(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
Querido y respetado Thay,
queridas hermanas y hermanos,
queridos amigos, querida sangha,
hoy es domingo, 4 de noviembre de 2018
y estamos en la sala de meditación
Aguas Tranquilas, en Upper Hamlet,
en nuestro retiro de las lluvias
de tres meses.
Esta mañana ofreceremos la octava
charla del Dharma de este retiro.
Cada domingo hemos estudiado los 14
entrenamientos de la plena conciencia
de la Orden del Interser,
o la orden Tiếp Hiện, como Thay
la bautizó en 1966,
durante la guerra de Vietnam.
Formuló estos entrenamientos para
responder a las necesidades de mucha gente
joven y más mayor
que buscaban formas de comprender
y actuar con compasión durante esos años
llenos de desesperación y dificultades.
Sabemos que hoy, 52 años después
de que estos 14 entrenamientos
o preceptos de Tiếp Hiện
fuesen creados y practicados,
aún son muy relevantes ahora,
en los acontecimientos mundiales que vemos
y experimentamos.
Porque nos ayudan a comprender hondamente
y nos ofrecen prácticas concretas
para la vida diaria.
La esencia de la práctica
de estos entrenamientos
que queremos ofrecer
es reconocer lo que ocurre en nosotros
y a nuestro alrededor,
y saber qué está presente.
En los muchos retiros que Thay ha guiado
por todo el mundo
durante más de 60 años
siempre presentó las prácticas
como accesibles a todos.
Porque todos tenemos esta capacidad, esta
semilla de plena conciencia en la mente,
en lo más hondo de la conciencia.
Pero, ¿cómo ser conscientes
de esta energía de plena conciencia,
de esta capacidad en nosotros?
Nos gustaría ofrecer
que podemos llegar a ser conscientes
gracias a dos prácticas simples:
la respiración y los pasos conscientes.
Traemos la mente de regreso al cuerpo
gracias a la respiración y los pasos.
Y podemos vivir en el momento presente.
Es interesante que una palabra vietnamita
para decir 'mente'
es la palabra 'tâm'.
Y esta palabra
significa también "corazón'.
Así que podemos decir que
la mente y el corazón están unidos
con la práctica en el momento presente y
con las prácticas de plena conciencia.
Cuando el corazón y la mente se establecen
en plena conciencia, estamos presentes
de verdad al meditar sentados y caminando,
al recitar sutras,
y en la vida.
Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé que estoy espirando.
No hay ninguna duda en mi mente.
Estoy totalmente segura
de mi inspiración y espiración,
porque las experimento.
Al hacer la experiencia de algo,
sé que es cierto.
En el mundo en que vivimos,
no siempre podemos tener la certeza
de lo que ocurrirá
en el instante siguiente.
Pero mientras inspiro y espiro,
tengo una certeza.
Tengo la certeza de estar respirando.
Esta certeza dura solo el tiempo
de la inspiración y la espiración.
Sin embargo, puede aportar
paz y estabilidad.
Estoy realmente presente
en la inspiración y espiración.
Del mismo modo, cuando doy un paso,
pongo un pie en el suelo
y experimento ese paso.
Estoy segura de estar dando un paso.
No hay duda,
porque mi mente está concentrada
en la experiencia de caminar.
Experimento cada paso que doy.
Mi corazón y mi mente
están establecidos en plena conciencia,
estoy realmente presente para mí
y para la vida en mí y en torno a mí.
Sé que la paz y la felicidad son posibles
estando presente de verdad.
Con cada paso llego,
llego al aquí y el ahora,
y al momento presente
Cada paso es un paso de libertad,
de paz, de alegría,
de felicidad.
Cuando me establezco
en la plena conciencia,
sentarme a meditar es una oportunidad
de regresar a mí misma,
de experimentar la inspiración
y la espiración,
y la calma, la paz que están disponibles
con el simple hecho de inspirar y espirar.
Puedo generar paz en mí y ofrecer paz
a los que me rodean y al mundo.
No importa lo que hayamos
experimentado en el pasado,
el momento presente nos da la oportunidad
de renovar nuestra vida, de ser felices,
pacíficos y alegres.
Vivamos hondamente
en el momento presente.
Establezcámonos en el momento presente.
Cuando nuestro corazón
se establece en el momento presente,
tenemos una segunda oportunidad,
una tercera oportunidad,
una cuarta, de ser felices.
Solo tenemos que abandonar el pasado,
sobre todo si nos trajo sufrimiento.
Dejar ir es una fuente
de alegría y felicidad.
Tan solo dejamos ir.
Luego, podremos calmar la mente
y mirar con hondura
para descubrir las causas
del sufrimiento, sus raíces,
qué ha contribuido a que suframos.
Experimentemos un instante de abandono,
escuchemos un instante
el sonido de la campana.
Escucho, escucho,
este sonido maravilloso
me devuelve a mi verdadero hogar.
Regreso a mí.
Y mientras escuchamos
el sonido de la campana,
disfrutamos de respirar.
(Campana)
(Campana)
Algo que nos ayuda a estar presentes para
la vida, a vivir de forma hermosa,
y a ofrecer paz al mundo,
son las prácticas de los entrenamientos.
Tenemos los 5 entrenamientos
de la plena conciencia,
que se revisaron en 2009,
y también tenemos los 14 entrenamientos.
