¿Saben el chiste de por qué
la lactancia es gratis?
(Risas)
Sí, es bastante gracioso,
porque solo es gratis si no valoramos
el tiempo y la energía de las mujeres.
Cualquier madre dirá
cuánto tiempo y energía requiere
licuar su cuerpo,
disolverse literalmente a sí misma,
(Risas)
para alimentar a ese precioso
y pequeño caníbal.
(Risas)
Los mamíferos succionamos
en busca de leche.
En la Universidad Estatal de Arizona,
en el Laboratorio de
Lactancia Comparativa,
decodifico la composición
de la leche materna
para entender su complejidad
y cómo influye en el desarrollo infantil.
Lo más importante que he aprendido
es que no hacemos lo suficiente
para apoyar a madres y bebés.
Y si fallamos a madres y bebés,
fallamos a todos los que
aman a las madres y a los bebés:
Los padres, las parejas,
los abuelos, las tías,
los amigos y parientes que constituyen
nuestras redes sociales humanas.
Es hora de abandonar las
soluciones y los lemas simples,
y de abordar los matices.
Yo fui muy afortunada
de enfrentar de lleno
esos matices desde muy temprano,
durante mi primera entrevista
con una periodista
cuando me preguntó:
"¿Cuánto tiempo debería una madre
amamantar a su bebé?"
Y fue esa palabra "debería"
la que me dejó pasmada,
porque nunca le diría a una mujer
qué debería hacer con su cuerpo.
Los bebés sobreviven y prosperan
porque la leche materna es alimento,
medicina y comunicación.
Para los niños pequeños,
la leche materna es una dieta completa
que proporciona los componentes
necesarios para sus cuerpos,
que modela sus cerebros,
es el combustible de su actividad.
La leche materna también
alimenta los microbios
que hacen colonia en el tracto
intestinal del lactante.
Las madres no solo comen para dos,
sino comen para dos
a la potencia de billones.
La leche proporciona inmunofactores
que ayudan a combatir los patógenos
y la leche materna proporciona hormonas
que comunican al cuerpo del bebé.
Pero en las últimas décadas,
damos la leche por sentado.
Dejamos de ver lo simple.
Pensamos la leche como estandarizada,
homogeneizada, pasteurizada,
empaquetada, en polvo,
aromatizada y de fórmula.
Abandonamos la leche de la bondad humana
y pusimos nuestras prioridades
en otro lugar.
En los Institutos Nacionales de Salud
en Washington DC
está la Biblioteca Nacional de Medicina,
que tiene 25 millones de artículos,
el cerebro de las ciencias de la vida
y la investigación biomédica.
Podemos usar palabras clave
para buscar esa base de datos
y, al hacerlo,
descubrimos casi un millón
de artículos sobre el embarazo,
pero mucho menos sobre
leche materna y lactancia.
Al buscar el número de artículos
que investigan la leche materna,
vemos que sabemos mucho más
sobre café, vino y tomates.
(Risas)
Sabemos más del doble
sobre la disfunción eréctil.
(Risas)
No digo que no deberíamos
saber sobre esas cosas...
Soy científica, creo que
deberíamos saber sobre todo.
Pero que sepamos mucho menos
(Risas)
sobre la lactancia materna,
el primer fluido que un mamífero joven
está adaptado para consumir,
debería enojarnos.
A nivel mundial, 9 de cada 10 mujeres
tiene al menos un hijo en la vida.
Es decir, nacen cerca de 130 millones
de bebés cada año.
Estas madres y bebés
merecen nuestra mejor ciencia.
Estudios recientes han demostrado que
la leche no solo desarrolla el cuerpo,
sino que alimenta el comportamiento
y modela el neurodesarrollo.
En 2015, se descubrió
que la mezcla de leche materna
y saliva del bebé
- sobre todo, la saliva del bebé -
produce una reacción química
que genera peróxido de hidrógeno
capaz de matar el estafilococo
y la salmonella.
Y de los seres humanos
y otras especies de mamíferos,
estamos empezando a entender
que la receta biológica de la leche
puede ser diferente si se produce
para hijos o hijas.
Cuando buscamos leche de donante en la
unidad de cuidados intensivos neonatales,
o fórmula en el estante de la tienda,
es casi todo lo mismo.
No pensamos que los hijos y las hijas
pueden crecer a diferentes ritmos,
o de diferentes maneras,
y que la leche puede ser parte de eso.
