"Algunos nacen grandes,
otros alcanzan la grandeza,
y a otros les es impuesta",
decía William Shakespeare.
¿Es verdad que lo dijo él?
Algunos cuestionan si Shakespeare
realmente escribió sus obras
o incluso que sí,
de verdad, llegó a existir.
Especulan que Shakespeare era
el seudónimo de otro escritor
o grupo de escritores.
Entre los candidatos que se mencionan
como el verdadero Shakespeare
hay dramaturgos famosos,
políticos e incluso mujeres famosas.
¿Es acaso posible que el más grande
escritor de la lengua inglesa
sea tan ficticio como sus obras?
La mayoría de los académicos
shakesperianos ignoran estas teorías
y se basan en evidencias
históricas y biográficas.
Pero hay otra forma de evaluar
si las obras famosas de Shakespeare
fueron escritas realmente
por otra persona.
La lingüística,
el estudio de la lengua,
puede decirnos mucho acerca
de cómo hablamos y escribimos
al examinar la sintaxis, la gramática,
la semántica y el vocabulario.
A finales del siglo XVII,
un filósofo polaco
llamado Wincenty Lutoslawski
formalizó un método
conocido como estilometría,
aplicando este conocimiento a investigar
cuestiones de autoría literaria.
Así que, ¿cómo funciona estilometría?
La idea es que el estilo de cada escritor
tiene características propias
bastante constantes en
las obras individuales.
Ejemplos de características incluyen
la longitud media de la oración,
la disposición de las palabras,
e incluso la cantidad de apariciones
de una palabra en particular.
Veamos el uso del pronombre "ti" y su
visualización en una dimensión o eje.
Cada obra de Shakespeare
se puede colocar en ese eje,
como un punto de datos basado en
la cantidad apariciones de esa palabra.
En estadística, la conexión
de estos puntos
nos da lo que llamamos varianza,
un rango esperado para nuestros datos.
Pero, esto es solo una característica
en un espacio de muy alta dimensión.
Con una herramienta de agrupación, la
de análisis de componentes principales,
se reduce el espacio multidimensional
a componentes principales simples
que miden la varianza conjunta
en todas las obras de Shakespeare.
Luego se pueden contrastar
las obras de nuestros candidatos
con esos componentes principales.
Por ejemplo,
si muchas obras de Francis Bacon
entran en la varianza de Shakespeare,
eso evidencia con bastante firmeza
que Francis Bacon y Shakespeare
en realidad son la misma persona.
¿Qué muestran los resultados?
Los estilometristas que lo realizaron
han llegado a la conclusión
de que Shakespeare no
es otro que Shakespeare.
El bardo es el bardo.
Las obras del candidato no coinciden
con el estilo de Shakespeare.
Sin embargo, nuestros intrépidos
estadísticos averiguaron
alguna evidencia convincente
de colaboraciones.
Por ejemplo, un estudio reciente concluyó
que Shakespeare trabajó con el dramaturgo
Christopher Marlowe en "Enrique VI"
tanto en la primera
como en la segunda parte.
La identidad de Shakespeare es solo
un problema que resuelve la estilometría
Esta puede determinar
cuándo se escribió una obra,
si un texto antiguo es una falsificación,
si un estudiante ha cometido plagio,
o si el correo electrónico que
has recibido es de alta prioridad o spam.
¿Y la poesía atemporal de
los versos de Shakespeare
se reduce solo a números y estadísticas?
No exactamente.
El análisis estilométrico identifica
la diferencia estructural
de las obras de Shakespeare
pero no captura la belleza de
sentimientos y emociones que expresan,
o por qué nos afectan de
la forma en que lo hacen.
Al menos, todavía no.