Era 1 de noviembre de 2002
mi primer día como directora,
pero apenas mi primer día
en el distrito escolar de Filadelfia.
Me gradué de escuelas
públicas de Filadelfia,
y me fui a enseñar educación especial
por 20 años
en una escuela de bajos ingresos
y bajo rendimiento escolar
en el norte de Filadelfia,
donde el crimen es rampante
y la pobreza extrema se encuentra
entre las más altas de la nación.
Poco después de entrar
en mi nueva escuela,
estalló una gran pelea
entre las chicas.
Después de que las cosas estuvieran
rápidamente bajo control,
inmediatamente convoqué una reunión
en el auditorio de la escuela
para presentarme
como nueva directora de la escuela.
(Aplausos)
Entré enojada,
un poco nerviosa,
(Risas)
pero estaba decidida
a establecer el tono
para mis nuevos estudiantes.
Empecé enumerando
tan fuertemente como pude
mis expectativas sobre su comportamiento
y mis expectativas para lo que iban
a aprender en la escuela.
Cuando, de repente,
una muchacha en la parte posterior
del auditorio,
se puso de pie
y dijo: "¡Señorita!
¡Señorita!".
Cuando nuestros ojos
se encontraron, dijo:
"¿Por qué sigue llamando a esto escuela?
Esto no es una escuela".
En un arrebato,
Ashley había expresado
lo que yo sentía
y que nunca pude articular
sobre mi propia experiencia al asistir
a una escuela de bajo rendimiento
en el mismo barrio,
muchos, muchos, muchos años antes.
Sin duda que la escuela
no era una escuela.
Adelantemos una década a 2012,
Yo ingresaba en mi tercera escuela
de bajo rendimiento como directora.
Iba a ser la cuarta directora de
Strawberry Mansion en cuatro años.
Fue etiquetada como:
"De bajo rendimiento
y persistentemente peligrosa"
debido a sus bajos puntajes
en los exámenes
y al alto número de armas,
drogas, asaltos y detenciones.
Poco después de acercarme
a la puerta de mi nueva escuela
y tratar de entrar,
encontré la puerta cerrada con cadenas,
Podía oír la voz de Ashley en mis oídos
diciendo, "¡Señorita! ¡Señorita!
Esto no es una escuela".
Los pasillos eran opacos y oscuros
por una mala iluminación.
Había un montón de pilas
de muebles viejos dañados
y pupitres en las aulas,
y había miles de materiales
y recursos sin usar.
Eso no era una escuela.
A medida que avanzaba el año,
me di cuenta de que las aulas
estaban casi vacías.
Los estudiantes estaban asustados:
asustados de sentarse en filas
con temor de que algo sucediera;
miedo porque eran objeto de burlas
en la cafetería por comer comida gratis.
Tenían miedo de todas las peleas
y todo el acoso.
Esto no era una escuela.
Y ahí estaban los maestros,
increíblemente temerosos
de su propia seguridad,
así que tenían bajas expectativas
de los estudiantes y de ellos mismos,
y eran totalmente conscientes de su papel
en la destrucción
de la cultura de la escuela.
Este fue lo más preocupante de todo.
Ya ven, Ashley estaba en lo cierto,
y no solo sobre su escuela.
Para demasiadas escuelas,
para los niños que viven en la pobreza,
sus escuelas realmente
no son las escuelas en absoluto.
Pero esto puede cambiar.
Déjenme contarles qué se está haciendo
en Strawberry Mansion Secundaria.
Cualquiera que haya
trabajado conmigo les dirá
que soy conocida por mis lemas.
(Risas)
Así que hoy, voy a utilizar tres
que han sido de suma importancia
en nuestra búsqueda del cambio.
Mi primer lema es:
si vas a liderar, lidera.
Siempre he creído
que lo que sucede y
lo que no sucede en una escuela
depende del director.
Yo soy la directora,
y tener ese título
me obliga a liderar.
No iba a permanecer en mi oficina,
no iba a delegar mi trabajo,
y yo no iba a tener miedo
de hacer frente a cualquier cosa
que no fuera bueno para los niños,
me gustara o no.
Yo soy una líder,
así que sé que no puedo hacer nada sola.