Las madres han recibido el mensaje
Y la gran mayoría de las madres
quieren amamantar,
pero muchas no alcanzan
sus metas de lactancia materna.
No es su fracaso;
es nuestro.
Situaciones cada vez más frecuentes
como obesidad, trastornos endocrinos,
cesáreas y nacimientos prematuros
pueden perturbar la biología
de la lactancia.
Y muchas mujeres no tienen
apoyo clínico bien informado.
Hace 25 años,
la Organización Mundial de la Salud
y UNICEF establecieron criterios
para considerar los hospitales
como favorables a los bebés,
pues proporcionan el nivel óptimo
de apoyo para el vínculo madre-hijo
y para la nutrición infantil.
Hoy, solo 1 de cada 5 bebés en EE. UU.
nace en un hospital favorable al bebé.
Este es un problema,
porque las madres pueden enfrentar
muchos problemas
en los minutos, horas, días
y semanas de lactancia.
Pueden tener dificultades
con la posición de lactancia,
con el dolor,
con la bajada de la leche,
y con las percepciones
de producción de la leche.
Estas madres se merecen
personal clínico bien informado
que entienda estos procesos.
Las madres me llamarán cuando
atraviesen estas dificultades,
llorando con voces temblorosas.
"No funciona.
Se supone que naturalmente
debería poder hacerlo.
¿Por qué no funciona?"
Y solo porque algo
sea evolutivamente ancestral
no significa que sea fácil, ni que seamos
instantáneamente buenos en ello.
¿Saben qué otra cosa es
evolutivamente ancestral?
(Risas)
El sexo.
Y nadie espera que empecemos
siendo buenos en ello.
(Risas)
Los clínicos brindan mejor
cuidado equitativo y de calidad
si tienen educación continua
sobre cómo apoyar mejor
la lactancia materna.
Y para tener esa educación continua,
debemos anclarla
a la investigación de vanguardia
tanto en ciencias de la vida
como en ciencias sociales,
porque tenemos que reconocer
que muy a menudo
los traumas históricos
y los sesgos implícitos
se interponen entre
una madre primeriza y su médico.
El cuerpo es político.
Si nuestro apoyo a la lactancia materna
no es intersectorial,
no es aceptable.
Las madres que deben regresar al trabajo,
porque países como EE.UU. no proporcionan
licencia por maternidad remunerada,
quizá tengan que volver a trabajar
unos días después de dar a luz.
¿Cómo optimizamos
la salud materno infantil
instruyendo a las mamás
sobre la leche materna
sin darles el apoyo institucional
que facilite el vínculo madre-hijo
para apoyar la lactancia materna?
La respuesta es: no podemos.
Les hablo a Uds., legisladores,
y a los votantes que los eligen.
Les hablo a Uds., empleadores
y gremios de negociación colectiva,
trabajadores y accionistas.
Todos tenemos un interés en la
salud pública de nuestra comunidad,
y todos desempeñamos
un papel para lograrlo.
La leche materna es una parte
para mejorar la salud humana.
En la UCIN, cuando nacen los bebés
prematuros o enfermos o heridos,
la leche o los componentes bioactivos
de la leche pueden ser vitales.
En ambientes o ecologías,
o comunidades en alto riesgo
de enfermedades infecciosas,
la leche materna puede ser
increíblemente protectora.
En emergencias
como tormentas y terremotos,
cuando hay cortes de electricidad,
cuando no hay agua potable disponible,
la leche materna puede mantener
a los bebés alimentados e hidratados.
Y en el contexto de crisis humanitarias,
como las madres sirias que huyen
de las zonas de guerra,
las gotas más pequeñas amortiguan en
los bebés los mayores desafíos mundiales.
Pero entender la leche materna
no es solo dar mensajes a las madres
y a los responsables políticos.
Es también entender qué es
lo importante en la leche materna
para ofrecer mejores fórmulas
a las mamás que no pueden
o no amamantan por alguna razón.
Todos podemos hacer un mejor trabajo
de apoyar la diversidad de las
mamás que crían a sus bebés
en una diversidad de maneras.
Mientras las mujeres en el mundo luchan
para lograr igualdad política,
social y económica,
debemos reimaginar la maternidad
no como aspecto central,
nuclear de la condición de mujer,
sino como una de múltiples facetas que
en potencia hacen geniales a las mujeres.
Ya es hora.
(Aplausos)