Les voy a contar una historia
y es mi historia,
pero es también su historia,
y pronto verán por qué.
Le pedí a mis alumnos
que se unieran en el desafío de documentar
cómo el plástico afecta nuestras vidas,
sacando una foto cada vez
que tocamos plástico.
Y al final de ese día,
juntar todas esas fotos en un lugar.
Aquí les comparto mi día de plástico.
Desde el momento en que me levanté,
hasta que me fui a dormir,
como una madre trabajadora,
tengo dos hijas jóvenes,
pueden ver que el plástico está
en cada uno de los elementos de mi día.
Y tuve que hacer las fotos
bastante pequeñas
porque fue desafiante que
entraran todas en una diapositiva.
Si ven de cerca,
puede que vean que he puesto varios
elementos plásticos en varias fotos.
Fue bastante abrumador
tener que sacar tantas fotos
en el transcurso del día,
pero pueden ver que el plástico está
en cada uno de los elementos de mi día.
Desde el principio, cuando me desperté
con mi alarma de plástico,
el envase plástico de la comida que comí,
la ropa que me puse para salir,
los teléfonos con los que
hablé demasiado en el trabajo,
hasta el final del día,
cuando arropé a mi hija menor
con su peluche favorito, Pinky,
sintético,
hasta la última parte del día,
una tapa de plástico del libro
que estaba leyendo.
El plástico está
en cada uno de los elementos.
Cuando puse todas las fotos juntas,
el resultado fue impactante,
pero quizás lo que es más impactante
es que solo hemos utilizado plástico
desde los años 50.
Es decir, alrededor de 65 años,
y en ese relativamente
período corto de tiempo,
hemos generado un aproximado de
83 millones de toneladas métricas
de plástico en el planeta.
Eso equivale a 25 000
edificios Empire State.
Ahora bien, de todo ese plástico,
solo el 9 % ha sido reciclado,
y en mi día de plástico, el 9 % luce así.
El 60 % ha sido tirado.
En mi día de plástico, el 60 % luce así,
quedando un 31 % que todavía se usa.
Todo ese plástico,
con el tiempo, con el calor del sol,
la luz, el oxígeno, los microbios
se hará más y más pequeño.
Puede tardar de 10 a 20 años
para una bolsa de plástico,
más de 400 años
para una botella de plástico,
pero con el paso del tiempo,
se hará más y más pequeño
hasta llegar a lo que
los científicos llaman microplástico.
Los microplásticos se definen como
cualquier plástico menor a 5 mm,
similar al tamaño de un grano de arroz,
y se dividen en dos tipos.
El primero, el microplástico primario:
el plástico diseñado para ser pequeño.
Y hay muchas razones por las que se hace:
médica, personal, industrial.
Las micropartículas son las que
muchos de Uds. conocen,
ahora prohibidas en muchos países.
Estén atentos a otros microplásticos
en cosméticos,
por ejemplo, fibras sintéticas
en la máscara de pestañas.
Las microesferas de poliestireno
se usan en muchas aplicaciones
como relleno y flotación;
nurdles, un nombre gracioso
para los gránulos de resina plástica
que se pueden usar para hacer
casi cualquier cosa,
e incluso cosas como la brillantina
se consideran microplásticos primarios.
Luego están los microplásticos secundarios
y estos son plásticos creados
del desglose de otros materiales grandes:
fragmentos de una botella plástica,
capas de una botella plástica,
fibras de la malla, de la soga,
e incluso de nuestra ropa sintética.
Ahora, los microplásticos están
también en mi día de plástico,
pero son más difíciles de ver
por su tamaño pequeño.
Pero quédense tranquilos,
estuvieron allí desde el principio al fin.
En la taza matutina de té,
fibras plásticas en lo que falsamente
son saquitos de té que parecen de papel,
esta es mi última caja,
hasta el polvo de los neumáticos generado
por los neumáticos de polímero sintético
mientras manejo hacia
la guardería y el trabajo,
hasta los nurdles del peluche de mi hija,
y hasta la gema de plástico del anillo
que encontró en el estacionamiento.
Incluso al final del día,
la tanda de ropa que lavé,
la hebra de la secadora, que contiene
fibras sintéticas de nuestra ropa,
hasta el dibujo de mi hija que colgué
terminado con secuencia y brillo,
los microplásticos están en todas partes.
