"Me hace sentir hábil y útil,
en lugar de hacerme sentir inútil".
Comparto una frase de una refugiada
que encontró su confianza nuevamente,
y quisiera compartir con Uds.
qué es lo que le hace decir eso.
La situación de los refugiados
en todo el mundo
crece en números, tamaño y durabilidad.
Estar sin escolarizar,
a menudo es la realidad
para aquellos que han sido obligados
a abandonar sus hogares
y están en continuo movimiento.
Las crisis y los conflictos
forman una enorme barrera
para el aprendizaje.
El derecho a aprender corre
mayor riesgo durante las emergencias,
y es exactamente cuando más se necesita.
Cuando ocurre un desastre,
digamos, un conflicto causado
por el ser humano,
o una catástrofe natural,
los esfuerzos de socorro
son veloces al proveer y movilizar:
sanidad, nutrición, refugio, comida,
agua potable, servicios médicos.
¿Pero qué sucede con el aprendizaje?
¿Qué hay de la educación?
¿Y las actividades recreativas?
¿Acaso pueden esperar tiempos mejores?
Cuando se pregunta a niños y adolescentes
que viven entre crisis y conflictos,
una de sus mayores esperanzas
es ir a la escuela.
Cuando no se va a la escuela,
se está en riesgo de traumas psicológicos,
en riesgo de daño psicológico,
de ser objetivo de tráfico humano,
de ser forzado a formar parte
de grupos armados,
o de un matrimonio a temprana edad.
O incluso peor, de perder la esperanza.
Proveer el acceso
a la educación en las crisis
no es una prioridad política.
El financiamiento para educación
es menos del 2 % de todo el
financiamiento humanitario.
Sin embargo, existe un
creciente reconocimiento
de que necesitamos arreglar esto.
¡Tenemos que arreglar esto!
Y al mismo tiempo
empezamos a entender el valor
del aprendizaje con juegos y alegría.
Cuando Mohammad llegó al campamento
pensó que se quedaría
solamente por unos pocos días.
Más de tres años después,
aún vive en el que es conocido
como el campamento de refugiados
más grande de Oriente Medio:
Za'atri.
Pero ha encontrado esperanza,
gracias a una fuente
inesperada de alegría:
La escuela circense.
Un grupo de profesionales de Finlandia,
abrieron la escuela cerca del mismo tiempo
en que Mohammed llegó al campamento.
Se integró a las clases,
y rápidamente quiso convertirse
en instructor también.
Al comienzo, la escuela
no fue muy bien aceptada,
algunos dijeron:
"¡Qué pérdida de tiempo!".
Pero mucho ha cambiado.
Ahora, gente que vive en el campamento
se hace responsable de los entrenamientos,
y su sueño es volver
algún día a su país
y establecer el primer
circo nacional de Siria.
Si bien los estudiantes de las clases
de Mohammad se apasionan por aprender
nuevas técnicas, movimientos, trucos,
también aprenden muchísimo más que eso.
Es un modelo de esparcimiento
de alegría, confianza y sonrisas.
Para algunos, es la primera sonrisa
desde que han dejado Siria.
Uno de los ancianos de la comunidad
lo ha dicho de gran manera:
"El alimento y el refugio
te mantendrán con vida,
pero no te darán el poder
para luchar por tu vida".
Por eso la risa es un asunto serio.
Acrobacias, trucos graciosos y juegos,
ellos te dejan entrar a un mundo
que está fuera de los retos diarios.
Estos jóvenes,
no están en riesgo de ser
excluidos socialmente,
ya están excluidos.
Y algunos de ellos sienten
que el mundo les ha traicionado.
Sin embargo, al mismo tiempo,
su meta es que este equipo
llegue a ser famoso algún día
por sus espectáculos internacionales.
Y lo que es incluso mejor,
las niñas y mujeres jóvenes
están extremadamente activas.
Por razones culturales, los chicos
y las chicas entrenan separadamente.
Cuando entrenas, haces amistades,
haces muchísimas amistades nuevas.
Saltas, tropiezas, haces chistes.
Las chicas están aprendiendo
a nunca subestimar sus habilidades,
ese es un gran estímulo
para su autoconfianza.
Y muchas madres son de gran ayuda.
Una de las madres dijo:
"Para mi hija, un psicólogo quizás no
habría tenido el mismo efecto
que sí tiene esta escuela".
Fátima, una entrenadora femenina,
la de la izquierda, dijo:
"Hay mucha más alegría
en la vida ahora".
La escuela ha dado trabajo a aquellos,
que de otra manera, nunca tendrían uno.
Es una cosa extraordinaria
tener un trabajo,
tener un empleo en un
campamento de refugiados.
Las chicas se vuelven ídolos maravillosos
para las niñas más pequeñas,
y han enfrentado algunas dificultades
convenciendo a los miembros
más conservadores de la comunidad
que está bien que las niñas
den volteretas y se paren de cabeza.
Cuando abrió el campamento hubo tensión,
con masas de hombres jóvenes
saliendo de la guerra
puede resultar inestable.
Es simplemente una
cuestión de aburrimiento.
Cuando no tienes nada qué hacer,
tienes toda esta energía que no usas,
y actividades como el circo son buenas
para redirigir ese exceso de energía.
Estas personas jóvenes
han vivido entre guerra,
sufriendo traumas o
estrés post traumático.
Muchos han perdido a su familia,
pero están aprendiendo
a confiar nuevamente,
porque la confianza es necesaria
en un campamento abarrotado.
Desde afuera, esta se ve como
cualquiera de las otras tiendas,
pero esta tienda en particular, trae
esperanza a quienes esperan ir a casa.
¿Y qué hay de nuevo?
Recientemente, la escuela circense
creció, con amplias instalaciones
con aire acondicionado
y techos más altos.
Así que ahora pueden hacer trucos
de más altura y entrenar más tiempo.
Hacer que esto suceda
no requiere de mucha inversión,
pero es una manera efectiva de construir
un mañana más sustentable.
Sabemos que cuando hay crisis,
o durante emergencias,
es vital hacerse cargo de
las necesidades básicas;
pero la escuela circense
también nos enseña que
las oportunidades para jugar
también son necesitadas.
En otras palabras:
La alegría no puede esperar.
(Aplausos)