Puede que se estén preguntando
por qué una bióloga marina de Oceana
viene hoy aquí a hablarles
del hambre en el mundo.
Estoy hoy aquí porque
salvar los océanos es más
que un deseo ecológico.
Lo hacemos por algo más que
que por crear trabajos para los pescadores
o por preservarlos.
Es más que un objetivo económico.
Salvar los mares puede
alimentar el mundo.
Déjenme mostrarles cómo.
Como saben, ya hay más de
mil millones de personas que
pasan hambre en el planeta.
Se espera que este problema empeore
por el aumento de la población mundial
a 9 o 10 mil millones
para mediados de siglo,
y por tanto habrá más presión
sobre nuestros recursos alimentarios.
Y esto es muy preocupante,
sobre todo si consideramos
dónde estamos ahora.
Ahora sabemos que nuestro
terreno cultivable per capita
está disminuyendo tanto en países
desarrollados, como en vía de desarrollo.
Sabemos que nos precipitamos
hacia un cambio climático
que va a modificar los patrones de lluvia,
volviendo unas zonas más secas,
como se puede ver en naranja,
y otras, más húmedas, en azul,
causando sequías en las cestas del pan,
de lugares como el Medio Oeste
y Europa Central, e inundaciones en otros.
Será más difícil para la tierra firme
ayudarnos a solucionar
el problema del hambre.
Por esto es necesaria la
abundancia en el mar,
para que nos puedan proporcionar
tanta comida como sea posible.
Y esto es lo que los océanos
han estado haciendo por nosotros
durante mucho tiempo.
Volviendo la vista atrás,
observamos un aumento
en la cantidad de alimentos
que hemos podido extraer
de nuestros mares.
Parecía que iba a seguir aumentando
hasta 1980,
cuando se empezó a ver un descenso.
Han oído hablar de la cima del petróleo.
Puede que esta sea la cima del pescado.
Espero que no. Volveré a ello más adelante.
Lo que sí se puede observar
es un 18% de descenso
en la cantidad de pescado obtenida
en la captura mundial desde 1980.
Y este es un gran problema. Sigue creciendo.
Esta línea roja sigue hacia abajo.
Pero sabemos cómo darle la vuelta,
y esto es de lo que voy a hablar hoy.
Sabemos cómo hacer que
la línea vaya en ascenso.
Esto no tiene por qué ser
la cima del pescado.
Haciendo cosas simples
en lugares específicos
podemos recuperar nuestras
pesquerías y usarlas
para alimentar a la gente.
Primero queremos saber
dónde está el pescado,
así que echemos un vistazo.
Resulta que el pescado, convenientemente,
está situado en su mayoría
en áreas aledañas a los países,
en zonas costeras,
áreas sobre las cuales
las jurisdicciones nacionales
tienen control y manejan sus pesquerías
en estas zonas costeras.
Los países costeros tienen jurisdicciones
que comprenden
alrededor de 370 km desde la costa
en áreas llamadas
zonas económicas exclusivas.
Es bueno que se puedan controlar
sus pesquerías en estas zonas,
porque en alta mar,
que son las zonas más oscuras del mapa,
es mucho más difícil,
porque tendría
que hacerse a nivel internacional.
Se mete uno en ámbitos internacionales
y, si alguno de Uds. está siguiendo
el acuerdo del cambio climático,
sabe que puede ser un proceso muy lento,
frustrante y tedioso.
Así que controlar las cosas
a nivel nacional está muy bien.
¿Cuánto pescado hay en
estas zonas costeras
comparado con alta mar?
Bueno, aquí se puede ver,
alrededor de siete veces más pescado
en las zonas costeras que en alta mar,
o sea que es un lugar perfecto
para centrarnos
porque podemos hacer muchas cosas.
Podemos restaurar
muchas de nuestras pesquerías
si nos centramos en las zonas costeras.
¿Pero en cuántos de estos países
tenemos que trabajar?
Hay unos 80 países costeros.
¿Tenemos que arreglar la
gestión de las pesquerías
en todos esos países?
Entonces, nos preguntamos,
¿en cuántos países debemos centrarnos,
sabiendo que la Unión Europea
maneja convenientemente sus pesquerías
mediante una política pesquera común?
