Como educadora
de trabajo social y exmédica,
me interesa generar y sostener
la capacidad mental y emocional
de quienes trabajan duro ayudando a otros.
Imaginen, por ejemplo,
el día a día de una trabajadora social.
La llamaré Kerry.
Un día típico para ella empezaría así.
Por la mañana revisa su correo,
y la interrupten abruptamente
porque un cliente necesita
un refugio de emergencia.
Ella se encarga de la situación
y empieza el proceso
de solicitar una subvención
que financiará el alojamiento
a través de su representación.
Así habría menos veteranos en las calles,
más madres solteras y sus hijos
tendrían un lugar seguro donde dormir.
Por la tarde va a terapia de grupo,
donde escucha emotivas historias
de traumas y abusos
de las mujeres supervivientes
de violencia doméstica.
Les ofrece su conocimiento
e intervención como trabajadora social
y les proporciona consuelo y fortaleza
para que puedan ponerse de nuevo en pie.
Al final del día,
ha visto a muchos clientes,
ha escuchado muchas historias
y está agotada.
Ha dado todo de sí.
Entregó su conocimiento, su intervención,
su tiempo y sus recursos
de la mejor forma posible.
Es un día atareado y estresante.
Y muchos días son así para Kerry
y para los trabajores sociales en general.
De hecho, los trabajadores sociales
sufren a menudo de agotamiento.
Y aunque sé que no todos Uds.
son trabajadores sociales,
y aún no puedo entender el porqué,
(Risas)
probablemente, a menudo,
también experimentan intensos
períodos de estrés en sus vidas.
Hoy quiero hablarles
de una práctica ancestral
que pueden usar para ampliar aún más
su capacidad para lidiar con el estrés.
Se llama "atención plena".
En pocas palabras,
se trata de la habilidad
de permanecer en el presente.
De hecho, es la habilidad
de concentrarse tanto en el presente
que uno es capaz de evaluar
sus pensamientos sin prejuicios.
He aquí tres razones por las que creo
que la atención plena puede ampliar
la capacidad de manejar la presión,
sobre todo en la ardua
tarea de ayudar a otros.
Puede ampliar la habilidad
de asumir la presión
de una forma más sana.
Yo descubrí la atención plena
cuando experimenté un intenso
período de estrés en mi vida.
No me gustaba cómo me hacía sentir,
cómo los demás me percibían
ni cómo reaccionaba.
La atención plena me permitió
estar calmada, sentirme presente
y ser capaz de evaluar
mis acciones, sentimientos y pensamientos.
Miren, por ejemplo, esta imagen.
Se la ve borrosa.
Así es como nos sentimos
cuando estamos bajo un gran estrés:
en un desorden borroso.
Nuestros pensamientos van y vienen,
y estamos desconcentrados.
La vida se siente caótica y confusa.
La atención plena nos ayuda a alejarnos
y a ver ese borroso desorden
desde una distancia.
La vida se vuelve más nítida,
nuestros pensamientos
empiezan a organizarse
y vemos nuestra vida con más claridad.
Primero, la atención plena puede
extender y generar la capacidad
de ayudar a los demás
y quitarles el estrés
porque nos ayuda a experimentar
nuestro estrés de forma diferente.
El Dr. Jon Kabat-Zinn
es un investigador de Massachusetts,
y fue el primero
en occidentalizar y secularizar
la práctica de la atención plena,
pues, originalmente, procede
de la corriente religiosa del budismo.
Durante ocho semanas,
sus pacientes con dolores crónicos
derivados de problemas de salud
practicaron la atención plena.
Y tras las ocho semanas,
los pacientes aseguraron
que sufrieron menos dolor
y menos intensidad
de la cronicidad del dolor.
El dolor, en general,
ya no era lo más preocupante.
El problema de salud
de los enfermos no cambió,
pero la experiencia con el dolor sí.
En este estudio del que soy parte,
creé un programa de seis semanas
que sigue prácticas
de atención plena cristianas.
Les pedí a los estudiantes
que escucharan mis módulos
en sus teléfonos o portátiles,
y que informaran sobre sus niveles
de estrés antes y después del programa.
Informaron menores niveles de estrés
y mayores niveles de atención plena.
Sus pensamientos estaban más enfocados
como resultado de esta práctica.
La atención plena nos permite
experimentar el estrés de forma diferente.
Las cosas no cambian.
La vida de estos estudiantes
aún estaban afectadas
por la presión académica
y situaciones personales,
pero la experiencia con el dolor cambió.
Mi segunda razón explica
que la atención plena
ayuda a manejar el estrés:
nos ayuda a tomar mejores decisiones.
Cuando nos enfrentamos
a situaciones difíciles
y debemos asumir
la responsabilidad ante una crisis
o simplemente dar un paso
en la dirección correcta,
la atención plena puede aclarar
nuestros pensamientos.
Y en lugar de tener un desorden caótico,
podemos priorizar nuestros valores,
integrar partes de nosotros mismos
y actuar congruentemente
con quienes somos.
El congresista Tim Ryan de Ohio
entiende esto muy bien.
Como legislador,
entiende que una buena política requiere
una mente aguda y un buen corazón.
De hecho, él dirige las prácticas
de atención plena en el Congreso.
Ahora imaginen por un momento
a republicanos y a demócratas
en la misma sala
bajo la felicidad de la atención plena.
Es una excelente escena
que necesitamos mucho hoy en día.
El congresista Ryan usa la atención plena,
y habló de ello con Anderson Cooper
en un episodio de 60 minutos
sobre cómo esta práctica lo ayudó
a prevenir el agotamiento,
ya que el estrés y el trabajo
de legislar es muy intenso.