Hay más entrenamientos
para los monásticos,
los 10 preceptos de los novicios,
entrenamientos,
los 6 shikshamana para las monjas,
y luego, la ordenación completa
de los bhikkus, 250 preceptos,
y para las bhikkshunis
de ordenación completa, 348.
Pero hoy vamos a estudiar los
entrenamientos 5 y 13
de la Orden del Interser,
la orden Tiếp Hiện.
El quinto entrenamiento es:
vida compasiva y saludable.
Vamos a leer el quinto entrenamiento.
Vida saludable y compasiva.
Conscientes de que
la verdadera felicidad se basa
en la paz, solidez, libertad y compasión,
estamos decididos a no acumular bienes
mientras millones pasan hambre y mueren,
ni a dedicar nuestra vida a obtener fama,
poder, riqueza o placer sensual,
que traen más sufrimiento y desesperación.
Practicaremos la mirada profunda en
cómo nutrimos nuestro cuerpo y mente
con alimentos, impresiones sensoriales,
volición y conciencia.
Nos comprometemos a apostar, consumir
alcohol, drogas ni ninguna sustancia
que meta toxinas en nuestro cuerpo y
en el cuerpo y la conciencia colectivos,
tales como ciertos juegos electrónicos,
páginas web, músicas,
programas de televisión, películas,
revistas, libros y conversaciones.
Consumiremos de forma que se preserve
la compasión, la alegría y el bienestar
tanto en nuestro cuerpo y conciencia
como en el cuerpo y conciencia
de nuestra familia,
sociedad y la tierra.
Este entrenamiento me muestra
un estilo de vida.
Crear un estilo de vida feliz y saludable,
y aprender a cuidar
del cuerpo y de la mente.
Y cultivar compresión y compasión
hacia todos los seres vivos
y todas las personas de este planeta
que no comparten las condiciones
favorables que tenemos.
Porque en este planeta
existen el hambre y la pobreza,
y hay gente que muere por su causa.
Perdón.
Queremos vivir con sencillez, crear un
estilo de vida de paz, solidez y libertad
que sea también compasivo.
Para vivir así, no perseguiremos la fama,
el poder, la riqueza o el placer sensual,
sino que cultivaremos la compasión
y la conciencia de nuestra conexión
con toda forma de vida.
Esto es el interser.
Inter-somos.
Los demás nos influencian,
recibimos la influencia de otros,
no solo de la gente, sino de la vida,
los animales, las plantas y los minerales.
El estilo de vida que Thay creó
para nosotros en Plum Village
implica el equilibrio de
cuatro áreas en la vida diaria:
prácticas de plena conciencia, estudio,
servicio a la comunidad y juego.
Yo he añadido la relajación.
Quizá sea una forma de jugar.
Tenemos un día dedicado a relajarse,
que es el Día de pereza.
Para todos, será mañana.
Al vivir según este equilibrio,
tenemos más paz y libertad interior.
Libertad del estrés y las preocupaciones.
Seguir este programa diario
nos da solidez.
Hemos escuchado a un hermano
que el programa es
nuestra columna vertebral,
la columna que proporciona
estabilidad a la comunidad.
Estabilidad en nuestra vida.
Y sin embargo, ese programa
es también flexible.
Se dan cambios.
Pero incluso con cambios,
todo se mantiene unido.
Nos preguntamos, ¿cómo podemos nutrir en
nosotros y los demás este estilo de vida?
Una forma es practicar la mirada profunda
en cómo nutrimos el cuerpo y la mente.
Qué elementos nos ofrecen
un estilo de vida saludable.
Buda dijo que todo necesita
de alimento para sobrevivir.
Nada puede sobrevivir
sin alimento, sin comida.
La felicidad necesita ser alimentada
con pensamiento positivo.
Por ejemplo,
cuando tenemos pensamientos negativos
de crítica y reproche,
estamos alimentando nuestro sufrimiento.
Y cuando usamos palabras
de crítica, reproche e ira,
cuando hablamos a otros así,
alimentamos su sufrimiento.
Cuando decimos cosas amables,
y mostramos aprecio por los demás,
lo mucho que los queremos,
cuando damos las gracias,
estamos alimentando su felicidad.
Todos conocemos una práctica maravillosa
que nos ha enseñado Thay,
la práctica de empezar de nuevo,
la comunicación consciente.
Cuando aprendemos
a usar el lenguaje de forma que reguemos
las mejores semillas de nuestra conciencia
y, al mismo tiempo,
la conciencia de los demás.
Buda comprendió profundamente
la verdad de que todo necesita alimento
y describió cuatro alimentos.
Estos cuatro alimentos son:
la comida comestible, las impresiones
sensoriales, la volición y la conciencia.
Según lo que se consuma,
según la comida, la impresión sensorial,
es decir, lo que recibimos por los ojos,
oídos, nariz, lengua,
cuerpo y pensamientos,
según la naturaleza
de lo que se reciba o consuma,
habrá sufrimiento o felicidad.
Pero los ejemplos que Buda dio eran
para ayudarnos a entender mejor
qué causa sufrimiento.
Esto está relacionado con
la segunda noble verdad,
descubrir las raíces del sufrimiento
observando nuestro consumo.
Consumimos al comer,
a través de las sensaciones sensoriales.
