Cada año, se trafican más de 18000 adultos y niños a los Estados Unidos, y Los Ángeles es uno de los principales destinos. Los sobrevivientes requieren de mucho valor para hablar y contar sus historias. Primero, porque temen que los traficantes los encuentren, pero, en segundo lugar, porque les traen recuerdos muy duros. Es por eso que me siento privilegiada de poder escuchar sus historias Y de saber que, al contarlas, confían en mi para ayudarlos a cargarla. (Música) Las voces de los sobrevivientes Mi nombre es Lorena. Soy de Filipinas. Me llamo Othaya Kante Saldado. Soy de Sri Lanka. Mi nombre es Thige Soy de Asmara, Eritrea. Me llamo Flor y soy de Puebla, México. Mi nombre es Jason De Guzman y soy de Filipinas. Me llamo Pichai. Me llamo Suchai. Los traficantes atraen a las personas con promesas falsas de una mejor vida. Me prometieron un trabajo, comida y casa y que no tendría que preocuparme de nada. Ella me dijo: