Como individuos, nuestra identidad racial está tan
intimamente relacionada con como vemos y experimentamos
el mundo y a otras personas,
que muchas veces lo tomamos como un hecho invariable.
La raza es una construcción social,
es decir que los estigmas y divisiones asociadas
tienen su origen en factores políticos,
más que en biológicos.
Pero también es una realidad material
que juega un papel central al definir las maneras
en que el poder actúa en una sociedad determinada.
Ante la actual ola de reacciones racistas
y nacionalistas que inundan el globo
es importante que los anarquistas
desarrollen y compartan una comprensión de la raza
y el rol que juega a la hora de construir
y reforzar jerarquías opresivas.
Así pues, ¿qué es la raza, exactamente?
y ¿ qué tenemos los anarquistas en contra?
Pues, una definición general sería
que es un tipo particular de sistema de castas
o una manera de clasificar gente dentro de una jerarquía social rígida
basada en la percepción de un linaje
e intimamente relacionado con ideas de nacionalismo
ciudanía y clase.
Comúnmente se asocia con el sistema global
del colonialismo europeo conocido como supremacía blanca,
pero existen otros ejemplos
como el sistema de castas en la India,
la construcción étnica de los Hutu y Tutsi
en Ruanda y Burundi,
e incluso divisiones sectarias de religiones
como las que hay entre católicos y protestantes en Irlanda
o entre Sunnis y Shia en Oriente Medio.
Pero mientras la raza puede asumir diferentes formas, y lo hace,
dependiendo de los factores demográficos y políticos
siempre ha sido, y lo es hasta hoy,
una alianza entre clases
- una manera de vincular a la clase dominante
con una parte de la clase explotada
a través de un pacto de identidad compartida,
para proyectar una imagen de fuerza hacia el resto.
O, para ponerlo más simple,
es la manera en que los estados manipulan a grandes grupos de gente
haciendolés creer que tienen más en común con sus dirigentes
que con sus prójimos oprimidos.
Un precursor temprano del concepto moderno de raza
se encuentra en la idea de los bárbaros,
que fue desarrollado independientemente de los gobiernos
por unos cuántos estados antiguos,
desde la Dinastía Shang en la antigua China
pasando por los imperios griegos y romanos de Eurasia,
y los imperios aztecas e incas
hasta estados de Sur y Centro América hoy en día.
Deshumanizando a diferentes grupos étnicos
fuera de sus fronteras como bárbaros
los gobernantes pudieron movilizar ejércitos
y racionalizar la esclavitud de las poblaciones capturadas.
Siglos después,
el surgimiento y la expansión de poderosas religiones monoteístas
añadió una nueva dimensión a la construcción de la raza
y a la concepción ideológica de los bárbaros
se le dió un nuevo peso
mediante la introducción del "pagano" o "infiel".
Los dictados religiosos llamando a la conversión forzada de los no -creyentes
santificó nuevas guerras de conquista
para los ejércitos del cristianismo e islamismo.
Temiendo el ascenso expansionista del Islam
que en el siglo XI se había extendido
en el corazón de la cristiandad europea
la Iglesia Católica se unió
a las élites feudales para lanzar las cruzadas,
una serie de guerras santas que abarcan casi 400 años
y sembraron las semillas de rivalidades étnicas, nacionales y sectrarias
que continúan hasta hoy en día.
En los últimos años de la Reconquista
la iglesia católica soliviantó los sentimientos populares
del antisemitismo y la histeria cristiana
al instaurar la Inquisición Española
– una sangrienta purga y conversión forzada para los Musulmanes y judíos
que fue un horrendo nuevo laboratorio para el desarrollo de la raza
y un sistema interno de división y control social.
La Reconquista Española se completó en 1492
y fue seguida en rápida sucesión por
Colón y su invasión accidental de las Américas.
Convencido que su llamado "descubrimiento" del nuevo mundo
fue una señal de la providencia divina después de su victoria contra el Islam,
España se lanzó a la colonización de América
con un fervor religioso brutal,
llevando a cabo un geonocidio
entre los habitantes originales del continente
junto con conversiones forzadas en masa
realizadas por sacerdotes jesuitas y franciscanos.
En las décadas siguientes
España fue acompañada en el saqueo
por colonialistas portugueses, holandeses y franceses.
Sin embargo, pronto se enfrentaron a una escasez de mano de obra
después de que muchos esclavos indígenas murieran trabajando
y matando a otros millones con enfermedades como la viruela.
Así que a principios del siglo XVI
los mercaderes portugueses comenzaron el comercio de esclavos,
un proceso grotesco de deshumanización racial
donde millones de personas fueron secuestradas en África
e enviados a través del océano a puestos de comercio de esclavos
en el Caribe y a las plantaciones en Brasil.
Gran Bretaña se unió a la refriega en 1607
y rápidamente se puso a trabajar a expandir la trata de esclavos,
estableciendo el vasto sistema de plantaciones en el sur
y arrancando un proceso sin igual
de migración europea.
Dentro de las trece colonias americanas británicas
se forjó un nuevo pacto de supremacía racial
entre colonos de ascendencia europea mixta
basado en sus experiencias matando a los nativos
y subyugando a los africanos.
Este nuevo sistema, la supremacía blanca
proveyó a todos los hombres blancos con una parte del botín
robado en la conquista territorial genocida
y una economía basada en el trabajo de esclavos.
También pasó que un pequeño número
de estos blanco inimaginablemente ricos
prepararon el escenario para el surgimiento del capitalismo.
A pesar de la controversia sobre su propia identidad racial
una de las descripciones más completas
de cómo funciona la supremacía blanca en los E.E.U.U.
fue escrito por Andrea Smith,
quien identificó los tres pilares de apoyo como:
Esclavitud/Capitalismo
Genocidio/Colonialismo
y Orientalismo/Guerra.
El primer pilar, la esclavitud, se basa en la mercantilización de cuerpos negros
y su necesidad de ser controlados por la fuerza y con prisión.
El segundo pilar, el genocidio, se basa en la necesidad de las naciones indígenas
de desaparecer o asimilarse a la sociedad de los colonos
para justificar la reivindicaciones de los blancos sobre las tierras
que ocupan en el momento.
El último pilar, el orientalismo,
se basa en los conceptos anteriores de los bárbaros
conjura la imagen de fuerzas exteriores
intentado infiltrarse y destruir la sociedad
da igual si en forma de terroristas islámicos,
estados extranjeros hostiles
o simplemente como el espectro de "inmigrantes ilegales".
A través de los siglos, estos tres arquetipos raciales
se han arraigado profundamente en la psique blanca.
Y cuando la gente negra grita que sus vidas importan,
los pueblos indígenas revindican sus tierras y culturas
o refugiados huyen de las guerras y la pobreza
y exigen sus derechos de asilo político
perturban la estructura de poder que descansa en los pilares.
La respuesta de los estados y las élites gobernantes
siempre será intentar reforzar los pilares
avivando las llamas de la reacción paramilitar blanca.
Para los anarquistas, que buscan un mundo nuevo
construido sobre la destrucción del estado y el capitalismo
la tarea es ayudar a derribar esos pilares.
Para algunos, esto significará romper los falsos lazos
basados en "ser blanco" y unirse a la resistencia
de los que han luchado durante mucho tiempo bajo su yugo.
Traición a la identidad blanca es lealtad a la humanidad.