(Aplausos)
(Música)
(Fin Música)
(Aplausos)
¿Para qué es el sonido cuando no se trata de bailar?
Decía un maestro a su alumno.
¿Para qué es el sonido cuando no se trata
de entretener los oídos de un rey?
¿Para qué es el sonido?
¿Qué hay detrás de eso que llamamos
vanguardia o tradición?
Chamamé, o tango, o jazz, o rock.
Nuevo o viejo.
¿Qué sostiene a absolutamente todas esas formas?
¿Qué sostiene a todo eso?
¿Para qué es el sonido?
(Música)
(Fin Música)
(Aplausos)
Yupanqui dice: "la luz que alumbra
el corazón del artista
es como una antorcha que usan los pueblos
para ver la belleza en el camino".
Por ahí la belleza no sea la música
o ese misterio que llamamos la música.
Por ahí la música sea un espacio
que va mucho más allá
de "entretenimiento, evasión".
Por ahí la música sea un espacio
en el cual reflexionar,
pensar, conocer, legitimar,
integrar, construir.
Y, por sobre todas las cosas,
sentirse por momentos un poco a salvo.
(Música)
(Fin Música)
(Aplausos)
Beethoven dice la música
es una revolución superior
a la filosofía y a la ciencia.
Posiblemente la música de Beethoven lo sea.
Por ahí todas las demás pueden tener
ese anhelo en el corazón
por más que sean menos complejas
--por ahí simples-- pero creo que
lo más importante es pensar que la música,
y en espacial la música instrumental;
a veces estamos como mal acostumbrados
a creer que solamente
las cosas se dicen a través
del lenguaje conceptual,
por ejemplo, el de las palabras.
Y detrás de la música, que no tiene palabras,
hay una narración,
hay una construcción,
hay algo que está siendo expresado.
Y es importante prestar atención para decodificar
y saborear eso que está siendo expresado.
Muchas veces creo que en nuestro país
la ignorancia ha creado la profunda ignorancia
y el gran desconocimiento de nuestras músicas
ha creado una gran fragmentación.
Y cuando uno empieza a prestar atención,
a conocer, se da cuenta
de que todo forma parte de un mundo sonoro.
Y ese mundo sonoro es muy complejo.
Sumamente complejo, como el universo.
Y Rumi decía, es tan maduro lo que te rodea
y tan joven tu entendimiento que mejor escucha,
escucha, cállate y vete.
Entonces, creo que a la música
hay que saborearla.
Hay un oído que no es el oído físico,
que no es el tímpano.
Hay un oído interno que es
casi como saborear la comida...
bueno, el sonido también
se puede saborear desde ese lugar.
Y cuando uno lo saborea,
empieza a percibir un montón de cosas
que son bastante difíciles de transferir
en el lenguaje conceptual.
Y, por supuesto, que es mucho
mejor tocar que hablar.
Y para eso vine, y quiero agradecer
que me hayan invitado en este espacio
para pensar, reflexionar, construir
y sentirnos un momento a salvo.
(Aplausos)
(Música)
(Fin Música)
(Aplausos)
Muchas gracias.