El despertar
es la siguiente etapa natural
del desarrollo humano.
Así que despertar es simplemente
reconocer la naturaleza de nuestro ser esencial.
No es una experiencia extraña,
mística y totalmente religiosa
que sólo está al alcance de unos pocos.
Está al alcance de todos.
Lo que esencialmente somos ya está
plenamente despierto, plenamente consciente.
Y es totalmente ilimitado.
Tu verdadera naturaleza está más cerca
que el tú que crees ser.
La conciencia es la realidad
fundamental del universo.
El siguiente paso de la ciencia es
entender que la conciencia es fundamental.
¿Qué es el despertar, en todo caso?
Que alguien me lo explique.
¿Qué es el despertar?
Ya sea que lo llames el yo verdadero,
el yo inminente o ningún yo,
o la naturaleza de Buda, el Tao
o la conciencia de Cristo.
Realmente no importa.
En esta película, vamos a
referirnos a ello como conciencia.
La conciencia, comprensión o conocimiento puro,
no es propiedad de ninguna religión.
Despertar o darse cuenta de la conciencia
es como despertar de un sueño.
El sueño de tu personaje
en la obra de la vida.
A través de nuestros personajes,
experimentamos el mundo
en toda su belleza y su fealdad.
Podemos llamar dualidad
a esta experiencia de vida y muerte.
Damos vueltas y vueltas,
fijándonos en los pensamientos
y sensaciones de los personajes.
El bien y el mal.
Guerra y paz.
Luz y oscuridad.
Nacimiento y muerte.
Hasta que despertamos y descubrimos
que no somos el personaje
en esta película,
Investigación I -
En esta película, te invitamos
a que experimentes directamente
tu verdadera naturaleza,
a que lo descubras directamente,
no intelectualmente.
¿Quién eres?
Repetiremos esta invitación
de diferentes maneras.
Al indagar sobre quién eres,
deja que todo sea exactamente como es.
No muevas la mente para
hacer que algo suceda
o para encontrar alguna respuesta.
En el nivel de la mente.
Y sin embargo, no intentes
alejar la mente.
Simplemente intenta experimentar
directamente quién eres.
Dejando que la mente sea una mente
que 'no sabe.' El despertar es
la respuesta a todos los problemas
del mundo, en todos los niveles.
Todos los problemas del mundo
provienen del engaño fundamental
del engaño fundamental de la mente,
el cual es que ‘yo soy este
personaje limitado’.
Cuando vivimos desde un
yo pequeño y separado,
siempre hay algún tipo
de insatisfacción perpetua.
Así que esto puede ser una
gran insatisfacción como un trauma,
o puede ser sólo este
sentimiento de fondo.
Algo no está bien.
algo esta mal. Me hace falta algo.
Incluso cuando siento algún placer,
incluso cuando logro algo en el mundo.
Incluso cuando disfruto una buena relación.
Si hago una pausa por un momento,
hay un sentimiento de insatisfacción,
como si estuviera aislado o aislada de algo.
Así que este sentimiento, que la mayoría
de la gente parece tiener, puede motivarnos
a despertar de ese yo pequeño y aislado
cuya naturaleza es una especie
de ansiedad por separación.
Este personaje limitado tiende
a aferrarse a lo que quiere.
Esta sólo compuesto por una
colección de patrones condicionados,
de desear lo que quiere o
tratar de apartar lo que no quiere.
Es este proceso interminable
del principio del placer.
Ya sabes, perseguir el
placer y evitar el dolor.
Y si creemos que somos esto,
este personaje, este patrón condicionado,
entonces sufrimos y creamos
sufrimiento en el mundo.
El mundo se convierte en un
reflejo de esa conciencia egoica.
El beneficio de despertar
es que sufres menos
y la gente que te rodea sufre menos.
No tengo duda que mi conexión inicial
con mi entendimiento de Dios,
fue un despertar
en mi vida. El mayor despertar
que jamás haya experimentado.
Es como si hubiera estado
dormido durante 50 años.
Caminando como un robot,
solo haciendo las cosas que me enseñaron
a hacer desde que era joven,
tu sabes, tenia la formula completa,
conseguir a la chica, conseguir el carro,
conseguir un trabajo, conseguir la casa,
conseguir una esposa. Una fórmula que yo
creía ser como la vida debía funcionar.
Hasta que llegué a los 53 años.
Entonces, aunque había hecho
la mayoría de esas cosas
y había tenido cierto éxito
profesional, me di cuenta
de que no importaba. Me desperté
alrededor de los 53 años,
entendí que eso no importaba,
--------ARREGLAR ESTO --------------
y me sorprendió lo poco que significaba...
lo inútil que era todo.
Cuando dejas de seguir el guión
que se ha trazado para tu personaje,
heredado de tus padres, la sociedad
y el condicionamiento biológico,
se abren entonces nuevas
dimensiones dentro del juego.
El camino se despoja,
pero no es un camino
para llegar a un destino.
Es un camino sin sendero,
un desprenderse de la ilusión, para
llegar exactamente donde
uno está en el ahora.
