Hola. (Audiencia) Hola. Soy Mike y soy un adicto. (Audiencia) Hola Mike. Hace 16 años, mi hábito diario era usar alcohol y drogas desde el minuto que despertaba hasta perder el sentido por la noche. Lo único que quería hacer era estar drogado. Me botaron de la escuela, no podía mantener un trabajo. Me botaron de mi casa. No tenía dinero, el poco dinero que conseguía lo robaba de mis amigos. Ni siquiera tenía un cinturón. Usaba una soga para sujetarme el pantalón. Mi historia no es única. 46 % de adultos dicen que tienen un amigo o familiar que es adicto al alcohol o drogas. Ese era yo. Realmente creía que estaría muerto al llegar a los 30 años. Después de haber dicho esto, lo que voy a proponer va a sonar un poco confuso. Creo que los líderes deben manejar sus organizaciones como adictos: Los adictos no son como los demás. O consumimos todo el tiempo o no podemos consumir nada. Nos rehabilitamos del mismo modo: cada día. Cuando dejé las drogas, me dijeron que había tres principios que eran tan importantes que si nos los practicaba a diario, no sobreviviría. Me dijeron que tenía que practicar una autenticidad rigurosa, tenía que aceptar los resultados, tenía que hacer un trabajo incómodo. Estos principios no solo me mantenían vivo. Esta historia no se trata de cómo superé la adicción a pesar de que lo superé y me volví exitoso. Esta historia trata de por qué la adicción es la razón de mi éxito. Para mí, mi historia empieza con la recuperación en 12 pasos, iba a las reuniones. En las reuniones nos hacían compartir con los demás. Cuando estaba allá, quería ser el mejor adicto, así que compartía para impresionar a todos, pretendía dominar estos tres principios incluso sin haberlos entendido. Bien, unos meses después, una vez llegué a la reunión tan dolorido, sabía que si no era sincero, recaería. Así que me mostré vulnerable, emocional, desordenado. Estaba desencajado. Lo opuesto a ser impresionante. Después de la reunión, otro adicto se acercó a mí. Su nombre era Tim. Hacía 15 años que estaba limpio, era un motociclista con barba, era un poco intimidante, me dijo: "Mike, ha sido tu mejor participación". Le dije: "Tim, amigo, fue mi peor participación. ¿De qué estás hablando?" Me dijo: "No, fue la primera vez que has sido sincero. Es lo que hacemos aquí. Sigue haciéndolo, te mantendrá limpio". Fue la primera vez que alguien me había dicho que ser auténtico era admirable. Era también la primera vez que estuve frente a un hombre todo vestido en prendas de cuero Harley. No sabía que ellos hacían ropa. (Risas) Tenía que ser un drogadicto para darme cuenta. Una cosa era practicar los tres principios en las reuniones, y otra cosa diferente era hacerlo en el mundo real. Cuando dejé la adicción, ingresé a un centro de rehabilitación. Al llegar, el administrador me dijo que tenía 5 días laborables para conseguir un trabajo, o me botarían del lugar. Estando sentado allí me pregunté: "¿Qué es un día laborable?" Porque soy un adicto, no lo sé. Empecé a pensar: "Hace tres años que no trabajo. ¿Cómo conseguiré uno en cinco días?" Salí a buscar, vi una vacante en un Sam Goody. Sam Goody era una tienda de CD. Para aquellos que no recuerdan los CD, era básicamente un Spotify antiguo. (Risas) Había trabajado en uno antes, así que postulé. Y en mi solicitud, dejé los últimos tres años en blanco porque estaba seguro que si escribía: "Probé muchas drogas", no me iban a dar el trabajo. De vuelta al centro, llamé a mi mentor, porque estaba preocupado por la entrevista y le pregunté: "¿Qué les debo decir cuando me pregunten sobre el vacío de los tres años en mi historial?" Él me dijo: "Mike, es muy simple. Diles la verdad". "Bien". Dije: "Chuck, aprecio tu compromiso a estos tres principios. Eso es increíble en las reuniones, pero estamos en el mundo real. Si les digo que soy un adicto, no conseguiré el trabajo y estaré en la calle. ¿Qué digo?" Él me dijo: "Mike, no se trata del trabajo; no se trata del centro de rehabilitación. Se trata de: "¿Estás dispuesto a ser