El tercer alimento es la volición.
Es nuestro más profundo deseo,
nuestra motivación.
El cuarto alimento es nuestra conciencia.
Tanto la conciencia individual
como la colectiva
de la sociedad y del mundo.
Primero, los alimentos comestibles.
Esta mañana
hablaré de fuentes de sufrimiento
en forma de los cuatro alimentos.
También hablaré de formas de alimentar
la felicidad con esos cuatro alimentos.
Alimentos comestibles.
Queremos mostrar compasión
hacia nuestro cuerpo,
y hacia lo que comemos.
Todo ser vivo desea vivir
y sufre cuando lo matan.
Los animales sufren mucho
en los mataderos
al oír a otros animales
a punto de morir.
Sienten miedo y desesperación.
Buda y los monásticos salían cada día
a mendigar su comida.
Y así se sustentaban.
Iban de casa en casa para aceptar
todo lo que los laicos les ofrecieran
para comer y darles
energía para practicar.
Parece que Buda dijo a los monjes:
"Si sospechan o saben
que un animal ha muerto
a manos del donante, de esa familia,
para alimentarlos a ustedes,
les ruego que no acepten esa comida.
No la coman.
Porque queremos comer con compasión,
no ser causa del sufrimiento de ningún
animal o de cualquier ser vivo".
Así que, por ejemplo,
quizá una mujer pensó: "¡Oh!
Quizá mañana Buda y sus monásticos
vengan a mi casa.
Estaban en la aldea vecina,
pero tal vez hoy vengan
y tendré el honor, tendremos el honor
de ofrecer una comida
a Buda y a sus discípulos
y recibir méritos".
Quizá esa mujer dijo: "Querido esposo,
¿podemos matar tres pollos
para ofrecerlos a Buda?
¿Podemos matar cinco pollos?".
Podía pensarse eso. Y Buda no quería
que pasara eso.
Queremos comer con compasión,
y comer de forma que al comer
se produzca el mínimo sufrimiento posible.
Por ejemplo, podemos pensar
en una zanahoria.
Puede que una zanahoria sufra
cuando la arrancan de la tierra
para prepararnos la comida.
Tal vez haya sufrimiento.
Pero cuando comparamos el sufrimiento
de una planta, una zanahoria, el brócoli,
una patata, o...
Espárrago, lo que sea, si lo comparamos
con el sufrimiento que un cordero,
o un ternero, o una vaca experimenta,
elegiremos ingerir comida
en la que no haya tanto sufrimiento.
En la recitación diaria de las cinco
contemplaciones antes de comer,
escuchamos la tercera contemplación:
Mantendremos viva nuestra compasión,
de forma que reduzcamos
el sufrimiento de los seres vivos,
preservemos nuestro planeta y
dejemos de contribuir al cambio climático.
En el año 2007, Thay pidió
que Plum Village
y sus comunidades y monasterios
pasasen de una dieta vegetariana
a una vegana basada en vegetales,
según la información que recibió ese año
de practicantes laicos.
Hace doce años, no había
mucha información disponible.
Se estaba empezando a conocer los datos,
empezaban a descubrir cosas
sobre cómo se trata a los animales
criados como alimento para los humanos.
En base a la información que los amigos
laicos le dieron a Thay,
Thay decidió que sería un modo
de vida más compasivo
para los animales y para nosotros
cambiar a una dieta vegana.
Así que todos los participantes de los
retiros en Plum Village, todos ustedes,
tienen la oportunidad de seguir
una dieta vegana durante una semana o más
cuando están con nosotros,
el tiempo que están con nosotros.
Y espero que la disfruten.
Es cocina maravillosa
de los monásticos vietnamitas
y de otros monásticos de países asiáticos.
Nos ofrecen las mejores recetas que
aprendieron en sus países de origen.
Sabemos que ahora disponemos
de mucha información
sobre comida sana, integral,
qué comer.
Se ha investigado mucho sobre las dietas
de vegetales, de alimentos integrales.
Algunos dicen que para comer de forma más
sana, deberíamos reducir, limitar o evitar
el consumo de alimentos procesados,
alimentos elaborados y envasados.
Porque pueden contener aditivos químicos
para prolongar su caducidad y pueden
contener demasiada sal y azúcar
y grasas hidrogenadas o grasas trans
que no son buenas para la salud.
Pero si investigan esto,
y en realidad solo cuento con la Red,
Internet, para investigar este tema,
he descubierto que alguna
de esta información
es contradictoria y confusa.
Lo comparto con ustedes,
y entonces, hacemos todo lo posible.
Sabemos que si seguimos una dieta vegana,
necesitamos tomar suplementos
con vitamina B12.
Y prestar atención a ingerir
los nueve aminoácidos esenciales
necesarios para la síntesis
de las proteínas,
para los músculos, para
los neurotransmisores del cerebro,
y para un buen sistema inmunitario.
Una dieta a base de vegetales
nos ofrece los aminoácidos,
nos dará suficiente, pero tal vez
no los nueve que son esenciales,
pero sabemos que podemos tenerlos
con legumbres, nueces, semillas y granos
y aceites saludables, como el de oliva
o lino, así como aguacates,
vegetales y frutas.
Las fuentes vegetales
de aminoácidos que incluyen
los nueve esenciales
son: soja, tempeh, quínoa y () o pakchoi.