Me llamo Rupert Spira.
Hablo sobre la comprensión
esencial no dual que subyace
en todas las grandes tradiciones
religiosas y espirituales.
Y escribo y dirijo meditaciones guiadas
y mantengo conversaciones
cuyo propósito es conducir
a un reconocimiento experiencial
de esta comprensión.
Comprender que
la paz y la felicidad
que todos anhelamos
por encima de todo,
por definición, nunca puede
encontrarse en la experiencia objetiva.
Nunca pueden proporcionarla
los objetos, sustancias,
actividades o relaciones.
Y yo sugeriría
entenderlo claramente
y no pasar el resto de la vida
buscando la plenitud donde
no se puede encontrar.
Cualquiera que esté viendo esta
película lo está haciendo precisamente
porque ha comprendido o al menos intuido
que la paz y la felicidad que anhela
no pueden encontrarse
en la experiencia objetiva y ha iniciado
esta investigación sobre
su verdadera naturaleza.
Esa es la investigación más importante
que se puede hacer,
y de ella depende nuestra felicidad.
La mayor pregunta de mi vida,
por supuesto, que creo que es la pregunta
que la mayoría de la gente
se plantea tarde o temprano, es
¿Para qué sirve, en realidad?
¿Cuál es el sentido de la vida?
Para mi sorpresa, me dijeron
que el sentido de la vida
no tenía nada que ver
con lo que yo hacía.
No se trataba de mi trabajo,
no se trataba de mi carrera,
no se trataba de casi nada
en mi vida física.
Esos eran aspectos de mi vida,
pero no eran el objetivo de mi vida.
El objetivo de mi vida, tal
como he llegado a entenderla,
era que yo experimentara,
expresara, demostrara y realizara
mi verdadera identidad.
Quién soy realmente.
Creo que la mayor pregunta
a la que se enfrenta la mayoría
de la gente, es una pregunta
que casi nadie se hace nunca
o que nunca responde.
La mayor pregunta de la vida,
a mi entender, es ¿quién soy yo?
¿Quién soy?
¿Soy simplemente una entidad física
como un pájaro en el cielo
o un pez en el mar? Ya sabes, tal vez
una identificación más sofisticada,
pero sólo una entidad física,
que nace, vive y muere.
Eso es el principio y el final de ella.
¿O es posible, solo posible
que yo sea más que eso?
¿Es posible que yo sea
una entidad espiritual
simplemente teniendo
una experiencia física?
Investigación II
Todas las experiencias de tu vida
te han llevado a esta pregunta universal.
¿Quién eres?
No busques una respuesta con la mente.
Deja que todo sea exactamente como es.
¿Quién es consciente de la mente?
Siente todo lo que surge.
¿Quién es consciente
de esos sentimientos?
Ten una experiencia completa
de todo lo que surja
como resultado de tu indagación.
Soy Donald Hoffman, profesor emérito
de ciencias cognitivas en la Universidad
de California en Irvine.
Mi trabajo ha sido enseñar a estudiantes,
aunque ahora soy emérito,
así que no enseño. Y ahora investigo
sobre la conciencia, los modelos
matemáticos de la conciencia y cómo
la física y el espacio-tiempo podrían
surgir de una teoría de la conciencia
que sea completamente precisa
desde el punto de vista matemático.
Mi propio viaje ha sido
tanto espiritual como científico.
Mi padre era pastor, un pastor
cristiano fundamentalista.
Así que recibí eso los domingos,
la ciencia en la escuela
y existia un conflicto.
Las historias que recibía eran
contradictorias. Y así, en mi
adolescencia, advertí que tenía
que averiguar las cosas por mí mismo.
Así que decidí que la pregunta
que quería responder era,
¿somos máquinas?
¿Las personas son máquinas o no?
Desde el punto de vista físico,
sólo éramos máquinas.
Desde el punto de vista espiritual,
no seríamos máquinas,
pero no era lo bastante preciso
para afirmar lo que seríamos.
Así que decidí plantear la pregunta
científicamente: ¿somos sólo máquinas?
Y pensé que la mejor manera sería
estudiar la inteligencia artificial.
Así que ingresé al MIT,
(Instituto Tecnológico de Massachusetts)
al laboratorio de inteligencia artificial
estudiando la inteligencia artificial
y también en el departamento de
neurociencia y de ciencias cognitivas
estudiando el lado humano de las cosas,
porque quería entender ambas áreas.
Quería ver qué pueden hacer las
máquinas y qué tienen de especial
los humanos y la neurociencia humana,
si es que tienen algo,
Para responder a esa misma pregunta:
¿tienen razón las tradiciones espirituales?
¿Somos algo más que máquinas
o el punto de vista físico y
científico es correcto ?
¿ Sólo somos máquinas
y la conciencia es sólo un artefacto
de la actividad cerebral?
El paradigma científico materialista que
ha predominado en el último siglo
niega la existencia de algo más allá de lo físico,
cualquier cosa que no pueda ser
verificada por el método científico.
La ciencia se encuentra en un callejón sin salida.
