(Música) ¿Escuchan lo que escucho? (Violonchelo) ¿Escuchan lo que escucho? Es una pregunta universal. Y es también una pregunta antigua. Y... es una pregunta sumamente contemporánea. Pide mucho de nosotros, ¿no es así? ¿Sienten lo mismo que yo? ¿Lo escucho yo solo? Escuchemos la pregunta. Y escuchemos cómo la tecnología cambia constantemente la respuesta. Como seres humanos, escuchamos en grupos, y siempre lo hemos hecho. Solíamos vivir en cuevas y sentarnos alrededor del fuego. Y es probable que escucháramos una especie de ¡Uh! (Violonchelo) noticiero nocturno con gruñidos de los acontecimientos del día. Ya saben, gran trueno. Muchos antílopes. El chico de al lado tiene una nueva piedra. (Risas) (Violonchelo) Escuchamos nuestras mutuas ilusiones, sueños, experiencias y aspiraciones. Y nuestras historias, reales o imaginadas, con el tiempo de la narración. Porque escuchar es compartir. Compartimos estas cosas. (Fin Violonchelo) Continuó durante mucho tiempo, ¿sí? Eones. Entonces crecimos complejos. Nuestras historias se complejizaron. El tiempo pasó y llegó la tecnología. La cueva se volvió más agradable. (Violonchelo) Le pusimos plomería. Y empezamos a sentarnos y escuchar una cosa llamada radio. Escuchábamos las noticias del mundo y las canciones del día y escuchábamos los discursos de Winston Churchill. (Violonchelo) Y seguimos escuchando, con tecnología de amplificación y difusión. Escuchábamos juntos a los maestros, predicadores, fascistas y papas. Escuchábamos óperas y estrellas de rock. Escuchábamos a la gente tratar de vendernos jabón y cigarrillos. (Silencio) El hecho es, que solíamos escuchar a los eventos como tales. Ya saben, el discurso, el concierto. Tenían que estar allí. Pero luego descubrimos que podíamos grabar y reproducir. Y eso es tecnología. Y descubrimos que se podía acceder a ese sonido libremente. Podíamos conseguirlo en cualquier lugar, en cualquier momento. Solos o por separado. Y la radio se convirtió en el equipo estéreo doméstico. Y escuchar se volvió algo más de la sala de estar que de los conciertos. Descubrimos que incluso podíamos comprar una canción o un sonido. ¿Escucharon lo que escuche? ¿No? Bueno, vengan aquí. Lo pondré para Uds.. Ahora, por supuesto no siempre escuchamos en grupos. No, no. A menudo, con frecuencia, escuchamos en privado. Escuchar en privado es una cosa primitiva. El sonido es primitivo. Existe... en el ámbito del pre-lenguaje, ¿sí? Y a diferencia del cine, la televisión y las computadoras, que son bidimensionales, el sonido es siempre tridimensional. (Música) Nos rodea, está dentro de nosotros. Esa frase "en el principio era la palabra" puede entenderse como en el principio era el sonido. El sonido de la palabra. El sonido fue lo primero siempre. Y esto empieza por nosotros en un lugar oscuro, cálido y muy comfortable conocido como útero. (Música) Dentro del útero, empezamos a oír mucho antes de empezar a ver. Y lo primero que que escuchamos fue este golpeteo constante de 4 por 4 conocido como latido del corazón de la madre. Es el primer y más importante sonido de nuestras vidas. Y se queda con nosotros. Se han preguntado ¿porqué después en la vida, vamos a oscuros y cálidos clubes de baile? En dieta líquida y vamos un poco bailando a ese mismo ritmo de 4 tiempos. (Risas) Sí. La tecnología recrea el mejor lugar del mundo: el vientre materno. (Risas) Nos juntamos y nos reunimos para escucharlo. Es fantástico. [suspira] Ahora, después fuera del útero, descubrimos que ese sonido es realmente maravilloso. Oh... Nos define. Nos sorprende. Nos conmueve profundamente. Recuerdan, cuando eran niños, tendidos en el asiento trasero del auto en una noche