Voy a hablarles de sexo.
Para ser más precisos
del matrimonio privado de sexo.
Hablaremos de 3 cosas
que podemos hacer
para evitar que pase en sus vidas.
Primero quiero contarles una historia.
En las últimas 3 décadas me especialicé
en trabajar con parejas en emergencia.
Parejas que estuvieron
realmente al borde del divorcio.
Relaciones que parecían estar muertas.
Trato de enseñarles a las parejas
lo que necesitan saber
para resolver sus diferencias
y volver a amarse,
y poder acostar a sus hijos
por la noche juntos.
No es un trabajo fácil,
pero yo no elegí mi carrera,
mi carrera me eligió a mí.
Yo crecí en una familia hermosa,
dos padres amorosos
que nunca se peleaban.
dos hermanos mayores.
Una gran familia extendida
que se juntaba
cada fin de semana
y en cada vacación.
Hasta un fatídico día,
yo tenía 16 años,
estaba en secundaria.
Mi madre nos llamó a todos
para una reunión familiar.
Ella nos contó que
se había sentido miserable
los últimos 23 años
y quería divorciarse
de mi padre.
Nadie lo vio venir.
Se los había dicho,
mis padres nunca peleaban.
Recuerdo que me fluía la sangre
en la cabeza, y pensaba:
¿Cómo puede esto estar pasando?
Recién estoy dejando el hogar
y mi nido se cae a pedazos.
Y eso fue lo que pasó.
El divorcio no solo termina
con un matrimonio,
sino que también termina
con una familia.
La tristeza que me produjo la ruptura
de mi familia todavía me afecta hoy.
Esto es porque el divorcio
es para siempre.
El divorcio de mis padres
me afectó de varias maneras.
Primero, me hizo apasionar increíblemente
por aprender todo lo posible
sobre cómo tener
una relación saludable,
amorosa y duradera.
Para poder aplicarlo en mi propia vida,
con mi propia familia, y en mi matrimonio.
Estoy muy orgullosa en decir
que uno de mis más grandes logros
es mi matrimonio de casi 40 años con Jim.
Y si lo conocieran, se darían cuenta
por qué lo llamo "logro".
(Risas)
Lo otro que el divorcio
de mis padres me hizo hacer es
apasionarme mucho por enseñar lo que sé
al que se cruzara en mi camino.
Cuando digo esto, lo digo en serio.
No estoy solo hablando de los
pacientes de mi consultorio.
Hice algunos de mis mejores
trabajos en aviones
o en la fila del supermercado.
En realidad es por eso
que estoy aquí ahora.
Les quiero advertir sobre
algunas de las trampas inevitables
del matrimonio privado de sexo.
Pero, ¿qué es eso?
Es cuando una de las partes
desea desesperadamente
más contacto, más cercanía física,
más sexo,
más afecto físico...
y la otra parte está pensando:
"¿Cuál es el gran problema?
¡Es solo sexo!"
Pero para la parte que está esperando
más sexo, más contacto,
es un problema enorme.
Porque realmente se trata
de sentirse deseado, sentirse amado,
sentirse conectado, sentirse masculino
o femenino, atractivo, atractiva.
Cuando esta desconexión se hace grande,
lo que también pasa,
es que la intimidad en todos
los niveles desaparece.
Dejan de sentarse juntos en el sofá.
Dejan de reírse de los chistes del otro.
No pasan tiempo juntos.
Dejan de ser amigos.
Y pone al matrimonio en riesgo
de infidelidad y divorcio.
Algunas de las razones por las
que la gente tiene bajo deseo
o un apetito insaciable de sexo,
son muy complicadas y profundas
pero estoy feliz de poder decirles
que la causa principal de
un matrimonio privado de sexo
es también la más fácil de resolver.
Antes de que les explique esto
quiero que quede claro
que si están pensando
que el problema de deseo
es un tema solo de mujeres,
deben pensarlo de nuevo.
Las mujeres no son las únicas
con este problema.
Estoy convencida de que
el bajo deseo en los hombres
es uno de los secretos mejor guardados.
Una vez dicho esto
también quiero decirles
que cuando hablamos de
un matrimonio privado de sexo
la persona con el deseo más bajo
controla la relación sexual.
Cuando digo esto no quiere
decir que esta persona
está intencionalmente siendo mala,
o manipuladora.
Lo que digo es que si esa persona
no está interesada en sexo
la pareja no puede ir
y darse una ducha fría,
porque eso no va pasar.
Encuentro esto bastante curioso
porque cuando pensamos cómo se toman
las decisiones en un matrimonio
generalmente pensamos en mutualidad.
Dos personas deciden cuándo casarse,
cuándo tienen niños,
cómo crían a esos niños,
cómo manejan sus finanzas,
cómo organizan su casa,
pero lo que casi nunca
entra en esa mezcla,
es nada que tenga que ver
con el sexo.