Esto lo ayudó a acercarse
al partido opuesto
y tenderle la mano
a quienes piensan diferente
para crear buenas políticas,
previendo su desarrollo
en la vida cotidiana de la gente
a la que están destinadas.
La atención plena nos permite
ser más compasivos;
en lugar de reaccionar, ser más empáticos;
en lugar de discrepar, ser más solidarios;
en lugar de ser egocéntricos,
ser más conscientes.
Estos son los beneficios
de la atención plena.
La atención plena
genera compasión por otros,
y cuando conocemos
las necesidades de los demás,
nuestras decisiones no se centran
tanto en la reacción,
sino en qué impacto
tendrán esas decisiones
y en cómo ayudarán o dificultarán
el proceso de sanación
para la sociedad,
la organización o las relaciones.
Así que los invito
a hacer un ejercicio conmigo
por unos momentos
para que experimenten lo que digo.
Cierren los ojos
y respiren profundamente tres veces.
Inhalen y llenen sus pulmones.
Imaginen que inhalan un aire
muy limpio, puro y bueno,
dejen que nutra su cuerpo,
y ahora exhalen.
Inhalen una segunda vez
y llenen las zonas tensas de su cuerpo.
Puede ser el estómago,
los hombros o el cuello,
donde a menudo hay tensión.
Relájense
y exhalen.
Y con la tercera inhalación,
hagan lo mismo e imaginen
su respiración con un color de pureza.
Otra vez, dejen que pase
por las zonas tensas,
alivien el dolor,
acepten la relajación,
y exhalen.
Respiren de esta forma mientras les hablo.
En este momento, tan solo respiren.
No les pido que hagan nada más.
No hay más tarea
que estar sentados y respirar.
Pueden olvidarse
de la lista de quehaceres,
de las preocupaciones del día.
Solo siéntense y respiren.
Gracias. Ya pueden abrir los ojos.
Espero que esto les haya mostrado un poco
los beneficios de la atención plena,
sobre todo ante conflictos,
situaciones difíciles
u organizaciones donde deban
tomar grandes decisiones.
Pueden distanciarse
y respirar por un momento,
estar presentes
y volver a nutrirse y rejuvenecerse
antes de afrontar la situación
o antes de tomar la decisión.
Porque lo que nace
en la atención plena mientras meditan
es la verdad de la realidad
que empieza a dar frutos,
la cual es la siguiente:
El pasado no se puede cambiar.
El futuro no se puede forzar.
Solo tenemos el presente.
Y es en ese momento
cuando podemos tomar las mejores
decisiones para mejorar la vida de otros,
pero requiere reflexión,
y congruencia.
Requiere de nuestra habilidad
de conectar con nuestros valores
y con lo que más apreciamos.
Confío en que hayan experimentado
que la respiración
es la base de la atención plena,
lo cual me lleva al tercer y último punto
de por qué la atención plena expande
la habilidad para manejar el estrés,
sobre todo al ayudar a otros:
la atención plena promueve el bienestar.
Y con bienestar me refiero
a la habilidad de lidiar
con factores estresantes y recuperarse.
De hecho, la atención plena
es una herramienta de autocuidado.
Cuando nos entregamos a una causa
o damos nuestro saber e intervención
que harán cambios en la sanación,
necesitamos rejuvenecer y refrescarnos.
La atención plena nos otorga
ese espacio y tiempo
para refrescarnos, conectarnos
y poder acceder
a distintas partes de nosotros.
En 2014, en un estudio de Shonin,
Gordon y Griffiths,
estos investigadores
usaron una práctica
de atención plena más religiosa,
más fiel a sus raíces budistas,
y preguntaron a los participantes
cómo se sintieron tras las seis semanas.
Un participante dijo
que se sintió "envuelto en comodidad".
En un estudio mío del año pasado,
les hice a psicoterapeutas
que usaban terapias de atención plena,
preguntas como:
¿cómo se sintió al usar esta terapia
de atención plena con el cliente?
¿Qué funcionó? ¿Qué no funciono?
Pero respondieron de forma muy interesante
y dijeron que sintieron
una presencia divina en la sala
mientras trataban a los pacientes.
De hecho, la presencia divina los asistía;
era una fuerza externa
que los ayudaba a discernir,
y a extender el proceso de sanación.
Los ayudaba a sanar
a sus pacientes aún más.
Estos terapeutas entendieron
que podían acceder
a una parte de ellos mismos,
un lado espiritual accesible
mediante la atención plena.
Cuando practicamos la espiritualidad,
nuestro cuerpo responde.
Y cuando nuestro cuerpo responde,
nuestra mente responde.
Cuando nuestra mente responde,
nuestro ser espiritual lo vuelve a hacer,
y así sigue en un círculo virtuoso.
La atención plena nos permite extender
nuestras capacidades humanas
al acceder a todas
las partes de nuestro ser.
No tenemos que compartimentarlos;
todos podemos trabajar en unísono
para enfrentar una situación
o decidir el siguiente paso.
La atención plena promueve el bienestar
porque nos preocupamos
de nosotros y de otros.
Usamos todos las áreas de nuestra vida
para combatir el problema.
Si les interesa adoptar
la práctica de la atención plena,
empiecen con la respiración.
Fijen los pensamientos
en un pasaje o en una cita.
Aprovechen los beneficios
de la atención plena.
Experimentarán el estrés
de forma diferente,
tomarán mejores decisiones
y promoverán el bienestar
y una actitud de autocuidado.
Respiren y estén presentes.
Gracias.
(Aplausos)