lluviosa camino a casa, durmiéndose, la voz de sus padres hablando muy bajo, los limpiaparabrisas llevando el ritmo, y escuchan a los carros que pasaban y el sonido de los neumáticos sobre el pavimento mojado. (Sonido de motor) (Sonido de agua salpicando) ¿Recuerdan la primera vez que descubrieron las cremalleras? (Sonido de cremallera) ¡Vaya! (Risas) Queríamos compartir eso. ¡Mami, escucha esto! (Sonido de cremallera) (Risas) La verdad es que escuchar en privado siempre lleva a esa necesidad de compartir. Y es a esa edad que empezar a preguntarnos a nosotros mismos, "¿Escuchan lo que escucho?" La canción "¿Escuchan lo escucho?" fue escrita a finales de los años 70, por la época de la crisis de los misiles cubanos. Casi al mismo tiempo, la tecnología de los audífonos abandonaba el campo de batalla donde había estado por décadas. Y estaba empezando a entrar a las casas. Los audífonos hicieron que el escuchar fuera más privado, más personal. Nos aislaron al uno del otro a cambio de una experiencia auditiva privada más poderosa. Solo una década más tarde, llegó el Walkman, El cuál es un dispositivo portátil para escuchar. Y nos desató del estéreo doméstico. Y fuimos libres para caminar alrededor del planeta, ya saben, escuchar en privado. Llevando, luchando con estas mochilas llenas de casetes. ¿Recuerdan? (Risas) El sonido se pegó por si solo a nosotros, y empezamos a llevarlo a todas partes. Y de alguna manera escuchar en privado se puso más de moda que escuchar en grupo. ¿Recuerdan esto? Bueno, los audífonos eran increíbles. Inmersión auditiva total. Y, no obstante, soledad total. El sonido era genial, pero difícil de compartir. Intentamos contrarrestar esa soledad con algo llamado la cinta mezclada. (Risas) Era este objeto sonido de carta de amor hecho de los sonidos y las canciones que ofreceríamos a otros. "Aquí, oigan esto. Escuchen lo que escucho. Sientan lo que siento cuando escucho esto". Pero conocen la tecnología. Nuestro dedo está constantemente sobre el botón de avance rápido. Ese Walkman se convirtió rápido en el CD, MP3, iPod, iPhone, cualquier tipo de Phone. La mochila llena de casetes dio paso a la tecnología. Y el dispositivo se volvió más pequeño, más pequeño, más liviano, casi invisible. Ese pequeño botón llamado shuffle mató a la cinta. ¿Recuerdan las transiciones que hacíamos, para pasar de una canción a otra? Eso desapareció y llegó la aleatoriedad de la transmisión. Los robots llamados algoritmos empezaron a "conocernos". Y no solo reproducían las canciones que queríamos oír, sino que sugerían otras canciones que quizá quisiéramos escuchar, o incluso comprar. Y la cueva donde solíamos escuchar de repente se estaba convirtiendo en este espacio privado aislado. Y quizá el sonido no era tan bueno, después de todo. Es algo delgado, pequeño comprimido y plástico. Es la comida rápida de la cultura sónica y no es muy nutritiva. ¿Sí? Escuchar en privado nos ha engullido, Como si el mundo fuera demasiado ruidoso y ahora llevamos este pequeño iÚtero por todas partes para mantenernos sónicamente a salvo. Muy bien, sé que la tecnología de Internet y el teléfono probablemente nos tienen más conectados que nunca. No discuto eso. Pero en nuestra escucha, estamos muy solos. Tan en privado. Tan aislados. Triste. Y se está poniendo muy oscuro, ¿no? ¿A dónde vamos con esto? Hordas de zombies esclavos de los audífonos. (Risas) Vagando aleatoreamente y desconectados. Es una pesadilla orwelliana. ¡Amigo! Es el fin de la humanidad, es... sin duda, es el fin de los días. Bueno, tal vez. Pero tal vez no. La tecnología no nos metió en este lío. Nosotros lo hicimos. Nuestra cultura neurótica lo hizo. Y las