Como los científicos han observado
a lo largo de hábitats y medios ambientes,
los microplásticos están en todas partes:
En distintos hábitats,
desde el agua dulce hasta el océano,
desde el mar profundo hasta el Ártico,
y en animales,
desde la base de la cadena alimentaria
y el zooplancton y el pez
hasta la cima, hasta los mamíferos marinos
e incluso hasta en nosotros mismos.
Los microplásticos están en todas partes,
y como los animales comen esos plásticos,
les puede afectar negativamente.
Puede tener consecuencias físicas,
bloqueos, abrasiones,
o consecuencias químicas,
ya sea por los químicos
que se extraen de los plásticos
o por los químicos del medioambiente
y los contaminantes
que se pegan al plástico.
Todo esto puede producir
efectos negativos para la salud:
disminución en el crecimiento y
en la producción.
El estudio de microplásticos es nuevo,
y nuestro conocimiento
de las consecuencias es limitado,
en especial a menor escala.
Si nos acercamos más,
hasta el nivel que
es invisible a simple vista,
hasta las 100 micras o
el grosor de una hoja de papel,
hay microplásticos allí también.
Están en mi día de plástico,
en el agua que tomo,
en el aire que respiro,
y tan solo estamos aprendiendo
sobre los microplásticos en la comida.
Mi equipo de investigación
ha encontrado microplásticos
en los mariscos, las almejas, las ostras.
Con otros estudios
se han encontrado microplásticos
en el pollo, la miel, la sal, la cerveza,
y todavía tenemos que
aprender sobre otras comidas.
Casi todos los microplásticos
que hemos encontrado,
y en muchos otros estudios,
han sido fibras.
Todavía estamos descifrando
de dónde han salido esas fibras,
pero la ropa sintética representa
una fuente posible importante.
Cada año, 70 millones toneladas de fibra
se usan en la industria textil.
De esas 70 millones, 60 % son sintéticas.
Y eso es evidente cuando vas de compras
y miras las etiquetas.
Mi hija y yo fuimos de compras
para prepararnos para esta charla
fuimos a buscar una blusa elegante
de fibra natural.
Fuimos a cuatro minoristas importantes
canadienses y fracasamos.
Entonces, hoy estoy aquí, un poco
menos formal de lo que me gustaría,
pero me siento mucho más cómoda
de lo que me sentiría si estuviera aquí
hablando sobre los plásticos
mientras lo uso.
Ahora bien, cuando lavamos la ropa,
salen las fibras,
y un estudio reciente puso
una tanda de ropa de seis kilogramos,
algodón poliéster, poliéster y acrílico,
y la lavó.
Y generó
cerca de 140 000 fibras
de la mezcla algodón poliéster
hasta la suma enorme de 700 000 fibras
por el acrílico, por tanda de ropa.
Ahora, con esas cifras,
imagino que mi familia de cuatro
generaría una tanda de tres kilogramos
de ropa sintética por semana.
Multiplico eso por 52 semanas al año,
y solo mi familia genera 11
centenares de millones de fibra al año,
fibras que van a nuestra red cloacal,
a nuestros cauces, al océano,
a nuestros ecosistemas, a nuestra comida.
Los microplásticos están por todas partes,
pero hay algo que podemos hacer
al respecto casi en todas partes,
y se comienza por las tres R
de los años 70 que conocemos:
reducir, reutilizar, reciclar.
Pero tenemos que actualizarlas
para agregar tres R nuevas,
empezando con la primera: rechazar.
Rechaza el plástico de uso único y
cualquier plástico que no necesites,
rechaza los sorbetes, las tazas de café,
piensa críticamente lo que necesitas,
piensa cuán lejos está.
Si no lo puedes rechazar, reduce.
Piensa con cuidado sobre
qué plástico necesitas,
encuentra alternativas naturales
a lo que puedas.
Hay mucho que hacer para
reducir la contaminación por fibra,
por ejemplo, se puede usar
un captador de fibras como Cora Ball,
o usar una bolsa para poner los sintéticos
como la Guppyfriend de Patagonia,
usa una lavadora con carga frontal
que genere menos fibras que
la lavadora con carga superior.
Usen un filtro en tu lavadora
para atrapar las fibras
antes que vayan al agua.
Todas estas cosas ayudarán a reducir
la contaminación por fibra.