Cómo es, cuál es la naturaleza,
la calidad, la cantidad.
Me parece increíble.
Conozco parejas que han estado
casadas durante 20 o 30 años
y nunca han hablado de sexo.
Lo otro que me parece increíble
de esta toma decisiones unilateral
es que si una de las partes
decide no tener sexo
espera que su pareja
lo acepte, no se queje
y además ¡tiene que ser casto!
Este es un trato inaceptable.
Les contaré sobre una pareja
de mi consultorio.
Conozcamos a John y Mary.
Han estado casados por 15 años.
John es un tipo retraído,
no le gusta andar quejándose de nada.
Excepto que en los últimos
15 minutos de la sesión
finalmente toma el coraje
de contarme algo
que le ha estado molestando
por un largo, largo tiempo.
Es que hay solo un momento de 2 hs,
entre las 10 y las 12
de la noche del viernes
en el que Mary podría estar interesada
en sexo, nunca en otro momento.
Como Uds., riéndome, miro a Mary
y veo que está conmocionada,
porque se reconoce en esa descripción.
John no se reía. Tampoco sonreía.
Así que le dije: "John,
¿cómo ha sido esto para ti?"
Y me dijo: "Le quiero hablar a Mary".
La miró, respiró profundo y dijo:
"Cuando me acerco a ti en la cama
y no estás para mí,
en lo único que puedo pensar es:
¿Te gusto, aunque sea un poco,
me amas como yo te amo?
¿Quieres estar conmigo?
Y luego cuando te vas a dormir
y me quedo mirando el techo
solo puedo pensar en que
este es el sentimiento de
mayor soledad en el mundo,
estar al lado tuyo en la cama".
Para el crédito de Mary,
sus ojos se llenaron de lágrimas
tomó su mano, y le dijo:
"En todos los años de casados
nunca, ni una vez, pensé
en cómo te sentirías.
Solo pensé "¿tengo ganas,
o no tengo ganas?
¡Lo siento muchísimo!
Trataré de mejorar".
John se puso a llorar,
yo me puse a llorar.
¡Para mí fue un momento maravilloso!
Porque fue la primera vez en
la historia de su matrimonio
que Mary trataba de entender
el dolor de John, su soledad,
su enajenación,
su necesidad de conectar con ella.
Ella prometió mejorar, fue el inicio
de una nueva relación para ellos.
Por desgracia, en muchas parejas
no funciona así.
De hecho, demasiado a menudo
las parejas solo lidian con este tema
y por lo general lo empeoran.
Les daré otro ejemplo. Él dice:
"Querida, acostamos a los niños temprano,
tomamos unas copas, y ¿jugamos un poco?"
Ella dice: "Estoy ocupada, no estoy
relajada, y me duele la cabeza".
"Me dijiste la semana pasada que Uds.
pueden hacer muchas cosas a la vez.
¿No puedes tener dolor de cabeza
y sexo al mismo tiempo?"
(Risas)
"No es gracioso. Aparte, ¿qué parte
del 'no', no entiendes?"
"No trato de ser gracioso,
¡estoy furioso!
No tuvimos sexo en 6 semanas.
Odio está relación.
No está funcionando".
"Me levantas la voz y hablas así
¿y esperas que quiera tocarte?
Además, no te das cuenta de que
no estuviste en casa para nada
y cuando estás no me hablas,
no hacemos nada juntos,
estás enojado y distante;
no voy a tener sexo así".
"No te hablo más. Me cansaste".
¿Qué está pasando aquí?
Se los diré.
En las primeras etapas del
matrimonio privado de sexo
la persona con más deseo
generalmente se acerca a su pareja
con el corazón abierto, vulnerable,
diciendo cosas como: "te extraño,
quiero tener sexo contigo",
pero cuando los pedidos de conexión
se encuentran sin respuesta,
como ocurre muy a menudo,
la vulnerabilidad rápidamente
se convierte en enojo y desprecio.
El enojo no es afrodisíaco.
El enojo produce menos sexo,
menos sexo produce más enojo,
más enojo termina en anorexia sexual
y sigue, y sigue...
Y los 2 esperan que el otro cambie
y así es como los matrimonios
se van por el inodoro.
¿Qué se supone que tienen que hacer?
Esto es lo que deben hacer.
Él debe ponerle freno al enojo
más allá de cómo se sienta.
Él tiene que pasar tiempo
con ella, hablar con ella.
Tiene que reconocer que
eso la va a excitar.
¿Y qué tiene que hacer ella?
A pesar de sus sentimientos
ella tiene que adoptar la filosofía
Nike y ¡hacerlo! (just do it)
(Risas)
¿Por qué? Por 2 razones.
La primera es obvia:
él estará más feliz,
será más bueno, estará más presente,
estará más agradecido.
Pero hay otra razón que no tiene
que ver con él, solo con ella.
