Vivimos en el país de la medicación.
Médicos como yo prescribirán
4.5 mil millones de recetas
durante este año solo en EE. UU.
Unos 15 para cada hombre, mujer y niño.
Y para la mayoría,
esto significa muchas pastillas confusas,
instrucciones,
efectos secundarios, dosis únicas,
que además no tomamos como nos recetan.
Y esto es un gasto enorme,
gastamos nuestro tiempo, dinero y salud.
Y en nuestro siglo, vertiginoso,
conectado e informatizado,
creo que podemos y debemos hacerlo mejor.
Sumerjámonos en algunos de los retos
que tenemos y sus posibles soluciones.
En primer lugar, algunos medicamentos
no funcionan para sus pacientes.
Este año los 10 mejores
medicamentos en EE. UU.,
solo han ayudado de 1 de cada 4
a 1 de cada 23 de sus pacientes.
Eso está bien si eres el número uno,
pero, ¿y para los demás?
Y lo que es peor, cuando no funcionan,
aún pueden tener efectos secundarios.
Una pastilla.
Muchos la toman para reducir el riesgo
a padecer enfermedades cardiovasculares.
Y sin saberlo son resistentes a esta.
Manteniendo los riesgos de sangrado
gastrointestinal que mata a miles al año.
Estas reacciones adversas son la cuarta
principal causa de muerte en EE. UU.
Mi abuelo murió cuando una dosis
de antibiótico hizo fallar sus riñones.
Los efectos secundarios
y reacciones adversas van según la dosis.
Estuve en pediatría, para niños
y medicina interna, para adultos.
Podría haber estado de guardia en la UCIN,
preparando la fracción de un miligramo
para medicar a un bebé.
A la noche siguiente,
de guardia en urgencias
tratando a un defensa de 180 kg
o a un paciente delicado del asilo.
Y en la mayoría de los casos
utilizarían la misma dosis del formulario.
Por lo tanto, en la mayoría de los casos,
se le daría una dosis baja al defensa.
Y una dosis excesiva al del asilo.
Y más allá de la edad y el peso,
ignoramos las diferencias de sexo y raza.
Bueno.
Y además tenemos un reto gigante
respecto al incumplimiento
o el poco compromiso.
Muchos de los que nos medicamos
no lo hacemos o lo hacemos mal.
El 40 % de adultos mayores de 65 años
tienen 5 o más recetas médicas en EE. UU.
A veces incluso 15 o más.
Una pequeña mejora en el compromiso
puede ahorrar dinero y vidas.
Así que, al pensar en el futuro...
Piensen dónde estamos hoy...
Oímos hablar de la medicina inteligente,
personalizada y orientada.
El Internet de las cosas,
la terapia genética, IA.
Ya estábamos en la era
de medicina de precisión.
Aún vivimos en la medicina empírica,
imprecisa y de ensayo y error.
Lo podemos hacer mejor.
¿Qué pasaría si pudiésemos reinventar
la forma de medicarse y fuese más fácil
para así obtener la dosis
y la combinación adecuada para cada uno?
¿Qué pasaría si pudiésemos ir más allá
de los cortadores de pastillas y faxes
con mejores resultados, bajos costes,
menos muertes y espacio en el botiquín?
La solución está en las nuevas formas
de medir y conectar la información médica.
Hoy en día, prácticamente,
vivimos en un mundo reactivo, enfermo.
Con información aislada que no fluye.
Podemos tener una atención sanitaria real,
un mundo más continuo, actual y proactivo.
Y empieza con el mundo emergente
del "yo cuantificado".
Podemos medir parte de nuestra fisiología
y nuestros comportamientos.
Suele estar aislado
en los móviles y básculas.
Pero ya empieza a conectarse
con nuestros médicos.
Así pueden mejorar la prevención,
los diagnósticos y los tratamientos.
Y cuando hagamos eso,
haremos algo interesante.
Tomemos como ejemplo la hipertensión.
Es el factor de riesgo mundial número uno
de muerte prematura y morbilidad.
La mitad de adultos estadounidense
tiene hipertensión.
Y solo la mitad la tiene bien controlada.
En general ocurre porque hay dos
o tres clases de medicación diferente.
Es difícil adecuarse
a la medicación de la presión sanguínea.