Así, reuní un equipo de liderazgo
de primera categoría
que creía en las posibilidades
de todos los niños,
y juntos, abordamos las cosas pequeñas,
como restablecer todas las combinaciones
de los casilleros manualmente
para que cada estudiante
pudiera tener un casillero seguro.
Decoramos cada tablón de anuncios
en ese edificio
con mensajes brillantes,
coloridos y positivos.
Tomamos las cadenas
de la puerta principal de la escuela.
Reemplazamos las bombillas dañadas,
y limpiamos todas las aulas a fondo,
reciclando cada, cada libro de texto
que no fuera necesario,
y desechamos miles de
materiales y muebles antiguos.
Usamos dos contenedores
de basura por día.
Y, por supuesto, por supuesto,
abordamos las cosas grandes,
como reconvertir todo
el presupuesto de la escuela
para poder reasignar fondos para
tener más profesores y personal de apoyo.
Reconstruimos todo el programa
diario de la escuela a partir de cero
para agregar una variedad
de tiempos de inicio y fin,
remediación, cursos de honores,
actividades extracurriculares,
y asesoramiento,
todo durante el día escolar.
Todo durante la jornada escolar.
Creamos un plan de despliegue
que especificaba dónde encontrar a
cada persona de apoyo y oficial de policía
cada minuto del día,
y monitorizábamos cada segundo del día,
y, nuestro mejor invención,
ideamos un programa de disciplina escolar
titulado "No negociables".
Era un sistema de comportamiento
--diseñado para promover siempre
un comportamiento positivo--.
¿Los resultados?
Strawberry Mansion fue retirado de
la lista de persistentemente peligrosas
nuestro primer año después de estar...
(Aplausos)
Tras estar en la lista
de peligrosas por 5 años consecutivos.
Los líderes hacen posible lo imposible.
Esto me lleva a mi segundo lema:
Bien, ¿y ahora qué?
(Risas)
(Aplausos)
Cuando nos fijamos en los datos,
y nos reunimos con el personal,
había muchas excusas
de por qué Strawberry Mansion era
de bajo rendimiento y
persistentemente peligrosa.
Dijeron que solo el 68 % de los niños
venían a la escuela de forma regular,
100 % viven en la pobreza,
solo el 1 % de los padres participan,
muchos de los niños
provienen de padres encarcelados
y hogares monoparentales,
El 39 % de los estudiantes
tienen necesidades especiales,
y los datos del estado revelaron
que 6 % de los estudiantes
eran competentes en álgebra,
y 10 % en literatura.
Después de decirnos todas las historias
de lo mal que estaban
las condiciones y los niños,
los miré,
y dije: "Bien, ¿y ahora qué?
¿Qué vamos a hacer al respecto?".
(Aplausos)
Eliminar las excusas en cada paso se
convirtió en mi principal responsabilidad.
Abordamos cada una de esas excusas
a través de un desarrollo
profesional obligatorio,
allanando el camino para un enfoque
intenso en la enseñanza y el aprendizaje.
Después de muchas observaciones,
lo que se determinó fue
que los maestros sabían qué enseñar
pero no sabían cómo enseñar
a tantos niños
con tantas grandes habilidades.
Así que desarrollamos un modelo de
prestación de lección para la enseñanza
centrado en grupos pequeños,
que hace posible a todos los estudiantes
lograr sus necesidades individuales
en el aula.
¿Los resultados?
Después de un año,
los datos del estado revelaron
que nuestros puntajes han crecido
un 171 % en álgebra
y 107 % en literatura.
(Aplausos)
Tenemos un largo camino por recorrer,
un muy largo camino por recorrer,
pero ahora abordamos cada obstáculo
con la actitud "Bien, ¿y ahora qué?".
Y eso me lleva a mi tercera
y último lema.
(Risas)
Si nadie te dijo que te amaba hoy,
recuerda que yo sí, y siempre lo haré.
Mis estudiantes tienen problemas:
problemas sociales,
emocionales y económicos
que nunca Uds. podrían imaginar.
Algunos de ellos son sus propios padres,
y algunos están completamente solos.