No puede ir más allá de la paradoja
fundamental de la física cuántica,
que la enfrentó con el observador,
con la conciencia misma.
Del mismo modo, las religiones,
en su mayor parte, sólo funcionan
en el nivel de la creencia
y han perdido su propósito original,
que era conducir a la experiencia directa
de la verdad de quiénes y qué somos.
La división entre ciencia y espiritualidad
ha empobrecido a ambas.
Las religiones y los sistemas
espirituales necesitan desesperadamente
métodos rigurosos, que puedan demostrar
crear las condiciones para
que se produzca el despertar.
Y la ciencia necesita desesperadamente
una apertura
a la posibilidad de algo
más allá de lo físico.
No se trata de renunciar
a la religión o a la ciencia,
sino de profundizar, de estar
dispuestos a cambiar nosotros mismos
para convertirnos en una
mejor herramienta de investigación.
Somos nosotros los que hacemos
el experimento,
y el experimento en sí.
La religión ha sido el lenguaje y el contenedor
de estas tradiciones de meditación, la espiritualidad
que se ha escrito y transmitido
a través de las generaciones.
Ahora bien, ciertamente hay un lenguaje que es muy literal,
que divide a las religiones y divide a las culturas
cuando las cosas se toman literalmente.
Pero si sientes el espíritu de la religión,
puedes seguir el hilo
hasta el auténtico despertar.
Cualquiera tiene el potencial de despertar, crea o no crea,
porque el despertar es inherente
a nuestra conciencia humana, por el mero hecho de nacer humanos.
Así que, lo llames como lo llames y utilices el lenguaje que utilices,
hay ciertos principios que parecen ser los mismos
en todas estas religiones,
espiritualidades y tradiciones
de meditación.
Cuando era más joven, esta comprensión
estaba disponible principalmente en las
tradiciones espirituales orientales.
Estaba disponible en las
tradiciones occidentales,
pero estaba tan disfrazada y codificada
en esas tradiciones que
era casi inaccesible.
Así que mucha gente de mi
generación fue físicamente,
o al menos intelectualmente, a
Oriente para encontrar esta comprensión,
y la cultura oriental, en comparación
con la occidental, es exótica.
Y así, esta comprensión adquirió un sabor exótico
de las culturas en las que se expresaba.
Y mucha gente, yo incluido,
pensaba como resultado de esto
que habia algo exotico acerca de la comprension no-dual
que requeria alguna forma extraordinaria de vida.
Había que renunciar a la vida familiar
o dejarse crecer el pelo o ponerse un nombre especial o suscribirse
a algún tipo de maestro o tradición o participar en prácticas extrañas...
Todo este tipo de cosas no tenían nada que ver
con la comprensión fundamental, sino con la cultura
en la que se expresaba la comprensión en un momento determinado.
Así que ahora la comprensión ha sido completamente despojada
del envoltorio cultural tradicional en el que muchos de nosotros oímos hablar de ella por primera vez,
y ahora sólo esa comprensión esencial está disponible
de una manera que nos permite seguir llevando nuestras vidas
exactamente como son. Vida familiar, vida laboral.
No es necesario hacer ningún cambio externo en nuestra vida.
El reto que tenemos en este planeta
es que pensamos que hay más de
una esencia.
Así que vivimos en
un mundo de lo que yo llamaría dualidad.
Este masculino y femenino, blanco y negro.
Grande y pequeño, rápido y lento, arriba y abajo, aquí y allá,
antes y después. Pero de hecho, sólo hay una cosa.
Todas las cosas son una cosa.
Y sólo hay una cosa.
Así que resulta que cuando miramos profundamente todo,
vemos que, aquí y allá, grande y pequeño, rápido y lento, arriba y abajo, izquierda y derecha,
masculino y femenino son todos la misma cosa, simplemente expresando
características diferentes pero de ninguna manera separadas unas de otras.
Creo que todos nosotros
somos individuaciones
de Dios.
Creo que Dios existe en y a través
de cada ser humano y, para el caso, de cada
ser sensible del cosmos.
Veo entonces que estoy en relación con Dios
como una ola lo está con el océano.
Una ola no es diferente del océano.
Es simplemente un surgimiento del océano en forma individual.
Y cuando esa individuación se completa,
la ola retrocede al océano de donde vino
para surgir de nuevo otro día.
Así que creo que todos somos individuaciones de la divinidad,
y cuando vemos todo como divino,
cambiamos nuestra relación con todo
y todo se vuelve
diferente en nuestra experiencia.
Así es como cambia el mundo.
La conciencia es la última realidad del universo,
así que podríamos preguntarnos si la conciencia es la realidad fundamental del universo
y de todo, y todo el mundo es obviamente eso, entonces
¿cómo es que el mundo se nos aparece como una multiplicidad y diversidad
de personas y animales y cosas discretas
e independientemente existentes, todas hechas de una cosa llamada materia?
¿Cómo podemos conciliar esta afirmación de que la conciencia
es la última realidad del universo, donde aparece
como una multiplicidad y diversidad de objetos hechos de materia?