Pero hablando de controversias,
la soja es controvertida.
Hay gente que no puede comer soja.
Pero tenemos otras...
Sabemos que cambiando poco a poco a una
dieta vegetariana o a base de vegetales,
también contribuimos
a preservar el planeta,
y reducimos el impacto del calentamiento
global y el cambio climático.
Hay datos
de que la ganadería, la cría de animales
para ser utilizados como alimento,
lo que incluye la ganadería,
criar vacas y otros animales de granja,
sobre todo las vacas, descubrieron
que emiten gas metano
y dióxido de carbono en la digestión
de la hierba que consumen.
Y estos gases son muy tóxicos
para el medio ambiente,
incrementan los gases invernadero.
Pero...
Sabemos que al practicar
el tercer entrenamiento
no forzamos a otros
a adoptar nuestras opiniones.
Para algunos es su estilo de vida,
ganaderos,
la industria de la carne y la leche,
es un estilo de vida.
No forzamos a otros, pero
hacemos nuestra propia elección.
Aquí, en Plum Village,
practicamos el reciclaje,
tenemos un día sin auto,
no usamos el automóvil
y reducimos las emisiones
de monóxido -dióxido de carbono.
Preservamos la reserva de agua
tomando duchas más breves.
Y una forma de ahorrar agua
es humedecer el cuerpo, cerrar el grifo,
enjabonarnos, lavarnos
abrir el grifo y aclararnos.
Solíamos hacerlo así
en el centro Green Mountain Dharma,
en Four Hartland...
Four...
Four Corners, en Hartland, Vermont.
En ese centro de práctica donde la abadesa
era la hermana Chan Duc, Virtud Verdadera,
y era en el año 2003,
cuando yo estaba allí.
En el lavabo y en la bañera
teníamos un gran depósito
para guardar agua.
Si queríamos bañarnos,
lo llenábamos de agua caliente,
y tal como he descrito, nos mojábamos,
nos enjabonábamos,
y luego aclarábamos el cuerpo.
Y había una especie de jarra
y nos aclarábamos de esa forma.
Se parece a la forma en que
se bañan en India.
Recuerdo bañarme así mientras
estábamos en Vietnam,
en algunos de los templos.
Siempre hay formas de ahorrar agua,
no dejar que corra sin parar
durante una ducha muy larga.
Otra forma de ducharse
en invierno que les contaré
(Risas)
es hacerlo un día sí y otro no.
(Risas)
Como quieran. Bueno, no.
Amigos, hay un tercer método.
(Risas)
Lo aprendimos de una hermana
que era doctora de medicina tradicional
china. Sabía mucho.
Antes de ordenarse, tenía una consulta.
Se basa en los meridianos y
en todo lo que ella conocía.
Lo que nos dijo era que tomar...
Para ducharte en invierno, primero
mojas el cuerpo de cintura para abajo.
¿Bien?
Con agua más bien tibia, te mojas,
cierras el grifo, enjabonas, aclaras. ¿Sí?
La siguiente parte del cuerpo que mojas
es desde el cuello a la cintura. ¿Sí?
Bien, haces lo mismo. Mojas,
enjabonas y aclaras,
pero otras partes del cuerpo se mojan
también, es correcto.
Estaban húmedas y ahora reciben calor.
Porque el agua caliente
cae hacia abajo, abajo.
Y la tercera parte es
mojarse la cabeza.
Y enjabonas y aclaras.
Nos duchamos de abajo hacia arriba.
Algo opuesto a la gravedad,
pero yo lo hago así.
Y he descubierto que no me resfrío.
Lo hago así.
Es muy interesante cómo podemos
preservar los recursos naturales.
Recuerdo
que hubo necesidad de reducir
el uso de energía nuclear,
así que crearon bombillas de bajo consumo.
Y han estado disponibles muchos años.
Cuando empezaron a fabricarse
estas bombillas, recuerdo haber leído
que en Australia,
el primer ministro decidió
que todo el país haría el cambio.
Cambiar y usar las bombillas
de bajo consumo.
Me impresionó que todo el país lo hiciera.
Ahora, todos usamos esas bombillas,
y podemos ayudar al planeta.
Toda acción ayuda, aunque no veamos
el resultado global inmediato.
Qué tal si hacemos una pausa. Podemos
cultivar el hábito de hacer pausas,
recuperar el hábito de hacer pausas
a lo largo del día.
Y cuando paramos, tan solo nos detenemos
y disfrutamos de respirar.
Escucharemos la campana.
(Campana)
(Campana)
El segundo alimento del que habló Buda
es el alimento de
las impresiones sensoriales.
Igual que se puede causar sufrimiento
si comemos sin compasión,
Buda dijo que puede haber sufrimiento
y habrá sufrimiento
cuando los seis órganos sensoriales,
ojos, oídos, nariz, lengua,
cuerpo y mente entran en contacto
con objetos dañinos,
como películas violentas, oír a gente
luchar, discutir y gritar,
oler olores desagradables
de material putrefacto,
probar comida muy agria o muy pasada,
o la violencia contra nuestro cuerpo
mediante maltrato físico.
Y pensamientos negativos,
ese pensamiento que no podemos parar
nosotros mismos.