culturas evolucionan, ojalá. Y la tecnología también ¿Verdad? quizá no es tan aterrador. Escuchen. La cultura sónica está empezando a unirse a la red mundial. Y el escuchar en grupo y escuchar en privado están empezando a fundirse nuevamente. Ese diminuto y pequeño audífono está desapareciendo a favor de estos nuevos, como modernos y de moda y realmente divertidos audífonos de gran sonido. Los han visto. Y sus días están contados, también. Tenemos nueva tecnología, algo conocido como "conducción ósea". Me encanta decir "conducción ósea". Estimula los canales auditivos usando ondas de sonido. Esto nos libera de los audífonos. Escuchamos aquí en vez de aquí. Y nos permite, por primera vez, escuchar normalmente a nuestros amigos en el restaurante, y si quisiéramos, escuchar alguna reproducción al mismo tiempo. Fue solo hace unos meses atrás, que el primer hombre implantó pequeños imanes sónicos en una parte carnosa de su oído aquí. No necesita audífonos para nada. iPhone. Hay un nuevo tipo de transmisión conocido como "bluecasting". Es el uso de la tecnología bluetooth para transmitir localmente. Si pueden imaginar ir a una biblioteca o a un restaurante o a un café o a un... salón de clases o a un museo o incluso a un club de baile. Y poder elegir escuchar música si lo desean, bailando alrededor, roqueando. O si no quieren, clic. Esta apagado. Y no te molesta. Imaginen una pista de baile llena de gente y sin sonido. (Risas) ¿Cierto? Está en curso. Existen prototipos. Y qué es el podcast sino una cinta mezclada virtual, ¿no? Es una lista de reproducción, y es nuestras ilusiones y sueños y es lo que estoy pensando hoy. Aquí, descarga... esto. Escucha lo que escucho. Incluso estás estas cosas, las charlas de TED, donde la gente se reúne en cuevas y escucha este tipo de gruñido de ideas. Es muy popular. (Risas) La música en vivo está de regreso; está en todas partes. Justo ahora... hay más vendedores de lo que alguna vez hubo antes. Estamos escuchando como si décadas de reproducción plástica grabada nos hubieran dejado con mucha hambre de sonidos vivos, reales, verdaderos, ¿no? Estamos de vuelta en la sala de conciertos. No importa si es clásica, rock and roll, bluegrass, electrónica. Ya saben, música de apareamiento de yak. Estamos de vuelta ahí, escuchando eso. Es muy hermoso. Ahora, yo mismo, miro la cultura juvenil. Miro a la generación del fin milenio. Y ya cayeron. Están escuchando otra vez en grupos. Están compartiendo el sonido. Lo llaman intercambio de archivos. Pero también lo hacen en grupos de escucha, fiestas de consolas. Y bandas ruidosas. Y juegos en línea, donde pueden hablar entre ellos (Música electrónica) mientras desaparecen los zombies, ¿no? Y forman pequeñas subculturas para escuchar en grupo, como esta. Se llama "Decibel Drag Racing". Y suben el volumen de sus autos. Y compiten para ver qué tan ruidosos pueden ser. Eso es escuchar en grupo, ¿no? No es muy bueno para los oídos, (Música fuerte) pero Dios mío, ¡qué entusiasmo! (Risas) Chicos, esto no es cuestión de tecnología y nunca lo fue. Es nuestra necesidad de compartir nuestros sonidos y nuestras historias. Y la tecnología solo apoya eso, ¿no? Ya saben, queremos compartir nuestras cosas. Personalmente, yo creo que el futuro de la cultura sónica es en realidad bastante brillante. O para unir a las generaciones de fin de milenio (Violonchelo) es impresionante, es dulce, es enfermo. (Violonchelo) Y creo que tarde o temprano, vamos a escucharnos unos a otros. Quiero escuchar lo que escuchan, y quieren escuchar lo que escucho, y juntos podemos celebrar los sonidos de nuestras vidas. (Música) Así que escuchen, escuchen bien. Gracias. (Aplausos)