Así que la evidencia que estoy usando para sugerir que la conciencia
es fundamental tiene muchos aspectos.
Uno es que la propia física
dice que el espacio-tiempo no es fundamental
y la teoría evolutiva también está de acuerdo en que el espacio, el tiempo
y los objetos físicos no son una realidad fundamental.
Ahora bien, ambas teorías sólo nos dicen que ese espacio-tiempo no es fundamental.
No nos dicen qué hay más allá del espacio-tiempo.
Así que mi argumento es que lo que los físicos están encontrando
más allá del espacio-tiempo, están encontrando estructuras matemáticas.
Pero no está claro de qué se tratan.
¿De qué trata este reino más allá del espacio-tiempo?
Así que propongo que el reino más allá del espacio-tiempo es sobre la conciencia.
Y yo sugeriría que la conciencia infinita tiene la capacidad
de localizarse a sí misma como numerosos sujetos separados de experiencia,
es decir, todos los seres sensibles o personas o animales.
Cada uno de nosotros somos la localización de la conciencia infinita,
en la conciencia infinita hechos sólo de conciencia infinita
desde cuya perspectiva ve
su propia actividad como el mundo exterior.
Así que lo que nos aparece como un mundo hecho de materia
desde nuestras perspectivas localizadas, es desde el punto de vista de la realidad,
simplemente la actividad de la única conciencia infinita.
En otras palabras, en el análisis final, no hay cosas o personas
discretas o independientemente existentes.
Hay un todo infinito, indivisible.
La unidad del ser que sólo se refracta
en una aparente multiplicidad y diversidad de objetos y cosas.
Cuando El Uno mira su propia actividad
a través de las facultades perceptivas
de la mente finita.
Si estamos despiertos,
nos damos cuenta de que hay una conciencia
que se disfraza de todos estos seres diferentes del planeta,
una conciencia que brilla a través de los ojos de todos.
Entonces, literalmente, nos vemos a nosotros mismos en los demás.
Y esa tendencia a operar como un ego,
esa tendencia a tomar para uno mismo
cae porque nos damos cuenta directamente de la verdad.
La verdad es que todos somos una conciencia.
La experiencia de mi yo espiritual
sólo era posible en el reino
de lo físico por una muy buena razón,
porque sólo en el reino de lo físico estaba disponible lo contrario.
En otras palabras, basta un ejemplo sencillo.
Si quisiera experimentarme a mí mismo, si pudiera hablar
metafóricamente, como la luz,
no podría experimentar la luz si estuviera en medio de la luz,
sin nada más a mi alrededor que la luz,
que es una definición perfecta del reino de lo espiritual.
Así que llegaría a un reino que yo llamo el reino de lo físico,
donde hay algo más que la luz.
Porque si quiero experimentarme a mí mismo como luz,
no sólo conocerme como tal, sino experimentarlo,
sólo podría hacerlo donde existiera
lo opuesto a la luz, en este caso, la oscuridad.
Así que me dirigí
al reino físico donde la luz y la oscuridad existen
simultáneamente, y entonces en esa expresión externa
de mí mismo como la luz, pude ser quien realmente soy.
Y esta comprensión sugiere
que detrás de nuestras diferencias todos somos lo mismo,
no siendo un ser similar, sino que todos somos literalmente un mismo ser.
Y el amor es la experiencia sentida
de esta unidad o del ser compartido.
Es un teorema de nuestra teoría que en última instancia hay una conciencia.
Así que tenemos esta dinámica de muchos, muchos agentes conscientes,
pero la teoría es, nos dice que en última instancia todos los agentes conscientes
son realmente sólo proyecciones de una sola conciencia.
El paradigma actual de la ciencia es,
y lo ha sido durante siglos,
que el espacio y el tiempo son la naturaleza fundamental de la realidad.
Son irreductibles y son la base de todo.
Y antes de Einstein, el espacio y el tiempo eran vistos como separados.
Ahora, el espacio y el tiempo juntos, unificados en espacio-tiempo son vistos
como la naturaleza fundamental de la realidad.
Y la ciencia ha asumido entonces
que el espacio, el tiempo y los objetos en el espacio tiempo son la realidad fundamental.
Y así, por ejemplo, cuando hablamos de consciencia,
la consciencia en sí misma debe ser de alguna manera un producto de los objetos en el espacio y el tiempo.
En ese marco físico, espacio y tiempo y los objetos físicos
sin ninguna consciencia son la realidad fundamental.
Y la conciencia viene más tarde en la evolución del universo, ¿verdad?
Así que en el Big Bang no había conciencia,
sólo había espacio, tiempo y energía.
La energía se fusionó en partículas masivas
y finalmente surgió la vida después de quién sabe cuántos millones
o cientos de millones o miles de millones de años.
Después de eso, la conciencia llegó, o incluso más tarde.
Desde ese punto de vista, cuando mueres, la complejidad física
que dio lugar a la conciencia se disuelve y, por tanto, tu conciencia se disuelve.
Y así el marco físico realmente elimina totalmente la conciencia
como algo fundamental, y dice que
cuando tu cuerpo muere, tu conciencia se va con él.
