Respiren profundo.
Sí, ahora mismo.
Siéntense bien en sus asientos.
Siéntense derechos e inhalen
profundamente, llénense
y exhalen.
Inhalen profundo y suelten todo.
¿Se sienten más altos con cada inhalación?
¿Sí?
Como si crecen y se estiran
y al exhalar se relajan.
Lo estoy viendo.
Bueno, si lo hacen, son lo que llamo
"un respirador vertical".
Por desgracia, es una forma de respirar
anatómicamente incongruente,
lo que significa que respiran fuera
de sincronía con sus cuerpos.
Sin embargo, nueve de cada diez
personas respiran de esta manera.
Esto es lo que sucede
cuando uno respira verticalmente.
Lo primero que pasa es que
esfuerza el cuello y los hombros.
Los músculos del cuello y los hombros
no fueron diseñados para respirar.
Así que, aunque es un pequeño movimiento,
lo hacen miles de veces al día,
millones de veces al año, año tras año.
Por lo tanto, si les duele
el cuello y los hombros,
solo un poquito,
pueden culpar al auto,
pueden culpar a la computadora,
pero antes que nada
culpen a su respiración.
Lo segundo es que sólo están usando
la parte superior de los pulmones.
¿Dónde está la parte más grande
y rica en oxígeno de sus pulmones?
Justo aquí abajo.
Pongan sus manos ahí.
Vamos. Justo aquí abajo. La parte
más grande y densa de sus pulmones.
¿La utilizan al respirar verticalmente?
No.
Por lo tanto, deben tomar
varias inhalaciones más pequeñas,
es decir, respirar más rápido
para obtener el aire que necesitan.
Ahora, he aquí lo más fascinante
para mí como psicóloga:
El nervio vago es un nervio que va
a la parte posterior de la cabeza
y recorre todo el cuerpo.
"Vagus" significa "vagabundo" en latín.
Y lo hace, vaga por todo el cuerpo,
captando señales para decirle
al cerebro cómo sentirse.
Ahora, cuando respiran verticalmente,
el nervio vago automáticamente
los pone en un modo estresado
de lucha o huida.
Y no importa lo que
esté pasando en su entorno,
podrían ser rutinas
perfectamente mundanas -,
van a estar en modo de lucha o de huida.
Esta conexión con el estrés despertó
mi interés por la respiración.
Me desperté, hace años, con un dolor
frío y punzante en la mandíbula.
Y terminé en el consultorio del dentista,
escuchando esas palabras
que nunca queremos oír:
"¿Tiene seguro dental? "
(Risas)
Yo no tenía.
Y siendo una compulsiva tipo A,
no sólo rechinaba los dientes,
sino que los pulverizaba.
Así, miles de dólares más tarde,
llegué a la conclusión
de que no controlaba mi estrés;
este me estaba controlando a mí.
Era hora de cambiar.
Comencé por inscribirme
en una clase de yoga,
donde hacíamos ejercicios
de respiración al comenzar la clase.
Oí palabras como kapalabhati, ujjayi.
Respirando primero por una fosa,
luego por la otra;
conteníamos la respiración .
Estaba intrigada. Me zambullí de cabeza.
Tomé todas las clases que pude,
leí todos los libros,
estudié todos los artículos académicos.
Me encontré en clases con baños
de gong y equilibrio de chakras.
Leí artículos sobre la respiración celular
y las tasas de intercambio de oxígeno.
Estudié la respiración en el parto,
buceo libre, canto y artes marciales.
Lo que me alarmó más fue
que cuando miré a mi alrededor,
casi ninguno de mis conocidos
respiraba bien.
Y sabía, la investigación médica lo dice,
que la respiración afecta
al sueño, la espalda,
la digestión, la memoria, la ansiedad;
todas estas diferentes cosas.
Afecta a partes de nuestro cuerpo
que ni siquiera pensaríamos,
como el esófago y el suelo pélvico.
Causa estragos en todo el cuerpo.
Afecta al sistema inmunológico,
las glándulas suprarrenales, la acidez.
Así que, formalicé lo que aprendí
en un método y comencé a enseñar.
¿Y quiénes creen que fueron
los primeros que me llamaron?
¿Miembros de la comunidad del bienestar?
¿Gente de la nueva era?
No, no.
la Seguridad Nacional,
la Patrulla Fronteriza,
las fuerzas militares y policiales.
Conocemos la importancia
de la respiración.
Los antiguos yoguis dicen que nacemos
con un número dado de respiraciones,
y podemos hacerlas rápidamente
y vivir una corta vida,
o tomarlas profunda y lentamente,
y vivir una larga vida.
4000 años más tarde, avanzamos,
el estudio de Framingham
descubrió que la respiración
puede predecir la longevidad
de manera cuantitativa,
longevidad y salud.
