
y murió de un ataque cardíaco asociado al stress.
Tenía 35 años.
Así que se me pidió trabajar en el caso de Titus
porque soy psicóloga investigadora.
Estudio la memoria. Lo he hecho por décadas.
Si encuentro a alguien en un avión
-- esto ME pasó en camino hacia Escocia --
conocí a una persona en el avión,
y nos preguntamos el uno al otro, "¿Qué haces? ¿Qué haces?"
Yo le dije: "Estudio la memoria".
Usualmente empiezan a contarme sus
problemas para recordar nombres,
que tienen un pariente con Alzheimer
o algún tipo de problema con la memoria.
Entonces tengo que decir que
mi trabajo no es sobre cómo la gente olvida.
Estudio lo contrario: cómo recuerdan,
cuando recuerdan cosas que no ocurrieron
o si recuerdan cosas diferentes
de cómo sucedieron en verdad.
Estudio falsos recuerdos.
Tristemente, Steve Titus no es la única persona
que ha sido condenada basado en
los falsos recuerdos de alguien.
En un proyecto en los EE.UU.,
se recopiló información
acerca de 300 inocentes,
300 acusados condenados
por crímenes que no cometieron.
Personas que pasaron 10, 20, 30 años en prisión por estos crímenes,
y después las pruebas de ADN demostraron
que en realidad eran inocentes.
Cuando se analizaron,
tres cuartas partes
ocurrieron por fallas de memoria, recuerdos imperfectos de los testigos.
Entonces, ¿por qué?
Como los jurados que condenaron a todos esos inocentes
y los que condenaron a Titus,
mucha gente cree que la memoria
funciona como un dispositivo de grabación.
Sólo necesitas grabar la información,
luego la buscas y la reproduces, como
cuando quieres respuestas a preguntas o hay que identificar imágenes.
Pero décadas de trabajo en psicología
han mostrado que esto simplemente no es cierto.
Nuestros recuerdos son constructivos.
Son reconstrutivos.
La memoria funciona más como una página de Wikipedia,
puedes ir y cambiarla, y también pueden hacerlo otros .
Empecé a estudiar este proceso constructivo de la memoria
en los años 70.
Hice experimentos que implicaban mostrar a la gente
crímenes y accidentes simulados
y luego les preguntaba acerca de lo que recordaban.
En un estudio, mostramos a la gente un accidente
y les preguntamos,
¿Qué tan rápido iban los autos cuando chocaron?
Y a otros les preguntamos,
¿Que tan rápido iban los autos cuando se estrellaron?
Si en la pregunta decíamos "estrellaron",
los testigos decían que los autos iban más rápido,
y más aún, si en la pregunta se decía "estrellaron"
eso hacía que la gente se inclinara por decir
que vieron vidrios rotos en la escena del accidente
cuando no había ninguno en absoluto.
En otro estudio, mostrábamos un accidente simulado
donde un auto atravesaba una intersección con una señal de "pare",
y les preguntábamos insinuando que había una señal de "ceda el paso",
muchos testigos nos decían que recordaban haber visto la señal de "ceda el paso"
en la intersección, no el "pare".
Uds. pueden pensar que
son eventos grabados,
no son particularmente estresantes.
¿Será el mismo tipo de error el que se comete
en un evento realmente estresante?
En un estudio que publicamos hace pocos meses,
dimos una respuesta a esta pregunta.
Lo especial en ese estudio
es que pusimos a las personas en una situación muy estresante.
Los que participaron en ese estudio
eran militares de los EE.UU.
que habían pasado por un horrible ejercicio de entrenamiento
en el que les enseñaban lo que sería para ellos
si fueran capturados como prisioneros de guerra.
Como parte de ese ejercicio de entrenamiento,
los interrogaron de forma agresiva,
hostil y físicamente abusiva, por 30 minutos.
Luego debían tratar de identificar
a la persona que llevó a cabo el interrogatorio.
Cuando son alimentados con información sugestiva
que insinúa que es una persona distinta,
muchos de ellos identificaron erróneamente al interrogador,
algunas veces señalando a alguien que ni remotamente
se parecía al interrogador verdadero.