Desde este otro punto de vista,
lo que he hecho con mis colegas, hemos utilizado la teoría evolutiva
para señalar lo que es una implicación
de la teoría evolutiva, que el espacio y el tiempo no son fundamentales.
Así que la interpretación física de la evolución es errónea.
La idea de que el espacio y el tiempo y las partículas
han evolucionado de alguna manera debido a los organismos humanos
es un marco erróneo, porque el espacio y el tiempo en sí no son fundamentales.
Estamos planteando una dinámica más allá del espacio-tiempo que es mucho más rica,
la dinámica de la conciencia.
Lo que no hacemos es desechar nuestras viejas teorías.
Cuando los físicos dicen que el espacio-tiempo estaba condenado,
eso no significa que ya no prestemos atención a Einstein.
En absoluto. Prestamos atención a Einstein.
Cualquier nueva teoría más allá del espacio-tiempo que se les ocurra a los físicos más vale
que se proyecte en el espacio-tiempo y nos devuelva a Einstein
y nos devuelva la teoría cuántica o estaríamos equivocados.
Todas nuestras viejas teorías
son maravillosas, maravillosas amigas y vamos a mantenerlas
como casos especiales de una teoría más profunda.
Así que en nuestra teoría de la conciencia, tenemos que hacer lo mismo.
No podemos proponer cualquier cosa que queramos.
Tenemos que tener una teoría de la conciencia que se proyecte
hacia atrás y nos devuelva el espacio-tiempo.
Nos devuelve la teoría cuántica, nos devuelve la relatividad especial
y general, y nos devuelve la evolución por selección natural.
Si no podemos hacer eso con detalles matemáticos precisos, entonces no
hay razón para que los científicos tomen en serio nuestra teoría de la conciencia.
Es como si la conciencia infinita se pusiera un casco de realidad virtual.
La conciencia infinita se pone un casco de realidad virtual hecho de pensar y percibir.
Y al hacerlo, en el momento en que se pone el casco de realidad virtual,
se localiza a sí misma dentro de su propia actividad.
Y a través de ese casco mira hacia fuera a través de las facultades de percepción
de una mente finita, viendo, oyendo, tocando, saboreando y oliendo.
Y fragmenta la unidad de su propio ser
y la hace aparecer como 10.000 cosas.
Lo que estoy sugiriendo es que
hay mucho más en el universo que la mente finita.
No estoy sugiriendo que el universo sólo aparezca en cada una de nuestras mentes finitas.
El universo existe fuera de nuestra mente finita, pero dentro de la conciencia.
Pero son las limitaciones de nuestra mente finita
las que dan al universo su apariencia.
Así que cuando miramos al universo, estamos viendo la realidad
que existe antes de ser percibida.
Pero la vemos a través de la lente de nuestras facultades de percepción,
que le dan su apariencia.
Así que la idea del despertar en muchas tradiciones espirituales
ha sido la idea de que lo que hemos tomado como realidad,
los objetos en el espacio-tiempo, nuestros cuerpos físicos y demás
no es la realidad final, que hay una realidad mucho más profunda,
una realidad de conciencia que trasciende el espacio-tiempo y los objetos físicos,
y que no estamos divorciados de esa realidad.
Esa realidad es, en cierto sentido, la esencia de lo que somos.
Y así, despertar es despertar de la ilusión
de que sólo soy un pequeño cuerpo en el espacio y el tiempo a la comprensión
de que, de hecho, soy el autor de todo lo que veo dentro del espacio y el tiempo,
lo creo sobre la marcha mientras observo y percibo.
Uno se despierta al reconocer que lo que
esencialmente somos ya está
totalmente despierto, plenamente consciente,
completo, íntegro, realizado en paz.
Es como preguntar
¿cómo se ilumina el sol?
Su naturaleza es la luz.
Ya está totalmente iluminado.
La naturaleza de nuestro ser esencial ya es paz y felicidad.
No está claro para todos nosotros, porque nuestro ser esencial
está tan completamente mezclado con el contenido de la experiencia
que la paz y la felicidad innatas están oscurecidas por la experiencia.
Y por eso pensamos que nuestro ser esencial necesita ser iluminado.
No, nuestro ser esencial no necesita ser iluminado,
como tampoco necesita ser iluminado el sol por la mañana temprano.
El sol siempre brilla con el mismo resplandor.
Nuestro ser central siempre está brillando con la misma paz y alegría.
Pero esa paz y esa alegría están atenuadas por la agitación
y la carencia que caracterizan nuestros pensamientos y sentimientos.
No hay una persona que despierta.
El yo que despertó,
yo desperté de esta estructura Dan
en un centro de meditación.
Era un centro Zen.
Estábamos inmersos en un Zen Sesshin,
que es un largo período de práctica intensiva.
El Zen es increíble para crear este contenedor
donde existen estas condiciones de no escape.
Así que el personaje Dan que había aprendido meditación,
el personaje Dan que había estado haciendo toda esta meditación,
este generador de meditación,
se dio cuenta de que no podía despertar.
