Crecí en un lugar con mucha comida que los ricos llamaban "comida chatarra". Pero nosotros no la llamábamos así porque era simplemente comida. Fuimos a un lugar en México que está tomando medidas drásticas y abordando el hecho de que la nutrición puede resultar bastante cara. (Emily) En Oaxaca, la comida es una parte vital de la tradición, los rituales y la comunidad... Mi comida oaxaqueña favorita son las tlayudas que van acompañadas de tasajo, quesillo y asiento. Mi platillo favorito es el mole negro. Calabacitas con queso. (Emily) ... y más recientemente, de los negocios. Miles de turistas acuden en masa a los restaurantes de la ciudad confirmando su posición como una de las ciudades mecca de la gastronómica global. Pero este fenómeno esconde un problema creciente entre los lugareños. Una epidemia de obesidad y diabetes como consecuencia de la ingesta de alimentos altamente procesados. ALIMENTOS PROHIBIDOS (Emily) Un tercio de los niños en México sufren de obesidad y sobrepeso y más del 10 % de su población tiene diabetes. México es uno de los países con el mayor número de diabéticos en el mundo. Es la principal causa de muertes en el país. Mi comida chatarra favorita son las frituras. Me gusta comprar mucho Sabritas y un Friko. Me gustan mucho las Sabritas porque tienen muy buen sabor. (Emily) El gobierno está tratando de abordar el problema. En octubre de 2020, las nuevas regulaciones federales que entraron en vigor requerían que los productos alimenticios mostraran un octágono negro con advertencias acerca de su alto contenido de azúcar, sal o grasa. El estado de Oaxaca también prohíbe la venta de comida chatarra a los niños. La pregunta es si funcionará. Cuatro de chocolate. Son dos, tres, cuatro. (Emily) Mayra Hernández tiene un pequeño negocio en la ciudad de Oaxaca. ¿Crees que las etiquetas tienen algún impacto sobre lo que la gente compra? No lo creo. Aquí los clientes vienen y no le toman mucha importancia. Como vez aquí enfrente, todos tienen ya las etiquetas marcadas. Pero llega la gente y sigue agarrando los mismos productos. ¿Por qué crees que la comida chatarra se ha vuelto tan popular aquí en Oaxaca? La falta de dinero y los sueldos son muy bajos. Si tú quieres un desayuno en forma, o sea unos huevitos, un café con leche, te gastas 45 - 50 pesos [$2 a $2.50]. Con la mitad te compras esto. ¿Has visto algún cambio en las ventas con la prohibición de la venta de comida chatarra a los niños? No, no lo he visto. Sí empezó a pasar ya que viene el papá y trae la lista de lo que el niño quiere. Cuando voy a la tiendita no me fijo en el etiquetado de los productos. La verdad no me he fijado para nada en las etiquetas. Fui a la farmacia a comprar unos refrescos, pero me dijeron que no me lo podían vender porque soy menor de edad. (Emily) Algunas evidencias muestran que las etiquetas de advertencia sí funcionan. Chile comenzó a exigirlos en 2016 y la venta de gaseosas cayó casi un 25 %. Pero para lograr que la gente coma más sano también hace falta un cambio cultural. Charlynne Curiel estudia los hábitos alimenticios humanos. (Charlynne) Entonces hay una asociación con el estatus que hace pensar a las personas que [la comida chatarra] es mejor, que es más fácil y que te da un touch como de moderno, como de ya dejaste la tradición atrás. La prohibición de venta de comida chatarra a menores, ¿qué te parece? Es necesaria, es un paso, es como el etiquetado frontal, son pasos importantes. No creo que amenacen necesariamente los intereses de la industria. A medida que Oaxaca se ha vuelto más conocida, ¿ha cambiado la dieta de los lugareños? Creo que en los últimos años sí se desbocó un poco el tema del acceso y lo fácil que es consumir comida procesada, industrializada, que llega a todas partes. Entonces, en cualquier lugar de este estado donde haya electricidad, va a haber un refrigerador de Coca-Cola. ¡A comer, a comer! (Emily) La familia García vive en las afueras de la ciudad de Oaxaca. Hay una larga historia de diabetes en la familia por lo que están tratando de comer más sano. (Raquel) No más un poquitito dale, si quiere. (Emily) Pero eso también requiere más dinero y tiempo. (Emily) ¿Qué estás cocinando ahora? (Raquel) Ahorita estoy preparando milanesa de pollo y calabacitas con queso. Gracias por tenerme en la mesa. En la comida. (Rigoberto) Dale una cuchara y pásale el vasito. (Emily) ¿Y de qué está hecha la sopa? (Rigoberto) Calabacita con tomate... (Raquel) ... cebolla y queso. (Emily) Una receta familiar. (Raquel) Sí. (Emily) Hace uno o dos años, ¿qué hubieran comido normalmente en la hora de la comida? Mucha [Coca-cola], pero ahora ya no, ahora más agua que Coca. En la comida tomábamos uno, en el desayuno uno, ya en la cena otro... Así como el que trajo él ahorita, de los grandes. ¿Fue difícil para ustedes cambiar su dieta? Sí, (Emily) ¿Por qué? Porque... (Rigoberto) Estábamos acostumbrado. Estaba acostumbrado a tomar azúcar. ¿Tienes miedo de convertirte en diabético? Sí. (Luis) Porque he visto a mi papá. (Rigoberto) Y tu abuelito. (Luis) Mi abuelito. ¿Qué cambió hace un año que decidiste dejar de comer tanta comida chatarra y dejar de beber refrescos? El médico me dijo, "Tienes que cambiar la dieta por los niños que tienes". Igual me dijo la doctora a mí que peso mal, que yo no puedo comer ni mucha grasa ni mucho dulce por la vesícula y todo eso. Porque me dijo que si no me cuidaba me tenían que operar. (Emily) ¿Cambiaste tu dieta más que todo por tus hijos? Sí, por los niños. Subtitulado por Jenny Lam-Chowdhury www.eatingwithmyfivesenses.com