Ojalá me dieran un dólar cada vez
que alguien en el consultorio me dijo:
"Michele, no estaba de humor para
tener sexo cuando mi pareja se acercó
pero cuando empezamos
realmente la pasamos bien.
Tuve un gran orgasmo,
lo disfrutamos mucho
y después tuvimos la mejor
conversación en meses".
Cuando les describo este escenario
a una pareja en el consultorio
el marido dice: "Sí, esa es mi esposa".
Ojalá ella se escribiera en
la mano: 'me gusta el sexo'
para recordarlo la próxima vez.
(Risas)
Existen trabajos científicos al respecto.
Lo veo muy seguido en mi consultorio
y hay muchas investigaciones
como el trabajo de
la Dra. Rosmary Basson.
Ella le sacó el misterio
a mis observaciones.
El ciclo de respuesta sexual humano
se considera que tiene 4 fases.
Primero está el deseo.
Esto significa que uno puede
estar haciendo cualquier cosa
--caminando, estudiando para un examen,
cocinando algo, hablando con un amigo--
y de pronto viene este pensamiento
y uno empieza a fantasear con sexo.
Segunda fase, la excitación.
Uno se encuentra con su pareja,
se excita físicamente,
y siente eso dentro suyo.
Tercera fase, el orgasmo.
¿Necesita explicación?
Cuarta fase: la resolución, el cuerpo
vuelve al estado de reposo.
Aparentemente, de acuerdo a la
investigación de la Dra. Basson
para millones de personas
la fase 1, el deseo,
y la 2, la excitación,
están invertidas.
Sus cuerpos necesitan
estimulación física y excitación
para que el cerebro pueda
registrar que hay deseo.
El deseo está ahí pero no tiene fuerza
suficiente para iniciar el sexo.
Si se sintieron identificados,
o le pasó a un amigo de un amigo,
conviene ser receptivos
a las señales de su pareja
aunque sea desde un punto neutral,
porque una vez que están en ello
van a recordar: 'Me gusta el sexo'.
Esto es así.
Como seres humanos necesitamos
fuertemente una conexión.
Estamos aprendiendo de investigaciones
en neurociencia social
que nuestra necesidad de conexión
con los que amamos
es más fundamental y más básica
que nuestra necesidad de comida y refugio.
Y lo opuesto es también verdadero:
la desconexión lastima.
Cuando los científicos ven las
resonancias magnéticas funcionales
de los cerebros de las personas que
han experimentado un divorcio reciente
o tienen el corazón partido
por una separación
se encienden exactamente
las mismas regiones del cerebro
que en los cerebros de la gente
que experimenta dolor físico.
Y no sucede lo mismo con
otras emociones negativas como
la tristeza, la ansiedad, o el temor.
Solo con el rechazo, el rechazo es único.
¡El rechazo duele!
Así que cuando su pareja les dice:
"Estoy mirando un atardecer espectacular
y quiero compartirlo contigo"
o "Leí este artículo y me gustaría
que lo leyeras"
o "Apaguemos los teléfonos
el viernes por la noche
así pasamos un tiempo
juntos sin interrupciones"
o "No hacemos el amor hace mucho,
me encantaría que nos acurruquemos
y hacerte el amor",
si no estamos interesados,
si no estamos de humor,
el rechazo duele.
Entonces ¿qué se supone
que tenemos que hacer?
Aquí están las 3 lecciones
que prometí al principio:
Número 1: Todos tenemos diferentes
maneras de sentirnos conectados.
Necesitamos conocer nuestra manera
pero tenemos que volvernos expertos
en la forma en que nuestra pareja
se siente conectada con nosotros.
Número 2: Si están con alguien
que necesita más contacto,
más cercanía física, y más sexo,
no piensen:
"Es solo sexo, es como rascarse".
El sexo es una manera poderosa de
conectar y unirse con quien aman.
Y número 3: Cuando encuentran
la forma de conexión con su pareja
no hay que estar totalmente de acuerdo,
no es necesario entender completamente.
Solo hay que hacerlo.
¿Y quieren saber por qué?
Hay dos razones:
De todo lo que aprendí sobre relaciones,
las relaciones más sanas son las
que se basan en el cuidado mutuo.
Además, es un acto de amor.
Sé que lo que les estoy pidiendo
que hagan es realmente un desafío,
les estoy pidiendo poner las necesidades
de otro por encima de las propias.
Pero realmente creo que si más
de nosotros tomáramos conciencia
de la idea crucial de que debemos
cuidarnos mejor mutuamente
y que no tenemos que ser esclavos
de nuestras propias emociones,
podríamos hacer este mundo
más amoroso
de a un matrimonio,
y una relación, a la vez.
La gente me dice que
soy demasiado optimista.
Pero yo les digo: "Está bien,
es una enfermedad contagiosa".
Gracias.
(Aplausos)