Sé lo que están pensando.
"¿Estoy respirando mal?
¿Cómo puede ser?"
Bueno, relájense, no es su culpa.
Entre los cinco y los diez años,
la respiración cambia
de una respiración desde abajo
hasta una desde arriba del cuerpo.
Y sucede debido a varias cosas.
Lo primero es que van a la escuela
y empiezan a sentarse mucho.
Y sentarse afecta la postura,
lo cual afecta la respiración.
Van al médico, el estetoscopio va aquí.
Les dicen: "Respira hondo"
y piensan: "¡Jum! Los pulmones
deben estar aquí arriba".
Alguien les pellizca el vientre
y los llama gorditos,
y así empiezan años, incluso décadas,
de apretar la barriga.
Así que, incluso ahora
de adultos, la están apretando
porque piensan que los hace
parecer más delgados,
porque es una respuesta
emocional al miedo,
porque es una postura de apoyo
que ayuda a sentirse preparado
para correr o para atacar.
Porque se creen el mito
de que tensar los
abdominales los fortalece.
Pero el aliento
no tiene más opción que subir,
volverse vertical y quedarse allí.
Entonces, ¿qué deberían hacer?
Tan solo miren a sus niños, a su perro,
a su gato, incluso a sus peces.
Respiran, expandiendo y contrayendo
el diafragma, en el medio.
Gran parte de la confusión
sobre la respiración ocurre
porque, en realidad,
no entendemos al diafragma.
Es un músculo que está adentro;
se representa como una pequeña línea
roja que atraviesa el cuerpo,
cuando en realidad se parece
más a la nave estelar Enterprise:
un enorme músculo
en el centro del cuerpo,
que separa la cavidad torácica
de los órganos digestivos.
Y la única razón por la que está ahí
es para ayudarlos a respirar,
si se lo permiten.
Así que, vamos a intimar con el diafragma.
Ahora, en serio. Tomen sus dedos.
Pónganlos justo ahí,
en el esternón. ¿Bien?
Muévanlos por abajo de las costillas.
¡Vamos! Sigan moviéndolos. Muy bien.
Las costillas están unidas al esternón
como las asas en un balde.
Al inhalar, se supone
que deben moverse horizontalmente
y, al exhalar, estrecharse
con sus cuerpos.
Qué hermosa máquina es el cuerpo.
Pero tal vez es hora de revisitar
ese hito de nuestra salud,
especialmente ahora, que las pantallitas
de las computadoras o de las portátiles
hacen que tomemos
pequeñas cantidades de aire;
que inhalamos y exhalemos poco,
o a veces nada.
Muy bien, arreglemos esto.
Siéntese erguidos.
Súbanse.
Hasta el frente de sus asientos. ¿Si?
Vamos a hacer un ejercicio respiratorio.
Se llama "Rock and Roll".
Pónganse las manos en la barriga.
Vamos a hacer la versión exagerada
hasta que el diafragma entre en acción,
hasta que empiece a funcionar.
Tal vez se mareen un poco.
Disfrútenlo. ¿Sí?
(Risas)
Inclínense hacia adelante,
inhalen, suelten el vientre. ¿Listo?
Inclínense , inhalen, suelten, expandan,
exhalen, aprieten, redondeen la espalda.
El ombligo se acerca
a la columna vertebral.
Usen los abdominales.
Inhalen, inclínense
hacia adelante, suelten el vientre
Expandan.
Exhalen, aprieten, saquen todo ese aire.
Redondeen los hombros;
no tienen nada que ver con esto.
Inhalen profundamente,
expandan. Exhalen, aprieten.
Para adelante y para atrás.
Ya están respirando horizontalmente.
Hagamos un ejercicio de respiración.
Es para contar el aliento.
Viene del ejército.
Es mi favorito.
Se llama Respiración Táctica.
Así que, van a inhalar hasta cuatro,
retener hasta cuatro,
exhalar hasta seis, retener hasta dos.
Vamos a hacerlo juntos. ¿Listos? Bien.
Inhalen, dos, tres, cuatro.
Retengan, dos, tres, cuatro.
Exhalen, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Retengan, dos.
Inhalen, dos, tres, cuatro.
Retengan, dos, tres, cuatro.
Exhalen, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Retengan, dos.
Inhalen, dos, tres, cuatro.
Retengan, dos, tres, cuatro.
Exhalen, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Retengan, dos.
Cierren los ojos, dos, tres, cuatro.
Retengan, dos, tres, cuatro.
Exhalen, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Retengan, dos.
Inclínense.
Inhalen y sigan solos
con una hermosa y anatómicamente
congruente respiración horizontal.
Muchas gracias.
(Aplausos)