16 de octubre de 1993,
1:17 am.
El teléfono sonó en casa de mis padres.
Respondí al segundo repique.
Prácticamente sabía quién estaba llamando.
La voz al otro lado habló
por tal vez 10 segundos.
Mi respuesta fue aún más corta.
"No lo resuciten".
Tenía 18 años cuando perdí a mi padre.
Varios años después,
estaba leyendo un libro de Ernest Becker,
"La negación de la muerte".
Ganó el premio Pulitzer
por el libro en 1972.
Y voy a parafrasear
el libro entero en tres frases:
El hombre es la única especie sensible,
que, en un punto muy temprano de su vida,
sabe que dejará de existir,
y que hace todo lo posible para
correr, escudarse y esconderse
de esa verdad inevitable.
Y así, ya saben por qué me hice futurista.
Ese fue mi llamado.
He estado "futurando"
-- es un término que inventé
(Risas)
hace como tres segundos --
he estado futurando
durante unos 20 años,
y cuando empecé, me sentaba con la gente,
y decía "Hablemos sobre
los próximos 10, 20 años".
Decían, "Genial".
Y he estado viendo ese
horizonte del tiempo
volverse corto y más corto,
y más corto.
Tanto así que me reuní
con un CEO hace dos meses
y dije, empezamos nuestra
conversación inicial.
Dijo, "Me encanta lo que haces. Quiero
hablar sobre los próximos seis meses".
(Risas)
Tenemos muchos problemas
que estamos enfrentando.
Hay problemas a escala de la civilización.
El problema es que,
no podemos resolverlos
usando los modelos mentales
que usamos ahora
para tratar de resolver estos problemas.
Sí, se está haciendo mucho
buen trabajo técnico,
pero hay un problema que debemos
resolver a priori, antes,
si queremos mover la aguja
a esos grandes problemas.
"El cortoplacismo"
¿Cierto? No hay marchas,
no hay brazaletes.
No hay peticiones que puedas firmar
para estar en contra del cortoplacismo.
Traté de poner una y nadie firmó.
Fue extraño.
Pero nos previene de hacer tanto.
Y, por cierto, esto es en norma.
esto es en casa, esto es
en los problemas mayores.
El cortoplacismo, por muchas razones,
ha impregnado cada rincón y grieta
de nuestra realidad,
sin embargo, es algo sobre
lo que no hablamos,
pero nos previene de hacer tanto.
Solo quiero que tomen un segundo
y que piensen en un problema en el que
están pensando, en que están trabajando.
Podría ser personal, o del trabajo
o podría ser sobre hacer
un cambio en el mundo,
y piensen sobre qué tan lejos
tienden a pensar
sobre la solución para eso.
Porque el cortoplacismo evita que el CEO
compre equipo de seguridad
realmente costoso.
Eso afectará a la ganancia neta.
Y sucede el Deepwater Horizon.
El cortoplacismo evita que los profesores
pasen tiempo personalizado
de calidad con sus estudiantes.
Entonces ahora en
Estados Unidos de América,
un estudiante de secundaria
abandona cada 26 segundos.
El cortoplacismo evita que el Congreso
-- lo siento si hay
alguien aquí del Congreso,
(Risas)
o en realidad no lo siento --
(Risas)
ponga el dinero en proyectos
de infraestructura reales.
Entonces lo que obtenemos es
el colapso del puente I-35W
de hace unos años sobre el Mississippi
13 muertos.
No siempre fue así.
Hicimos el Canal de Panamá.
Prácticamente hemos
erradicado la polio en el mundo.
Hicimos el ferrocarril transcontinental,
El Plan Marshall.
Y no son solo problemas grandes, físicos,
y asuntos de infraestructura.
El sufragio de las mujeres.
Pero en nuestro tiempo cortoplacista,
en donde todo parece
suceder en este instante
y solo podemos pensar hasta el próximo
tuit o post de la historia,
nos ponemos híper-reaccionarios.