Lo que estos estos estudios nos muestran
es que cuando le das a la gente información errada
acerca de alguna experiencia pasada,
se puede distorsionar, contaminar o cambiar un recuerdo.
En el mundo real,
la desinformación está en todas partes.
Nosotros recibimos desinformación
no sólo si nos preguntan de manera sugestiva,
sino también si hablamos con otros testigos
que, consciente o inconscientemente, nos dan
algo de información errónea.
También si vemos la noticia en los medios acerca de algún
evento que hemos experimentado,
todos estos casos son oportunidades
para este tipo de contaminación de la memoria.
En los años 90, empezamos a ver
un tipo de defecto en la memoria aún más extremo.
Algunos pacientes estaban iniciando tratamiento para un problema
-- quizás depresión o un desorden alimenticio --
y salían de la terapia
con otro problema distinto.
Recuerdos extremos de brutalidades horribles,
algunas veces con rituales satánicos,
posiblemente incluyendo elementos extraños o inusuales.
Una mujer salió de psicoterapia
creyendo que por años había soportado
abusos rituales, en los que era forzada a quedar embarazada
y el bebé era arrancado de su viente.
Pero no tenía cicatrices
ni ningún tipo de evidencia física
que respaldara su historia.
Cuando empecé a examinar estos casos,
me cuestionaba,
¿de dónde vienen estos extraños recuerdos?
Lo que encontré es que la mayoría de estas situaciones
involucraban alguna forma particular de psicoterapia.
Así que pregunté,
¿cómo son las cosas que suceden en psicoterapia?
¿ejercicios de imaginación?
¿o interpretación de sueños?
¿o, en algunos casos, hipnosis?
¿o, quizás, exposición a información falsa?
¿fueron estos pacientes sugestionados
a desarrollar esos raros
e improbables recuerdos?
Diseñé algunos experimentos
para estudiar los procesos que se usaban
en esas psicoterapias, para examinar
el desarrollo de estos falsos recuerdos tan vívidos.
En uno de los primeros estudios
usamos la sugestión,
un método inspirado por la psicoterapia
que vimos en esos casos,
usamos ese tipo de sugestión.
Implantamos un recuerdo falso
de cuando era niño, de cinco o seis años,
que se perdió en un centro comercial.
Estaba asustado. Estaba llorando.
Finalmente fué rescatado por un adulto
y se reunió con su familia.
Y tuvimos éxito al implantar ese recuerdo
en las mentes de un cuarto de los sujetos.
Uds. pueden pensar que
eso no es particularmente estresante.
Pero nosotros, y otros investigadores, hemos plantado
recuerdos vívidos de cosas
mucho más inusuales y mucho más estresantes.
Así, en un estudio hecho en Tennessee,
los investigadores implantaron recuerdos falsos
de cuando era un niño, casi se ahogó
y tuvo que ser rescatado por un salvavidas.
En un estudio hecho en Canadá,
los investigadores implantaron el falso recuerdo
de cuando era niño,
algo tan horrible como ser atacado por un animal feroz
habría ocurrido,
y tuvieron éxito con la mitad de los sujetos.
En un estudio hecho en Italia,
Los investigadores implantaron recuerdos falsos,
de cuando era niño, había sido testigo de una posesión demoníaca.
Quiero agregar que podría parecer
como que estamos traumatizando a
los involucrados en el experimento
en nombre de la ciencia,
pero nuestros estudios han sido examinados cuidadosamente
por juntas de ética investigativa
que han tomado la decisión
que la molestia temporal que algunos
de estos sujetos podría experimentar en estos estudios
es superada por la importancia del problema
para comprender los procesos de la memoria
y el abuso de la memoria que está ocurriendo
en algunos lugares del mundo.
Bien, para mi sorpresa,
cuando publiqué este trabajo y empecé a hablar
en contra de esta forma particular de psicoterapia,
tuve algunos problemas serios:
hostilidades, principalmente con terapistas de la memoria reprimida,
que se sintieron bajo ataque,
y con los pacientes a quienes ellos habían influenciado.
Tuve guardas armados en algunos discursos
a los que fui invitada a dar.
Hubo gente con campañas de recolección de cartas para que me despidieran.