auténtico, aceptar los resultados, hacer el trabajo incómodo pase lo que pase?' Se trata de; "¿Quieres dejar las drogas?" Bien, él era mi entrenador ejecutivo, así que tomé su consejo. Ël era otro adicto que me estaba apoyando y ayudándome a sobrevivir. Así que fui a la entrevista de trabajo y les dije la verdad. Al final de la entrevista, el jefe me preguntó: "¿Cuándo puedes empezar?" No solo conseguí el trabajo ese día. Me di cuenta que cuando salía al mundo real, siempre usaba una máscara. Y ese día, entré a ese lugar con mi verdadero rostro. Tomé esa máscara y otras 16 que utilicé toda mi vida, las tiré, y conocí la libertad de solo usar mi rostro. Pero eso se pondría a prueba porque un año después, me hallé en el mundo empresarial. no exactamente en un lugar conocido por la sumisión y ser auténtico. Había personas tentadas a ser falsas, a obsesionarse con los resultados que no podían controlar, a tomar atajos para llegar rápido. Pero era aún un adicto, seguía yendo a las reuniones, aún estaba practicando estos tres principios, y al inicio, pensaba que no me dejaban avanzar. Pero fui ascendido ocho veces en ocho años. Todo gracias a estos principios. Era confiable porque era auténtico. Era eficiente porque no me obsesionaba con resultados que no podía controlar, estaba siempre dispuesto a hacer el trabajo incómodo. Por lo que obtuve resultados previsibles con integridad. Dicen que se necesitan 10 000 horas para ser experto en algo. Me llevaron 10 000 horas dominar estos tres principios durante mi estadía en el mundo empresarial, pero no era la compañía multimillonaria en la que trabajaba, la que me entrenaba. Trabajaba allí durante el día, en la noche, obtuve mis 10 000 horas con otros adictos en las reuniones. Quince años después, todavía voy todas las semanas. Nueve años en mi rehabilitación, ya no soy un adicto que busca estar drogado, soy un líder. Cuando era joven, mi sueño era ser el director de mi propia compañía. Pero la adicción mató ese sueño. Cuando entré en rehabilitación, me dijeron que los sueños rotos podían volverse realidad. Y ese sueño volvió, gracias a esos tres principios. Empecé una compañía con un socio de negocios, dejé el mundo corporativo. Eramos la primera plataforma digital, en línea y auto programable para la atención médica. Pero era el 2010, la economía era inestable, eramos empresarios por primera vez, no teníamos inversores, las probabilidades de tener éxito estaban en nuestra contra. A pesar de ello, tontamente retiramos nuestros ahorros, los gastamos, retiramos fondos de nuestro plan 401k, usamos las tarjetas de crédito al tope, y luego supe que no se debe hacer. Pagamos al Citibank tantos intereses que podría decir que fuimos inversores. (Risas) Apostamos todo en esta compañía. En los primeros 12 meses, nos contrataron de 5 hospitales, lo que era genial, pero no lo suficiente para estar a salvo. Identificamos una oportunidad de expansión para agregar otros 50 en un solo trato, pasamos seis meses en esa oportunidad. Y el 18 de noviembre del 2010, me llamaron y me dijeron, "Te pondremos en los 50 hospitales". Íbamos a pasar de miles en ganancias a muchos millones en cuestión de meses. Me sentí aliviado, no estaba emocionado. Pusimos todo en esa compañía. Creí que tendríamos una gran oficina, sin preocuparnos los sueldos. Otra razón por la que no estaba emocionado era porque al día siguiente, me dí cuenta que esto no iba a suceder. En ese período de 24 horas, nuestro software falló en un hospital que estaba asociado al negocio de los 50. ¿Cuáles son las probabilidades de que pase algo así? Estábamos obligados por contrato a decírselo al cliente que sabíamos como compañía joven, que si lo hacíamos, el trato por los 50 se caería, y seguramente nos fundiríamos. El tema es que solamente habíamos afectado un paciente. Nuestro software no afectó la salud del paciente. El paciente y el hospital no sabían. Eramos los únicos que lo sabíamos. Uno de mi equipo dijo: "No se lo digamos. Están bien, pero nos dolerá. Arreglemos el