Lo que recibimos por los cinco órganos
sensoriales regará o despertará,
o activará semillas
que contienen experiencias y recuerdos
que suelen yacer dormidos
en lo más hondo de nuestra conciencia.
Si nos llega algo temible,
violento, lleno de ansia,
entonces, si en el pasado
tuvimos esa experiencia,
similar a lo que estamos
experimentando ahora,
las experiencias pasadas pueden
manifestarse, aparecer de nuevo.
Y reviviremos esas experiencias pasadas.
Las prácticas de plena conciencia
nos ayudan a estar en contacto
con la emoción que ha aparecido,
ese pensamiento, esa sensación
Y podemos cuidar ese pasado que renace
y detenernos, calmarnos, nutrir
nuestra confianza de que
el pasado ya no está aquí.
Ahora vivimos en el momento presente,
las cosas han cambiado, estamos a salvo.
Usamos la plena conciencia,
prácticas básicas para calmar la mente.
Y para regresar al momento presente.
Este entrenamiento nos aconseja no visitar
ciertas páginas web, ver películas
o leer ciertos libros,
o escuchar conversaciones
que nos creen sufrimiento.
Necesitamos protección.
Al igual que la piel protege el cuerpo
de elementos dañinos,
necesitamos la energía de plena conciencia
para no regar semillas de sufrimiento
por entrar en contacto con cosas tóxicas.
Me gustaría contarles una experiencia
que algunos de nosotros,
un pequeño grupo de monásticos,
vivimos.
Una vez fuimos a un país
a compartir las prácticas, guiar retiros y
días de práctica con la sangha local.
Estábamos regresando por la tarde
de una de las actividades.
Para regresar a donde nos alojábamos,
teníamos que tomar el metro.
Un hermano que conocía bien aquella ciudad
sabía cómo guiarnos
para cambiar de línea en el metro
y regresar a casa.
Él sabía exactamente
qué desvíos tomar, qué escaleras,
lo sabía muy bien.
Y los demás lo seguíamos.
En un punto, él iba delante,
se giró y nos dijo:
"Mirad justo hacia delante".
Estábamos a punto de entrar en un pasillo.
"Mirad justo hacia delante", nos dijo.
¡Vaya! Nos intrigó.
(Risas)
¿Qué era aquello que no debíamos mirar?
Estábamos intrigados, y miramos.
(Risas)
A derecha e izquierda.
Miramos y vimos
aquello que no debíamos mirar.
Lo que vimos fueron anuncios, sí.
Y,
a ambos lados, a derecha e izquierda,
había fotografías
de chicas veinteañeras llevando bikinis.
No había espacio alguno
entre una chica y la siguiente, solo...
No podías mirar entre los cuerpos,
estaban muy pegados.
Ningún espacio.
A ambos lados, derecha e izquierda.
Y...
Así que aquel hermano conocía la práctica
de proteger la mirada,
proteger los órganos sensoriales.
Después de ver eso que no podíamos ver,
miramos solo hacia delante.
(Risas)
Era en mayo,
y claro, es cuando se piensa
en ir a la playa
y en comprar ropa de baños.
Anuncios, sí.
Si vivimos en una ciudad,
hemos de ser conscientes de los anuncios,
saber si mirar o no, por cuánto tiempo.
Hay un poema maravilloso que solemos leer,
para proteger y transformar
debemos prestar mucha atención a cuando
un órgano sensorial percibe un objeto.
Se pueden cambiar poco a poco
las energías de hábito.
Quizá tengamos energías de hábito
relacionadas con los sentidos,
con el tacto, la comida, la bebida,
o cualquier energía de hábito
que se genera cuando usamos
los órganos sensoriales,
cuando entran en contacto
con los objetos sensoriales.
Hemos recibido energías de hábito de
los padres, de ancestros o de la sociedad.
Sabemos que los órganos sensoriales
también generan felicidad,
no se trata de que generen sufrimiento
cuando entran en contacto,
no, pueden producir felicidad.
Hay cinco formaciones mentales universales
que siempre están presentes.
Son: contacto, los ojos entran en contacto
con aquello que ven.
Contacto. Luego ponemos algo de atención
sobre eso que está ante nosotros.
Contacto, atención.
Sensación. Si es agradable, tal vez
tengamos una sensación agradable.
La siguiente es la percepción. Pensamos:
"Qué bonito es eso".
La última es la volición.
La volición conduce a veces a actuar.
Contacto, atención, sensación,
percepción, volición.
Siempre podemos ser conscientes
de esos cinco pasos y detenerlos.
Según mi experiencia y práctica,
cuando estoy débil,
hay contacto, volición, acción.
Contacto: veo el chocolate.
Tomo el chocolate.
Pero si la plena conciencia está presente,
contacto: no quiero azúcar;
no lo toco.
Podemos usar la plena conciencia,
la conciencia mental, como ayuda.
Me gustaría contar
una breve historia muy bonita.
Sobre los oídos.
Es la historia de un buscador
que fue a ver a un maestro zen y le dijo:
"¿Cómo puedo acceder al camino?".
El maestro dijo: "¿Oyes el sonido
del arroyo de la montaña?".
- Sí, oigo su sonido.
El maestro dijo: "Entra en él".
Es hermoso, ¿verdad?
El maestro dijo: "Estate presente.