Pero probablemente lo peor
fue que yo sospechaba que una mujer
era inocente de los abusos
de los que le acusaba su propia hija ya adulta.
Ella acusaba a su madre de abuso sexual
basada en un recuerdo reprimido.
Y esta hija había permitido que su historia
fuese filmada y presentada en sitios públicos.
Yo sospechaba de esta historia,
así que empecé a investigar,
y eventualmente encontré información que me convenció
que esta madre era inocente.
Publiqué una exposición del caso,
y poco tiempo después, la hija
presentó una demanda.
Aún cuando nunca mencioné su nombre,
me demandó por difamación e invasión de la privacidad.
Pasé cerca de cinco años
lidiando con este enredo desagradable,
pero finalmente, todo trerminó y
pude realmente
regresar a mi trabajo.
En el proceso, sin embargo, me volví parte
de una tendencia perturbadora en EE.UU.,
en la que los científicos estaban siendo demandados
simplemente por hablar de temas de gran controversia pública.
Cuando regresé a mi trabajo, hice la pregunta:
si implanto falsos recuerdos en tu mente,
¿habrá repercusiones?
¿Afectará esto tus pensamientos después?
¿Tu comportamiento?
Nuestro primer estudio implantó un recuerdo falso;
que de niño se había enfermado al comer ciertos alimentos:
huevos cocidos, pepinillos encurtidos, helado de fresa.
Encontramos que una vez que implantamos estos falsos recuerdos,
las personas ya no querían comer estos alimentos
en un picnic al aire libre.
Estos falsos recueros no son necesariamente malos o desagradables.
Si implantábamos un recuerdo agradable borroso
que involucraba comida saludable, como espárragos,
podíamos hacer que la gente quisiera comer más espárragos.
Así que lo que estos estudios están mostrando
es que puedes implantar falsos recuerdos
y lograr repercusiones
que afectarán el comportamiento mucho tiempo después que el recuerdo sea asimilado.
Bien, a la par de esta habilidad
para implantar recuerdos y controlar el comportamiento,
obviamente vienen algunos asuntos éticos importantes,
como, ¿cuándo deberíamos usar esta tecnología en la mente?
¿Deberíamos prohibir su uso?
Los terapistas no pueden éticamente implantar falsos recuerdos
en la mente de sus pacientes
incluso si esto pudiera ayudarles,
pero no hay nada que detenga a un padre
de intentar esto con su adolescente con sobrepeso u obesidad.
Cuando sugerí esto públicamente,
provoqué otra protesa de nuevo.
"Ahí va otra vez. Está sugiriendo que los padres le mienten a sus hijos".
Hola, San Nicolás. (Risas)
Quiero decir, otra forma de pensar acerca de esto es,
¿qué preferirías tener,
un niño con obesidad, diabetes, esperanza de vida disminuida,
y todas las cosas que le acompañan,
o un niño con un poco extra de recuerdos falsos?
Yo sé lo que escogería para uno de mis hijos.
Pero quizás mi trabajo me ha hecho distinta de la mayoría de las personas.
La mayoría de la gente aprecia sus recuerdos,
sabe que representan su identidad,
quiénes son, de dónde vienen.
Yo aprecio eso. Me identifico de esa misma manera.
Pero sé por mi trabajo
cuánta ficción ya hay ahí adentro.
Si he aprendido algo de estas décadas
de trabajo en estos problemas, es esto:
sólo porque alguien te dice algo
y lo dice con certeza,
sólo porque lo dice con muchos detalles,
sólo porque se expresa con emoción cuando lo dice,
no significa que en verdad pasó.
No podemos confiablemente distinguir los recuerdos falsos de los verdaderos.
Necesitamos una confirmación independiente.
Tal descubrimiento me ha hecho más tolerante
con los errores cotidianos de memoria
que mis amigos y mi familia cometen.
Tal descubrimiento podría haber salvado a Steve Titus,
el hombre cuyo futuro completo fue arrebatado
por un recuerdo falso.
Pero mientras tanto, todos deberíamos tener presente,
haríamos bien en tenerlo,
que la memoria, como la libertad,
es algo frágil.
Gracias. Gracias.
Gracias. (Aplausos)
Muchas gracias. (Aplausos)