Quiero empezar diciendo
que quiero dedicar esta charla
a los que se adentran en lo desconocido
y comparten sus historias.
Quiero dedicar esta charla
a mi esposa, Amy.
(Aplausos)
Quiero comenzar contándoles
a todos ustedes algo sobre mí.
Es algo de lo que no hablo a menudo.
Cuando tenía 17 años,
me diagnosticaron trastorno bipolar.
Y quiero dejarlo ahí
porque al pronunciar esas dos palabras
"transtorno bipolar"
acabo de crear una gran reacción
negativa entre el público.
Quizá ahora perciban mi cuerpo
de manera diferente a antes,
cuando escucharon mi introducción.
Quizá estén asignandole estereotipos
que no le corrresponden.
Creo que es importante que sepan
que ahora mismo me gustaría decir
"gracias por escucharme",
y bajar del escenario.
pero me voy a quedar.
(Aplausos)
Cuántos aplausos.
(Risas)
Todos conocemos la palabra "depresión",
y conocemos el término "manía"
Quizá hayan usado estas
palabras coloquialmente.
"Estoy muy deprimido hoy".
"Se está comportando como un maníaco".
Yo viví la manía y la depresión
de maneras más invasivas,
regulares, cotidianas.
Invadían literalmente mi día a día.
Y aunque esta sea solo mi experiencia,
creo que también es importante
saber que
cada uno lo vive de manera
radicalmente diferente.
Yo tenía 17 años, acabé la secundaria,
iba a empezar a estudiar en
una universidad cercana
y para mí, la depresión era como
un peso aplastante.
Me sentía como si estuviera
en una habitación sin picaporte.
levantarme de la cama
y empezar el día
ya me costaba un triunfo de por sí.
Tanto quería suicidarme
que no podía conducir
así que mi madre me llevaba
a la universidad
esperaba 3 horas en el aparcamiento,
me recogía y me llevaba a casa.
Aunque no era tan frecuente
ni duradero,
para mí la manía era una sensación
apabullante de concentración y energía,
y me sentía realmente invencible.
Para cuando obtuve mi doctorado,
había estado hospitalizada cuatro veces.
Así no es como yo quería comenzar
mi charla en TED
Ni de lejos.
Les iba a hablar a todos
sobre estadísticas relacionadas con
la demencia.
Les iba a hablar de semántica.
Les iba a contar la evolución histórica
de la percepción del concepto
de la locura,
y hasta que no llegué al cuarto borrador
de mi charla no me dí cuenta
de que me había omitido completamente
a mí misma de esta conversación,
y tuve que parar para preguntarme:
¿por qué?
¿Por qué en una charla que debía explorar
las reacciones negativas
creadas por la manera en la que
percibimos la locura
había omitido mi propia historia?
Una historia que encajaba
tan bien con la charla.
Y la respuesta es sencilla
y en mi opinión muy problemática,
a pesar de ello.
Y es una palabra.
Es la vergüenza y es el estigma.
Incluso ahora mismo,
de pie frente a todos ustedes
me inquieta la manera en
que puedo estar siendo percibida,
cómo mi cuerpo se percibe
por mis alumnos; antiguos, actuales
y futuros.
Cómo mi cuerpo y mi identidad son
percibidos por mis colaboradores.
¿Me perciben como alguien inferior,
incapaz, que no es de fiar?
Incluso puede que algunos de ustedes estén
ahí sentados pensando
"Pero si no tiene pinta de loca".
Y yo les pregunto: ¿Qué aspecto
tiene la locura?
Y lo cierto es que sí se nos ha enseñado
qué aspecto tiene, ¿verdad?
Muchas instituciones de nuestra sociedad
nos han enseñado
y nos han ayudado a desarrollar una
comprensión muy estricta de la locura.
Y para que vean la velocidad
a la que esto ocurre,
y ha ocurrido para todos
desde nuestra infancia,
quiero que se paren conmigo
a pensar un momento
¿En qué piensan,
en qué imágenes y connotaciones,
cuando oyen la palabra "demente"?
¿En qué piensan cuando oyen
la palabra "loco"?
¿Qué connotaciones e imágenes les evoca
el término "enfermedad mental"?
Quizá sus pensamientos e imágenes
vengan de la manera en que los medios de
comunicación presentan las discapacidades
las enfermedades psiquiátricas
y la locura.
Quizá sus pensamientos estén influidos
por la literatura,
por novelas gráficas, por películas.
Yo también voy al cine.
Quizá se acordaron de
"Inocencia interrumpida",
"Alguien voló sobre el nido del cuco",
"Psicosis",
"Mamita querida",
o "Una mente maravillosa".
Sin importar quién hayan
propocionado estas imágenes,
o de dónde las hayan obtenido,
creo que se fabrica una lista rígida
de estereotipos.
Y aunque probalemente la creamos juntos
y sigamos añadiendo cosas a dicha lista,
una versión breve de esta lista
es la siguiente:
Aquellos con enfermedades psiquiátricas
son percibidos como personas peligrosas,
impredecibles, incompetentes,
inestables, irracionales e irresponsables.
Estas imágenes y connotaciones
que acuden tan rápido a ustedes
cuando yo les pido que se paren a pensar
en las palabras
"demente", "loco" y "enfermedad mental",
las imágenes que yo obtuve,
que mi mente evocó,
y esta lista de estereotipos,
son la causa de que tardara cuatro
borradores en incluirme en esta charla.
La universalidad de estos términos e
imágenes y su peso
limitan a las personas con
enfermedades psiquiátricas
y me limitan a mí.
Creo que es muy importante saber que, a
diferencia de otras enfermedades mentales,
las enfermedades psiquiátricas conllevan
algo único y diferente.
Implican que el indivuiduo en cuestión
sea juzgado moralmente.
¿Y qué hacemos con todo esto?
Antes de responder a eso,
les quiero decir
cuál no es el objetivo de esta charla.
Cuando una persona con
cualquier tipo de discapacidad
habla o cuenta su historia,
se les suele considerar inspiradores.
Su historia está ahí para ser escuchada,
y para inspirarles
a que mejoren su vida de personas
no discapacitadas
o incluso de personas que también
son discapacitadas.
Estoy aquí para decirles
que yo no soy su inspiración.
Ese no es mi objetivo.
El objetivo de esta charla es pedirles
que creemos entre todos
una comunidad y un espacio
para desaprender los estereotipos
y los estigmas
que vinculamos con las
enfermedades psiquiátricas.
Quiero que vivamos en un lugar
en el que alguien que dice que es bipolar
tenga el mismo impacto que decir
"soy diabético".
Quiero que vivamos en un lugar
donde los juicios morales
a los que se suele someter a aquellos con
enfermedades psiquiátricas se eliminen.
Quiero que vivamos en un lugar donde
pueda ponerme ante un grupo de personas
o solo una,
así,
ponerme y decir:
"Me llamo Shayda Kafai.
Soy profesora universitaria del
departamento de estudios étnicos
y de la mujer en Cal Poly Pomona
y soy bipolar".
Muchas gracias.
(Aplausos)