¿Piensas hacerte un tatuaje? Decorar el traje con el que viniste al mundo es otro aporte a una historia de tatuajes de al menos 8000 años. Las momias tatuadas de todo el mundo dan fe de la universalidad de la modificación del cuerpo a través de los milenios, y del hecho de que uno tendría que vivir con eso para siempre si la civilización no hubiese inventado el borrado láser. Una momia de la cultura Chinchorro en el Perú pre-inca, tiene un bigote tatuado en el labio superior. Ötzi, la momia de los Alpes, tiene tatuajes de carbón en la columna vertebral, detrás de la rodilla y alrededor de los tobillos, provenientes quizá de una acupuntura temprana. La momia de Amunet, una sacerdotisa del Imperio Medio egipcio, tiene tatuajes que se cree simbolizan la sexualidad y la fertilidad. Incluso más antiguas que las momias, hay figurillas de personas aparentemente tatuadas, y herramientas usadas quizá para tatuar, de decenas de miles de años. Los tatuajes no tienen un mismo origen histórico que sepamos, pero ¿por qué en inglés se los llama 'tattoos'? La palabra es la aceptación en la angloesfera del "tatao", una palabra polinesia usada en Tahití, donde el capitán inglés James Cook desembarcó en 1769 y encontró hombres y mujeres muy tatuados. Los hallazgos de Cook y los tatuajes de su tripulación aumentaron el uso del "tatuaje" en detrimento de palabras anteriores como "cicatrización", "pintura" y "tinción" y desató una manía en la alta sociedad inglesa victoriana. Podríamos pensar que los victorianos tenían actitudes victorianas acerca de una cosa tan peligrosa, y podemos encontrar incluso prohibiciones del tatuaje en la historia. Pero mientras en público, los británicos los miraban por encima del hombro, a puertas cerradas y lejos de sus hombros, muchos los tenían. Según se dice, la reina Victoria tenía un tigre luchando contra una pitón, y se hicieron muy populares entre los compañeros de Cook, que los usaban para marcar sus viajes. ¿Cruzaste el Atlántico? Tenías un ancla. ¿Fuiste al sur del Ecuador? Te tatuabas una tortuga. Pero los occidentales tenían tatuajes mucho antes de conocer a los samoanos y maoríes del Pacífico Sur. Los cruzados llevaban la Cruz de Jerusalén así, si morían en batalla, recibían sepultura cristiana. Los soldados romanos de la Muralla de Adriano tenían tatuajes militares y llamaban "pictos" a los tribus más allá de la muralla, por las pinturas que se hacían. También hay una larga tradición de personas tatuadas contra su voluntad. Los griegos y romanos tatuaban esclavos y mercenarios para desalentar fugas y deserciones. Los criminales en Japón ya eran tatuados en el siglo VII. Más infame, los nazis tatuaban números en el pecho o los brazos de judíos y otros prisioneros en el campo de concentración de Auschwitz para identificar los cadáveres desnudos. Pero los tatuajes forzados a presos y marginados pueden cobrar otros significados ya que la gente redefine esos estados o la historia. Primo Levi sobrevivió a Auschwitz y usaba mangas cortas en la Alemania de posguerra para recordarle a la gente el crimen que ese número representaba. Hoy, algunos descendientes de sobrevivientes del Holocausto tienen los números de sus parientes tatuados en los brazos. La Torá tiene reglas contra los tatuajes, pero ¿y si quieres hacer indeleble lo que sientes que nunca debe ser olvidado? Y esos criminales y parias de Japón, donde el tatuaje estuvo proscrito desde mediados del siglo XIX hasta después de la Segunda Guerra Mundial, añadieron decoración a sus tatuajes penales, con diseños tomados de grabados en madera, de la literatura popular y de la iconografía mítica espiritual. La Yakuza vio sus tatuajes marginales como signo de lealtad y coraje eternos. Después de todo, duran para siempre y duele hacérselos. Para los maoríes, los tatuajes eran una tradición común aceptada. Si uno rehuía el insoportable cincelado de su diseño moko, el tatuaje sin terminar era signo de cobardía. Hoy, a menos que sigas la vía tradicional, el tatuador probablemente usará una máquina de tatuaje con base en la patentada por Samuel O'Reilly en 1891, a su vez inspirada en la primera máquina de tatuajes inventada de Thomas Edison en 1876. Pero con la extensa historia del tatuaje y tantas opciones, ¿cuál hacerse? Es una expresión audaz de quién es uno, o de quien uno quiere parecer. Como dijo de los tahitianos tatuados el naturalista a bordo del barco de Cook: "Todos están marcados en diferentes partes del cuerpo, de acuerdo tal vez a su humor o a diferentes circunstancias de sus vidas". Quizá tu humor particular y tus circunstancias te sugieren hacerte un símbolo de herencia cultural, un signo de espiritualidad, de energía sexual, o un desafío vanguardista, hecho a la antigua. Un recuerdo de un gran logro, o de lo genial que crees se vería Hulk Hogan montando un rinoceronte. Es tu forma de expresarte, tu cuerpo y, por ende, tu decisión. Solo 2 reglas: tienes que encontrar un tatuador que no se avergüence de tu idea y, ante la duda, "Mamá" nunca falla.