Es como si todos los trucos de meditación,
todas las prácticas que se habían aprendido no sirvieran de nada.
Llegó el punto en que ese personaje
que intentaba despertar, no logró despertar
y tuvo que fracasar.
Que el personaje que había estado experimentando, el que había estado interpretando
toda mi vida, tuvo que soltarse o morir,
y que es lo que quedó?
Lo que quedó cuando ya no hubo más hacedor
o cuando ya no hubo meditador meditando
o haciendo algo llamado meditación,
lo que quedó fue mi verdadera naturaleza.
O yo, sólo yo.
Cuando despertamos de este pequeño y separado sentido del yo,
no es que estemos matando al ego
o luchando contra él.
En realidad, le permitimos que se retire parcialmente
de su trabajo de identidad egoica
y se relaje para formar parte
de nuestro equipo, de nuestra conciencia.
Y esto nos da una sensación de libertad inmediata
de que no estamos mirando el mundo a través de una lente pequeña,
de que tenemos el corazón abierto y la mente abierta
de una manera que es expansiva y, al mismo tiempo, más íntimamente conectada.
La iluminación no consiste en llegar a estar despierto.
Nadie se despierta ni se ilumina.
Es un reconocimiento de la luz, la luz del conocimiento puro
cuya naturaleza es la paz y la felicidad.
Pero ya y siempre lo somos.
Me llamo Lisa Natoli, y soy conocida como maestra espiritual
que enseña sobre el despertar y la transformación.
El despertar es el reconocimiento de tu verdadera naturaleza,
y es la realización de lo que realmente eres, que es conciencia.
Y conciencia es sólo una palabra para muchas palabras que la gente usa
para conocimiento, comprensión, vida, amor, Dios,
luz.
Así que despertar al reconocimiento de que no soy este cuerpo
que soy, eso que nunca muere y que nunca nace.
Fue una idea muy difícil para mí.
He estado en un camino espiritual desde 1992.
Empecé con Un curso de milagros.
Lo estudié religiosamente.
Quiero decir, yo era alguien que estaba tan comprometida con
conocer el Ser, conocer a Dios, despertar. No lo conseguía.
Porque tenía la creencia
de que el despertar era algo místico,
que algo sucedería, que algo ocurriría,
y que sería como Jesús
o Buda o todos esos maestros iluminados
y a mí no me sucedía.
No podía entender por qué.
¿Por qué estoy tan comprometida,
teniendo momentos profundos de paz y felicidad y alegría y sigo luchando?
Empecé a darme cuenta de la simplicidad
de nuestra verdadera naturaleza, que es la conciencia .
Así que para alguien que me está escuchando en este momento,
la conciencia que escucha esta voz, eso es lo que somos.
Y no tiene una ubicación, no tiene un género,
no tiene un color, no tiene un cuerpo,
y es totalmente ilimitada.
Así que el despertar es cuando despertamos
a nuestra verdadera naturaleza.
Despertamos a la realización de que soy la conciencia
de esta experiencia ahora mismo, tal como soy, tal como estoy aquí.
Y es tan ordinario.
Nos lo perdemos.
Pensamos que no puede ser tan simple.
El reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza
no conduce a la felicidad.x
es la felicidad misma. La naturaleza del ser
es la felicidad misma. Así que el reconocimiento
de nuestra verdadera naturaleza es la experiencia de la felicidad.
Investigación III
Quien es consciente en este momento?
La mente buscará algo
o intentará complicarlo.
Tú ya eres eso
que la mente está buscando.
La mente siempre se lo perderá.
No alejes tus pensamientos
y no te quedes atrapado en ellos.
Simplemente suelta el interés o el apego a pensamientos,
ideas y creencias.
Intenta experimentar directamente
quién eres.
No intentes negar la mente o alcanzar algún estado.
Todo el hacer, toda manipulación,
todo movimiento, es más intervención de la mente.
Permite que la mente sea como es.
A veces las personas pueden despertar simplemente en la vida cotidiana.
No necesitan necesariamente una práctica.
Así que a veces ocurren cosas en la vida en las que hay una interrupción
en tu patrón y puede haber un despertar espontáneo.
Pero si la vida de alguien sigue un patrón
robótico o repetitivo, entonces
es necesario algún tipo de intervención.
Si uno es llamado al despertar y esa interrupción en el patrón de ti
es a veces llamada sadhana o práctica espiritual.
Y estas prácticas son
siempre condicionadas.
Hay algo que aprendemos con el condicionamiento de la mente
para que puedan hacer más probable que el despertar suceda,
algo así como aflojar las ataduras dentro de la auto-estructura.
A veces se dice que el despertar ocurre por accidente,
pero la práctica te hace más propenso a los accidentes.
Las técnicas, las prácticas pueden ser muy útiles
para hacerte más propenso a los accidentes.
Pero llega un momento en que hay que abandonarlas.
Porque si la mente está continuamente haciendo alguna práctica
o algo, entonces la mente tiene
las riendas, la mente está en el asiento del conductor.
Así que las prácticas son útiles, muy útiles
como peldaños para hacer que la auto-estructura,
se puede decir sea menos densa o iluminar la auto-estructura
para que sea más permeable
a nuestra verdadera naturaleza.
La paradoja con la práctica es que cuando finalmente despiertas,
te das cuenta de que todas las prácticas
las estaba haciendo el falso yo,
el personaje en el juego de realidad virtual,
y que tú, el verdadero yo, nunca estuviste atado.
Todo lo que tienes que hacer es renunciar a las preferencias del ego,
abandonar la fijación en las cosas.
Cualquier cosa dentro del campo de los fenómenos cambiantes no es el verdadero yo.
El tú que crees que eres, el tú con el que siempre
te has identificado nunca despertará.
Despiertas de ese personaje.
Despiertas de la ilusión de que eras ese personaje condicionado.
Asi que cuando la gente viene a estos retiros,
ellos piensan que este pequeño yo va a despertar y alguna gran cosa va a suceder.
Pero en cierto punto, el pequeño yo nunca lo hará.
Tiene que rendirse, tiene que fallar.
Y sólo en ese fracaso nos damos cuenta de quiénes somos,
de que siempre hemos sido conscientes, siempre hemos estado presentes.
Simplemente nos enganchamos a este personaje
y creímos que éramos eso.
Empecé mi búsqueda espiritual en la clásica tradición de Advaita Vedanta,
que era un camino devocional
que implicaba la meditación mantra,
que practiqué muy diligentemente durante 20 años.
Y la meditación mantra implica
centrar tu atención en un sonido
y luego, gradualmente, el sonido se desvanece.
Sin embargo, fue realmente cuando entré en contacto
con el camino directo
que mi lado espiritual realmente alcanzó su culminación.
Porque en este enfoque directo,
no prestamos atención a ningún objeto, por sutil que sea,
por ejemplo, como un mantra, el sonido, la respiración...
dejamos que nuestra atención se hunda hacia dentro
o hacia atrás, hacia su fuente.
Utilicemos una analogía.
Imagina que estuvieras viendo tu vida en una pantalla de televisión.
Te identificas con el personaje de la pantalla.
Día tras día.
Año tras año. Estás involucrado con la historia del personaje
cuando, de repente, despiertas de la historia
para fijarte en la pantalla en la que aparece el personaje,
y te das cuenta de que no eres el personaje que has estado viendo.
Los objetos pueden aparecer y desaparecer de la pantalla.
Los personajes van y vienen,
pero la pantalla no cambia.
El personaje puede mojarse.
La pantalla no se moja, el personaje puede perturbarse,
pero la pantalla no se perturba.
Sin la pantalla, los personajes no existirían,
pero la pantalla pasa desapercibida.
Los personajes siguen su vida guionizada.
La conciencia es como la pantalla.
Es como el espacio en el que todos los pensamientos,
los movimientos, todos los estados de conciencia van y vienen.
Los pensamientos, las sensaciones
y todo el mundo exterior aparecen en la pantalla, cambiando constantemente.
Pero la pantalla no cambia.
Es la mente la que cambia de estado a través de la experiencia humana.
Pero hay algo, eso que tu eres, que permanece,
algo que está siempre presente,
que es consciente de esos estados cambiantes
y eso es la conciencia o nuestra verdadera naturaleza.
Mientras haya apego a un personaje en la pantalla,
la sensación de que soy un personaje, entonces habrá sufrimiento,
Maya, la ilusión del yo.
Nada de lo que puedas hacer como el personaje del sueño
te ayudará a liberarte. Si sigues el guión
en el drama de tu vida o te rebelas contra el guión.
Si actúas desde el punto de vista del personaje,
entonces estás atrapado en la ilusión.
Para despertar,
deja de identificarte con lo que aparece en la pantalla,
reconoce que todo es impermanente,
deja de reaccionar a los pensamientos y de tratar el programa como real.
Si retiro la atención de la pantalla, volviendo la conciencia
hacia sí misma, sucede algo insondable.
La conciencia misma se despierta.
Esto no es un acontecimiento.
El evento es lo que ocurre en la pantalla.
Despertar es simplemente reconocer la pantalla
que siempre estuvo ahí.
No creas en tu siguiente pensamiento.
En su lugar, dirige la conciencia hacia la conciencia misma.
Siempre he sido yo mismo.
Mi sentido de mí mismo recorre toda mi vida.
Permanece siempre presente a lo largo de mi vida.
¿Qué está presente en mí ahora?
Lo que estaba presente ayer, el año pasado, hace diez años
y cuando era un niño de dos años?
¿Qué es este yo o mi ser esencial?
¿A quién le sucede toda mi experiencia?
El reconocimiento
de la naturaleza de ese uno es el gran secreto de la vida.
Es el camino directo hacia la paz y la felicidad.
No es algo que una persona inicia.
Es algo que una persona reconoce.
Re-conocer,
eso es volver a comprender
lo que hemos sabido desde el principio
pero que simplemente hemos olvidado o negado o no hemos creído,
así que no podemos iniciar la cercanía a Dios,
simplemente podemos reconocer que siempre ha estado ahí
y siempre lo estará.