Establece tu plena conciencia.
Ve al arroyo. Siéntate. Escúchalo
con toda atención.
Escúchalo con todo tu corazón.
Escúchalo con el corazón y la mente
establecidos en plena conciencia,
deja de pensar en el pasado y el futuro.
Estate presente. Así,
habrás accedido al camino.
El camino de una vida profunda
en el momento presente
en paz, solidez y libertad".
Sabemos que el maestro no quiso decir:
"Ve al arroyo de la montaña, quítate las
sandalias y entra en el agua".
No es esto lo que dijo,
habló de acceder de otra forma.
El tercer alimento es la volición.
Se puede describir la volición como
tu deseo más profundo, tu aspiración.
Lo que nos hace pensar, hablar
y actuar.
Puede definirse como
el propósito de nuestra vida.
Si queremos fama, poder,
riqueza o placer sensual
y los ambicionamos mucho,
los perseguiremos cueste lo que cueste,
aunque suponga no tener tiempo para
estar con la familia y los seres amados,
o estar con uno mismo. Así,
esta volición genera sufrimiento.
No queremos tener que buscar
ganar más dinero o tener
más posesiones materiales.
Pero a veces no podemos evitarlo.
A veces la volición está relacionada
con fuertes energías de hábito.
La energía de hábito nos empuja a hacer
y rehacer eso que nos trae sufrimiento.
Una forma de cambiar nuestra volición
es cambiar de estilo de vida.
Y reconocer el sufrimiento que
nuestro estilo de vida puede causar
a nuestra familia y amigos.
Miramos con hondura para ver
qué nos impide ser libres.
Dónde quedamos atrapados,
qué ideas nos atan a perseguir
esto o aquello.
Luego, necesitamos la ayuda de la familia,
de los amigos, de la sangha
para que nos ayuden a recordar
que debemos observar que
obedecemos a patrones de conducta
que queremos cambiar.
Necesitamos una sangha,
amigos espirituales
que no nos juzguen ni critiquen,
sino que nos den un apoyo
consciente y compasivo
mientras practicamos
para transformar esos hábitos.
Sabemos que la volición puede expresarse
de forma positiva.
Si queremos ayudar a los demás,
ofrecerles felicidad y alegría
y aliviar su sufrimiento,
si tenemos una honda aspiración por
trabajar para sanar el planeta,
proteger la vida de los animales,
podemos hacerlo trabajando en granjas
de permacultura, granjas felices,
y esta volición no creará sufrimiento.
Esta es la volición de un bodhisattva,
un ser despierto.
Estas expresiones nos harán cuidarnos
y cuidar de los demás.
Hace diez días, hubo una ordenación
de diez novicios,
siete monjes y tres monjas.
Tienen una honda aspiración
por ser bodhisattvas,
y han optado por un estilo de vida
que les facilitará realizar su aspiración.
En esa ceremonia, repitieron este voto:
"Al rasurar todo mi cabello,
hago hoy el voto solemne
de transformar todas mis aflicciones a fin
de aportar felicidad a todos los seres".
Todos los que están aquí,
todas las personas que han venido
a Plum Village y a otros centros,
todos tiene la volición de practicar,
de aprender más sobre la plena conciencia,
de transformar su sufrimiento,
de aportar felicidad a todos los seres.
No se limita a ningún grupo de personas.
Todos tenemos esta volición.
Los miembros de la Orden del Interser
también tienen esta volición.
Y llevan las prácticas al mundo
para ayudar a todos a practicar
los 5 y 14 entrenamientos.
La verdad es que somos bodhisattvas.
Disfrutemos de nuestro estilo de vida.
El cuarto alimento se describe
como conciencia.
Nuestra conciencia,
nuestra mente recibe la influencia
del entorno en que vivimos y trabajamos,
y de los pensamientos que pensamos.
Deberíamos poner mucha atención
en los entornos en los que nos movemos.
Entorno laboral y entorno doméstico,
porque regará semillas
de lo más hondo de nuestra conciencia.
Si pasamos mucho tiempo en un entorno
en el que todos practiquen
los 5 y los 14 entrenamientos,
y respeten y reverencien la vida,
la propiedad ajena
y los compromisos personales,
donde haya escucha profunda,
habla amorosa y consumo consciente,
nuestra conciencia recibirá ese alimento.
Será saludable.
Será un alimento de verdad y belleza,
y no se creará sufrimiento.
Sin embargo, si nos movemos
en un entorno colectivo
lleno de ira, violencia, miedo,
discriminación e intolerancia,
el sufrimiento será...
Este entorno traerá sufrimiento
a nuestra conciencia.
Y este tipo de entorno
también traerá sufrimiento
a nuestra familia, sociedad
y a la Tierra. Queremos transformar
la conciencia colectiva de este planeta,
y podemos hacerlo.
Lo hacemos cuando nutrimos cuerpo y mente
con las prácticas de los entrenamientos
de la plena conciencia.
Vamos a disfrutar de un instante
para nutrir la paz y la relajación
escuchando el sonido de la campana.
(Campana)
(Campana)
El siguiente entrenamiento que
estudiaremos esta mañana
es el 13, llamado "generosidad".
Conscientes del sufrimiento
causado por la explotación,
la injusticia social,
el robo y la opresión,
nos comprometemos a cultivar la
generosidad en nuestra manera de pensar,
hablar y actuar.