¿Entonces, qué debemos hacer?
Aceptamos a la gente que está huyendo
de sus países destruidos por la guerra
y vamos tras ellos.
Tomamos a los infractores por drogas
de bajo grado y los encerramos de por vida
Y luego construimos
casas en serie sin pensar
sobre cómo la gente va a
transportarse hasta sus trabajos.
Es dinero fácil.
La realidad es que,
para muchos de estos problemas,
hay algunas soluciones técnicas,
muchas.
A estas soluciones técnicas
las llamo estrategias de saco de arena.
Sabes que una tormenta se acerca,
el dique está roto,
nadie ha puesto dinero en él,
rodeas a tu hogar con sacos de arena.
¿Y adivina qué? Funciona.
La tormenta se va, el nivel de agua baja,
desechas los sacos de arena,
y haces esto tormenta tras tormenta.
Y aquí está lo capcioso.
La estrategia del saco de arena
puede hacerte reelegido.
La estrategia del saco de arena
puede ayudarte a hacer
tus cuentas del trimestre.
Pero, si quieres seguir adelante
hacia un futuro diferente
al que tenemos ahora,
porque no creo que hemos llegado...
El 2016 no es la cima de la civilización.
(Risas)
Hay más que podemos hacer.
Para el asunto del cortoplacismo,
sí, hay muchos arreglos técnicos.
Podría pasar las próximas
cuatro horas diciendo una lista
de las políticas de impuestos, seguros,
una letanía de cosas que podríamos
hacer para abordar el cortoplacismo
Mi idea es que a menos que cambiemos
nuestros modelos y mapas mentales
sobre cómo pensamos el corto plazo,
nada va a suceder.
Lo que he desarrollado es algo
llamado el "camino largo",
y es una práctica.
Y el camino largo no es un ejercicio
que se hace-y-termina.
Seguro todos aquí alguna vez,
han hecho un apartado
con muchos post-it y pizarras,
y así lo han hecho
-- sin ofender a los consultores
que hacen eso --
y hacen un plan a largo plazo,
y dos semanas después,
todos se olvidan de eso.
¿Cierto? O una semana después.
Si tienen suerte, tres meses después.
Es una práctica porque no es
necesariamente algo que hacen.
Es un proceso en donde tienen que
revisar diferentes maneras de pensar
para cada gran decisión
en la que trabajen.
Quiero hablar sobre
esas tres maneras de pensar.
La primera;
voy a decirlo lento,
para poder decirlo correctamente.
El pensamiento trans-generacional.
Amo a los filósofos:
Platón, Sócrates, Habermas, Heidegger.
Me crié con ellos.
Pero todos ellos hicieron algo
que no parecía muy importante
hasta que empecé a estudiar esto.
Todos tomaron,
como unidad de medida
para su realidad entera
de lo que significaba ser virtuoso y bueno
la existencia en sí misma,
desde el nacimiento hasta la muerte.
Pero hay un problema con estos asuntos:
se acumula sobre nosotros,
porque la única manera en que sabemos
cómo hacer algo bueno en el mundo
es si lo hacemos entre
el nacimiento y la muerte.
Estamos programados para eso.
Si vas hacia la sección
de autoayuda en una librería,
todo tiene que ver uno.
Lo cual es genial,
a menos que estés lidiando con
algunos de estos asuntos grandes.
Y así con el pensamiento
transgeneracional,
el cual es como
las éticas transgeneracionales,
puedes expandir la forma de pensar
sobre estos problemas,
cuál es tu rol en ayudar a resolverlos.
Esto no es algo que solo debe hacerse
en la Cámara del Consejo de Seguridad.
Es algo que puedes hacer
en una manera personal.
De vez en cuando, si tengo suerte, a
mi esposa y a mí nos gusta salir a cenar,
y tenemos 3 hijos menores de 7 años.
Pueden imaginarse que es
una cena pacífica y silenciosa.