Fue sólo este apuntar directo al despertar,
esta apertura a lo que ya está aquí, lo que me permitió
encontrar una nueva forma de ser,
una nueva etapa de desarrollo.
Mucha gente piensa que el conocimiento de uno mismo
es una meta imposible o inalcanzable,
y mi propósito como profesora, debido a mi propio despertar,
ha sido hacerlo muy práctico, muy realista.
Me encanta enseñar a la gente que está al alcance de todos.
Si creemos y sentimos
que somos un yo temporal, finito y separado,
estamos, lo sepamos o no,
buscando la paz y la felicidad.
En otras palabras, no es posible ser un yo separado,
sentirse un yo separado y no buscar la felicidad.
Por lo tanto, lo que se necesita
en este caso es reorientar la búsqueda de la felicidad.
En lugar de buscar la felicidad en el contenido de la experiencia objetiva,
buscar la felicidad en uno mismo.
Así que la práctica espiritual que se requiere
es dirigir la atención o, más exactamente,
relajar la atención a su fuente,
, la conciencia pura, en lugar de dirigida
hacia un objeto, actividad, sustancia, relación, etcétera.
Así que la práctica espiritual, si podemos llamarla práctica,
sería esta relajación
de la atención, este colapso de la atención
en el corazón de la consciencia,
descansando en el ser como ser.
El amor.
El amor puro es mi verdadero yo.
Esta es mi verdadera naturaleza,
amor puro por todos y por todo,
por cada aspecto de la vida.
Incluso aquellas cosas con las que no estoy de acuerdo.
Quien ha reconocido la naturaleza de su ser, sabe que su ser
es la fuente de la paz
y la felicidad que anhela.
Por lo tanto, el mundo ya no se convierte en el lugar
en el que busca la felicidad, en el que busca la plenitud.
Eso no quiere decir que esa persona ya no tenga deseos,
pero los deseos no están ahí para satisfacer la sensación de carencia
característica del yo separado.
Como tal, una persona ha encontrado la fuente de la felicidad
dentro de sí misma, y sus deseos proceden de esa sensación de felicidad.
No van hacia ella.
Por ejemplo, en el ámbito de las relaciones,
esto marca una gran diferencia en nuestras relaciones.
Ya no buscamos a otro
para satisfacer nuestras necesidades.
Buscamos a otro para
compartir la experiencia de felicidad que ya tenemos.
Y esto libera a nuestros amigos de la carga imposible
de proporcionar felicidad a un
yo voraz e insatisfecho.
Nada ocurre en mi vida
que no me haya traído beneficio o que no me traerá beneficio
en el sentido de que cada momento, cada actividad, cada resultado
me hace avanzar
en el proceso de evolución de mi alma.
Y para eso vine al reino físico,
para evolucionar.
Investigación IV
Permanece abierto.
Siente tu vitalidad interior,
dejando que la energía circule libremente.
No intentes que ocurra nada.
¿Quién es consciente de esa energía,
de esa vitalidad interior?
Fíjate en la tendencia de la mente a controlar y manipular
para involucrarte
sin usar tu memoria ni el lenguaje.
¿Quién eres,
más allá de la mente y los sentidos?
¿Quién eres?
¿Quién es consciente?
Muchas personas que escuchan estas ideas por primera vez,
ni siquiera han oído hablar de la idea del yo.
En mi mente, hay dos campos diferentes de personas.
Están los que están en un camino espiritual y han oído esta idea
de tratar de alcanzar el Yo. Tratan de ser El Ser.
Están buscando, están buscando.
Y luego hay otras personas que simplemente han estado viviendo su vida.
Ellos nunca antes han oído hablar de estas ideas.
Nunca han oído hablar de Conócete a ti mismo.
Y mucha gente piensa que Conócete a ti mismo significa conocer el cuerpo.
Conócete a ti mismo, sé tú mismo, sé auténtico.
Lo que realmente significa es conocerte a ti mismo es saber lo que eres,
saber lo que eres, en verdad. Conocer realmente tu verdadera naturaleza.
Las palabras "Conócete a ti mismo" fueron talladas
en la entrada del Templo de Apolo en Delfos, y como tales,
se erigen como una invitación en los albores de la civilización occidental a la humanidad.
Sugiriendo que conocerse a sí mismo es realmente el fundamento
de toda civilización. ¿Por qué?
Porque nosotros mismos estamos en el centro de toda nuestra experiencia,
experimentemos lo que experimentemos, somos nosotros quienes lo experimentamos.
Cualquier cosa que pensemos y sintamos, nuestros pensamientos
y sentimientos surgen en nombre de nuestro yo.
Cualesquiera que sean las actividades y relaciones que emprendemos,
las emprendemos al servicio de nuestro yo.
Así que nuestro yo está en el centro de nuestra experiencia.
¿Qué podría ser más importante que conocer la naturaleza de nuestro yo?
¿Y sería posible conocer
la naturaleza de cualquier otra cosa,
si no conocemos primero la naturaleza de aquello que la conoce?