Practicaremos la bondad amorosa
trabajando por el bienestar de personas,
animales, plantas y minerales
y compartiendo tiempo, energía y recursos
materiales con quien lo necesite.
Estamos decididos a no robar
y a no poseer nada
que deba pertenecer a otros.
Respetaremos la propiedad de otros,
pero intentaremos impedir que nadie
se beneficie del sufrimiento humano
o del sufrimiento de otros seres".
En cierto modo, este entrenamiento
es también un estilo de vida.
Nos invita a cultivar en nosotros
la capacidad de ser generosos,
y a llevar felicidad a los demás.
Vemos que tenemos esta capacidad
cuando queremos compartir nuestro
tiempo, energía y recursos materiales
para ayudar a los demás.
Pero no es preciso tener dinero
o recursos materiales que dar.
La generosidad se expresa en nuestra
forma de pensar, hablar y actuar.
Veo que cuando hay gratitud
en mi corazón
estoy muy agradecida por
todas las condiciones disponibles
para mi práctica: estar en un sangha,
tener cubiertas las necesidades básicas
y aún más,
vivir en un bello entorno,
contar con el amor
y el apoyo de los demás,
y la generosidad mana entonces de forma
natural. Mana de nuestro corazón.
Vemos a los amigos que han venido
a practicar con nosotros
compartir con generosidad
su tiempo y energía.
Ya han dado su apoyo material,
lo hacen de mil maneras.
En los retiros grandes, acogemos
a muchos voluntarios, que vienen
a apoyarnos en servir, compartir
y practicar.
En nuestra aldea, hay ahora amigas
que están dedicando su tiempo
a compartir sus destrezas lingüísticas.
Y así, las hermanas pueden practicar
su pronunciación del francés y del inglés.
Sí, se está ofreciendo generosidad
de muchas formas.
Uno de los hermanos
más veteranos nos contó,
creo que en una de sus charlas del Dharma,
que un hombre vino y le contó
que no era capaz de dar.
Le resultaba muy difícil dar,
y necesitaba ayuda
para poder cambiar y
ser capaz de dar.
El hermano le dijo,
espero acordarme bien de la historia,
a mí me gustó mucho,
por eso se la cuento.
El hermano le dijo,
le dio una manzana y le dijo:
"Bien, toma la manzana
con la mano derecha.
Ahora, dale la manzana
a tu mano izquierda.
Luego devuelve la manzana
a tu mano derecha.
Y sigue haciéndolo.
Sigue dándote la manzana a ti mismo.
Deja que la mano derecha
se la ofrezca a la mano izquierda,
y que la izquierda se la ofrezca
a la derecha".
Aquel hombre dijo que fue muy eficaz.
Queremos darnos lo que necesitamos.
A veces necesitamos más tiempo
para uno mismo,
más espacio, más descanso,
más de esto o de aquello.
Eso quiere decir que hemos dedicado tiempo
a entrar en contacto
con nuestras necesidades.
Y cuando conocemos mejor
nuestras necesidades,
pedimos apoyo a los demás
o les hacemos saber
cómo pueden cubrir esa necesidad
o hacemos una petición.
También he descubierto que cuando
hay generosidad en mi corazón y mente,
no pienso en robar.
A veces robamos movidos por el miedo.
Miedo a no tener bastante,
a no poder cubrir nuestras necesidades
o las de los seres amados,
miedo de que otros consigan
lo que nos pertenece.
El robo se basa tal vez
en un miedo y ansiedad sobre el futuro.
O sobre el momento presente.
Claro, hay muchas formas de robar.
Antes pensábamos que un gran robo
era atracar un banco.
Pero ahora existen otras maneras,
en el mundo de la Red
y de los dispositivos digitales,
se puede robar electrónicamente,
piratear cuentas de correo, virus,
hacking, todo eso.
No podemos ver a esa persona o personas,
pero nuestro servidor nos dirá:
"Alguien ha accedido a su cuenta.
¿Quiere protegerla?".
"Sí".
Pero en realidad no sabemos mucho.
Según los preceptos,
no hay robo si ese objeto
nos ha sido dado.
Así que pedimos permiso: ¿puedo tomar
esto prestado? ¿Puedo usarlo?
Si no encontramos a esa persona
para pedir el préstamo o el uso,
dejamos una nota.
"No pude encontrarte, así que he tomado
prestado tu lápiz y te lo devolveré".
De nuevo, la práctica y la lectura
de los entrenamientos
nos ayuda a recordar
que no necesitamos robar.
Podemos dedicar un tiempo a ver
que ya tenemos bastante,
y si necesitamos algo, podemos pedirlo.
La generosidad y la gratitud
son una forma de cultivar
la energía opuesta a robar.
El verano pasado uno de los participantes
en un grupo de compartir
nos contó que en su familia
hay un "tarro de la gratitud".
Toda la familia,
cada uno de sus miembros,
escribe por turnos cosas
por las que estar agradecido.
En cuanto les mueve la gratitud.
Y escriben ese agradecimiento,
lo ponen en un tarro
y luego la familia se reúne,
extraen todos los agradecimientos
de los miembros de la familia
y los leen juntos
en un círculo de amistad.
Es maravilloso,
y es un momento de felicidad.