Y, si tenemos una buena gestión pesquera
en la UE y, digamos, otros 9 países,
¿cuántas pesquerías tendríamos cubiertas?
Resulta que la UE más 9 países
cubren unas dos terceras partes
de la captura de pescado mundial.
Si tomáramos 24 países, más la UE,
subiría hasta el 90%,
casi toda la captura de pescado mundial.
Así que creemos que podemos
trabajar en lugares concretos
para recuperar el sector de la pesca.
Pero ¿qué tenemos que hacer
en estos lugares?
Bien, basándonos en nuestro trabajo
en Estados Unidos
y otros sitios, sabemos que hay
3 cosas clave que tenemos que realizar
para recuperar el sector pesquero y son:
establecer cuotas o límites
en la cantidad de pescado que se captura;
reducir la captura incidental,
cuando se sacan y se matan peces
que no eran nuestro objetivo
y que conlleva una gran pérdida;
y, 3, proteger los hábitats,
las zonas de cría y de reproducción
que los peces necesitan
para crecer y reproducirse
y poder así repoblarse.
Si hacemos estas 3 cosas,
recuperaremos el sector.
¿Cómo lo sabemos?
Lo sabemos porque lo hemos visto
en muchos otros lugares.
Esta diapositiva muestra
la población de arenques en Noruega
que decreció desde los años 50.
Fue disminuyendo y,
cuando Noruega puso límites,
o cuotas, en el sector, ¿qué ocurrió?
La pesca volvió.
Este es otro ejemplo, también en Noruega,
del bacalao polar.
Pasa lo mismo. La pesca está disminuyendo.
Ponen límites en los descartes.
Los descartes son los peces
que no son el objetivo
y se tiran al mar, como desperdicio.
Al establecer límite al descarte,
la pesca vuelve.
Y no solo en Noruega.
Hemos visto esto en otros países
del mundo, una y otra vez.
Cuando estos países deciden
instaurar políticas de gestión
de pesca sostenible, la pesca, que parece
que siempre está disminuyendo,
empieza a volver.
Parece muy promisorio.
¿Qué significa esto para
la captura de pescado mundial?
Significa que si tomamos
esta captura pesquera
que está disminuyendo
y podemos hacer que ascienda,
podríamos aumentarla en 100 millones
de toneladas métricas por año.
No hemos llegado a la cima del pescado aún.
Todavía tenemos una oportunidad
no solo para recuperar la pesca
sino para conseguir más pesca
que pueda alimentar a más gente
de la que se puede beneficiar ahora.
¿Cuánta gente más?
Justo ahora, podemos alimentar
cerca de 450 millones de personas
con un plato de pescado al día
basándonos en la actual
captura de pescado mundial,
que, por supuesto, está bajando.
Es decir, ese número disminuirá
si no lo arreglamos. Pero si instauramos
prácticas de gestión pesquera
como las que he descrito en 10 a 25 países,
podríamos incrementar el número
y alimentar a 700 millones
de personas en un año
con un sano plato de pescado.
Obviamente deberíamos hacer esto
porque es bueno para tratar
el problema del hambre,
pero también es rentable.
Resulta que el pescado es la proteína
más rentable del planeta.
Si se fijan en cuánta proteína se obtiene
por cada dólar invertido
comparado con otros animales,
obviamente, el pescado es una
buena decisión empresarial.
Tampoco se necesita mucha tierra,
que es escasa,
comparado con otras fuentes de proteínas.
Y no se necesita mucha agua dulce.
Utiliza mucha menos agua dulce que,
por ejemplo, la ganadería,
donde se tiene que regar el campo
para poder cultivar comida
para que el ganado paste.
También tiene un bajo impacto de carbono.
Conlleva un pequeño impacto de carbono
porque tenemos que salir
para capturar el pescado.
Se necesita un poco de combustible,
pero, como Uds. saben, la agricultura
tiene un impacto de carbono
y el del pescado es mucho más pequeño.
Así que es menos contaminante.
Ya es una parte importante
de nuestra dieta,
pero puede serlo aún más,
y es algo bueno porque sabemos
que es saludable para nosotros.