Cada día hay 500 muertes por hipertensión
descontrolada eludibles en EE. UU.
Pero estamos en la era
de esfigmomanómetros conectados.
La FDA ha aprobado un esfigmomanómetro
que puede llevarse en el reloj.
Ya hay dispositivos de presión sanguínea
sin brazalete basado en un radar
que transmite de forma continua
la presión sanguínea.
Así se puede revisar la presión sanguínea
sir ir a la clínica.
Mi médico podrá ver mis datos
y mi evolución en tiempo real
y modificarlas si es necesario.
Con algoritmos para dosificar la presión
o utilizando el Internet de las cosas,
la tecnología puede hacer mucho más.
Mi reloj inteligente
ya tiene un EKG incorporado
y se puede leer
mediante inteligencia artificial.
Ahora mismo llevo un pequeño parche
que retransmite
mis signos vitales en directo.
Vamos a echar un vistazo. De hecho,
ahora mismo son un poco preocupantes.
(Risas)
Bueno.
No es solo que podamos ver
mis signos vitales en tiempo real.
Podría ser información retroactiva
para modificar la dosis y la medicación.
Incluso mi peso puede supercuantificarse.
Mi peso, mi forma, cuánta masa corporal,
grasa y masa muscular debería tener.
Y utilizarlo para mejorar mi prevención
o mi tratamiento.
Y ya no solo
por ser experto en tecnología,
los ingenieros del MIT han configurado
el wifi
para que podamos recopilar
nuestros signos vitales constantemente.
Con nuestros anillos
y colchones inteligentes
podemos compartir
este escape de datos, nuestros digitome.
Incluso hacer una colaboración,
compartiendo nuestra información médica.
Igual que con Google Maps, pero no
con la conducción, con la medicina global.
Y eso es genial.
Ahora podemos recopilar esta información.
¿Qué pasaría si los laboratorios pudiesen
ir desde la central a sus casas y móviles?
¿E incluso a sus cuerpos para medir
los niveles de medicación y demás?
Es la era de la genómica. Ahora,
secuenciarse cuesta menos de mil euros.
Y empiezo a entender mi farmacogenómica.
Cómo afectan mis genes; si necesito subir,
bajar la dosis o una medicación diferente.
Imaginemos que nuestro médico tuviese
esta información integrada en su trabajo.
Aumentado con inteligencia artificial, IA,
o como lo llamo yo, aumento inteligente,
y utilizar esa información para saber,
de los 18 mil medicamentos aceptados,
cuál podría ser la dosis
y combinación correctas para ti.
Puede que ahora podamos mejorar
la medicación y la dosis.
El problema es que usamos esta tecnología
para mantener el ritmo de medicación.
Y, por supuesto,
estas tecnologías evolucionan.
Hay dispensadores electrónicos,
aplicaciones con avisos.
Tapones inteligentes que envían mensajes
si no te has tomado tu medicación.
Amazon acaba de adquirir
la compañía PillPack.
Muy pronto tendremos envíos inmediatos
de medicamentos mediante drones.
Ahora todo esto es posible.
Pero seguimos tomando varias pastillas.
¿Qué pasaría si lo simplificáramos?
Una solución sería
utilizar mejor el policomprimido.
Un policomprimido es la incorporación
de varios medicamentos en uno solo.
Tenemos remedios comunes sin receta
contra los resfriados y las gripes.
Hay estudios de sus obstáculos,
mezcla de estatinas, presión, aspirinas,
los cuales han mostrado que reducen
el riesgo comparado con el placebo.
Pero estos no estaban personalizados,
no estaban configurados para el individuo.
¿Qué pasaría si mejoramos
el policomprimido personalizado?
Para así poder crearse, basarse y
adaptarse a uno, incluso cada día.
Estamos en la era de la impresión 3D,
uno puede hacer sus propios brazaletes.
Sus audífonos, aparatos ortopédicos...
Incluso escanearse
y tener sus vaqueros hechos a medida.
Así que esto me hace pensar.
¿Qué pasaría si pudiésemos imprimir
los policomprimidos personalizados en 3D?
Así, en lugar de tomar seis medicamentos,
por ejemplo, podría integrarlo en uno.
Sería más fácil, mejoraría el compromiso
e incluso se podrían integrar suplementos.
