¿Cuál es la definición de comedia?
La analizaron desde pensadores y filósofos
como Platón y Aristóteles
hasta Hobbes, Freud y otros,
incluyendo a cualquiera lo
suficientemente equivocado como
para intentar explicar una broma,
y nadie lo ha solucionado.
Tienen suerte de haber encontrado
este video que resuelve el problema.
Para definir comedia,
primero se debe preguntar
por qué parece que la comedia
se resiste a una definición.
La respuesta es simple.
La comedia es un acto que
se resiste a ser definido,
porque las definiciones a
veces necesitan ser desafiadas.
Consideren la definición misma.
Cuando definimos, usamos el lenguaje
para poner límites
alrededor de una cosa
que hemos percibido en
el vértigo del caos de la existencia.
Decimos lo que significa esa cosa
y la adaptamos a
un sistema de significados.
El caos se vuelve el cosmos.
El universo se traduce
en una construción
cosmológica de conocimiento.
Y, seamos honestos,
necesitamos cierto
orden cósmico lógico,
de otra forma
sería puro caos.
El caos puede ser brusco,
por lo que construimos una cosa
que llamamos realidad,
Ahora piensen sobre
la lógica y los logos,
ese nudo apretado que conecta
una palabra y un significado.
Demos un salto de regreso y
pensemos en qué es gracioso,
porque algunas personas
dicen que es realmente simple:
la verdad es graciosa.
Es graciosa porque es cierta.
Pero eso es simplista.
Muchas mentiras son graciosas.
La ficción cómica
puede ser graciosa.
Las tonterías inventadas
son hilarantes con frecuencia.
Por ejemplo, "oler pedos",
¡hilarante!
Muchas verdades no son graciosas.
Dos más dos es igual a cuatro,
pero no me río sólo
porque sea así.
Pueden contar
una anécdota verdadera,
pero su acompañante
quizá no se ría.
Entonces, ¿por qué algunas mentiras
y sólo algunas verdades son graciosas?
¿Cómo es que estas verdades
y mentiras irrisorias
se relacionan con esa
V mayúscula de Verdad,
la realidad cosmológica
de los hechos y definiciones?
¿Y qué hace que sean graciosas?
Existe un francés que puede ayudar,
otro pensador que
no definió a la comedia
porque expresamente no quiso.
Henri Bergson, un filósofo francés,
que escribió el prólogo
de su ensayo sobre la risa
diciendo que no definiría "lo cómico"
por ser una cosa viviente.
Argumentaba que la risa
tiene una función social
para destruir la inelasticidad mecánica
del comportamiento y
las actitudes de la gente.
Alguien que hace
lo mismo una y otra vez,
o que construye una imagen
falsa de sí mismo y el mundo,
o que no se adapa a la realidad
con sólo notar la cáscara
de plátano en el piso,
esto es automatismo,
la ignorancia de la rigidez
sin sentido propio.
Esto es peligroso
y a su vez irrisorio
y el rídiculo cómico
ayuda a corregirlo.
Lo cómico es
una fuerza vital, cinética,
o energía vital
que nos ayuda a adaptarnos.
Bergson elabora esta idea
para estudiar lo gracioso
sobre todo tipo de cosas.
Pero quedémonos con esto.
En la base de este concepto de
comedia yace la contradicción
entre humanidad adaptable, vital
y automatismo deshumanizado.
Un sistema que afirma
definir la realidad
podría ser una de esas
fuerzas deshumanizadoras
que la comedia tiende a destruir.
Ahora, volvamos con Aristóteles.
No es en la Poética donde
reflexiona sobre la comedia,
no, es en la Metafísica,
la ley fundamental de
la no contradicción,
el fundamento de la lógica.
Dos enunciados contradictorios
no pueden ser verdaderos a la vez.
Si A es un enunciado axiomático,
no puede ocurrir que
A y el opuesto
de A sean verdaderos.
La comedia parece
encontrarse aquí,
subsistiendo de lo ilógico
de la contradicción
lógica y sus derivados.
Reímos cuando el orden
que proyectamos del mundo
es alterado y desmentido,
como cuando la forma
en que todos actuamos
contradice las verdades de
las que no nos gusta hablar,
o cuando las observaciones raras
que todos hacemos
en el oscuro silencio de
los pensamientos privados
salen a relucir en público
por un buen comediante,
y cuando un gato toca el piano,
porque los gatos, que de alguna
forma son también humanos,
alteran nuestra realidad.
Entonces, no sólo nos
reímos de la verdad,
nos reímos de las placenteras y
edificantes revelaciones de fallas,
incongruencias,
coincidencias
y conflictos descarados
en el sistema de verdades
supuestamente ordenado
que utilizamos para definir
al mundo y a nosotros mismos.
Cuando nos vanagloriamos
de nuestro pensar,
cuando pensamos que
las cosas son verdaderas
sólo porque todos decimos que son
lógicas y dejamos de adaptarnos,
nos convertimos en
el blanco de las bromas
por ese pequeño
chiflado bribón, el caos.
La comedia transmite esa
jocosidad instructiva y destructiva,
pero sin una definición lógica
porque actúa sobre
nuestra lógica paralógicamente
desde fuera de
sus límites finitos.
Lejos de tener
una definición definitiva,
tiene un indefinición infinita.
Y la indefinición de comedia
es que todo puede ser
explotador por la comedia.
Por lo tanto, todas
las definiciones de realidad,
especialmente aquellas
que declaran ser universales,
lógicas,
cósmicas
con V mayúscula de Verdad
se vuelven irrisorias.