Estoy aquí para hablarles de un tema que mucha gente ignora. Está ahí para todos, de una forma u otra. Es la insatisfacción y la infelicidad que tenemos en nuestras vidas. Si están viendo esto, probablemente tengan todas sus necesidades básicas cubiertas: comida, agua, seguridad, refugio. Pero queremos algo más. Como psicólogo, he visto cómo todos queremos felicidad, pero seguimos persiguiéndola en el futuro. Y eso lo sé yo muy bien porque lo he tenido todo en la vida. Tenía apoyo incondicional, educación, una carrera, pero eso no era suficiente, y eso me frustraba mucho. Con el tiempo descubrí el motivo verdadero y obvio. Es muy obvio. Es nuestra mente. Se distrae y se pierde en pensamientos negativos y lo pasa mal estando justo aquí, en el momento presente. Lo que me ayudó a verlo todo tan claro fue la meditación de conciencia plena. Me la encontré en una investigación de mi área, y empecé a usarla con mis clientes. Y eso me llevó a un viaje personal que terminó por llevarme al presentimiento ridículo de lo que tenía que hacer, que era abandonar todo en mi vida y retirarme a meditar durante seis meses en el sureste de Asia, en un monasterio en medio del bosque en silencio. Fueron los seis meses más difíciles, desagradables y dolorosos de mi vida. (Risas) Pero me enseñó lecciones muy profundas que me han inspirado para estar aquí hoy. Estoy aquí para compartir con Uds. mi visión personal y el conocimiento profesional de la meditación de conciencia plena con la esperanza de que le den una oportunidad para que puedan ver por Uds. mismos cómo puede redefinir la manera en la que abordamos la felicidad, la satisfacción, y reducir el sufrimiento de nuestras vidas del dolor que ya está ahí. Volvamos a algunas noticias no tan buenas sobre nuestro cerebro: tiene la tendencia a pensar en negativo, los psicólogos evolutivos se refieren a ello como un mecanismo de supervivencia. Si hay un conejo en los arbustos, y hay sonidos, nuestra mente está preparada con una reacción al estrés para huir o luchar, lo he hecho al revés... (Risas) Para luchar o huir. Aunque solo sea un conejo, nos preparamos para un tigre. Y los neuropsicólogos se refieren a ello como si el cerebro fuera velcro a la negatividad. (Thoop) Se pega a los pensamientos negativos, ¿A alguien le resulta familiar? Se aferra a ellos. Y es como tela de teflón a los positivos. (Whoosh) Hace que todos se escurran. Pero no todo son malas noticias. Con los avances en neurociencia, la meditación de conciencia plena puede cambiar la estructura de nuestro cerebro. Y no es necesario retirarse seis meses en un monasterio en medio del bosque. Esa es la buena noticia. Incluso en ocho semanas de programas de conciencia plena, practicando de 40 a 45 minutos cada día, podemos mejorar la concentración, la toma de decisiones, la compasión y la satisfacción vital. ¿Qué es exactamente la meditación de conciencia plena? Es una forma de meditación que básicamente entrena al cerebro para que esté presente. Se basa en una tradición milenaria de sabiduría en Asia. Y una manera de hacerlo es poner nuestra atención en el vientre para observar nuestra respiración. Pero lo hacemos de una manera particular, Jon Kabat-Zinn, que llevó la conciencia plena a la medicina, algo muy importante en realidad, lo define en cuatro palabras: prestamos atención al propósito, con una intención. Y en el momento presente, ahora mismo, y, la parte más difícil para todos nosotros: sin criticar. Es muy difícil. Digamos que esta es nuestra atención. La colocamos justo en el vientre. Adivinen qué pasará con nuestra mente. (Whoo) Nos vamos a distraer. Pero, sin presionar los pensamientos ni odiarlos, ni aferrarnos a ellos, ya sean buenos o malos, los traemos de vuelta. Podrán sentir eso si quieren ahora mismo, si quieren unirse a mí, colocando su mano sobre su vientre, y vamos a observar dos respiraciones. Inhalar y exhalar de manera natural. 96 00:05:42,267 --> 00:05:44,277 Levemente. Inhalen... Exhalen. Inhalen... Exhalen. Vale, cuando hacemos eso, y algunos de Uds. se habrá dado cuenta, hay pensamientos, emociones, o sensaciones. Pero no nos perdemos en ellos. Volvemos a prestarles atención. Y cada vez que hacemos eso, ¿saben qué hacemos a nuestro cerebro? Fortalecemos los músculos del cerebro. Es un entrenamiento de gimnasio para el cerebro. Y mientras hacemos eso, con paciencia, porque se necesita mucha paciencia, y con compasión, aprendemos a trabajar con nuestra mente y a estar presentes con lo que haya aquí. No tiene por qué gustarnos lo que hay aquí. Cuando llegué al monasterio del bosque le pregunté al monje: "¿Es cierto que hay serpientes venenosas en el recinto?" Y él respondió: "Sí, sí. Mortales, mortales". (Risas) "Manténgase alejado de ellas. Ande con cuidado". Genial. (Risas) "Use una linterna por la noche". Y esta también me encanta: "Compruebe su cojín de meditación antes de sentarse". (Risas) Podría haber muerto. Ya saben, era una posibilidad. Pero la mejor parte fue cuando dijo: "Mándeles amor". (Risas) "Ellas estaban aquí antes que nosotros". Muy bien, don Monje, aún no estaba preparado para eso. (Risas) Pero me fijé, incluso antes de hacer este largo