problema y continuemos". Soy director por primera vez, no he tomado este tipo de decisiones. En ese momento, mi teléfono suena, y era otro adicto, estaba yo mentoreando a alguien, él tenía un grave problema que estaba tratando de resolver. Me escucho a mí mismo automáticamente decirle lo que mi mentor me dijo, "Amigo, es simple: se auténtico, acepta los resultados y haz el trabajo incómodo. Es simple". Al colgar el teléfono, me dí cuenta, "Amigo, mi decisión es así de simple. Los voy a llamar". Los llamé, les conté sobre la falla. Aguanté mi respiración y esperé la respuesta. La respuesta fue esta: total y absoluta risa. Se estaba riendo de mí, soltó una carcajada como en una película cómica, mi futuro económico estaba en riesgo. No sabía cómo interpretar esa respuesta. Finalmente, recuperó la calma y me dijo, "Mike, cuando me llames de esta manera, que sea por 20 000 pacientes, no uno. Se que tengo socios que impactan en un paciente o dos. Ellos me deben llamar, pero no lo hacen". Le dije: "¿Qué significa esto para nuestra oportunidad de expansión de 50?" Ella dijo: "Seguimos adelante. Si algo pasa, me siento más segura porque sé que puedo confiar en ti". No matamos una compañía practicando estos tres principios; construimos una compañía aplicando estos tres principios. En 18 meses, cubrimos todo el país con ese socio. Fuimos de 5 hospitales a más de 100. Incluso integramos estos tres principios en cómo contratábamos al personal. En nuestro proceso de entrevistas, siempre preguntaba lo mismo: "¿Cuál es tu mayor debilidad?" Y la respuesta solía ser: "Trabajar demasiado". (Risas) Les decía, "Bien, esa es una buena respuesta. Convertiste una fortaleza en una debilidad, lo entiendo. (Risas) Como ser humano, te pregunto sinceramente, ¿Cuál es una de tus debilidades?" Se sorprendían, lo común era responder: "¿Comprar muchos zapatos?" Les decía: "Bien, permíteme mostrarte lo que estoy buscando. Para mí, una de mis mayores debilidades es que trabajo duro por las cosas, cuando las obtengo, no experimento alegría. Eso mata la alegría de la gente a mi alrededor. Impacta negativamente la moral. Fallamos en celebrar victorias. No puedo convertirlo en una fortaleza. Así que para ti, como ser humano en este mundo, ¿cuál es una de tus mayores debilidades?" Sé que es intenso, pero si ellos no podían ser auténticos en aquella entrevista, si no podían aceptar el hecho que admitir una debilidad impactaría en el resultado de conseguir un trabajo, no podía confiar en ellos para hacer el trabajo incómodo con mi equipo, con nuestros socios y pacientes, y por ello, no los contrataría. Construimos una compañía con 50 personas que practicaban estos principios como una ventaja competitiva. Competimos contra compañías con 600 empleados o 150 millones en capital de riesgo contra mi tarjeta de crédito y les ganamos. Ganamos porque nuestros socios supieron que eramos auténticos, eramos honestos cuando hacíamos bien las cosas y con las que no. Les contamos que sabíamos y que no sabíamos. Practicamos la aceptación en las decisiones comerciales. Si un socio nos solicitaba cambiar nuestro software de un modo que dañaría la experiencia del paciente decíamos que no y les explicábamos. Si nos amenazaban en cancelar el contrato, por último aceptábamos ese resultado. Construir una compañía como esa requiere de una tremenda cantidad de trabajo incómodo. Pero crecimos 20 000 % en cinco años, nos expandimos en 30 estados, llegamos a los Inc. 500 como una de las empresas de mayor crecimiento en EE. UU., sin un capital externo, ganamos el mejor lugar para trabajar del país muchas veces. Miremos esto desde otra perspectiva. Superhéroes, están en todos lados. No pueden ver una película o televisión sin encontrarse con un superhéroe. Nos obsesionamos con ellos. Son fuertes, tienen poderes que no tenemos. Nos encanta cuando salvan el mundo. Pero aún así, los superhéroes tienen que esconder su identidad. Ellos también usan una máscara. Superman no le puede decir al mundo que él es Clark Kent y que