Algunos lo estamos practicando
con los amigos que se quedan tres meses.
Invitarlos a todos a escribir
un agradecimiento al día, si podemos.
Ponemos esa nota en el tarro, y
una vez a la semana las leemos todas.
Siguiendo con el estudio
de la generosidad,
vemos que la practicamos cuando
queremos aliviar el sufrimiento causado
por la explotación, la injusticia social,
el robo y la opresión.
Cuando buscamos formas de dar
para ayudar a los demás.
La explotación, la injusticia social,
el robo y la opresión
se producen ahora de muchas formas,
y hacen sufrir mucho a las personas
atrapadas en esas circunstancias.
Estas circunstancias se dan hoy
en muchos países,
y en países que se denominan
"en vías de desarrollo".
Países de África, Asía,
Centroamérica y Sudamérica,
las repúblicas del caribe y la Dominicana,
son esos países, según he leído.
Nuestra aspiración a ser bodhisattvas nos
lleva a ver cómo nosotros, consumidores,
podemos poner fin a las desigualdades
y la explotación que se produce allí.
Sabemos que existe algo llamado
Organización Mundial del Comercio Justo.
El comercio justo es una red mundial de
324 organizaciones en más de 70 países.
En Francia, creo que se llama "Équitable",
algo así.
Si vemos un producto que lleva ese logo,
esta expresión, ·"Comercio justo", sabemos
que los agricultores y trabajadores
han trabajado en condiciones
que les han proporcionado
un salario decente, justo, que
no han sido explotados, un buen sueldo.
Han disfrutado
de buenas condiciones laborales
y pueden opinar sobre la venta de sus
productos en el mercado global.
Y no solo eso, también han tenido
una vivienda digna y atención médica.
Sabemos que no en todas partes es perfecto
pero ha habido cambios enormes.
Si queremos comprar de forma consciente,
podemos buscar ese certificado.
Algunos productos de comercio justo que
podemos comprar, disponibles,
son plátanos, café,
cacao, chocolate,
té, algodón para fabricar ropa justa,
flores, azúcar y oro.
Como consumidores, sabemos
que podemos pagar algo más,
como expresión de nuestra generosidad,
comprando estos productos.
Sabemos que beneficiará a las personas
de los países en vías de desarrollo.
Eso es lo que nos dicen.
Otro ejemplo de práctica de la generosidad
que podemos realizar
es apoyar a los programas
humanitarios en Vietnam
que Thay y la hermana Chan Khong iniciaron
para llevar ayuda y esperanza a familias
y niños en Vietnam tras la guerra.
Estos programas de ayuda funcionan
desde hace 42 años.
Podemos apoyar y patrocinar a un niño
de 2, 3, hasta 6 años
en escuelas infantiles en aldeas
remotas de las montañas,
pero también en pequeñas aldeas
de pescadores en Vietnam central.
Los padres de estos niños
tienen que trabajar todo el día.
Y los niños se quedan solos.
Pero gracias a nuestra ayuda y apoyo,
se han creado guarderías
y escuelas infantiles donde pueden ir.
Allí tienen actividades
y una nutritiva comida a mediodía,
una comida y una merienda.
Y hay educadores cuidando de ellos.
Por tan solo 1 euro al día,
podemos ayudar a un niño.
Pero si no tenemos 1 euro al día,
podemos dar 10 euros al mes,
que son unos 33 euros () al día.
Nuestra generosidad contribuye muchísimo
a crear felicidad y bienestar
para las generaciones futuras.
Sabemos que Thay está ahora en Vietnam,
en su templo de origen.
Todos pueden beneficiarse
de su generosidad por haber ido allí,
para estar con la gente, con...
Ofrece su tiempo, energía y presencia
estando allí para ayudar a todos.
Hay una página web maravillosa.
En francés es una palabra:
pourlesenfantsduvietnam.com.
En una palabra. No conozco la página
en inglés pero creo que en cada país
de Europa existe este programa,
en Alemania, Italia y Reino Unido.
Para acabar, disfrutemos
de escuchar la campana.
Gracias por su paciencia.
Estos entrenamientos tienen
mucho contenido. Me he visto
dedicando mi tiempo y energía
a comprenderlos,
y elaborar esta charla.
(Campana)
(Campana)
Para acabar,
invitemos a hablar a Thay,
por decirlo así,
y acabar esta charla escuchando
una selección de su poesía.
Usaremos los oídos,
escucharemos unos versos preciosos
que escribió
y que nutrirán nuestro aprecio
por la belleza y la felicidad.
Recordemos a ese maestro zen que invitó
a su discípulo a escuchar el arroyo
como forma de acceder al camino.
Sabemos que Thay entró en el camino
hace mucho, mucho tiempo.
Cuando era un joven monje, ya estaba...
Ya había entrado en el camino.
Pero en un poema, escribió:
"Veo un arroyo claro,
que fluye entre grietas de las rocas,
su agua ríe,
mientras los árboles silban.
Veo un arroyo claro,
que fluye entre grietas de las rocas,
su agua ríe,
mientras los árboles silban.
Celebremos juntos esta mañana de paz.
Aceptémonos unos a otros.
Compartamos la visión
para hacer posible
el nacimiento del Gran Amor".
Gracias, queridos amigos,
por su escucha.
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)