(Risas)
Entonces nos sentamos y quiero
literalmente comer y relajarme,
y mis hijos tienen una idea
completamente diferente
de lo que haremos.
Entonces mi primera idea
es mi estrategia del saco de arena ¿sí?
Sacar el iPhone de mi bolsillo
y darles "Frozen"
o algún otro juego exitoso.
Y luego me detengo,
y tengo que poner este límite
del pensamiento transgeneracional.
No puedo hacer esto en el restaurante,
porque sería extraño,
pero tengo que hacerlo.
Lo hice una vez, y así fue
como aprendí que era extraño.
(Risas)
Y tienes que pensar, "Puedo hacer esto".
Pero ¿qué está enseñándole a ellos?
Entonces ¿qué significa si de hecho
traigo algo de papel
o participo en una conversación con ellos?
Es duro, y estoy haciendo esto
muy personal.
De hecho, es más traumático
que algunos de los grandes asuntos
en los que trabajo,
entretener a mis hijos en la cena.
Pero eso los conecta
aquí en el presente conmigo,
pero también
y este es el rollo de las éticas
del pensamiento transgeneracional
los prepara para cuando vayan
a interactuar con sus hijos
y sus hijos con sus hijos.
Segundo, el pensamiento futuro.
Cuando pensamos en el futuro...
no cierren sus ojos,
todos siempre dicen eso y nadie lo hace.
Finjan cerrar sus ojos.
(Risas)
Piensen en los próximos 10, 15 años,
denme una visión sobre
lo que es el futuro.
No tienen que dármela,
pero piénsenla en sus cabezas.
Y lo que van a ver probablemente
es el lente cultural dominante
que domina nuestro pensamiento
sobre el futuro ahora mismo:
la tecnología.
Cuando pensamos los problemas,
siempre los ponemos
bajo un lente tecnológico,
algo tecno-céntrico, una tecno-utopía,
y no hay nada malo en eso;
pero hay algo en lo que debemos pensar
si nos vamos a concentrar
en estos asuntos importantes,
porque no siempre fue así, ¿cierto?
Los ancestros tenían una manera de pensar
cómo sería el futuro.
La Iglesia indudablemente tenía su idea
sobre cómo podría ser el futuro,
e incluso podías pagar para estar
en ese futuro. ¿Cierto?
Y por suerte para la humanidad,
tuvimos la revolución científica.
De allí, obtuvimos la tecnología,
pero lo que ha sucedido
y por cierto, esto no es una crítica.
Amo a la tecnología.
Todo en mi casa me responde,
desde mis hijos hasta
mis altavoces, todo.
(Risas)
Pero le hemos quitado el futuro
a los altos sacerdotes de Roma
para dejarlo en manos
de otros en el Valle del Silicio.
Entonces cuando pensamos, bueno,
en cómo vamos a lidiar con el clima
o con la pobreza y la mendicidad,
nuestra primera reacción es pensarlo
a través del lente de la tecnología.
Y miren, no estoy promoviendo
que vayamos hacia este hombre.
Amo a Joel, no me malinterpreten,
pero no digo que vayamos hacia Joel.
Lo que digo es que tenemos que repensar
nuestro supuesto base sobre
solo mirar al futuro de una forma,
de solo mirarlo a través
del lente dominante.
Porque nuestros problemas
son tan grandes y vastos
que tenemos que abrirnos.
Por eso hago todo lo que está a mi alcance
para no hablar sobre el futuro.
Yo hablo sobre futuros.
Abre la conversación otra vez.
Entonces cuando estés sentado y pensando
cómo salir adelante en este gran asunto
podría ser en casa,
o podría ser en el trabajo,
podría ser otra vez en la etapa global,
no te limites de pensar en algo
más allá de la tecnología como arreglo
porque ahora estamos más preocupados
por la evolución tecnológica
que por la evolución moral.
A menos que arreglemos eso,
no vamos a poder salir del cortoplacismo
y llegar a donde queremos estar.
El último, el pensamiento telos.
