Al principio del cuarto grado
me uní a "Peer Helpers".
"Peer Helpers" es un programa
de integración donde estudiantes como yo
pueden interactuar con estudiantes
de educación especial.
Cuando me apunté
estaba buscando probar algo nuevo
porque en mi escuela
solamente había un club de ajedrez
y "Peer Helpers",
así que tenía pocas opciones.
Pero los chicos que colaboraban
con Peer Helpers parecían pasarlo genial.
Se saltaban clases,
se sentaban juntos para almorzar,
e iban de excursión.
Yo quería eso, así que me apunté.
En ese momento no tenía ni idea
de que con el tiempo conocería a alguien
que se convertiría
en uno de mis mejores amigos,
Henley Hager.
Cuando conocí a Henley y a su familia
por primera vez, fue un desastre.
Recuerdo la primera vez que hablé
con la señora Hager
y no tenía ni idea de qué decir.
Probablemente dije algo así:
"Hola Sra. Hager, he venido
a trabajar con Henley".
Así que, tras presentarme,
conocí a Henley,
el chico con el que iba a trabajar.
Al principio, no sabía
qué decir o hacer con Henley.
Henley tiene autismo severo,
y yo no tenía experiencia
trabajando con alguien así.
Voy a ser honesto: no nos hicimos
los mejores amigos apenas nos conocimos
Estaba nervioso.
Nervioso de provocarlo,
nervioso de hacer algo que le molestara,
y sinceramente,
estaba nervioso porque como humanos
tendemos a sentirnos incómodos
estando con gente diferente a nosotros.
De todas formas,
durante los siguientes tres años,
cada miércoles, hacía alguna actividad
con Henley después de clase.
Trabajábamos sus habilidades
sociales y académicas,
como la organización,
hacer los deberes,
ejercicio físico,
tranquilizarse,
ayudarle a entender la agenda del día,
no quejarse cuando no se sale con la suya
y charlar.
Desde que conozco a Henley,
sé lo que siempre quiere hacer:
jugar con la computadora.
Pero no puede hacer eso todo el tiempo.
Así que le doy ejemplos
de otras cosas que podemos hacer,
como caminar,
usar la bicicleta estática,
o jugar al baloncesto.
Él contesta con un sí o un no,
y ha llegado a un punto
en el que puede preguntar educadamente
si puede hacer otra actividad.
A lo largo de los años,
Henley ha aprendido a charlar
y no solo conmigo,
sino con cualquier persona
con la que interactúe.
Esa es una de las metas
de los programas de integración.
Estos programas son beneficiosos
porque les ayudan a hacer amigos,
mejoran su desarrollo
y se crean oportunidades
para mejorar su aprendizaje.
Pero además de eso,
vamos a sitios divertidos.
Recuerdo una vez que fuimos
al "McWane Science Center"
en el centro de Birmingham.
La pasamos bien observando
a los peces, las rayas y los tiburones.
Imaginen estar en un museo de ciencias
y oír a dos adolescentes
partiéndose de la risa porque sí.
Henley y yo podemos soltar una risita
y acabar en un ataque de risa.
Me la paso genial cuando estoy con él
y siempre estoy deseando
pasar tiempo con él.
En esta excursión yo no estaba
haciendo de voluntario.
Simplemente éramos dos amigos
pasándola bien.
Podría hablar de cuánto
he hecho con o por Henley,
pero lo que realmente quiero que oigan,
y que rara vez se cuenta,
es el hecho de que Henley
también me ha ayudado.
Me ha ayudado a tener más paciencia,
soy mejor trabajando
con niños discapacitados,
y creo que tengo más compasión
hacia los que son diferentes a mí.
Al relacionarme con Henley,
he dicho que tengo más paciencia.
Por ejemplo, Henley tarda más
en aprender algunos conceptos,
en hacer los deberes,
y en contestar a algunas preguntas.
Y por esto, he aprendido
a repetir las cosas sin frustrarme,
o al menos que no se note esa frustración.
Alguien debería enseñarle eso a mi madre.
Seré franco:
muchas veces es frustrante,
pero no te puedes enfadar con él
porque no lo hace difícil a propósito.
Simplemente se toma su tiempo
para adaptarse a la situación
lo mejor que puede.
Entender esto me ha hecho más paciente
en todos los aspectos de la vida.
Y además de la paciencia,
he mejorado en mi trabajo con niños
con necesidades especiales.
En la escuela
la mayoría de los alumnos actúan
como si los alumnos de educación especial
no existieran.
Caminan por los pasillos,
hablan con sus amigos,
e ignoran a aquéllos con
necesidades especiales.
Rara vez interactúan con estos estudiantes
de una forma positiva y útil.
