Esta es la historia de un padre y su hijo. ¡Aprovechad del corto!
Como todos los días...
¡Vete a la escuela!
¡Papá qué no! ¡Qué pesado!
Nuestra historia se desarolla en una ciudad triste y gris.
En medio de la monotonía destaca el único espacio coloreado de la ciudad: un jardincito donde un hombre toca su violinito.
¡Papá despacito!
Oh no,¿qué pasa hijo?
Escucha la música.
Tenemos prisa, vamos a la escuela.
Y como todas las mañanas los dos se despiden delante del cole.
¡Adiós papi!
¡Portate bien!
En esta ciudad todo funciona simplemente:
se estudia se trabaja
¡Oh madre mía!
Siempre lo mismo...
¿Te gusta?
¡No dibujes,escribas!
Escribir...escribir...escribir...
A las 7 y pico termina el trabajo (¡cuidado con los relojes rotos!)
¡Hola papi, te he echado de menos!
Yo también estoy contento de verte
¡Mira, mira!
Ehm...
Siempre lo mismo...
Trabajar...trabajar...trabajar...
Dibujar...dibujar...dibujar...
Y también hoy la única cosa que hace el padre feliz es abrazar su hijo.
De día en día el hijo se vuelve más triste y resignato.
Empieza a conformarse con los otros: sigue las reglas y pierde su creatividad.
¿No me has echado de menos?
¿Es mejor seguir la cabeza o el corazón?
Hoy tengo una sorpresa para ti ¿vamos?
¡Qué lástima!
Al final se dieron cuenta que el corazón vence todo.