Descubrí el yoga hace una década
porque me faltaba algo
como una palabra en la punta de la lengua
o un sueño que no podía recordar.
Estaba buscando una respuesta
sin saber realmente la pregunta.
Y por alguna razón,
pensé que podría encontrar
la respuesta a este acertijo
asistiendo a clases de yoga.
Esperaba de alguna manera que,
a través del yoga,
me empezaría a encontrar mejor
aunque realmente no podría decirles
por qué me encontraba mal.
Pronto descubrí
que el vacío que esperaba llenar
estaba en mi alma.
El deseo inherente de reconectar
con esta parte vital de mí misma
motivó mi búsqueda
y me llevó a la clase de yoga
y a la esterilla.
Seguro que cuando escuchan
la palabra "yoga"
les vienen a mente varias cosas.
Les viene a la mente la flexibilidad.
Les viene a la mente el alivio del estrés.
Y si están más expuestos,
y tienen un poco más de experiencia,
algo sobre unión,
porque el significado de yoga
es el de unión,
y a lo mejor también les viene a la mente
la conexión cuerpo, mente y espíritu.
Lo que hace realmente el yoga
es proporcionar una casa al alma humana.
El yoga enseña que nuestro cuerpo
es una pieza de arquitectura
que vive y respira,
diseñada específicamente para uno
y para nadie más,
para conseguir acoger al alma.
También enseña que,
cuando el cuerpo es una estructura
descuidada y que se desmorona
el alma no tiene interés en vivir ahí.
A través del proceso del yoga,
aprendí a reconstruir mi cuerpo
para acoger a mi alma.
El yoga enseña que es a través del alma,
que a través del cuerpo
y su conexión con el alma
el cuerpo realmente se manifiesta
aquí en la tierra.
¿Cómo sabemos si el alma está en casa?
Miremos la respiración.
Conectando la respiración nos vamos
de nuestra cabeza a nuestro cuerpo.
A través del control respiratorio yóguico
aprendemos a callar la mente
a clarificar nuestros pensamientos,
a tener emociones silenciosas
y a estar presente en el cuerpo.
Cuando desconecto mi respiración
de mi mente y mi cuerpo,
me falta energía.
Me falta inspiración.
Mi chispa se va.
Y con ella se va mi creatividad
y mi poder personal.
En lugar de acoger a mi alma,
es más probable que acoja resistencia,
juzgue y sea complaciente.
Mi imaginación se pierde.
Cuando estoy conectada
con mi cuerpo y mi respiración,
mi inspiración aparece.
Piensen en la última vez
que estuvieron inspirados.
Seguro que tenían más energía,
se sentían mejor físicamente
y tenían pensamientos claros y enfocados.
Seguro que la última vez
que estuvieron inspirados,
no veían obstáculos
ni se sentían desmoralizados.
Seguro que tenían soluciones que mostrar
a través de ideas creativas.
Estos son momentos en los que
el alma se encuentra en casa,
y brilla.
Cuando la arquitectura
del cuerpo y la mente es débil
el alma no se puede manifestar
aquí en la tierra.
Sé esto de primera mano
porque en 2003 fui diagonosticada
con la enfermedad autoinmune
esclerosis múltiple
La EM ataca el sistema nervioso.
No tiene causa conocida ni cura.
En el mejor de los casos, causa neuralgia.
Causa fatiga muscular
y debilidad muscular severa.
En el peor de los casos,
puede ser completamente incapacitante,
robándote tu movilidad,
dificultando tu visión
e incluso destruyendo
funciones cognitivas básicas.
Mi cuerpo de 25 años
comenzó a desmoronarse
y mi alma creativa
empezó a hacer las maletas y se fue.
El dolor nos priva del presente
y nos lleva lejos de nuestras almas.
Cuando tenemos dolor, es muy difícil
sentir la belleza de estar vivo.
Cuando recibí mi diagnóstico,
caminar era muy difícil y muy doloroso.
Las escaleras eran algo imposible,
y estaba ciega a través del ojo derecho.
No tenía energía
pero mantuve mi práctica de yoga.
Había días, muchos días
que ni siquiera iba al trabajo,
pero iba a diario a mi práctica de yoga.
principalmente
porque no sabía que más hacer.
Tomé medicación,
pero el yoga le habló a mi alma.
Cuando estaba en mi práctica,
el yoga me dio las herramientas
para fortalecer mi estructura física,
y le dio un lugar a mi alma
para que se sintiese a salvo, segura
y para que brillase.
Durante mi práctica de yoga
me sentía segura, fuerte,
me sentía optimista.
Así que si el yoga nos ayuda a crear
esta increíble casa para el alma,
¿por qué solo lo asociamos
a la flexibilidad y el control del estrés?
Esto es porque van de la mano.
Cuando el cuerpo es flexible,
tenemos más lugar para la creatividad.
Tenemos un rango más amplio
de movimiento, de flexibilidad.
Esto literalmente significa
que hay cosas a nuestro alcance
que antes no lo estaban.
El dolor hace que todo se contraiga:
su cuerpo se contrae,
su mente se contrae.
El metro cuadrado del cuerpo
se vuelve más pequeño.
La flexibilidad que aprendí
en mi práctica de yoga
comenzó a abrir mi cuerpo
en formas que nunca pensé posibles
y en postura que nunca había visto antes.
Mientras mi cuerpo
y mi flexibilidad se acrecentaban,
mi mente empezaba a abrise.
Empecé a ver más posibilidades,
mi dolor disminuyó,
y mi alma por fin
tenía lugar para respirar.
Finalmente tenía espacio
para manifestarse de nuevo.
En cuanto al control del estrés
cuando estamos en una práctica de yoga
concentrados en una postura
intentado mantener
el equilibio sobre una pierna
o maniobrar a través de distintas posturas
estamos completamente concentrado
en el momento presente.
En esos tiempos en los que estamos
conectados con el cuerpo y con la mente,
no hay lugar para pensamientos
ansiosos o estresantes.
Hoy, hace 12 años que comencé
mi práctica de yoga.
y hace 11 años de mi diagnóstico
de esclerosis múltiple,
y me mantengo asintomática.
Ya no tomo medicación:
hago yoga.
Mantiene mi cuerpo fuerte,
y mantiene mi alma viva.
En yoga, uno es el arquitecto
que diseña la casa para su alma.
Haganla fuerte.
Haganla bonita.
Y hagan una manifestación
que viva y respire
digna de su yo más creativo,
innovativo y cariñoso.
Gracias.
(Aplausos)