Perdón. Es divertido ir empujando algo por la calle y hacer que la gente se aparte de tu camino. Creo que llevar carros con cosas es un estilo de vida de la ciudad. Aquí, en Nueva York, no se lleva lo de usar coches. Y creo que la gente lo entiende, que estás trabajando o que eres una artista. "¿Qué haces? ¿Un documental sobre el arte? Buena suerte." Bueno, bueno. Quiero contar historias invisibles sobre grupos de gente que vivieron en un lugar que ya no existe. Los 400 años de historia de Harlem se basan en los nativos originales siendo desplazados hasta la actualidad. Pero ayudaron a convertir este lugar en lo que es hoy. Nadie sabría que el 123 oeste de la calle 131 era una pensión en la que nació y se crió mi abuelo. Y ahora es el edificio más feo de la manzana. Esta cosa color salmón que vendían por 500.000 dólares. Por un apartamento en el edificio. Es que es de risa. No estoy totalmente segura de la historia del pasado de mi abuelo, y no sé cuánto tenía claro él. Sé que le crió una pareja mayor y que se llamaban Mari y Count DeVille. Buena suerte buscando eso en Ancestry.com. Creo que ese era el propósito de colocar esas cabezas por la calle, como para reclamar un espacio o territorio. Mi abuela vivía enfrente. Así conoció a mi abuelo e hicieron a mi papi. Elegí un sitio que pudiera haber sido la casa de ladrillos en la que vivió. La familia de mi abuela vino desde Richmond, Virginia, en los años 30 y 40, siendo parte de la "gran migración". Igual que la ola de 6 millones de afroamericanos que venían del sur a las ciudades del norte y el oeste, buscando oportunidades mejores. Y aquí estamos, cien años después, y ahora Harlem está lleno de agujeros donde poner cimientos de edificios nuevos. Se siente un poco como si la tierra estuviera moviéndose y hubiera cosas creciendo y menguando y se estuviesen construyendo otras nuevas, y las viejas estuvieran siendo derribadas. Vienen grupos de gente nueva y se expulsa a los grupos viejos. Es casi como los patrones de migración de los pájaros o algo así. Es la historia. (conversación de fondo) Hay un cementerio africano en un lugar cerca de la calle 126 y de la base del puente de la avenida Willis. Parece un extraño punto de encuentro constante para vehículos de emergencia y la policía. Solo es un sitio raro y perdido que todavía no tiene significado, que todavía no han podido convertir en algo deprimente como un supermercado o un bloque de pisos. Terreno para pisos. He estado pensando en ese lugar durante mucho tiempo, y este es mi primer intento con él. Solo es un ejercicio de reconocimiento. No podía dejar de pensar en estos cuerpos sin nombres ni caras. Estos cuerpos que no importaron a nadie mientras estuvieron aquí, y que siguen sin importar. Intentaba invocar una presencia que pareciese humana. Creo que la basura es una crónica de la existencia. Estas cosas fueron utilizadas por gente. Son pruebas arqueológicas del momento presente. La historia impregna todo, tanto si lo sabes como si no. Creo que la basura es la respuesta perfecta para hablar de ese espacio porque así fue como se trató a esta gente. Así se está tratando este sitio. Déjame ver eso. ¡Eh, tíos! ¡Dicen que esto es arte! Considero importante reconocer a la gente que vino antes de ti. Incluso si tuvieron la vida más tranquila, sus decisiones son la razón por la que tú existes. Mi abuela pensó que mi abuelo era mono, y por eso se quedó preñada de mi padre. Si el tío de la acera de enfrente no le hubiera parecido mono con ese pelo, yo no estaría aquí. No creo que las cosas sean simplemente... aleatorias. No lo son.