Si alguien me pregunta
mi verdadero secreto
de cómo realmente mantengo
Strawberry Mansion avanzando,
tendría que decir
que amo a mis estudiantes
y creo en sus posibilidades
incondicionalmente.
Cuando los miro,
solo puedo ver lo que pueden llegar a ser,
y eso es porque yo soy uno de ellos.
Crecí pobre también,
en el norte de Filadelfia.
Sé lo que se siente al ir a una escuela
que no es una escuela.
Sé lo que se siente preguntarse
si hay alguna vez va a haber
alguna manera de salir de la pobreza.
Pero debido a mi increíble madre,
tuve la capacidad de soñar
a pesar de la pobreza que me rodeaba.
Por lo tanto...
(Aplausos)
si voy a animar a mis estudiantes
hacia su sueño y su propósito en la vida,
tengo que llegar a saber quiénes son.
Así que tengo que pasar tiempo con ellos,
así que me las arreglo
en el comedor todos los días.
(Risas)
Y ya que estoy allí,
hablo con ellos acerca
de cosas muy personales,
y cuando es su cumpleaños,
canto "Feliz cumpleaños"
a pesar de que canto nada bien.
(Risas)
A menudo les pregunto,
"¿Por qué quieres que cante
si no sé cantar nada bien?".
(Risas)
Y ellos responden diciendo,
"Porque nos gusta sentirnos especiales".
Llevamos a cabo reuniones mensuales
en la sala de juntas
para escuchar sus preocupaciones,
para averiguar lo que está en sus mentes.
Ellos nos hacen preguntas como:
"¿Por qué tenemos que seguir las reglas?".
"¿Por qué hay tantas consecuencias?".
"¿Por qué no podemos simplemente
hacer lo que queramos?".
(Risas)
Ellos preguntan y yo respondo
cada pregunta con honestidad,
y este intercambio en la escucha ayuda
a aclarar cualquier malentendido.
Cada momento
es un momento de aprendizaje.
Mi recompensa,
mi recompensa
por ser no negociable
en mis reglas y consecuencias
es haberme ganado su respeto.
Insisto en que,
y debido a esto,
podemos lograr cosas juntos.
Ellos tienen claras
mis expectativas para ellos,
y repito esas expectativas
todos los días por los altoparlantes.
Les recuerdo...
(Risas)
les recuerdo esos valores fundamentales
de foco, tradición, excelencia,
integridad y perseverancia,
y les recuerdo todos los días
cómo la educación puede cambiar
verdaderamente la vida.
Y termino cada anuncio igual:
"Si nadie te dijo que te amaba hoy,
recuerda que yo sí,
y siempre lo haré".
Las palabras de Ashley
de "Señorita, señorita,
esto no es una escuela",
están grabadas en mi mente
para siempre.
Si realmente vamos
a hacer progresos reales
para hacer frente a la pobreza,
entonces tenemos que asegurarnos
de que cada escuela que atiende
a niños en situación de pobreza
sea una verdadera escuela,
una escuela, una escuela...
(Aplausos)
una escuela que
proporciona el conocimiento
y el entrenamiento mental
para navegar por el mundo que les rodea.
No sé todas las respuestas,
pero lo que sí sé es para aquellos
de nosotros que somos privilegiados
y tenemos la responsabilidad
de dirigir una escuela
que atiende a niños
en situación de pobreza,
debemos verdaderamente liderar,
y cuando nos enfrentamos
a desafíos increíbles,
tenemos que parar y preguntarnos:
"¿Bien, ¿y ahora qué?
¿Qué vamos a hacer al respecto?".
Y a medida que lideramos,
nunca debemos olvidar
que todos y cada uno
de nuestros estudiantes
es solo un niño,
a menudo asustado por lo que el mundo
les dice qué deberían ser,
y no importa lo que el resto del mundo
les diga qué deberían ser,
siempre debemos darles esperanza,
toda nuestra atención,
la creencia inquebrantable
en su potencial,
expectativas consistentes,
y debemos decirles a menudo,
si nadie les dijo que los amaba hoy,
recuerden que nosotros sí,
y siempre lo haremos.
Gracias.
(Aplausos)
Gracias, Jesús.