Puede reducir el riesgo de cáncer,
enfermedades cardíacas y obesidad.
De hecho, a nuestro Director Ejecutivo,
Andy Sharpless,
el creador de esta iniciativa,
le gusta pensar que el pescado
es la proteína perfecta.
Andy también señala el hecho
de que nuestro movimiento
de conservación de los océanos viene
del de conservación de las tierras.
Y en las conservación de tierras
tenemos el problema
de que la biodiversidad está en guerra
con la producción alimentaria.
Hay que reducir
la biodiversidad de los bosques
si quieres campo para cultivar maíz
para alimentar a la gente.
Hay un constante
tira y afloja en este asunto.
Es duro tener que elegir
entre dos cosas muy importantes:
mantener la biodiversidad
y alimentar a la gente.
Pero en el mar
no hay esta guerra.
En el mar la biodiversidad
no está en guerra con la abundancia.
De hecho, son aliadas.
Cuando trabajamos para
producir biodiversidad,
obtenemos más abundancia.
Esto es importante para poder
alimentar a la gente.
Ahora bien, hay una trampa.
¿Nadie se la ha pillado? (Risas)
La pesca ilegal.
La pesca ilegal debilita el tipo de gestión
sostenible de pesca de la que hablo.
Puede ser cuando se captura
pescado con técnicas
prohibidas,
cuando se pesca en lugares
restringidos,
cuando se captura el pescado
del tamaño o especie inadecuados.
La pesca ilegal engaña al consumidor
y también a los pescadores honestos,
y se tiene que acabar.
El pescado ilegal llega a nuestro mercado
a través de la pesca fraudulenta.
Puede que hayan oído hablar de esto.
Es cuando el pescado se etiquetea
como lo que no es.
Piensen en la última vez
que comieron pescado.
¿Qué comieron?
¿Están seguros de que era eso?
Porque nosotros examinamos
1300 muestras distintas de pescado
y cerca de un tercio de ellas
no eran lo que las etiquetas decían.
9 de cada 10 pargos no lo eran.
El 59% de atún que examinamos
estaba mal etiquetado.
Y el pargo rojo. Examinamos 120 muestras
y solo 7 de ellas eran
realmente pargo rojo.
Así que, buena suerte
cuando busquen pargo rojo.
El pescado tiene una cadena
de suministro compleja,
y en cada paso de esta
cadena
hay una oportunidad para el fraude,
a menos que se le haga seguimiento.
El seguimiento es una forma
como la industria pesquera
puede rastrear el pescado
desde el bote hasta el plato
y asegurarse de que el
consumidor pueda saber
de dónde viene su pescado.
Esto es muy importante.
Ya se está realizando en la industria,
pero no lo suficiente.
Así que estamos llevando
al Congreso la ley SAFE,
la Ley de la Comida de Mar.
Me emociona anunciar el lanzamiento
de una solicitud de los chefs,
por la que 450 chefs
han firmado una petición
haciendo un llamamiento al Congreso
para apoyar SAFE, Ley de Comida de Mar.
La apoyan muchos chefs famosos
que puede que conozcan—
Anthony Bourdain, Mario Batali,
Barton Seaver, entre otros—
y la han firmado porque consideran
que la gente tiene derecho a saber
lo que comen.
(Aplausos)
A los pescadores también les gusta.
Así que hay una buena posibilidad
de que consigamos el apoyo necesario
para aprobarla.
Llega en un momento crítico,
porque esta es la forma de acabar
con el fruade en la pesca. Es la forma
en que frenamos la pesca ilegal.
Es la forma como nos aseguramos
que las cuotas, la protección del hábitat
y la reducción de la captura incidental
puedan hacerse efectivas.
Sabemos que podemos gestionar
nuestra pesca de forma sostenible.
Sabemos que podemos producir comida sana
para centenares de millones de personas,
que no necesita de la tierra
ni de mucha agua,
tiene bajo impacto de carbono
y es rentable.
Sabemos que salvar los océanos
puede alimentar el mundo.
Pero necesitamos empezar ahora.
(Aplausos)
Gracias. (Aplausos)