Como la vitamina D o la CoQ10.
Con la ayuda de estos "InteliMeds"
y mi equipo de ingenieros especializados
hemos creado el primer prototipo
de impresora de Medicina Inteligente.
Funciona así: en lugar de comprimidos
enteros hay micromedicamentos.
Con 1 o 2 mg de cada, elegido con la dosis
y combinación ideal para cada individuo.
Y por supuesto, serían dosis
y combinaciones que se tomarían juntas,
medicamentos aprobados por la FDA.
Podríamos cambiar la farmacocinética
mediante la estratificación de elementos
en los micromedicamentos individuales.
Y cuando presionemos imprimir,
se imprimiría la mezcla de medicamentos
necesaria para nosotros en un día.
Empezaríamos por medicamentos genéricos
para los problemas más comunes.
Un 90 % de los medicamentos recetados
hoy en día son genéricos de bajo coste.
Y una vez la pastilla está impresa,
podríamos añadirle algo de parafernalia.
Podríamos imprimir el nombre del paciente,
fecha, día de la semana, código QR.
Podríamos imprimir medicamentos distintos
para reducir los esteroides a un paciente.
O reducir los medicamentos para el dolor.
Esto es una muestra de nuestro prototipo
de impresora de medicina inteligente.
Descubrámoslo.
Tiene aproximadamente 16 silos diferentes
y cada uno contiene
micromedicamentos individuales.
Y puedo configurar el software
de dosis individuales.
El brazo robótico ajustará la altura
y los micromedicamentos se liberarán.
Ahora puedo...
Automatizado, gira y circula para asegurar
que los micromedicamentos se han cargado.
Y al presionar imprimir...
Caería por el aparato y ya podría sacar
el policomprimido personalizado impreso
con la dosis
y la medicación perfecta para mí.
Y si volvemos a las diapositivas,
verán todo el proceso.
Cómo los silos
seleccionan los medicamentos
y bajan a los diferentes silos,
acumulándose en un comprimido.
Bien, esto es genial.
Puedo imprimir mis medicinas a medida,
en lugar de tomar seis pastillas.
Puedo ver mi dosis individual.
Mi reloj vigila mi presión sanguínea,
necesitaba un ajuste en su medicación.
Mi nivel de warfarina,
si mi sangre es poco espesa,
pues bajo la dosis de warfarina
del micro medicamento, un anticoagulante.
Mi médico o cardiólogo podría adaptarlo
de forma inteligente al día a día.
Estas impresoras podrían estar
en la farmacia de la esquina,
en la oficina de su médico,
en una clínica rural.
Al final se podrían reducir
para tenerlas en casa.
Con cartuchos integrados como este,
distribuidos mediante drones.
Imprimir su policomprimido personalizado
en la cocina o en el botiquín cada mañana.
Esto podría evolucionar y mejorar
el nivel de compromiso por todo el mundo.
Espero podamos reimaginar el futuro
de la medicina de formas innovadoras.
Avanzar de polifarmacia, dosis única,
bajo compromiso y complicaciones,
a una era de medicamentos personalizados,
precisos y disponibles por encargo
que pueda llevarnos
y personalizar nuestra propia salud.
Y la salud
y la medicina alrededor del planeta.
Muchas gracias.
(Aplausos)
Presentadora: Daniel,
esto es impresionante.
De verdad.
¡Pregunta para ti!
¿Cuándo será capaz,
el paciente del asilo que has mencionado,
de imprimir sus pastillas en casa?
Daniel Kraft: Bueno,
esto solo es un prototipo.
Creemos que la regulación será
de forma automática.
Concretamente en los asilos,
la gente toma varios medicamentos
que a veces se confunden.
Sería un lugar idóneo
para empezar con estas tecnologías.
Esto no va a evolucionar
y empezar con impresoras en el botiquín.
Necesitamos ser inteligentes e ingeniosos
sobre cómo lo damos a conocer
siendo conscientes de los muchos retos
en cuanto a dosis, compromiso y precisión.
Y hoy en día, con toda esta tecnología
que puede integrarse y obtener ventajas
necesitamos acercamientos como este
para tener un futuro en salud y medicina
Presentadora: Genial, gracias.
DK: Gracias.
(Aplausos)