Mi primer amor fue el cielo nocturno.
El amor es complicado.
Uno observa una marcha con del telescopio
espacial Hubble de campo ultraprofundo,
una de las imágenes más distantes
del universo observado.
Todo lo que ven aquí es una galaxia,
compuesta por miles de millones
de estrellas cada una.
Y la galaxia más lejana está a
un billón de billones de km de distancia.
Como astrofísica, tengo el privilegio
maravilloso de estudiar
algunos de los objetos más exóticos
en nuestro universo.
Los objetos que me han cautivado
a primera vista en mi carrera
son los agujeros negros
supermasivos, hiperactivos.
Con un peso de 1000 a 10 000 millones
de veces la masa de nuestro Sol,
estos agujeros negros galácticos
son un material que devora,
a una velocidad más de
1000 veces superior
a la del agujero negro
supermasivo "promedio".
(Risas)
Estas dos características,
con algunas otras, las hacen cuásares.
Al mismo tiempo, los objetos que estudio
producen algunos de los flujos
de partículas más poderosos
jamás observados.
Estas corrientes estrechas,
llamadas chorros,
se mueven a 99,99 %
de la velocidad de la luz,
y apuntan directamente a la Tierra.
A estos agujeros negros a chorro,
que apuntan a la Tierra,
supermasivos e hiperactivos,
se los denomina blazares
o cuásares ardientes.
Lo especial de los blazares es que
son uno de los aceleradores
de partículas más eficientes,
y transportan cantidades increíbles
de energía a través de una galaxia.
Aquí, muestro una concepción
artística de un blazar.
El plato por el que cae material
en el agujero negro
se llama disco de acreción,
mostrado aquí en azul.
Parte de ese material es catapultado
alrededor del agujero negro
y acelerado a velocidades
extremadamente altas
en el chorro, que vemos aquí en blanco.
Si bien el sistema blazar es raro,
el proceso por el cual la naturaleza
tira material mediante un disco,
y luego arroja algo de ese
por un chorro, es más común.
Finalmente nos alejaremos
del sistema blazar
para mostrar su relación aproximada
al contexto galáctico más grande.
Más allá de la contabilidad cósmica
de lo que entra y lo que sale,
uno de los temas candentes en
astrofísica de blazares actualmente
es saber de dónde proviene la emisión
de la más alta energía a chorro.
En esta imagen, me interesa saber
dónde se forma esta mancha blanca
y si, como resultado, hay alguna
relación entre el chorro
y el material del disco de acreción.
No hubo respuestas claras
a esta pregunta
casi hasta 2008,
cuando la NASA lanzó un nuevo telescopio
que detectaba mejor la luz de rayos gamma;
es decir, luz con energías
un millón de veces más altas
que la exploración de rayos X estándar.
Comparo simultáneamente variaciones
entre los datos de la luz de rayos gamma
y los datos de la luz visible
de día a día y de año a año,
para ubicar mejor esas
manchas de rayos gamma.
Mi investigación muestra
que en algunos casos,
estas manchas se forman mucho
más cerca al agujero negro
de lo que pensábamos al principio.
Conforme ubicamos con más precisión
el origen de estas
manchas de rayos gamma,
entendemos mejor cómo
se aceleran los chorros,
y, en definitiva, revelamos
los procesos dinámicos
por los cuales se forman algunos de los
objetos más fascinantes del universo.
Todo empezó con una historia de amor.
Y lo sigue siendo.
Este amor me transformó de joven curiosa
por la observación de estrellas
en astrofísica profesional,
en la frontera del
descubrimiento celestial.
¿Quién hubiera dicho que
persiguiendo al Universo
encontraría mi misión tan
arraigada aquí en la Tierra?
Por otra parte, ¿cómo saber
dónde surgirá el primer
aleteo de amor?
Gracias.
(Aplausos)