está enamorado de Lois Lane. Pero contamos con él para salvar el mundo. ¿Qué dice eso de nosotros? Cuando era joven, mi superhéroe no era Superman. Era un director principal. Me volví un adicto entonces: vomitando sangre, mintiendo y robando para drogarme. No sabía que estos tres principios harían mi sueño realidad. Y, de nuevo, ¿cómo hubiera podido saberlo? De acuerdo a la Universidad de Massachussets, en un estudio, 60 % de adultos no puede estar 10 minutos sin mentir. Eso significa que crecemos en un mundo donde la mayoría de personas está practicando lo opuesto a la autenticidad cada 10 minutos. Aún así idolatramos superhéroes, escondemos nuestro verdadero yo, ponemos a los directores en un pedestal. Y sí, me convertí en uno. Pero no porque lo intentaba ser. Era tan solo un adicto que buscaba sobrevivir. Estaba tratando de ser auténtico, aceptar los resultados, hacer el trabajo incómodo. De hecho, incluso partí de este modo: en la reunión, traté de dar una buena impresión. Pero me di cuenta que ser auténtico era admirable. En el mundo real, pensé que tenía que esconder mi verdadero yo, pero se me dijo: "Acepta el resultado" y conseguí el trabajo ahí mismo. En el mundo empresarial, cuando pensé que estos tres principios no me dejaban avanzar, me promocionaron ocho veces en ochos años debido a ello. Y como un empresario con todo en juego y una decisión siendo la diferencia entre el éxito y el fracaso, cuando todo me decía que tenía que mentir para que seamos exitosos, practicamos estos tres principios, construimos una compañía innovadora encima de las demás. Y eso es lo asociado a la adicción: o nos enfocamos en drogarnos o nos enfocamos en estos tres principios, es así de simple. Enfocarnos en lo que nos mata o enfocarnos en los que nos salva. Después de 15 años sin drogas y estando en rehabilitación, me sigo llamando un adicto, eso es porque siempre seré un adicto. No tengo opción, es para siempre. Pero cada día, tomo la decisión de estar en rehabilitación o de practicar estos tres principios. Las estadísticas nos dirán que alguien que esté viendo esto sea un adicto y está luchando, por lo que les hablaré en este momento. Si eres un adicto y estás luchando, no estás solo, no estás solo. Hoy, durante este evento, millones de adictos alrededor del mundo irán a una reunión, y practicarán ser auténticos, aceptarán los resultados y harán el trabajo incómodo, si puedes unirte, no tendrás que drogarte de nuevo. Aquello que es lo peor de ti puede convertirse en lo mejor de ti. Puede convertirse en tu ventaja competitiva. La gente verá que cuando uno practica estos tres principios, se vive de una manera diferente. Si desean convertirse en un líder, ellos querrán seguirles porque en un mundo donde estos tres principios son una opción, ellos verán que para Uds., no son decisiones comerciales, estos tres principios son decisiones de vida, querrán seguirlos. No solo sobrevivirán. Uds. florecerán. Para todos los demás, estoy aquí para decirles que estos tres principios están a nuestra disposición. Los adictos no tienen los derechos reservados. Tenemos un único incentivo: si no los practicamos, morimos, tenemos un lugar para practicar. Pero cualquier líder puede practicarlo. La pregunta es, si son líderes, ¿cuán comprometidos están para practicar estos tres principios? Quizás la mejor pregunta sea, para el resto de nosotros. ¿por qué seguiríamos a alguien que no lo sea? Imaginen un futuro donde los líderes en nuestro mundo practican autenticidad rigurosa, aceptan los resultados, hacen el trabajo incómodo como si sus vidas dependieran de ello. No solo compromiso, como si sus vidas dependieran de ello. ¿Cómo podría cambiar nuestro mundo? ¿Cómo cambiaría su trabajo? ¿Cómo cambiarían sus vidas? Cuando era niño, soñé en ser un líder, y mi sueño se volvío en realidad. Pero no es porque estaba enfocado en convertirme en una historia de éxito. Fue porque durante los últimos 15 años, he estado limpio, tenía que hacer lo mismo que los drogadictos. Gracias. (Aplausos)