Un día la última estrella morirá
y el universo se oscurecerá para siempre,
probablemente será una enana roja;
un tipo pequeño de estrella
que también es una de nuestras mejores apuestas
para encontrar vida extraterrestre,
y podría ser el último hogar de la humanidad
antes de que el universo se vuelva inhabitable.
Entonces, ¿qué sabemos de ellas?
¿Y por qué son nuestra última esperanza?
Al menos el 70% de las estrellas en el universo
son enanas rojas.
Son las estrellas más pequeñas que se
pueden encontrar,
con solo alrededor del 7 al 15 por ciento
de la masa de nuestro Sol.
No son mucho más grandes que el
planeta Júpiter,
que sin embargo aún es muy grande.
También son muy oscuras.
Es imposible verlas a simple vista.
Nunca has visto una en el cielo estrellado.
Incluso con nuestra tecnología apenas observamos
enanas rojas con claridad en nuestro vecindario.
Aproximadamente 20 de las 30 estrellas más
cercanas a la Tierra son enanas rojas.
Como todas las estrellas, las enanas rojas
fusionan el hidrógeno a helio.
Pero mientras las estrellas más masivas
acumulan el helio fusionado en sus núcleos,
las enanas rojas se mantienen convectivas, lo que
implica que el helio e hidrógeno se mezclan sin parar.
Así que utilizan su combustible increíblemente
lento, antes de que se extingan.
Las enanas rojas se queman tan lentamente, que
su promedio de vida es de 1 a 10 billones de años,
en comparación, el Sol sobrevivirá por
otros 5 mil millones de años.
Porque el universo apenas tiene 13.75 mil
millones de años de antigüedad,
ni una sola enana roja ha alcanzado
los estados de desarrollo avanzados.
Cada una de las billones que existen
aún son bebés.
Hablando de bebés, la estrella
más pequeña en el
universo también es una enana roja, ya que las
enanas rojas pequeñas apenas logran ser estrellas.
Con un poquito menos de hidrógeno son
enanas marrones: estrellas fallidas
que no pueden sostener una reacción de
fusión por mucho tiempo.
Así que, ¿qué hay sobre los extraterrestres
o un nuevo hogar para la humanidad?
Ya que nuestro Sol un día morirá,
eventualmente necesitaremos buscar
un nuevo hogar, y donde hayan planetas
habitables, también podrían haber extraterrestres.
El observatorio espacial Kepler encontró que
al menos la mitad de las enanas rojas albergan
planetas rocosos entre la mitad y cuatro
veces la masa de nuestra Tierra.
Muchos están en la zona habitable -- el área
que rodea una estrella donde el agua puede ser líquida --
pero ya que las enanas rojas se queman a una
temperatura relativamente fría, un planeta necesitaría
estar muy cerca para ser habitable,
probablemente tan cerca como Mercurio al Sol
o incluso más cerca, lo cual trae muchos
problemas. Por ejemplo, un planeta
así de cerca a una estrella probablemente esté en
rotación sincrónica, lo que significa que el mismo lado
mirará hacia el sol. Este lado estaría muy
caliente mientras que el lado de la sombra
estaría congelado, lo cual dificultaría el
desarrollo de la vida.
Aunque un planeta con un océano grande podría distribuir
la energía de la estrella y crear algo de estabilidad.
Todas las fuerzas gravitacionales de una enana roja
podrían presionar al planeta y calentarlo tanto
que podría perder toda su agua a medida
que el tiempo pasa.
Estos planetas podrían terminar como
Venus, un infierno ardiente.
Otro problema es que, muchas enanas rojas
varían en su emisión de energía,
podrían estar cubiertas de manchas solares que
bloquearían su luz emitida por hasta 40% por meses
Lo que podría causar que los océanos en
planetas se congelen.
Y a veces, pueden emitir erupciones solares,
explosiones repentinas de energía muy poderosa.
Estas enanas rojas podrían duplicar su
luminosidad en minutos
lo cual podría despojar porciones considerables
de la atmósfera de un planeta,
e incinerándolo, dejándolo estéril.
Por otro lado, su vida extremadamente larga
es una gran ventaja.
Una enana roja con actividad moderada podría
ser un lugar asombroso para un planeta con vida.
La vida en la Tierra ha existido por
aproximadamente 4 mil millones de años,
y todavía tenemos mil millones de años antes de
que el Sol se caliente tanto como para que
la vida compleja en la
Tierra se vuelva imposible.
O desaparecemos, o abandonamos la Tierra
para buscar un nuevo hogar.
Podríamos construir una civilización por
billones de años, alrededor de una enana roja
con las condiciones apropiadas.
Alrededor de un 5% de las enanas rojas en la
Vía Láctea podrían albergan planetas
habitables, de aproximadamente el mismo
tamaño que la Tierra.
Eso sería más de 4 mil millones en total.
Pero, la vida podría no necesitar un
planeta como la Tierra.
Los candidatos para la vida alrededor de una
enana roja podrían ser lunas de gas gigantes,
también llamadas súper Tierras.
Planetas rocosos realmente masivos.
En total, hay un estimado de 60 mil millones de
planetas potencialmente habitables alrededor de
las enanas rojas.
Y eso es solamente en la Vía Láctea.
Así que, las enanas rojas podrían ser muy
importantes para nuestra supervivencia en el futuro.
Pero, todo tiene que morir en algún momento,
incluso las enanas rojas.
Cuando en billones años, la vida de la última
enana roja esté por terminar, no será un evento
muy espectacular.
Mientras su hidrógeno se agota, se encoge,
convirtiéndose en una enana azul,
consumiéndose por completo.
Cuando el combustible se agota, se convierte en una
enana blanca, un objecto tan pequeño como la Tierra.
Empacado muy densamente y compuesto de gases
degenerados, mayormente helio en su núcleo.
Al no tener más fuente de energía, se enfriará
extremadamente lento a través de billones de años.
Hasta convertirse en su forma final:
Una enana negra fría.
Las enanas blancas y negras son tan fascinantes,
que merecen su propio video.
En fin... va a pasar mucho tiempo antes de que
la última estrella en el universo se desvanezca,
y es algo acogedor saber que, si la humanidad
tiene éxito en aventurarse en el espacio,
tendremos muchísimo tiempo, antes de que el
Universo apague las luces.
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