Si no pueden reducir, reutilicen.
Elijan productos fabricados para durar
en vez de aquellos
con obsolescencia planificada.
Intenten usar la menor cantidad de
elementos plásticos como puedas,
y si no pueden reutilizar,
por supuesto, reciclen,
pero incluso las cosas difíciles,
incluso las cosas que no entran
en tu programa de reciclaje.
En mi caso, son las bolsas de plástico,
el poliestireno extruido, la electrónica.
Si su vecindario no tiene una instalación
para lidiar con este tipo de productos,
entonces generen la demanda
y la necesidad, vale la pena.
La segunda y nueva R: reflexionar.
Vivimos en una sociedad que no valora
lo suficiente los productos usados,
tenemos que cambiar eso.
Tenemos que centrarnos en los servicios
en vez de en los reemplazos,
y eso va a necesitar de la última nueva R,
y quizás la más desafiante,
que es rediseñar.
A mayor escala, tenemos que
cambiar nuestro pensamiento
de un modelo lineal
de hacer, tomar y desechar
a uno que sea más circular por naturaleza,
a uno en el que pensemos sobre
el final de la vida de un producto
justo en su comienzo.
Ahora bien, terminé mi día de plástico
y elegí un número de productos
que siguen esa economía lineal,
ese modelo lineal
de hacer, tomar y desechar,
y multipliqué las imágenes
por el número de veces
que las había usado en la vida.
Ahora, estoy orgullosa y un poco apenada
de decir que esta es
la alarma de mi infancia,
que no demuestra que esté actualizada,
pero he tenido
una cantidad de aparatos,
computadoras, teléfonos;
Elegí la mochila de mi hija porque
de los siete años de existencia,
ya ha tenido tres,
y yo he tenido más ropa sintética
de la que me atrevo a admitir.
Este modelo de consumo
genera mucho más residuo del que
se generaría en una economía circular,
una que se centre en los servicios,
en reutilizar, en renovar,
en vez de reemplazar,
una en la que pueda tener
un teléfono, una computadora
que se actualice con la última tecnología
cuando sale al mercado.
Imagínense un sistema
en el que no se posee la ropa,
sino que la pides prestada o la alquilas
de las empresas que te gustan,
la usas hasta que quieres algo nuevo,
la devuelves,
la readaptan con nuevos estilos
que quieras usar.
Disminuyamos la moda rápida y que el foco
sea la calidad en vez de la cantidad.
Todas estas cosas, con un cambio en
nuestro pensamiento lineal,
son posibles y muchas ya están sucediendo.
Seamos creativos y tomemos la iniciativa.
El plástico es un producto valioso,
somos dependientes de él,
y un futuro sin plástico
es totalmente irreal.
Pero no podemos ni debemos continuar
usándolo y produciéndolo
en aumento como lo hacemos hoy en día.
El plástico es resistente,
dura mucho tiempo,
y mientras eso es un problema
en un aspecto,
representa una oportunidad
en varios otros aspectos.
Los microplásticos están en todas partes
y mientras eso me asusta,
me da esperanzas saber que
las soluciones también existen.
Gracias.
(Aplausos)
Winter Clark: tengo curiosidad
sobre estas ideas de reflexionar
y de rediseñar,
ya sabes, centrarse en
reparar y en los servicios
en vez de tan solo desechar algo
luego de un uso único.
¿Piensas que esos aspectos
de reflexionar y de rediseñar
son más importantes
que continuar reduciendo
la cantidad de plástico que usamos?
Sarah Dudas:
pienso que son importantes por igual.
A nivel individual,
es muy fácil reducir
la cantidad de plástico que usamos.
Ahora bien, los desafío
a todos aquí que traten
de no usar plástico si no lo necesitan.
Entonces podemos tomar
buenas elecciones individuales
pero también necesitamos reflexionar
a mayor escala.
Hay algunas cosas que hacemos
y en las que podemos mejorar.
Por ejemplo, en el envasado de alimentos,
envasamos la comida con vida útil
de pocos días hasta la de varios años
y el envasado dura más de varias décadas.
Eso no tiene sentido,
tenemos que reflexionar sobre eso,
y con eso se producirá
una mayor reducción del uso del plástico.
WC: seguro, gracias.
SD: gracias.
(Aplausos)