retiro, en algunos cambios en mi mente y en mis reacciones, a partir de la meditación diaria. Un día estaba atrapado en un atasco, era muy temprano, las 5:40, de camino al gimnasio. Y, en lugar de pensar, como de costumbre: "¿Por qué no se mueven?", y ponerme nervioso, agitado, y con la mente pensando: "Va a ser un día horrible. Llego tarde a mis cosas", lo que escuché me sorprendió, y pensé: "Oh, interesante". ¿Qué pensé? "Espero que nadie esté herido". Tal vez haya habido un accidente, o tal vez haya una construcción y esas personas han trabajado toda la noche, y empecé a desearles lo mejor. "Espero que estén sanos y salvos". Seguía llegando tarde, eso no cambió, pero no me dejé llevar por el pesimismo de la mente. Y aquello me enseñó: "Guau, ha valido la pena trabajar ese músculo, y la práctica diaria". Ahora vamos a encajar todo lo que he compartido hasta ahora con unos ejemplos. Imaginen que esto es el dolor. Da igual de qué. Digamos que es dolor de estómago. Las señales viajan al cerebro. Imaginen que este es nuestro cerebro, nuestra mente, relativamente calmado. Ahora tenemos una señal de dolor. Pero eso no para aquí. Normalmente eso no nos gusta. Lo odiamos, nos ponemos nerviosos y deseamos que eso no estuviera ahí. Y cuando hacemos eso, dejamos que la negatividad se cuele en nuestra mente. "¿Por qué a mí?" "¿Por qué me pasa esto?" ¿Y después? Lo mezclamos todo con la negatividad. "Qué cosa más horrible". Nos preocupamos. Y en lugar de estar presentes con el dolor nuestra mente nos engaña. Lo sé muy bien porque lo experimenté en el retiro en el bosque. La fase de luna de miel de "Ah, estoy siguiendo mi sueño, meditando tanto tiempo" (Risas) eso se terminó después de la primera noche. (Risas) Todo lo que me daba felicidad, o lo que pensaba que me daba felicidad, me lo arrebataron. La gente a la que quería, no había tecnología redes sociales, ni Internet, solo reclusión y aislamiento. Había un despertador por la mañana a las 3 de la mañana, cada día. Pero no era la campanita del (Ding), (Risas) "Buenos días, Kasim". No, no era eso, era un (Pum, pum, pum) cada mañana, alarmante, que empezaba nuestras 13 o 14 horas de meditación diaria. En el calor, con insectos encantadores, escorpiones, sí, escorpiones. De hecho, a alguien le picó uno al sentarse en su cojín cuando estaba yo ahí. (Risas) Y durmiendo en una cama de madera encantadora con un poquito de gomaespuma. Hambre todos los días. Porque ¿cuál era la última comida del día? El almuerzo. ¿Cuándo? A las 10:30 de la mañana. (Risas) Esa era la realidad. Cuando mi mente se agitaba en el dolor, eso era demoledor. Me sentía atrapado. Una noche me desperté gritando por todo esto. Y vi de verdad cómo cuando enfrentamos y resistimos nuestra realidad, empeora. Las cosas empezaron a cambiar para mí cuando empecé a ver el dolor como dolor, y vi claramente que era mi mente la que creaba el sufrimiento, que es opcional. Guau. Todo lo que hay que hacer es vivir en el momento. Y la conciencia plena me ha enseñado que puedo estar en el ojo del huracán. Verlo todo pasar, momento por momento. Y hay libertad al confiar así en la transitoriedad. Y después, al aferrarnos al dolor con una gran compasión. Porque ya duele. No hay que odiarlo más, solo estar con él. Hay un psiquiatra, Viktor Frankl, que dijo "La elección es la última libertad humana". La elección. Aprendí que usar la conciencia plena es una elección E incluso cuando parecía que me despojaron de todas mis libertades, sentí libertad justo aquí. Mi mayor epifanía es que la felicidad y la satisfacción no están en el futuro lejano, o cuando vuelvo a casa, en realidad, están disponibles para nosotros en todo momento. Florece naturalmente de un estado mental calmado, no nervioso, y en paz. Quiero dejarles con esta... Oh, ese soy yo. (Risas) Quiero dejarles con esta sigla que recopila algunos de mis aprendizajes, y espero que la usen cuando se sientan perdidos en cualquier tipo de sufrimiento. Y es POMR. La primera letra: P. Solo tienen que saber que están perdidos en el sufrimiento y los pensamientos. Vuelvan al momento presente. O: Ofrezcan amabilidad. No tiene por qué gustarles el dolor, aférrense a él con compasión. Miren y sonrían. Miren al dolor como dolor, o a la felicidad como felicidad, sin el nerviosismo añadido de la mente. Y sonrían al saber que Uds. han hecho eso. Y la R de respiren profundamente, porque saben que no están solos; todos afrontamos la condición de la mente. Les invito a que se unan a mí y respiren profundamente por la nariz. (Inhala) Y exhalen. (Exhala) En resumen: si no entrenamos el cerebro, nos puede añadir dolor, y el entrenamiento puede empezar con la meditación de conciencia plena. No es una reparación rápida con resultados mágicos, ni nos va a hacer inmunes a los desafíos de la vida. Pero imaginen si la mitad de nosotros practicara la meditación diariamente para estar más presentes en la vida con lo bueno y con lo malo, para ofrecer más compasión y sentir más momentos de satisfacción y de felicidad, y dejáramos que eso floreciera naturalmente de un estado mental en paz. Esa es la receta para el cambio positivo y puede empezar con Uds. Gracias. (Aplausos)