Respirar profundamente es una de las formas más simples de conectar con nuestros propios cuerpos, pero respirar profundamente no era algo que fuera posible en esta Tierra hace tres mil millones de años. Antes de que existiera la capa de ozono, la Tierra no era realmente capaz de sostener vida compleja y pluricelular. La composición de la atmósfera de la Tierra casi no tenía oxígeno. De hecho, teníamos una enorme cantidad de dióxido de carbono. Y el efecto neto fue un planeta casi inhabitable. Los únicos organismos que podían existir en esa época eran organismos unicelulares. Afortunadamente para nosotros, uno de esos organismos que estaba vivo en ese momento era algo llamado cianobacteria. Y este organismo tiene el truco especial que nosotros llamamos "la fotosíntesis", la habilidad, para tomar la energía del Sol y transformar el dióxido del carbono en el oxígeno. Y en el transcurso de miles de millones de años, poco a poco estas bacterias se extendieron por todo el planeta y convirtieron todo ese dióxido de carbono del aire en el oxígeno que tenemos ahora. Y fue un proceso muy lento. Primero, tuvieron que saturar los mares, luego tuvieron que saturar el oxígeno que la tierra absorbería, y solo entonces, finalmente, pudo empezar a acumularse el oxígeno en la atmósfera. Y hace unos 600 millones de años, algo realmente asombroso sucede. La capa de ozono se forma a partir del oxígeno que se ha liberado en la atmósfera. Y poco después de que la capa de ozono se pusiera en su lugar, la Tierra fue capaz de sostener vida compleja y pluricelular. Hubo una explosión cámbrica de vida en los mares. Y las primeras plantas llegaron a tierra firme. De hecho, en realidad no había vida en la corteza terrestre antes de eso. Nada de lo que se conoce hoy en día podría existir sin las contribuciones de estos pequeños organismos durante esos miles de millones de años. Imagina que eres uno de estos pequeños organismos hace dos mil millones de años. Naces. Vives un par de semanas. Mueres. Y te sientes como, "Bueno, nada ha cambiado realmente." "No tenía ningún propósito en esta vida." "El mundo al que llegué es exactamente igual al que dejé". Pero lo que no habrías entendido es que cada aliento que tomaste contribuyó a la posibilidad de innumerables vidas después de ti; vidas que nunca verías, vidas de las que todos somos parte hoy en día. Y vale la pena pensar que tal vez el significado de nuestras vidas ni siquiera está dentro del alcance de nuestra comprensión. Porque es cierto para cada uno de estos organismos, y también puede ser cierto para nosotros. Y si es posible que las cianobacterias transformen completamente el entorno físico de nuestro planeta, es absolutamente posible que nosotros hagamos lo mismo. Se nos ha dado este increíble regalo de la conciencia. Y debido a este don, tenemos la habilidad de entender profundamente nuestra conectividad. Y debido a que podemos comprender profundamente nuestra conectividad, somos nosotros los que tenemos la decisión de cómo vamos a usar ese conocimiento para construir nuestras sociedades y dar forma a nuestras vidas.