Pero he aprendido al relacionarme
con estudiantes como Henley,
que cuando ignoras a aquéllos
con necesidades especiales,
te estás perdiendo un regalo.
Así que del cuarto al séptimo grado
trabajé exclusivamente con Henley,
y esa relación, esa amistad,
es una de las mejores cosas
que me han pasado.
Me ha encantado trabajar con Henley,
y formar parte de "Peer Helpers" ha sido
una de las mejores decisiones de mi vida.
Desgraciadamente, no todos los estudiantes
tienen esa oportunidad.
Tras investigar, me sorprendí al descubrir
que los alumnos con necesidades especiales
no tienen suficientes, si los hay,
"Peer Helpers" en su escuela.
Y lo que es peor, no todas las escuelas
tienen suficientes profesores o material
para los alumnos
con necesidades especiales.
Escuchen esto:
Muchos alumnos del Departamento
de Educación Especial
no reciben el apoyo que necesitan.
Y en estas escuelas en las que
no se ofrece lo necesario,
creo que el motivo principal es que
no tienen suficiente dinero o personal,
pero si no se cubren sus necesidades
son los alumnos los que pierden.
Piensen en todos los niños
con trastornos del aprendizaje
y cómo necesitan ayuda
para progresar en su aprendizaje.
Sin esto, puede que no consigan
un empleo o que no aprendan
las habilidades sociales necesarias
para vivir en el mundo actual,
no desarrollarán su autonomía
y no podrán desarrollar relaciones plenas.
Estos conceptos están relacionados,
y trabajo con Henley para mejorarlos.
Henley ha mejorado mucho
su comunicación con los demás
a lo largo de los años,
y esto se debe a que tiene la suerte
de vivir en una comunidad
con un buen Programa de Educación Especial
con muchos empleados
y con un programa "Peer Helpers" robusto.
Pero, como dije antes,
la mayoría de las escuelas
no respaldan de forma adecuada
su Departamento de Educación Especial,
lo que hace que para estos niños
sea difícil convertirse
en la mejor versión de sí mismos.
Imaginemos que estas escuelas
empiezan a ofrecer
el apoyo que deberían dar a estos niños.
Imaginemos que estos niños
desarrollan sus habilidades.
Piensen en las posibilidades.
Estarían preparados para trabajar,
y sus habilidades sociales mejorarían.
Si las escuelas no ofrecen
suficientes profesores y material
para los alumnos del Departamento
de Educación Especial,
yo creo que la tarea, entonces,
pasa a los alumnos.
Pienso que los alumnos deberían ofrecerse
para ayudar a sus compañeros de clase.
Cualquier estudiante puede ayudar.
Lo más difícil es
actuar sobre el problema,
pero sé que cualquiera lo puede hacer.
Una de las formas más eficaces de ayudar
al Departamento de Educación Especial
es creando o uniéndose
a un programa de "Peer Helpers".
Cuando te unes a uno de estos programas,
te sientes distinto
porque te das cuenta del efecto
de tu trabajo en otras personas.
Porque ayudar a los demás
tiene un efecto en ti.
Te convierte en una persona más optimista
y te enseña a crear un vínculo más fuerte
con los que lo necesitan.
Almuerzos aparte, ser un "Peer Helper"
es lo mejor de ir a la escuela.
Para los que disfrutan aprendiendo,
ya verán cuando sean un "Peer Helper".
Yo colaboro todos los martes
y algún jueves,
y cuando llego a la escuela,
estoy entusiasmado.
Me entusiasma entrar en esa habitación,
saludar a todos mis amigos,
y disfrutar ayudándoles.
Formar parte de "Peer Helpers"
debería ser un privilegio
porque no solo influyes positivamente
sobre tus compañeros,
ellos también te ayudan,
y con esta experiencia
establecerás relaciones duraderas.
A veces es un trabajo duro,
y no te van a dar un premio
al mejor "Peer Helper" por eso.
Pero ¿quién necesita un premio
cuando has ganado un amigo?
Ese es el mejor premio.
Ser un "Peer Helper" me ha ayudado
a entender quién soy como persona
y mi causa no es solo mi vida,
sino también las vidas de los otros.
Así que animo a los estudiantes
entre el público
a que se planteen seriamente
unirse a "Peer Helpers".
Les va a encantar.
Si no tienen uno, hablen con el director
o con el comité educativo
y creen uno porque estos estudiantes
de verdad lo necesitan.
Y a los padres entre el público:
animen a sus hijos a que participen
en el programa "Peer Helpers"
porque solo se necesitan cinco palabras
para cambiar tu vida y la de los demás:
Quiero ser un "Peer Helper".