Esto es de raíz griega.
El objetivo final y el propósito final.
Y en realidad es hacer una pregunta:
¿con qué fin?
¿Cuándo fue la última vez que
se preguntaron "con qué fin"?
Y cuando se preguntaron eso,
¿qué tan lejos llegaron?
Porque lejos ya no es suficiente.
Tres, cinco años ya no son suficiente.
Son 30, 40, 50, 100 años.
En la épica de Homero "La Odisea",
Odiseo tenía la respuesta
a su: "¿con qué fin?"
Era Ithaca.
Era esta visión audaz de lo que él quería
para regresar a Penélope.
Y les puedo decir, por
el trabajo que estoy haciendo,
pero también se intuye, que
hemos perdido a nuestra Ithaca.
Hemos perdido a nuestro "¿con qué fin?",
y nos quedamos en este círculo vicioso.
Estamos tratando de
resolver estos problemas,
¿pero qué viene después
de resolver el problema?
Y a menos que definan lo que
viene luego, la gente no se va a mover.
Thomas Kuhn, quien nos dio
el famoso término "cambio de paradigma"
la parte que no es famosa de ese libro
es cuando dijo, "La gente no cambia
a menos que tenga una visión
de a lo que van a cambiar".
La rana no va a saltar de una
hoja de lirio a la próxima sin verla.
Y no le puedes decir a la rana
una frase de afirmación telos.
Tiene que estar en carne propia.
Este era el poder de lo que hizo
Martin Luther King Jr.
El pasó por la lista de
los problemas y asuntos,
pero después, les dio
una fuerte comprensión
de lo que era; "Yo tengo un sueño"
¿qué vendrá después?
Esto no es solo sobre negocios,
pero los negocios que son estables,
que salen del cortoplacismo
no es de extrañar,
son negocios de familia.
Son transgeneracionales. Son telos.
Piensan sobre los futuros.
Este es un anuncio de Patek Philippe;
esta empresa tiene 175 años,
y lo increíble es que representa
ese tipo de noción
a largo plazo en su marca.
Debido por cierto a que nunca
tendrán un Patek Philippe
yo por lo menos seguro...
(Risas)
a menos que alguien quiera tirar
USD 25 000 al escenario.
Simplemente lo cuidarán para
pasarlo a la generación siguiente.
Así que es fundamental que recordemos
que el futuro, al cual tratamos
como sustantivo,
no lo es; es un verbo.
Requiere acción.
Requiere que nos esforcemos.
No es algo que nos domina,
sino algo que controlamos totalmente.
Pero en una sociedad cortoplacista,
nos sentimos impotentes.
Nos sentimos como atrapados.
Podemos superar eso.
Ahora me estoy sintiendo más cómodo
con el hecho de que en un momento dado,
en el futuro inevitable,
voy a morir.
Pero gracias a estas nuevas formas
de pensar y hacer,
tanto en el mundo exterior como
también con mi familia en mi casa,
y lo que le estoy dejando a mis hijos,
me siento más cómodo con eso.
Y es algo con lo que muchos de nosotros
estamos muy incómodos,
pero les estoy diciendo,
piénsenlo.
Apliquen este tipo de pensamiento
y podrán superar algo que es
inevitablemente muy incómodo.
Y todo empieza con Uds.
haciéndose esta pregunta:
¿Cuál es su camino largo?
Pero les pido que al preguntarse esto
ahora, esta noche, al estar conduciendo,
en la sala de reuniones
o el cuarto de emergencia
vayan más allá del camino largo.
¿Cuál es su camino largo para
los próximos tres, cinco años?
Intenten ir más allá de sus
propias vidas, si pueden
porque les ayudará hacer cosas
a una escala más grande
de lo que creían.
Sí, tenemos unos problemas gravísimos.
Con esta manera de pensar y estos procesos
creo que podremos marcar la diferencia.
Creo que pueden hacer una diferencia,
Y yo creo en Uds.
Gracias.
(Aplausos)